Resumen Latinoamericano, 28 de junio de 2020
Millones de personas trabajadoras en sectores esenciales afrontan una crisis que puede sumirles en la pobreza u obligarles a retornar a países que, salvo excepciones, no han puesto en marcha medidas para proteger a las personas migrantes.
Más de 20 millones de trabajadores migrantes iniciarán un movimiento de regreso a sus países de origen como consecuencia de la crisis del covid-19, según ha estimado la Organización Internacional del Trabajo (OIT) esta semana. Se trata de una cifra significativa ya que el mismo organismo calcula que en todo el mundo hay 164 millones de migrantes por motivos laborales. Más de la mitad son mujeres y el conjunto comprende casi el 5% de la fuerza laboral a nivel mundial.
África y Asia son las zonas que pueden verse más afectadas por este retorno, difícil de gestionar, según ha advertido la OIT, si las medidas de protección social no incluyen a los contingentes de migrantes económicos, refugiados y desplazados internos en su camino de retorno a los países de origen. En el contexto de esta crisis, países como Bolivia ya se han negado al retorno de migrantes bolivianos, en este caso de Chile.
Este ejército laboral ha llevado a cabo tareas esenciales, como recuerda la institución internacional: el trabajo en la agricultura y el procesado agroalimentario en los países europeos, los empleos en el sector de la atención a la dependencia o la limpieza son mayoritariamente migradas en los países de la OCDE. Específicamente, las mujeres migrantes son “la mayoría” en palabras de la OIT de las personas que trabajan en sectores esenciales, incluida la sanidad, donde en todo el mundo siete de cada diez puestos de trabajo lo ocupan mujeres.
La OIT ha advertido esta semana que se avecina una crisis dentro de la crisis para las personas trabajadoras migradas. “Sabemos que muchos millones de trabajadores migrantes, que estaban encerrados en los países donde trabajan, han perdido sus empleos y ahora se espera que regresen a sus países que ya están lidiando con economías débiles y desempleo en aumento”, explicó Manuela Tomei, la directora de Condiciones de Trabajo e Igualdad del organismo internacional.
El efecto dominó del cierre de negocios y los problemas en distintos sectores convierte a decenas de millones de personas en el mundo en futuros migrantes retornados, una situación de riesgo, según advierte la OIT. Además, el flujo de remesas desde los países de destino hacia el origen se ha visto trastocado enormemente como consecuencia de las medidas para el control de la pandemia.
“Con las políticas adecuadas, el retorno de estos trabajadores puede convertirse en un recurso para la recuperación”, ha asegurado la jefa del Departamento de Migración Laboral de la OIT, Michelle Leighton. “Estos migrantes traerán consigo talento y nuevas habilidades, y en algunos casos capital, que pueden apoyar los esfuerzos en sus países de origen para reconstruir mejor. Debemos ayudar a estos países a aprovechar la oportunidad”.
La Organización Internacional del Trabajo explicó el miércoles que durante el primer mes de la pandemia el nivel de trabajo informal en el mundo cayó un 60% y en Latinoamérica y África hasta un 80%. Esto aboca a la pobreza a los eslabones más débiles de los mercados de trabajo. Hasta 1.600 millones de personas afrontan una situación muy grave en sus condiciones de subsistencia. El 94% de las personas trabajadoras de todo el mundo se han visto afectadas por medidas de confinamiento y distancia social, lo que se ha traducido en pérdidas masivas de puestos de trabajo: en abril, mayo y junio se han perdido 305 millones empleos a tiempo completo en relación a los que había en los últimos tres meses de 2019.
Fuente: AnRed