Resumen Latinoamericano, 15 de junio de 2020
La muerte de George Floyd, un hombre negro estadounidense, a manos de la policía de Minneapolis ha iniciado una oleada de protestas en todo el mundo en contra del racismo y la violencia policial. Este fin de semana, la comunidad negra ha convocado manifestaciones en Gran Canaria, Tenerife, Fuerteventura y Lanzarote en solidaridad con el movimiento Black Lives Matter (Las Vidas Negras Importan, en inglés) en Estados Unidos y para visibilizar la discriminación que también sufren los negros en las Islas, un territorio marcado por su cercanía con África, la migración y el colonialismo.
“Estamos apoyando a los compañeros y compañeras de Estados Unidos, pero también es cuestión de visibilizar los problemas en Canarias”, dice Melisa Pajunen, coordinadora de la Comunidad Negra Africana y Afrodescendiente de España (CNAAE) en Gran Canaria. “El racismo no existe solo en Estados Unidos, sino también en Canarias y en todo el Estado español”, añade.
Floyd murió por asfixia el 25 de mayo después de que Derek Chauvin, un policía blanco, le inmovilizara presionando su rodilla contra su cuello durante más de ocho minutos y medio. Chauvin ha sido expulsado del cuerpo y acusado de homicidio. Los vídeos de la muerte de Floyd, donde se le escucha decir varias veces que no puede respirar, desataron multitudinarias protestas por todo Estados Unidos además de en las principales ciudades de Europa, reuniendo a miles en Berlín, París y Londres. En España, donde la comunidad negra tiene menor presencia en el discurso social y político, la CNAAE nació a finales de mayo, al albor de la oleada de movilizaciones internacional, para coordinar y visibilizar sus acciones contra el racismo.
“Es muy importante la respuesta de la ciudadanía contra la violencia y el racismo estructural en los Estados Unidos”, dice Theodoro Bondyale, portavoz de la Federación de Asociaciones Africanas de Canarias, una organización que reúne a los grupos de migrantes en Canarias originarios de diferentes países del continente vecino. “Ese supremacismo blanco, que se ha reforzado con Donald Trump, hay que pararlo de verdad o se va a contagiar el resto del mundo”, advierte.
El comunicado de la CNAAE a raíz de la muerte de Floyd relaciona el incidente con los migrantes fallecidos en el Mediterráneo, con las más de 15 personas ahogadas en Tarajal en 2014 mientras la Guardia Civil les disparaba balas de gomas y botes de humo para prevenir que llegasen a suelo español y con las muertes de Samba Martine de meningitis en un CIE sin recibir tratamiento médico, y de Mame Mbaye tras sufrir una parada cardiorrespiratoria mientras la policía corría tras él.
Bondyale dice que la violencia policial racista en España no se puede comparar con la que hay en Estados Unidos. Mientras en España el uso letal de la fuerza por parte de los agentes de seguridad es muy raro, en Estados Unidos, la policía dispara y mata a cerca de 1.000 personas al año, según datos del Washington Post. Aunque los negros solo son el 13% de la población del país, el 23% de los muertos a manos de la policía son negros. Según Bondyale, la violencia racista en Estados Unidos se trata de un problema estructural originado en la esclavización de los negros. En España, dice que la violencia policial se da principalmente en el continuo control de las personas negras y latinoamericanas pidiéndoles su documentación. El grupo de trabajo de expertos para los afrodescendientes de la ONU elaboró en 2018 un informe sobre la situación de las personas negras, africanas y afrodescendientes de España que concluyó que los negros son parados por la policía en los puertos y en el transporte público 42 veces más a menudo que los blancos.
Más allá de la relación con la policía, el portavoz de la FAAC dice que los problemas de la comunidad negra “son iguales en Canarias que en cualquier parte del mundo: la pobreza, la precariedad y la dificultad de ser aceptados como ciudadanos con igualdad de derechos”.
Pajunen apunta también a la recepción de los migrantes africanos en las Islas. A principios de junio, después de que se dieran varios contagios de COVID-19 entre migrantes detenidos en la comisaría de Maspalomas sin pasar la cuarentena obligatoria por ley para todos los llegados a España desde el extranjero durante el estado de alarma, los migrantes llegados a Gran Canaria fueron enviados a una nave sucia y sin duchas en el Puerto de La Luz, donde pasaron tres días durmiendo en el suelo.
La activista pide que en Canarias se vea al continente vecino como un igual, adoptando una visión más “horizontal” y no jerárquica. “Tenemos un pasado y un presente en común con África y espero que podamos ver nuestro futuro en común desde la igualdad, la cooperación y la dignidad en vez de desde el desprecio y el rechazo”, dice.
La historia colonial de las Islas también pone a Canarias en el centro del actual debate sobre las relaciones raciales. En Estados Unidos, varias estatuas conmemorando a Cristóbal Colón han sido destruidas durante las protestas. “En el Archipiélago hay muchas referencias y monumentos a Colón que siguen normalizando y atenuando la imagen de un proceso de invasión, esclavización y exterminio”, dice Pajunen. “Los canarios tenemos que pensar con quién nos queremos sentir identificados: con Colón o con los colonizados”.
Las concentraciones se convocaron para este domingo 14 a las 11:00 horas. En Gran Canaria fue en el Parque San Telmo, En Tenerife, en la Plaza del Pescador de Los Cristianos; en Fuerteventura, frente a la Subdelegación del Gobierno en la calle Primero de Mayo y en Lanzarote, en la calle León y Castillo frente al antiguo Cabildo. El pasado domingo 7 de junio también hubo concentraciones en varios puntos de las Islas, aunque no fueran organizadas por la CNAAE.
Durante la pandemia de COVID-19, muchos epidemiólogos han advertido del riesgo que supone las concentraciones de grandes números de personas y algunos temen que causen nuevos repuntes. Las organizadoras de las protestas en Canarias aseguran que están en contacto con la Delegación del Gobierno y que han creado una comisión de seguridad que velará por que todos los asistentes lleven mascarilla, se laven las manos frecuentemente con gel hidroalcohólico y respeten la distancia de seguridad.
Bondyale dice que la crisis sanitaria acentúa la relevancia del espíritu del ubuntu, un término zulú de difícil traducción que hace referencia a la comunidad y a la necesidad de empatía y apoyo mutuo. “Esta pandemia nos ha enseñado que no nos podemos salvar solos. Tenemos que protegernos nosotros y proteger a los demás”, dice. “Por eso, cuando un policía americano con una ideología violenta mata a una persona con su rodilla en el cuello, o cuando miles de personas mueren en el mar, no nos podemos quedar quietos mirando. Esa violencia se puede enraizar y puede llegarnos a nosotros también. No es porque sea negro, sino porque cada ser humano tiene un valor intrínseco. No se puede tolerar”, concluye.
Fuente: Kaosenlared.