“Los turcos se comportan de una manera inaceptable al instrumentalizar la OTAN y Francia no puede dejarlo estar”. Con este mensaje, el Elíseo francés ha endurecido el tono contra Turquía, calificando su intervencionismo en Libia de “inaceptable” e “intolerable”. En el comunicado también se denuncia “la política cada vez más agresiva y firme de Turquía, con siete barcos turcos posicionados frente a Libia y la violación constante del embargo de armas”, que pesa sobre la nació norteafricana desde el año 2011, cuando estalló la guerra civil.
Así, a Ankara se le acumulan las críticas en su contra por sus movimientos en política exterior. La contienda, en la que la nación euroasiática participa de forma directa con equipamiento militar y envío de mercenarios sirios en apoyo del Gobierno de Unidad Nacional (GNA, por sus siglas en inglés), ha pasado a la primera plana de la agenda internacional por el recrudecimiento de los enfrentamientos contra el Ejército de Liberación Nacional (LNA, por sus siglas en inglés).
Esta declaración gala se enmarca en la línea adoptada por la Presidencia, que ha condenado en reiteradas ocasiones “el silencio” de la Alianza Atlántica respecto a las acciones de Turquía, como por ejemplo, las ofensivas militares contra las milicias kurdas en Siria, que son aliadas de Occidente ‑sobre todo de Estados Unidos- en la lucha contra el terrorismo yihadista. De hecho, el presidente francés, Emmanuel Macron, ya declaró que la OTAN estaba “en muerte cerebral”, un mensaje que levantó polémica entre los miembros.
Los acontecimientos se precipitaron este viernes, cuando se supo que Turquía había impedido que la Operación Irini, creada por la Unión Europea el pasado mes de febrero para garantizar el cumplimiento del embargo de armas, registrara un navío sospechoso que se dirigía a Libia. El buque de la misión, que trató de acercarse al carguero, no recibió una “respuesta afirmativa” por parte de este último, por lo que no pudo inspeccionarlo.
El comunicado de la Presidencia francesa también revela que “en las próximas semanas” se mantendrán conversaciones con el resto de socios de la Alianza para tratar de orquestar una respuesta común frente al intervencionismo turco en la orilla sur del Mare Nostrum. Hasta ahora, la postura oficial de la OTAN ha sido difusa, dado que Turquía es un estado miembro.
El día del incidente, el secretario general de la organización, Jens Stoltenberg, y el ministro de Defensa turco, Hulusi Akar, mantuvieron una conversación telefónica en la que discutieron cuestiones relativas a Libia, Siria y otros asuntos regionales, según informó el Ministerio turco en un comunicado. La llamada sirvió, además, para preparar la reunión de ministros de la OTAN que se celebrará de forma telemática entre el 17 y 18 de junio de 2020.
Turquía también ha tenido en la última semana un encontronazo con otro socio fundamental de la Alianza, Estados Unidos. Un tribunal turco condenó a ocho años y nueve meses de prisión a Metin Topuz, un ciudadano turco de 61 años que llevaba más de 25 años trabajando como traductor y enlace de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), en el consulado del gigante norteamericano en Estambul. El secretario de Estado de la Administración Trump, Mike Pompeo, aseguraba que “esta convicción socava la confianza en las instituciones de Turquía y la confianza crítica en la base de las relaciones turco-estadounidenses”. Hacía apenas cuatro días, el 8 de junio, Erdogan aseveraba que podía “comenzar una nueva era” entre las dos administraciones tras haber logrado “un cierto consenso” en el proceso de Libia, donde Ankara forma activamente parte de la guerra civil.
Con Grecia, miembro de la Alianza, la situación también es crítica. La relaciones entre los dos países se han tensionado debido a las actividades “ilegales” de Ankara en el Mediterráneo oriental, donde ha lanzado operaciones de exploración y perforación de gas en aguas que se encuentran en disputa o pertenecen a Atenas, hasta el punto de que de que se puede llegar a temer “una confrontación militar” entre los dos aliados de la OTAN. De hecho, el ministro de Defensa griego, Nikolaos Panagiotopoulos, aseveró recientemente su país estaba dispuesto “a un conflicto militar con Turquía”.
Habrá que esperar, entonces, a la reunión de la OTAN que tendrá lugar esta semana para ver si aumenta la fractura entre los aliados de EE.UU. por la situación en el Mediterráneo o si hay distensión.
Fuente: www.atalayar.com
Francisco Vílchez
Andaluz de Granada (1980). Grado en Humanidades en la UGR. Pluriempleado en el sector servicios y aficionado a hablar de lo que la prensa no dice ni pío.
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