Resumen Latinoamericano, 28 de julio de 2020.
A una semana de que se iniciara la toma de tierras en la zona bonaerense de Numancia (Partido Presidente Perón) de la localidad de Guernica, puede decirse que la misma sigue creciendo. Esto significa que del número inicial de unos 150 vecinos y vecinas que procedieron a armar carpas y pequeños techos de lona sostenidos por algunos palos o ramas gruesas, hoy ya son alrededor de 700 u 800 las personas que han ido estableciendose como pueden en las aproximadas 15 hectáreas que abarca el sitio. Este avance de la ocupación es muestra clara de una situación que habla no solo de falta de viviendas para los más humildes sino que significa una demostración de que amplios sectores de vecinos de la zona que durante años han vivido de postergación en postergación o de ninguneo de sus reivindicaciones para tener una vida menos sufrida que la actual, se empoderaron y decidieron ocupar lo que nadie utilizó durante años ni hizo rendir de manera alguna: un pedazo de tierra en el que a futuro pudieran imaginarse tener, con sacrificio, una pequeña vivienda familiar.
En realidad, no se trata de una sola toma sino de varias que han ido ocurriendo con el correr de los días desde aquel martes 21 de julio en que llegaron las primeras familias, y más allá de lo que informa alguna prensa amarilla, las y los ocupantes se ayudan entre ellos, son solidarios, no arman bardo ni peleas. Eso, cuando ocurre, siempre viene desde afuera, o de los policías que llegaron inicialmente para “censar” y luego hacían firmar a los más distraídos una hoja donde se autoimputaba por usurpación de terreno, o con grupos que en patota intentaron echarlos en las primeras horas y la gente resistió y los puso en fuga.
Después vinieron las conversaciones con la Intendencia, los cabildeos con algunos funcionarios que prometían mandar máquinas para alisar el terreno y trazar calles, las promesas y más promesas. Pero nadie se movió de su sitio mientras se anuncian nuevas conversas que se verá si traen alguna buena noticia para esa gente que ha pasado a la intemperie una semana con temperaturas de 0 grado, y varios días de lluvia.
Ramón es uno de los ocupantes iniciales y con él charlamos de esta difícil experiencia de no tener vivienda y ocupar: “Mirá, todos los que estamos aquí somos gente de trabajo, honestos, que en su gran mayoría no podíamos pagar el alquiler, no teníamos más plata a pesar de changuear el peso todos los días como podíamos. Por ejemplo, yo no tenía donde vivir. Somos vecinos, la mayoría de acá, de la zona, que un día decidimos juntarnos y entrar a estas tierras. En esta parte de la toma donde estoy yo somos todos de Guernica. Después de ocupar nos fuimos al Municipio, hablamos con el secretario, no recuerdo el nombre, y le dijimos que la gente iba a tomar el predio porque la gente no tenía más donde vivir, porque estábamos en situación de calle. Después vino la policía nos dijeron que ese era un sitio privado, que era usurpación de tierra, y eso era delito en Argentina. La policía vino queriéndonos correr, pidiendo los permisos. Vinieron con un supuesto censo. Los de la municipalidad nos hicieron firmar una orden de un juez, una carátula, que era un engaño”.
Ramón sabe como otros vecinos que esos terrenos nunca fueron usados para nada más que para juntar basura, y que ahora, como suele suceder cuando el pobrerío se mueve y ocupa,aparecen dueños de la nada, pero eso no arredra a quienes hoy han limpiado de suciedad el sitio, y se han organizado por manzana, y cada cual tiene un delegado que representa al resto, como Ramón, que fue elegido por sus vecinos Nos cuenta que este martes volvieron a venir los de la Municipalidad a pedirles los datos. «Dijeron que no quieren que se construya más, que el predio quede así, con las carpas durante unos 30 días y nos citaron para este viernes próximo a una reunión con el juez y el Municipio”.
Ramón señala que en estos días “estamos haciendo reuniones entre nosotros ‑los de las 8 o 10 manzanas más cercanas- para conocernos más. Estamos haciendo también copa de leche para los chicos. Hace frio. Con la lluvia el otro día, estaba todo mojado. Los chicos lloraban, hicimos fogatas y nos dispusimos a aguantar como sea, ayudándonos entre los vecinos».
Sobre quienes hacen correr rumores en las redes y dicen que los que están ocupando “son delincuentes” , que “provocan broncas”, que «los incitan las organizacione sociales», etc, Ramón dice que siempre hay gente tratando de asustar al resto contando mentiras. Yo te puedo asegurar que aquí somos gente trabajadora y que esta toma en todo momento ha sido pacífica y resuelta por nosotros mismos. Lo que inventen por afuera es cosa de ellos, nosotros solo queremos un pedacito de tierra para poder vivir y nada más”.
Por su parte, organizaciones sociales de esas que siempre están mancomunadas con el sufrimiento de los de abajo, por ser parte de ese mismo sentir, están dando una y dos manos en ayuda de los ocupantes. No lo hacen para especular con nada como otros cuervos que sobrevuelan sobre las desgracias de los más humildes, sino porque creen firmemente en que «solo el pueblo salva al pueblo» y lo llevan a la práctica, más allá de lo que digan los funcionarios de turno y los medios carroñeros.
Así, con esa fuerza que da el saber que no hay delito en reclamar vida digna, están los ocupantes de Numancia, soñando con que no los van a desalojar e imaginando un futuro distinto para sus hijos. No están pidiendo el sol, solo hablan de cosas terrenales como lo son el pan, el techo y el trabajo. Si uno de esos elementos falta, el resto se descompagina hasta hacer insoportable la sobrevivencia. Para que ello no ocurra, hay que unirse, mínimamente organizarse y pelear por lo que se considera justo. Numancia sigue resistiendo.