Resumen Latinoamericano, 6 de junio de 2020—
El primer ministro podría anunciar este verano la aplicación de la ley israelí en las colonias en el 30% de Cisjordania siguiendo el plan de paz de Donald Trump
Manifestantes marchan en Tel Aviv contra el primer ministro Netanyahu.
REUTERS
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Convocados por organizaciones y partidos de la izquierda y del sector árabe en Israel, alrededor de 4.000 personas han unido sus voces y banderas (israelíes y palestinas) para manifestarse contra la intención del primer ministro Benjamin Netanyahu de anexionar este verano los asentamientos judíos en el 30% de Cisjordania. Su promesa electoral de «ejercer la soberanía en Judea y Samaria» tomó impulso en el pasado mes de enero con el anuncio del plan de paz del presidente estadounidense Donald Trump que, a cambio, prevé la creación del Estado palestino aunque en condiciones territoriales muy favorables para Israel.
«La anexión acabará de forma definitiva con la solución de dos Estados. Yo no quiero vivir en un Estado que controla a otro pueblo sin darle derechos. Debemos hacer todo lo que podamos para evitar algo que nos hará mucho daño a todos, tanto a israelíes como a palestinos», afirma el líder del partido izquierdista Meretz, Nitzan Horowitz, en una entrevista a EL MUNDO antes de pronunciar su discurso ante los manifestantes congregados en la Plaza Rabin de Tel Aviv, bajo las limitaciones que aún impone el coronavirus en un país en clara desescalada tras superar con éxito la pandemia.
Recordando el eslogan de la manifestación «no a la anexión y la ocupación y sí a la paz y la democracia», Horowitz espera que Netanyahu no haga lo que llaman «peligroso paso» pero sabe que todo depende de si Trump le da la luz verde. «EEUU asegura que es parte de un plan que llevará a la creación de un Estado palestino pero se trata de algo unilateral. No hay ni negociación ni nada parecido. Por desgracia, se han unido los objetivos de los extremistas aquí y de los evangelistas allí. La anexión sería un crimen de guerra y un crimen contra la democracia», avisa.
La grave situación interna en Estados Unidos y la oposición de amplios sectores en Israel, incluyendo las reservas de los lideres centristas del Gobierno de unidad- el ministro de Defensa Benny Gantz y Exteriores Gabi Ashkenazi- así como los avisos del líderazgo palestino, Jordania y la Unión Europea podrían retrasar el anuncio previsto a principios de julio sobre parte de los territorios que Israel ocupó en la guerra del 67.
«Netanyahu quiere llevar a cabo esta acción política sin importarle las consecuencias que todos pagaremos con el objetivo de desviar la atención de su juicio por corrupción», acusa la ex dirigente izquierdista Zehava Galon mientras el líder de la Lista Conjunta (bloque árabe en el Parlamento israelí), Ayman Odeh, avisa si hay anexión, Israel se convertirá en un «Estado Apartheid».
«Estoy en contra de la anexión porque estoy a favor de la paz y de un Estado palestino al lado de Israel», nos dice la famosa cantante israelí y conocida pacifista Noa.
Más allá de su actuación, destacó la intervención del dirigente estadounidense Bernie Sanders. «No estáis solos. Hay millones de personas en Estados Unidos y en el mundo que apoyan la paz. Debemos trabajar juntos para construir un futuro pacífico para cada palestino y cada israelí», afirmó Sanders en un video grabado. Y añadió: «El plan de la anexión ilegal de parte de Cisjordania debe cesar».
Pero la oposición en Israel a la anexión unilateral no pertenece solo a la izquierda más militante. Numerosos ex altos mandos de organismos de seguridad como Amos Gilad, Ami Ayalon o Amos Yadlin, avisan de que «podría provocar una ola de violencia y terrorismo palestino, un enorme daño a los estratégicos acuerdos de paz y a la lucha contra Irán, sanciones económicas europeas y un mayor gasto en seguridad y Defensa» en detrimento de otras carteras tan importantes en la actual crisis provocada por el virus como Sanidad, Economía o Turismo.
Oposición de líderes de asentamientos
En los últimos días, sin embargo, Netanyahu debe sofocar una resistencia inesperada por su intensidad y que a nivel político le preocupa mucho más: varios líderes de asentamientos y del sector más nacionalista se oponen al plan de Trump porque obliga a la aceptación de un Estado palestino en el 70% del territorio restante. «Queremos que por fin se aplique la ley sobre nuestras localidades en Judea y Samaria pero renunciamos al plan si abre la puerta a la creación de un Estado palestino en el corazón de la tierra de Israel ya que pondría en peligro la seguridad de los israelíes», avisa el dirigente del Consejo de Asentamientos David Elhayani que incluso acusó a Trump y a Jared Kushner de «no ser amigos de Israel».
Tump presentó lo que llamó «Acuerdo del Siglo» en el mes de enero en lo que fue interpretado como una nueva ayuda a Netanyahu en la campaña electoral frente a su rival Gantz. Tras los comicios del 2 de marzo y presionados por la crisis del coronavirus, ambos alcanzaron un pacto de Gobierno de unidad evitando así las cuartas elecciones en un año.
«No podemos desperdiciar la histórica oportunidad de aplicar la ley sobre nuestras comunidades en Judea y Samaria», repite Netanyahu, que intentará llevarlo a cabo antes de las elecciones de Estados Unidos en noviembre. Joe Biden ya ha anunciado su oposición a cualquier medida unilateral.
EL presidente palestino, Abu Mazen, denuncia que la «anexión viola los Acuerdos de Oslo y la Ley internacional». Como primera respuesta a las declaraciones de Netanyahu, hace dos semanas ordenó el cese de la cooperación en materia de seguridad con Israel insinuando que podría anunciar con la desintegración de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en caso de que sea una realidad.
Abu Mazen, que rechazó el plan estadounidense mucho antes de ser presentado, rompió los contactos con la Administración Trump en respuesta al traslado de su embajada a Jerusalén o el anuncio de que los asentamientos no son ilegales. Dos medidas que contradicen la posición tradicional internacional y del propio Estados Unidos.
Gran parte de las exigencias, críticas y desencantos de las bases más militantes de la izquierda reunidas en Tel Aviv han tenido como destinatario a Gantz al que, antes de los comicios del 2 de marzo veían como la alternativa a Netanyahu.
Gantz, que si se cumple el acuerdo de rotación será primer ministro en noviembre del 2021, se opone a la anexión unilateral pero en el pacto de Gobierno no logró incluir el derecho a veto. De ahí que todo dependa de Netanyahu, que tras once años seguidos en el Gobierno ve el plan como su principal legado, y de Trump.