Los anfitriones de Juan Carlos I en la República Dominicana serían los Fanjul que se han enriquecido con las plantaciones de caña de azúcar, donde los macheteros acarreados ilegalmente desde Haití han sido tratados como esclavos para el negocio del dulce.
Un misionero, Christopher Hartley, fue el primero en denunciar ante la comunidad internacional esas haciendas de la crueldad. Lo cuenta Jesús García en su libro Esclavos en el paraíso.
Muy cerca del confinamiento de los haitianos esclavizados, los Fanjul mantienen un paraíso para los privilegiados, las mansiones del recinto cerrado Casa de Campo, donde han acogido a multimillonarios como Carlos Slim, el patrón de Felipe González, a los Clinton y a Juan Carlos I. Incluso una de las avenidas de esa reserva imperial lleva el nombre del rey afanador.
Hartley fue expulsado de la República Dominicana por pedir a la Unión Europea que no comprara el azúcar producido por los esclavos de los amigos de los borbones. La persecución contra el misionero español fue novelada por el escritor dominicano Carlos Agramonte en su relato titulado El sacerdote inglés y tuvo que salir de su país bajo amenazas de muerte.
Los Fanjul son los descendientes de dos familias españolas que emigraron a Cuba y se enriquecieron con el azúcar. Huyeron a Miami por el triunfo de la revolución de Fidel Castro y en Estados Unidos reconstruyeron su impunidad para introducirse también en la sacarocracia de la República Dominicana.
Fuente: www.mundoobrero.es /Diario16
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