Bra­sil. La huel­ga de los repar­ti­do­res: una nue­va for­ma de orga­ni­za­ción en la lucha de los trabajadores

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 09 de julio de 2020

El tra­ba­jo a tra­vés de pla­ta­for­mas de apli­ca­cio­nes vie­ne inci­dien­do en las refle­xio­nes sobre los cam­bios en el mun­do del tra­ba­jo des­de hace cier­to tiem­po. Sin embar­go, en el con­tex­to de la pan­de­mia, las apli­ca­cio­nes que ges­tio­nan las entre­gas han pro­li­fe­ra­do y ade­más del cre­ci­mien­to del sec­tor, han reve­la­do la pre­ca­rie­dad de los tra­ba­ja­do­res que no tie­nen asis­ten­cia ni pro­tec­ción social. El pun­to cul­mi­nan­te fue el 1° de julio, cuan­do los repar­ti­do­res deci­die­ron parar y denun­ciar sus con­di­cio­nes de trabajo.

En la siguien­te entre­vis­ta, el pro­fe­sor Sid­nei Macha­do deta­lla la lógi­ca que cons­ti­tu­ye el tra­ba­jo a tra­vés de una pla­ta­for­ma de apli­ca­cio­nes que, en una espe­cie de actua­li­za­ción del capi­ta­lis­mo del siglo XXI, con­ci­be esta for­ma de explo­ta­ción de la fuer­za de tra­ba­jo. En esto, según él, tam­bién radi­can las difi­cul­ta­des para regu­lar y ase­gu­rar los dere­chos bási­cos de estos repar­ti­do­res. Son dile­mas que tam­bién están pre­sen­tes en cuan­to a la repre­sen­ta­ción sin­di­cal. “Los sin­di­ca­tos tie­nen la res­pon­sa­bi­li­dad de defen­der los empleos tra­di­cio­na­les en el mer­ca­do labo­ral y sus dere­chos, por lo que eva­lúan los ries­gos de orga­ni­zar a nue­vos tra­ba­ja­do­res pre­ca­rios, sub­con­tra­ta­dos y bási­ca­men­te, con­tra­ta­dos por tareas en un espa­cio total­men­te des­re­gu­la­do”, señala.

Sid­nei Macha­do es pro­fe­sor adjun­to de Dere­cho del Tra­ba­jo en la Facul­tad de Dere­cho y en el Pro­gra­ma de Pos­gra­do en Dere­cho de la Uni­ver­si­dad Fede­ral de Para­ná – UFPR. Tam­bién es cola­bo­ra­dor del Pro­gra­ma de Gra­dua­dos en Socio­lo­gía de la UFPR. Habien­do rea­li­za­do estu­dios post­doc­to­ra­les en la Uni­ver­si­dad de París Nan­te­rre, Fran­cia, diri­ge el Gru­po de Inves­ti­ga­ción Clí­ni­ca de Dere­cho Labo­ral CDT-UFPR. Entre los libros más recien­tes publi­ca­dos, des­ta­ca­mos Dere­cho Labo­ral y Demo­cra­cia: Refle­xio­nes de la Refor­ma Labo­ral de 2017 en Bra­sil (Edi­to­ra Fi, Por­to Ale­gre, 2019) y Expo­si­ción al Amian­to y su Pro­tec­ción Legal (Kai­ros, Curi­ti­ba, 2014).

-IHU On-Line – ¿Qué eva­lua­ción hace de la huel­ga de repar­ti­do­res que tra­ba­jan con pla­ta­for­mas de apli­ca­ción, cele­bra­da a prin­ci­pios de mes?

Sid­nei Macha­do – La huel­ga del 1° de julio de los repar­ti­do­res y moto­ci­clis­tas fue muy sig­ni­fi­ca­ti­va des­de el pun­to de vis­ta de la repre­sen­ta­ción colec­ti­va y más amplia­men­te, de la resis­ten­cia en el con­flic­to labo­ral colec­ti­vo esta­ble­ci­do con­tra el mode­lo de nego­cios de las pla­ta­for­mas digi­ta­les. Mi eva­lua­ción es que la con­vo­ca­to­ria del “Bre­que dos APPs” fue un gran éxi­to orga­ni­za­ti­vo, a juz­gar por las pará­li­sis y las pro­tes­tas en impor­tan­tes ciu­da­des bra­si­le­ñas, la fuer­te reper­cu­sión en las redes socia­les y los impac­tos pro­du­ci­dos en la entre­ga de alimentos.

La pri­me­ra carac­te­rís­ti­ca nota­ble de esta huel­ga es que los acto­res que la con­vo­ca­ron son colec­ti­vos hori­zon­ta­les en comu­ni­da­des dis­per­sas, movi­li­za­dos prin­ci­pal­men­te a tra­vés de las redes socia­les (Face­book, Twit­ter e Ins­ta­gram) y gru­pos WhatsApp. Pero lo que se obser­vó en Bra­sil, a dife­ren­cia de las huel­gas de repar­ti­do­res en otros paí­ses, es que el movi­mien­to con­ta­ba con el apo­yo y el impul­so orga­ni­za­ti­vo de las cen­tra­les sin­di­ca­les y los sin­di­ca­tos de cla­se, que inclu­so movi­li­za­ron a los repar­ti­do­res for­ma­les en las pro­tes­tas. Iden­ti­fi­co en esta estra­te­gia una nue­va y emer­gen­te arti­cu­la­ción, un sen­ti­do de soli­da­ri­dad en la lucha por los dere­chos de los trabajadores.

Un segun­do ele­men­to de la huel­ga, que tam­bién con­tri­bu­yó a su éxi­to, fue el amplio apo­yo y la soli­da­ri­dad de los con­su­mi­do­res de esos ser­vi­cios, que uti­li­za­ron las pla­ta­for­mas para cri­ti­car a las empre­sas median­te eva­lua­cio­nes nega­ti­vas de los ser­vi­cios. Este impor­tan­te apo­yo de los con­su­mi­do­res, jun­to con la gran reper­cu­sión en las redes socia­les y la cober­tu­ra posi­ti­va del movi­mien­to por par­te de los prin­ci­pa­les medios de comu­ni­ca­ción, dio sen­ti­do a una huel­ga nece­sa­ria y legítima.

Es pre­ma­tu­ro pre­de­cir cómo se desa­rro­lla­rá la huel­ga, pero el balan­ce des­de el pun­to de vis­ta de la repre­sen­ta­ción colec­ti­va de estos tra­ba­ja­do­res es muy posi­ti­vo. La huel­ga ha demos­tra­do que es posi­ble supe­rar las inmen­sas barre­ras de la acción colec­ti­va para estos tra­ba­ja­do­res pre­ca­rios, dis­per­sos y en com­pe­ten­cia entre sí. Ade­más, la huel­ga tam­bién demos­tró que exis­te una posi­bi­li­dad con­cre­ta de sor­tear las nume­ro­sas limi­ta­cio­nes lega­les al ejer­ci­cio de los dere­chos colec­ti­vos de estos tra­ba­ja­do­res. Aun­que no están orga­ni­za­dos en sin­di­ca­tos ver­ti­ca­les, en el mode­lo tra­di­cio­nal de orga­ni­za­ción sin­di­cal, el pleno ejer­ci­cio del dere­cho de huel­ga como expre­sión de la liber­tad sin­di­cal y como un dere­cho colec­ti­vo fundamental.

-¿Qué sig­ni­fi­ca la para­li­za­ción de estos tra­ba­ja­do­res en este momen­to, espe­cial­men­te en medio de la pandemia?

La pre­ca­rie­dad del tra­ba­jo a tra­vés de las pla­ta­for­mas de entre­ga digi­tal ha sido denun­cia­da duran­te años como un pro­to­ti­po de tra­ba­jo pre­ca­rio, sin dere­chos labo­ra­les, con prác­ti­cas de abu­so de las pla­ta­for­mas en el tra­ta­mien­to de los tra­ba­ja­do­res por entre­ga como si fue­ran socios. Se tra­ta de tra­ba­ja­do­res que per­ma­ne­cen conec­ta­dos y dis­po­ni­bles los sie­te días de la sema­na, en jor­na­das lar­gas y ago­ta­do­ras cuya retri­bu­ción es muy baja.

Duran­te la pan­de­mia, el ser­vi­cio de entre­gas a domi­ci­lio fue con­si­de­ra­do como una acti­vi­dad esen­cial, gene­ran­do un aumen­to de la deman­da de estas empre­sas, que apro­ve­cha­ron la opor­tu­ni­dad para ampliar su nego­cio, con­tra­tan­do un mayor núme­ro de repar­ti­do­res. El pro­ble­ma con­tras­tan­te es que las empre­sas impu­sie­ron con­di­cio­nes des­fa­vo­ra­bles a los tra­ba­ja­do­res duran­te la pan­de­mia, exa­cer­ban­do así la pre­ca­rie­dad del tra­ba­jo y las prác­ti­cas abu­si­vas deri­va­das del poder de dichas empre­sas de plataformas.

Este com­por­ta­mien­to de empre­sas fue con­sig­na­do en una encues­ta de la Red de Estu­dios y Moni­to­reo de la Refor­ma Labo­ral – Remir y de la Clí­ni­ca de Dere­cho Labo­ral de la UFPR, rea­li­za­da duran­te la pan­de­mia, que mos­tró pre­ci­sa­men­te que los ingre­sos de esos tra­ba­ja­do­res no aumen­ta­ron con el cre­ci­mien­to de la deman­da de entre­gas, sino que tuvie­ron que tra­ba­jar más ganan­do menos por las entre­gas. Sin una regu­la­ción pro­tec­to­ra por par­te del Esta­do y sin res­pues­tas ade­cua­das por par­te del Poder Judi­cial cuan­do es soli­ci­ta­do, la pre­ca­rie­dad y la explo­ta­ción a la que están some­ti­dos estos tra­ba­ja­do­res no dis­mi­nu­ye­ron duran­te el perío­do de la pan­de­mia. Por el con­tra­rio, la cri­sis del covid-19 sir­vió para acen­tuar las prác­ti­cas más nega­ti­vas de las empre­sas de repar­to, y la per­cep­ción es que las pla­ta­for­mas uti­li­za­ron la pan­de­mia para cam­biar las con­di­cio­nes de tra­ba­jo. El esta­lli­do de furia de los repar­ti­do­res se debe a esta per­cep­ción de abu­so en las tari­fas. La huel­ga per­mi­tió dar mayor visi­bi­li­dad a las duras con­di­cio­nes de tra­ba­jo de estos tra­ba­ja­do­res y a las prác­ti­cas abusivas.

Otro sen­ti­do de la huel­ga fue des­en­mas­ca­rar el dis­cur­so que ocul­to detrás de las nue­vas tec­no­lo­gías y arro­jar luz sobre el con­flic­to colec­ti­vo cen­tral ins­ta­la­do con las pla­ta­for­mas digi­ta­les, que es su mode­lo de uso y explo­ta­ción labo­ral, que pro­mue­ve el auto­em­pleo y des­vin­cu­lán­do­lo de los dere­chos labo­ra­les (con­tra­to de tra­ba­jo, sala­rio míni­mo, lími­te de jor­na­da, vaca­cio­nes, etc.), esta­ble­cien­do así un mer­ca­do labo­ral para­le­lo y pre­ca­rio. El camu­fla­je de la cali­fi­ca­ción jurí­di­ca del tra­ba­jo tie­ne por obje­to obs­ta­cu­li­zar la inter­ven­ción del Esta­do, gene­ran­do un aumen­to del poder empre­sa­rial y asi­me­trías en las rela­cio­nes laborales.

Aun­que la huel­ga estu­vo bási­ca­men­te guia­da por un aumen­to de las tari­fas de las entre­gas y las con­di­cio­nes de segu­ri­dad ante la pan­de­mia, tam­bién repre­sen­tó una lucha por los dere­chos, los dere­chos bási­cos de ciu­da­da­nía, cla­ra­men­te aso­cia­da a una pos­tu­ra de resis­ten­cia a la racio­na­li­dad de la gober­na­bi­li­dad neo­li­be­ral para, al mis­mo tiem­po, denun­ciar la degra­da­ción de la remu­ne­ra­ción y el mode­lo de fal­sa inde­pen­den­cia del trabajo.

-¿Cómo ana­li­za las res­pues­tas de las empre­sas al movi­mien­to brasileño?

Las gran­des pla­ta­for­mas digi­ta­les con­ti­núan con la mis­ma estra­te­gia dis­cur­si­va y de actua­ción, que está cada vez más fra­gi­li­za­da. Se limi­tan a un dis­cur­so sobre una eco­no­mía digi­tal e inno­va­do­ra, para afir­mar que sus empre­sas tie­nen un papel de inter­me­dia­rios entre los clien­tes y los pro­vee­do­res de ser­vi­cios. Lo fun­da­men­tal, y lo que impli­ca este dis­cur­so, es la nece­si­dad que tie­nen de ate­ner­se a la lógi­ca de que los repar­ti­do­res no son emplea­dos, sino suje­tos autó­no­mos, micro­em­pre­sa­rios. Con esta narra­ción bus­can trans­fe­rir los ries­gos vin­cu­la­dos con la acti­vi­dad al repar­ti­dor y, por lo tan­to, no tie­nen alter­na­ti­vas de acción.

Esta estruc­tu­ra­ción bási­ca del capi­ta­lis­mo de pla­ta­for­ma, liga­da a la mer­can­ti­li­za­ción del tra­ba­jo inde­pen­dien­te, hace que estos acto­res eco­nó­mi­cos no creen espa­cios de diá­lo­go social y de nego­cia­ción colec­ti­va con los tra­ba­ja­do­res del repar­to, al menos en el mar­co de un mode­lo demo­crá­ti­co de rela­cio­nes labo­ra­les. Las res­pues­tas a las deman­das labo­ra­les de las pla­ta­for­mas en gene­ral se diri­gen a los con­su­mi­do­res y al mer­ca­do, y a veces al Poder Judi­cial y al Esta­do, como for­ma de pre­ve­nir las deci­sio­nes de los tri­bu­na­les y a las ini­cia­ti­vas de reglamentación.

Duran­te la huel­ga del 1° de julio, iFood fue la úni­ca pla­ta­for­ma que se mani­fes­tó for­mal­men­te sobre las deman­das de los repar­ti­do­res, publi­ca­das en su por­tal de Inter­net y en for­ma de publi­ci­dad mos­tra­da en hora­rio de máxi­ma audien­cia en la tele­vi­sión abier­ta. Sin embar­go, el con­te­ni­do no fue una res­pues­ta a las deman­das de los repar­ti­do­res, ya que sim­ple­men­te se defen­die­ron des­ca­li­fi­can­do las deman­das de los repar­ti­do­res, basán­do­se en encues­tas inter­nas y reafir­man­do al mis­mo tiem­po los valo­res de su mode­lo de nego­cio, para decir que valo­ran la fle­xi­bi­li­dad de tiem­po y la liber­tad para cons­ti­tuir sus bene­fi­cios, y tam­bién que el repar­ti­dor es libre de repar­tir uti­li­zan­do las Apps, cómo y dón­de quiera.

Lo que pode­mos cons­ta­tar es que iFood, y otras pla­ta­for­mas que guar­da­ron silen­cio duran­te la huel­ga, no tie­nen inte­rés en dia­lo­gar direc­ta­men­te con los tra­ba­ja­do­res. Siguen uti­li­zan­do sus estruc­tu­ras de poder para defen­der la estruc­tu­ra­ción del nego­cio y depen­den en gran medi­da de su capa­ci­dad para con­tro­lar el pro­ce­so de tra­ba­jo y el poten­cial para evi­tar la resis­ten­cia colec­ti­va de los mensajeros.

-¿Qué trans­for­ma­cio­nes impo­ne el tra­ba­jo por pla­ta­for­ma a los tra­ba­ja­do­res y al mun­do del tra­ba­jo? ¿Y cómo las entien­de usted? ¿Qué con­se­cuen­cias generan?

Las pla­ta­for­mas son un mode­lo de nego­cio, estra­té­gi­ca­men­te impor­tan­te para el capi­ta­lis­mo glo­bal. Cuan­do apa­re­cie­ron había muchas tesis e hipó­te­sis sobre el carác­ter per­tur­ba­dor para el tra­ba­jo gene­ral­men­te liga­do a la revo­lu­ción tec­no­ló­gi­ca. Exis­ten muchos deba­tes con­cep­tua­les sobre el con­cep­to de pla­ta­for­mas, ya sea que repre­sen­ten un capi­ta­lis­mo de vigi­lan­cia o un capi­ta­lis­mo de pla­ta­for­ma, pero esto no ha con­tri­bui­do de mane­ra deci­si­va a com­pren­der cómo fun­cio­nan realmente.

En los últi­mos años, una serie de impor­tan­tes inves­ti­ga­cio­nes empí­ri­cas han per­mi­ti­do una com­pren­sión más cla­ra y pro­fun­da del fun­cio­na­mien­to de las pla­ta­for­mas, decons­tru­yen­do el gran mito aso­cia­do a la revo­lu­ción tec­no­ló­gi­ca y la supues­ta neu­tra­li­dad tec­no­ló­gi­ca en la ges­tión de las pla­ta­for­mas. Estas inves­ti­ga­cio­nes han demos­tra­do que las pla­ta­for­mas recon­fi­gu­ran sus­tan­cial­men­te la natu­ra­le­za del tra­ba­jo y es esto lo que ocul­ta los temas de empleo, de las con­di­cio­nes de tra­ba­jo, de la cali­fi­ca­ción legal del tra­ba­jo, de la pro­tec­ción social y de las rela­cio­nes labo­ra­les colec­ti­vas, por men­cio­nar algu­nos temas cen­tra­les. Des­de un pun­to de vis­ta jurí­di­co, la cues­tión de la rela­ción labo­ral es fun­da­men­tal para las plataformas.

En el mode­lo de las pla­ta­for­mas, la sin­gu­la­ri­dad cons­ta­ta­da en la orga­ni­za­ción del tra­ba­jo, es esen­cial­men­te su mode­lo de selec­ción del tra­ba­jo y los meca­nis­mos de con­trol y eva­lua­ción de los pro­vee­do­res de ser­vi­cios. Las pla­ta­for­mas no son cor­po­ra­cio­nes jerár­qui­cas, ya que actúan a tra­vés de una ges­tión algo­rít­mi­ca que per­mi­te gene­rar una gran can­ti­dad de datos y mapear com­ple­ta­men­te la acti­vi­dad de una mul­ti­tud de tra­ba­ja­do­res para con­tro­lar la acti­vi­dad. Es ahí, en la orga­ni­za­ción y la ges­tión del tra­ba­jo en las pla­ta­for­mas don­de resi­de su carác­ter dis­rup­ti­vo, ya que que­da cubier­to por la rela­ción entre emplea­dos y emplea­do­res a tra­vés de la ges­tión digi­tal. La coor­di­na­ción trian­gu­lar del poder entre el clien­te, la pla­ta­for­ma digi­tal y el tra­ba­ja­dor crea con­fu­sión, espa­cios no regu­la­dos y zonas gri­ses. Aquí es don­de el tra­ba­jo subor­di­na­do clá­si­co se eclip­sa, cau­san­do muchas asi­me­trías entre el tra­ba­jo y las plataformas.

Sin embar­go, el cono­ci­mien­to del fun­cio­na­mien­to de esta ges­tión ha demos­tra­do que la tec­no­lo­gía no se limi­ta a mediar, sino que hace pres­crip­cio­nes, crea cálcu­los y pará­me­tros sofis­ti­ca­dos y tam­bién pro­mue­ve meca­nis­mos de incen­ti­vo y recom­pen­sas, como tari­fas diná­mi­cas y boni­fi­ca­cio­nes para los pro­vee­do­res, a fin de for­ta­le­cer la rela­ción con ellos. Se acer­ca a lo que John Che­ney-Lip­pold lla­mó acer­ta­da­men­te bio­po­lí­ti­ca soft.

El pro­ble­ma cen­tral es que la fal­ta de com­pren­sión de estas prác­ti­cas, no ha per­mi­ti­do expli­car esta nue­va rela­ción entre el bino­mio clá­si­co de subor­di­na­ción y auto­no­mía, que lejos de ser nocio­nes opues­tas, se arti­cu­lan en el tra­ba­jo ges­tio­na­do por las pla­ta­for­mas. Esta incom­pren­sión del fun­cio­na­mien­to de los con­tro­les de la gober­nan­za digi­tal, que está pre­sen­te en un gran núme­ro de deci­sio­nes judi­cia­les, tie­ne como resul­ta­do la dis­mi­nu­ción de la pro­tec­ción social a tra­vés de la des­co­ne­xión entre el tra­ba­jo y los derechos.

-¿En qué medi­da el tra­ba­jo de estas empre­sas digi­ta­les recon­fi­gu­ra las rela­cio­nes de poder y de dere­chos huma­nos en el mun­do laboral?

Es fun­da­men­tal ana­li­zar las pla­ta­for­mas des­de una pers­pec­ti­va más amplia de la gene­ra­li­za­ción de la pre­ca­rie­dad del tra­ba­jo, por la que com­pi­ten las pla­ta­for­mas como un fenó­meno de trans­for­ma­cio­nes en el mode­lo de empleo, fac­to­res que plan­tean nue­vos retos de cómo pro­te­ger este tra­ba­jo, garan­ti­zan­do los dere­chos indi­vi­dua­les y colec­ti­vos. Al mis­mo tiem­po, exis­te un movi­mien­to de des­re­gu­la­ción de la pro­tec­ción social del tra­ba­jo, con refor­mas legis­la­ti­vas que refuer­zan el empleo por cuen­ta pro­pia, pro­mo­vien­do en gran medi­da la liber­tad indi­vi­dual y la liber­tad contractual.

Así que, des­de la pers­pec­ti­va de la regu­la­ción labo­ral y sus cate­go­rías jurí­di­cas cons­trui­das por el mode­lo for­dis­ta, las pla­ta­for­mas se encuen­tran en un mar­co de des­man­te­la­mien­to del con­tra­to de tra­ba­jo. Esta com­bi­na­ción de cir­cuns­tan­cias de la cri­sis labo­ral crea un ambien­te de “tor­men­ta per­fec­ta” a favor del nego­cio de las plataformas.

-¿Quié­nes son los tra­ba­ja­do­res por pla­ta­for­ma en Bra­sil? ¿Qué dife­ren­cia hay entre un con­duc­tor de apli­ca­ción y un delivery?

No hay datos pre­ci­sos en Bra­sil sobre quié­nes son y cuán­tos son los tra­ba­ja­do­res de pla­ta­for­mas. Lo que se sabe es que es un sec­tor en amplia expan­sión y que corres­pon­de a tra­ba­jos guia­dos por algo­rit­mos y basa­dos en pla­ta­for­mas. Algu­nos estu­dios están empe­zan­do a estra­ti­fi­car este tra­ba­jo por tipo­lo­gías, por nivel de des­tre­za o por la natu­ra­le­za del tra­ba­jo pro­du­ci­do, por ejemplo.

Sobre el tra­ba­jo de los con­duc­to­res de apli­ca­ción, como Uber, ya tene­mos un mayor cono­ci­mien­to del mode­lo de ges­tión del tra­ba­jo de los con­duc­to­res. Las pecu­lia­ri­da­des del tra­ba­jo del repar­ti­dor, los lla­ma­dos deli­very, son obje­to de estu­dios más recien­tes, toda­vía en desa­rro­llo. En ambos casos, es tra­ba­jo ges­tio­na­do a tra­vés de pla­ta­for­mas. La pri­me­ra dife­ren­cia es que el con­duc­tor de la apli­ca­ción tra­ba­ja en el sec­tor del trans­por­te urbano pri­va­do de pasa­je­ros, mien­tras que el repar­ti­dor está vin­cu­la­do al sec­tor del trans­por­te de mercancías.

La acti­vi­dad del con­duc­tor aso­cia­do se regu­ló en 2012 en Bra­sil, como moda­li­dad de trans­por­te urbano den­tro de la Polí­ti­ca Nacio­nal de Movi­li­dad Urba­na. Para los moto­ci­clis­tas, fue adop­ta­da la regu­la­ción en 2009, pero no cubre la entre­ga a tra­vés de apli­ca­cio­nes. Des­de el pun­to de vis­ta de la ges­tión del tra­ba­jo hay muchas pecu­lia­ri­da­des, pero ambas tie­nen en común el con­flic­to sobre la cali­fi­ca­ción jurí­di­ca del trabajo.

-¿Cuá­les son las mayo­res debi­li­da­des de este tra­ba­jo por plataformas?

El prin­ci­pal pro­ble­ma es que las pla­ta­for­mas no pro­mue­ven el tra­ba­jo decen­te, ya que se nie­gan a aso­ciar el tra­ba­jo con los dere­chos, con la pro­tec­ción social. Trans­fie­ren a los tra­ba­ja­do­res los ries­gos y los cos­tos de la empre­sa y dejan al tra­ba­ja­dor sin dere­chos ni pro­tec­ción social, es decir, social­men­te vul­ne­ra­ble. Esto es abso­lu­ta­men­te inde­sea­ble y social­men­te insos­te­ni­ble, por­que el tra­ba­jo de pla­ta­for­ma está muy lejos de ser un tra­ba­jo bien paga­do, libre y autónomo.

Por lo tanto,la vul­ne­ra­bi­li­dad de este tra­ba­jo estri­ba en la fal­ta de reco­no­ci­mien­to exac­to de su esta­tus legal como tra­ba­jo remu­ne­ra­do. Este mode­lo crea una ero­sión del esta­do demo­crá­ti­co de dere­cho, pre­vis­to en la Cons­ti­tu­ción, que arti­cu­la el tra­ba­jo, la demo­cra­cia eco­nó­mi­ca y los dere­chos ciu­da­da­nos. El mode­lo de pla­ta­for­ma debi­li­ta el tra­ba­jo como valor y la pro­mo­ción de la ciu­da­da­nía, en nom­bre de los intere­ses del mer­ca­do, es decir, la mer­can­ti­li­za­ción del tra­ba­jo. De ahí la debi­li­dad con­cep­tual del tra­ba­jo por pla­ta­for­mas y su pre­ten­sión de hacer del tra­ba­jo una mer­can­cía más, por fue­ra de un mode­lo de dere­chos labo­ra­les con base demo­crá­ti­ca, que inclu­ya dere­chos indi­vi­dua­les y colectivos.

-¿Cómo ejer­cen la repre­sen­ta­ción y la nego­cia­ción colec­ti­va los tra­ba­ja­do­res de las pla­ta­for­mas digitales?

La repre­sen­ta­ción colec­ti­va y sin­di­cal de los tra­ba­ja­do­res en las pla­ta­for­mas digi­ta­les es un gran desa­fío. Exis­ten muchos obs­tácu­los para la correc­ta adap­ta­ción del mode­lo de orga­ni­za­ción de las pla­ta­for­mas digi­ta­les al mode­lo clá­si­co de repre­sen­ta­ción colec­ti­va. El tra­ba­jo en pla­ta­for­mas digi­ta­les se pare­ce en muchos aspec­tos a los mode­los labo­ra­les clá­si­cos, pero el acce­so de estos tra­ba­ja­do­res a los dere­chos de repre­sen­ta­ción colec­ti­va y a los dere­chos deri­va­dos de la liber­tad sin­di­cal y la nego­cia­ción colec­ti­va es problemático.

En los sin­di­ca­tos hay un dile­ma sobre la estra­te­gia para tal repre­sen­ta­ción. Los sin­di­ca­tos tie­nen la res­pon­sa­bi­li­dad de defen­der los empleos tra­di­cio­na­les en el mer­ca­do labo­ral y sus dere­chos, y por lo tan­to eva­lúan los ries­gos de orga­ni­zar nue­vos tra­ba­ja­do­res pre­ca­rios, sub­con­tra­ta­dos y bási­ca­men­te con­tra­ta­dos por tareas en un espa­cio total­men­te des­re­gu­la­do. Los sin­di­ca­tos tam­bién com­pren­den las difi­cul­ta­des prác­ti­cas de la repre­sen­ta­ción. En el mer­ca­do des­re­gu­la­do de pla­ta­for­mas, no hay con­tra­to de tra­ba­jo y en este espa­cio los sin­di­ca­tos están total­men­te exclui­dos de la repre­sen­ta­ción colec­ti­va. Ade­más, las empre­sas de pla­ta­for­mas digi­ta­les, dis­per­sas y ocul­tas por su pro­pio mode­lo de nego­cio, no se con­si­de­ran emplea­do­res, lo que reve­la una inmen­sa difi­cul­tad para entrar en estas empresas.

El desa­fío de la repre­sen­ta­ción tam­bién sur­ge del mode­lo de orga­ni­za­ción sin­di­cal bra­si­le­ña, toda­vía deli­mi­ta­do por la noción de “cate­go­ría pro­fe­sio­nal”. ¿Cómo jus­ti­fi­car la “cate­go­ría” de tra­ba­ja­do­res por pla­ta­for­mas? La base de la repre­sen­ta­ción tam­bién es pro­ble­má­ti­ca, ya que estas pla­ta­for­mas son una enti­dad difu­sa y dis­lo­ca­da, difí­cil de iden­ti­fi­car y loca­li­zar, a menu­do orga­ni­za­da con dife­ren­tes iden­ti­da­des opa­cas y ocultas.

En la repre­sen­ta­ción colec­ti­va tam­bién exis­te el impas­se ante la cre­cien­te hete­ro­ge­nei­dad de estos con­tra­tos de ser­vi­cios, con las carac­te­rís­ti­cas de una acti­vi­dad inter­mi­ten­te e inde­pen­dien­te, que vin­cu­la al tra­ba­ja­dor tan­to con el emplea­dor como con el clien­te. La pér­di­da del sen­ti­do de per­te­nen­cia al colec­ti­vo gene­ra difi­cul­ta­des para uni­fi­car el inte­rés colec­ti­vo hete­ro­gé­neo y frag­men­ta­do y tam­bién para movi­li­zar y orga­ni­zar la repre­sen­ta­ción de mane­ra eficiente.

A pesar de los nume­ro­sos impas­ses de la repre­sen­ta­ción colec­ti­va, la acción colec­ti­va de los tra­ba­ja­do­res en las pla­ta­for­mas digi­ta­les es un movi­mien­to cre­cien­te en el Bra­sil y en varios paí­ses. Está aumen­tan­do el movi­mien­to en las redes socia­les de los colec­ti­vos orga­ni­za­dos. Se han crea­do sin­di­ca­tos en varios esta­dos, prin­ci­pal­men­te en el sec­tor del trans­por­te de pasa­je­ros y del repar­to a domi­ci­lio. Tan­to los sin­di­ca­tos de los tra­ba­ja­do­res por apli­ca­cio­nes como las aso­cia­cio­nes tie­nen accio­nes muy simi­la­res, sobre todo de carác­ter de asis­ten­cia, con pres­ta­ción de ser­vi­cios, y en sus esta­tu­tos no se hace hin­ca­pié en la repre­sen­ta­ción colec­ti­va de los trabajadores.

Los gru­pos de redes socia­les de auto-orga­ni­za­cio­nes, por lo gene­ral no for­ma­les, sin gran jerar­quía, actúan como fuen­te de infor­ma­ción, con la posi­bi­li­dad de movi­li­za­cio­nes oca­sio­na­les para exi­gir la mejo­ra de las con­di­cio­nes bási­cas de tra­ba­jo, como en el caso de las deman­das de un mejor ser­vi­cio de la pla­ta­for­ma y el aumen­to de la remu­ne­ra­ción. A dife­ren­cia de las orga­ni­za­cio­nes de otros paí­ses que recla­man el reco­no­ci­mien­to de la rela­ción de tra­ba­jo – como el Sin­di­ca­to Free Riders, de Espa­ña y de Riders Union Bolog­na, en Ita­lia- estos gru­pos no están orga­ni­za­dos con este obje­ti­vo cen­tral. Los gru­pos orga­ni­za­dos en redes socia­les sur­gen bási­ca­men­te de aque­llos que rea­li­zan la mis­ma tarea (entre­ga de ali­men­tos, por ejem­plo) y sus deman­das son muy espe­cí­fi­cas (pro­ble­ma de comu­ni­ca­ción con la pla­ta­for­ma, por ejemplo).

No hay regis­tro de expe­rien­cias en el Bra­sil de accio­nes diri­gi­das a esta­ble­cer un pro­ce­so de nego­cia­ción colec­ti­va, ni siquie­ra de la deman­da de esta­ble­ci­mien­to de un códi­go de con­duc­ta por par­te de las pla­ta­for­mas digi­ta­les, con nor­mas de tra­ba­jo jus­tas, que pue­dan refor­zar las mejo­res prác­ti­cas en la rela­ción entre las pla­ta­for­mas digi­ta­les y sus pro­vee­do­res de ser­vi­cios. Has­ta aho­ra las ini­cia­ti­vas de repre­sen­ta­ción y acción colec­ti­va no rei­vin­di­can el mode­lo típi­co de repre­sen­ta­ción sin­di­cal, aun­que hay accio­nes con ini­cia­ti­vas de resis­ten­cia y quejas.

Por cier­to, una repre­sen­ta­ción colec­ti­va efec­ti­va pue­de tener un impac­to en la mejo­ra de las con­di­cio­nes de tra­ba­jo de estos tra­ba­ja­do­res. A pesar de las difi­cul­ta­des, hay muchas esfe­ras posi­bles de inter­ven­ción a tra­vés de la repre­sen­ta­ción, como la remu­ne­ra­ción, el tiem­po de tra­ba­jo, la for­ma­ción pro­fe­sio­nal y la pro­tec­ción de la salud y la seguridad.

-¿Cómo han tra­ta­do las ins­ti­tu­cio­nes públi­cas, en par­ti­cu­lar el poder judi­cial, las cues­tio­nes labo­ra­les rela­cio­na­das con los tra­ba­ja­do­res de las pla­ta­for­mas? ¿Cuán­to se ha avan­za­do en cuan­to a la com­pren­sión y la pro­tec­ción de estas per­so­nas, aspec­tos sobre los que hay urgencia?

No hay regu­la­ción del tra­ba­jo en las pla­ta­for­mas en Bra­sil y ade­más, no se ha avan­za­do en el deba­te públi­co sobre la nece­si­dad de regu­la­ción. Hay pro­yec­tos de ley pre­sen­ta­dos en el par­la­men­to bra­si­le­ño, pero no han avan­za­do, en gran par­te debi­do al con­tex­to polí­ti­co des­fa­vo­ra­ble del país, mar­ca­do por una diná­mi­ca de cre­cien­te des­re­gu­la­ción labo­ral. Es nece­sa­rio recor­dar que el Minis­te­rio de Tra­ba­jo des­pa­re­ció en Bra­sil con el pre­si­den­te Jair Bol­so­na­ro, que eli­mi­nó la posi­bi­li­dad de toda media­ción públi­ca en este con­flic­to con las plataformas.

La ins­ti­tu­ción públi­ca que se ha des­ta­ca­do en este tema es el Minis­te­rio Públi­co de Tra­ba­jo. Con un acti­vo gru­po de fis­ca­les, muy vin­cu­la­do a la inves­ti­ga­ción aca­dé­mi­ca, ha fomen­ta­do el deba­te públi­co sobre la labor de las pla­ta­for­mas con publi­ca­cio­nes de estu­dios téc­ni­cos, al tiem­po que ha ini­cia­do una estra­te­gia para judi­cia­li­zar el con­flic­to colec­ti­vo sobre la cali­fi­ca­ción jurí­di­ca del tra­ba­jo y la garan­tía de un tra­ba­jo digno y segu­ro. Duran­te la pan­de­mia, el Minis­te­rio Públi­co de Tra­ba­jo pro­mo­vió varias accio­nes con­tra las pla­ta­for­mas con el obje­ti­vo de garan­ti­zar un ingre­so míni­mo a los trabajadores.

El pro­ble­ma es que el poder judi­cial, espe­cial­men­te los tri­bu­na­les labo­ra­les, no ha dado res­pues­tas ade­cua­das a los con­flic­tos colec­ti­vos. La juris­pru­den­cia bra­si­le­ña resis­te toda­vía a la cali­fi­ca­ción jurí­di­ca de los ser­vi­cios pres­ta­dos a tra­vés de pla­ta­for­mas digi­ta­les. A pesar de que no exis­te un pre­ce­den­te juris­pru­den­cial sóli­do y con­so­li­da­do sobre el tema que sir­va de guía a los jue­ces, las deci­sio­nes judi­cia­les dic­ta­das por estos últi­mos, sobre todo en el caso de los con­duc­to­res de Uber, que han teni­do cier­ta reper­cu­sión, tien­den a hacer hin­ca­pié en ele­men­tos como la auto­no­mía del con­duc­tor, su liber­tad de elec­ción para acep­tar y can­ce­lar via­jes, a fin de des­car­tar el reco­no­ci­mien­to de la rela­ción laboral.

El deba­te judi­cial de las pla­ta­for­mas, que intere­sa a varios paí­ses, se cen­tra en la res­pues­ta ade­cua­da a dos pro­ble­mas fun­da­men­ta­les. La pri­me­ra se refie­re al carác­ter inter­me­dia­rio de las pla­ta­for­mas y la segun­da, a la natu­ra­le­za inde­pen­dien­te y autó­no­ma del tra­ba­jo. En los Esta­dos Uni­dos, Ingla­te­rra, Fran­cia y Espa­ña, los tri­bu­na­les ya han emi­ti­do impor­tan­tes fallos con­tra las pla­ta­for­mas Uber y otras pla­ta­for­mas de entre­ga. En esos cua­tro paí­ses, las deci­sio­nes han logra­do demos­trar que las pla­ta­for­mas no ejer­cen sólo un papel de inter­me­dia­rios y que los tra­ba­ja­do­res no son inde­pen­dien­tes, sino miem­bros de la orga­ni­za­ción de las plataformas.

Creo que la inten­si­fi­ca­ción del con­flic­to colec­ti­vo de los repar­ti­do­res con las pla­ta­for­mas pro­vo­ca­rá una evo­lu­ción en la juris­pru­den­cia bra­si­le­ña. En mi opi­nión, ha lle­ga­do el momen­to de tener una regu­la­ción de las pla­ta­for­mas digi­ta­les por vía legis­la­ti­va que sea capaz de hacer fren­te a estas nue­vas reali­da­des, cali­fi­can­do a los repar­ti­do­res como tra­ba­ja­do­res asalariados.

En la UFPR, usted tra­ba­ja con una clí­ni­ca jurí­di­ca de dere­cho labo­ral. Me gus­ta­ría que deta­lla­se este pro­yec­to, des­ta­can­do cómo actúan y cuá­les son los mayo­res desa­fíos en tér­mi­nos de dere­chos labo­ra­les fundamentales.

En la Facul­tad de Dere­cho de la Uni­ver­si­dad Fede­ral de Para­ná tene­mos una rica expe­rien­cia con los pro­yec­tos de la Clí­ni­ca de Dere­cho Labo­ral. La Clí­ni­ca es un pro­yec­to de exten­sión uni­ver­si­ta­ria e inves­ti­ga­ción aca­dé­mi­ca. Tra­ba­ja­mos con pro­yec­tos sobre temas de dere­chos huma­nos, en casos para­dig­má­ti­cos con impac­to social rele­van­te. El equi­po del pro­yec­to está for­ma­do por estu­dian­tes uni­ver­si­ta­rios y de post­gra­do y volun­ta­rios selec­cio­na­dos anual­men­te bajo mi coor­di­na­ción como profesor.

Los pro­yec­tos se desa­rro­llan en aso­cia­ción con orga­nis­mos públi­cos y aso­cia­cio­nes. La meto­do­lo­gía de la Clí­ni­ca Jurí­di­ca y la prác­ti­ca del dere­cho de inte­rés públi­co, que se ins­pi­ra en mode­los de ense­ñan­za clí­ni­ca del dere­cho, son las cla­ves del pro­yec­to. El supues­to es de inter­ven­ción en casos reales para­dig­má­ti­cos que gene­ran una deman­da de inves­ti­ga­ción jurí­di­ca sobre recon­fi­gu­ra­cio­nes lega­les y nue­vos dere­chos y que per­mi­ten la acción legal en casos judi­cia­les o legis­la­ti­vos. Con esto, la Clí­ni­ca es capaz de aso­ciar e inte­grar la ense­ñan­za, la inves­ti­ga­ción y la extensión.

Uno de los pro­yec­tos en cur­so en la Clí­ni­ca, que comen­zó en 2019, es la Clí­ni­ca de Repar­ti­do­res de Pla­ta­for­ma Digi­tal. Este pro­yec­to sur­gió de una deman­da pre­sen­ta­da a la Uni­ver­si­dad por un gru­po de repar­ti­do­res de la Pla­ta­for­ma Log­gi que habían sido exclui­dos de la pla­ta­for­ma des­pués de una huel­ga en Curi­ti­ba para mejo­rar las con­di­cio­nes de tra­ba­jo. El caso clí­ni­co de los repar­ti­do­res, como lo lla­ma­mos, gene­ró un estu­dio y lue­go una denun­cia en el Minis­te­rio Públi­co de Tra­ba­jo ‑MPT‑, que esta­ble­ció una inves­ti­ga­ción civil.

Para desa­rro­llar el pro­yec­to, hici­mos un con­ve­nio de coope­ra­ción téc­ni­ca con el MPT para otor­gar sub­si­dios para estu­dios lega­les. Este pro­yec­to desa­rro­lló muchas acti­vi­da­des de inves­ti­ga­ción con el obje­ti­vo de com­pren­der el con­flic­to ana­li­za­do y al mis­mo tiem­po, enten­der el com­ple­jo fun­cio­na­mien­to de las pla­ta­for­mas. Hici­mos infor­mes de doce­nas de tra­ba­ja­do­res, cele­bra­mos audien­cias públi­cas, varios semi­na­rios aca­dé­mi­cos. Lle­va­mos a cabo una encues­ta empí­ri­ca, con un cues­tio­na­rio estruc­tu­ra­do, cuyos resul­ta­dos han sido la base de nues­tras accio­nes. El pro­yec­to se encuen­tra aho­ra en una segun­da fase de inves­ti­ga­ción más avan­za­da, con la pro­duc­ción de docu­men­tos aca­dé­mi­cos sobre los resul­ta­dos de estas inter­ven­cio­nes. La gran lec­ción del pro­yec­to fue el inmen­so apren­di­za­je que tuvi­mos de la expe­rien­cia de los infor­mes de los trabajadores.

Fuen­te: Kaos en la red

Itu­rria /​Fuen­te

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *