Argen­ti­na. Mili­tan­te social Laly Macha­do: «Debe­mos vol­ver a creer que la revo­lu­ción es posible»

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 15 de julio de 2020.

foto: Ollas popu­la­res en La Pla­ta (archi­vo)

Repro­du­ci­mos la entre­vis­ta de la revis­ta Cen­te­na­rio, con Laly Macha­do, mili­tan­te social pla­ten­se de la Olla Popu­lar ‘Sólo el pue­blo sal­va­rá al pue­blo’, del barrio Los Hor­nos, de La Plata.

A par­tir de la apa­ri­ción de los movi­mien­tos pique­te­ros en los 90,¿qué balan­ce pode­mos hacer sobre su pos­te­rior trans­for­ma­ción en orga­ni­za­cio­nes socia­les, muchas de ellas par­te de del gobierno de los Kirch­ner y hoy par­te del gobierno de Alber­to Fernández?

En prin­ci­pio vale acla­rar que soy par­te de una fran­ja etá­rea que pasó su niñez en ple­nos 90′. Cómo la de tantxs com­pa­trio­tas, una niñez de pobre­za, de xadres sin labu­ro, de paros docen­tes, de true­que en true­que, de colas en la puer­ta de la «man­za­ne­ra» por un poco de leche, de muje­res gue­rrean­do para que sus hijxs coman algo.

Me sien­to hija de aquel acu­mu­la­do de luchas que el 2001 explo­tó, con­mo­vién­do­me para siem­pre y dán­do­me fir­mes razo­nes para militar.

El movi­mien­to pique­te­ro en la Argen­ti­na se carac­te­ri­za­ba por cor­tar rutas y plan­tar­se con fir­me­za ante la des­ocu­pa­ción feroz, vol­vién­do­se un refu­gio orga­ni­za­ti­vo para lxs des­po­jadxs de todo, pero tam­bién un sec­tor que le dio otra diná­mi­ca al movi­mien­to popular.

Si bien nace como un espa­cio rei­vin­di­ca­ti­vo, el movi­mien­to pique­te­ro en aque­llos años no sólo pelea­ba por comi­da y pla­nes socia­les, «tra­ba­jo, dig­ni­dad y cam­bio social» se acla­ma­ba, pero tam­bién se denun­cia­ba el pago de la deu­da, se pro­mo­vió la expro­pia­ción de empre­sas o se repu­dia­ba la pre­sen­cia impe­ria­lis­ta en el país.

Lue­go del 2002, con la bata­lla del Puen­te Puey­rre­dón, para poder gober­nar había que cal­mar a lxs pique­terxs, millo­nes de pla­nes socia­les des­pa­rra­ma­ron, millo­nes de come­do­res y meren­de­ros y a par­tir del Kirch­ne­ris­mo sobre todo la incor­po­ra­ción de refe­ren­tes al estado.

Años des­pués pode­mos ver al movi­mien­to pique­te­ro deve­ni­do en movi­mien­tos socia­les, cien­tos y cien­tos de movi­mien­tos socia­les que en gene­ral no han roto el techo cons­trui­do; en par­te por su pro­pia natu­ra­le­za rei­vin­di­ca­ti­va pero tam­bién por la nece­si­dad que ha teni­do el poder esta­ble­ci­do de con­te­ner su potencial.

La pro­pues­ta de la eco­no­mía popu­lar es mues­tra cla­ra de aco­mo­dar los recla­mos his­tó­ri­cos a las posi­bi­li­da­des actua­les, maqui­llan­do pro­pues­tas a los már­ge­nes del poder.

Hoy la mayo­ría de las orga­ni­za­cio­nes socia­les están, viven y cre­cen chu­pan­do de la teta de un esta­do que se ha adap­ta­do a esa situa­ción hace años.

Si antes lxs refe­ren­tes pique­terxs con­du­cían la que­ma de gober­na­cio­nes, hoy pro­po­nen la cons­ti­tu­ción de una sub eco­no­mía para pobres, con una pro­duc­ción depen­dien­te del esta­do, impo­si­bi­li­ta­da de com­pe­tir en el mer­ca­do. Nos pro­po­nen tam­bién una sobe­ra­nía ali­men­ta­ria sin expro­pia­ción de tie­rras; es decir, amon­to­nar nues­tras ver­du­ras en las tie­rras fis­ca­les que nos pue­dan haber deja­do lxs ricxs. Ni hablar de la jus­ti­fi­ca­ción del pago de la deu­da exter­na o la mili­ta­ri­za­ción de nues­tros barrios.

La cosa ha cam­bia­do bas­tan­te, sobre toda la dirigencia.

A mí enten­der vemos los cla­ros resul­ta­dos de una dege­ne­ra­ción de los obje­ti­vos originales.

Si los años del Kirch­ne­ris­mo fue­ron años de domes­ti­ca­ción e incor­po­ra­ción al esta­blish­ment y el cor­to perio­do macris­ta fue de rup­tu­ra de orga­ni­za­cio­nes; el gobierno de Alber­to Fer­nán­dez ya es de ins­ti­tu­cio­na­li­za­ción ple­na de la pobre­za. Gobierno de ex pique­terxs y nue­vos diri­gen­tes de uno y del otro lado del mos­tra­dor, pero sobre todo de deba­tes cha­mu­yo, de pro­pues­tas invia­bles y jus­ti­fi­ca­ción de lo injus­ti­fi­ca­ble. Tiem­pos de com­pa­ñerxs presxs que no se recla­man, de ham­bre que se ocul­ta y de des­va­lo­ri­za­ción de nues­tra cla­se y del tra­ba­jo en sí.

Tiem­pos de resig­na­ción de gran par­te de la diri­gen­cia que al poder «meter» com­pa­ñerxs en algún lado ya ven luz en su camino.

¿Cuá­les son los desa­fíos de las orga­ni­za­cio­nes socia­les que expre­san un enfo­que de cla­se en la actua­li­dad y de cara al futuro?

Los desa­fíos que tene­mos pasan por for­mar una trin­che­ra e inten­tar encon­trar­nos con los que más o menos pen­sa­mos igual, los que sabe­mos que con un Gobierno pro­gre no se sale de la pobre­za. Que no alcan­za con «meter» can­di­datxs en un aden­tro que deja a la mayo­ría afue­ra. Que hay que levan­tar las ban­de­ras que supi­mos con­se­guir nuevamente.

Hacer un tra­ba­jo en los barrios con los com­pas para mos­trar­le que la polí­ti­ca no sólo es el che­ta­je, blan­co, que va a sacar­se foto y no apa­re­ce más, o es el pun­te­ro que te obli­ga a

mar­char por una coope­ra­ti­va o un poco de ali­men­to. Estas dis­cu­sio­nes tene­mos que dar­las todo el tiem­po y tomar­nos el tra­ba­jo de for­mar­nos y revin­di­car a lxs com­pa­ñerxs que die­ron la vida para cam­biar todo lo que está mal.

Debe­mos abrir un camino via­ble para nues­tro pue­blo hacia la reso­lu­ción real de nues­tros pro­ble­mas matri­ces. Reiden­ti­fi­car­nos como cla­se, vol­ver a pin­tar la línea y enten­der cuá­les son nues­tras con­tra­dic­cio­nes prin­ci­pa­les y de qué lado estamos.

Debe­mos recom­po­ner una moral dis­tin­ta, no se pue­de ser de lxs nuestrxs y ser ricx tam­bién. Ser ricx está mal!!! Acu­mu­lar es sinó­ni­mo de robar tra­ba­jo de otrxs. Men­tir, enga­ñar, ocul­tar está mal! Pue­de sonar bási­co y has­ta infan­til pero si no recom­po­ne­mos una moral dis­tin­ta ante tan­ta inmo­ra­li­dad nues­tra lucha no ten­drá color ni guía.

Debe­mos entrar en un pro­ce­so pro­fun­do de des­co­lo­ni­za­ción pero pelean­do con­tra todo lo que nos pro­pon­ga per­pe­tuar la colo­nia, a cara de perro y sin titubear.

Pro­mo­ver y for­jar al calor de la pelea una nue­va diri­gen­cia que rom­pien­do con todo pro­mue­va nue­vas ideas liber­ta­rias no solo en los gran­des dis­cur­sos sino des­de lo peque­ño de todos los días, en cada barrio, en cada villa.

Debe­mos vol­ver a creer que la revo­lu­ción es posible.

Itu­rria /​Fuen­te

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