Por Narciso Isa Conde. Resumen Latinoamericano, 04 de junio de 2020.
El tristemente célebre “primer mundo”, la poderosa “democracia occidental y cristiana”, destila pus y sangre de la cabeza a los pies.
Venezuela bolivariana, la patria de Chávez, ha resistido de manera ejemplar las embestidas de EE.UU y fuerzas aliadas y/o subordinadas. Las embestidas de un imperio en decadencia, pero todavía con capacidad de bloquear, agredir y desplegar nuevas modalidades de guerras en el marco de los que los ideólogos del Pentágono, CÍA, DEA, OTAN… llaman el complejo de la GUERRA DE QUINTA GENERACIÓN: guerra económica, mediática, cibernética, biológica, paramilitar, terrorista…
Tan duro ha sido el acoso como digna la actitud del Estado y del pueblo chavista.
Irán: solidaridad ejemplar
En días recientes el ahogo económico
por falta de combustible pudo devenir en colapso, pero la firmeza propia
y la riesgosa, intrépida y audaz solidaridad de Irán impidieron la
consumación del propósito imperial.
Un respaldo inédito dio lugar a una
victoria estratégica, tan señera y trascendente como lo fue la cubana
durante la crisis de los cohetes soviéticos en octubre de 1962.
Estados Unidos se propuso bloquear
militarmente los barcos iraníes que fueron cargados de combustibles para
reponer reservas agotadas y de catalizadores y repuestos para
rehabilitar refinerías semiparalizadas.
Se trataba de una cooperación de largo aliento, de impacto vital.
Irán rechazó el chantaje y amenazó con devolverle con la misma moneda por allá por el Estrecho de Hormust.
Irán se la jugó como Estado, sentando
un precedente de extraordinario valor en materia de solidaridad. Corrió
el riesgo de ser brutalmente agredido por quienes destruyeron a Libia.
Puso su acumulado para defender a una Nación situada a miles de
kilómetros de sus fronteras, sistemáticamente acosada por la principal
potencia militar del Hemisferio Occidental.
Desafió en su “patio trasero”, junto al
bravo pueblo de Venezuela, al agresivo imperialismo estadounidense;
pasando por alto los consabidos “intereses de Estado”, que
históricamente han frenado respaldos cruciales a favor de procesos
revolucionarios embestidos por la reacción mundial.
Un precedente de extraordinario valor en esta hora de los hornos.
Vale también destacar, en otra dimensión, el respaldo de China y de Rusia a Venezuela en ese delicado momento.
Esa suma de factores obligó a recular
al otrora Coloso del Norte, evidenciando que contra Venezuela –y en
otros casos parecidos- ya no es posible hacer impunemente lo que
hicieron a Libia, Irak y Afganistán, porque las consecuencias pueden ser
mayores que sus logros militares.
¿Camino a la insurgencia global?
Una victoria de valor incalculable para desmontar fatalismos y temores respecto a la supuesta omnipotencia de esa superpotencia.
Un triunfo que revela que a EE.UU se le puede desafiar en materia de defensa de soberanía y cambios sociales de profundidad.
Y ahora mas, cuando un amplio y
aguerrido sector de su propio pueblo ‑hastiado de abusos centenarios,
empobrecido y maltratado- en pocas horas se transforma en un pueblo
insurgente a lo largo y ancho de su convulsionado territorio.
Las calles de sus urbes son
estremecidas por una suma de rebeldías afroamericanas, latinas,
“tercermundistas”, de diversas probrecias, desnudadas las lacras y
agravadas la crisis con el agregado del COVID 19 a un deterioro integral
acumulado durante décadas.
El tristemente célebre “primer mundo”,
la poderosa “democracia occidental y cristiana”, destila pus y sangre de
la cabeza a los pies.
No es todavía el fin del capitalismo,
ni tampoco de su versión gringa…pero si la insurgencia sigue creciendo…
si se torna espiral y la insurgencia apunta hacia lo global, ese fin
tiende acercarse; siempre y cuando las protestas, las insurgencias, sean
dotadas de propuestas transformadoras y nuevo socialismo.
En esta crisis en tiempo de Covid 19,
cuando los poderes constituidos del decadente y gansterizado capitalismo
estadounidense y sus socios occidentales, cargan sobre los pueblos el
peso brutal de su desplome y deterioro, muestran sus perversidades
mayores y generan indignaciones explosivas, la tendencia predominante
parece ser hacia una serie de levantamientos, estallidos e
insubordinaciones populares contra gobiernos y dominaciones cada vez más
repudiadas e ilegitimadas.
Esa ruta va a exigir, más que nunca antes, capacidad de resistencia, de insurgencia y solidaridad internacionalista.
* Fuente: Kaos en la Red