El principal objetivo de los bancos centrales es mantener la estabilidad de precios mediante el control de la inflación en un rango determinado, que en el caso de la eurozona es del entorno del 2%. Sin embargo, la batería de medidas aprobadas por los principales responsables de la política monetaria, incluyendo agresivas compras de bonos e inyecciones de liquidez, apenas están logrando el objetivo fijado. Y algunos expertos echan la culpa a los intermediarios, es decir, los bancos comerciales.
Los bancos centrales de todo el mundo están inflando sus balances a una velocidad récord, lo que está provocando preocupación entre muchos consumidores, ante la posibilidad de que se genere inflación”, explican los analistas de DWS, la gestora de Deutsche Bank, en un informe. El balance de la Reserva Federal estadounidense (Fed), que hace un año equivalía al 18% del producto interior bruto (PIB) de EEUU, supone ya un 34%, tras haber aumentado de forma extraordinaria. La situación no es muy diferente en Europa, donde el balance del Banco Central Europeo (BCE) ya representa el 52,8% del PIB, frente al 40% de principios de año y el 20% de principios de 2015.
Sin embargo, la inflación apenas repunta, situándose por debajo del 1% en la eurozona y EEUU e incluso en tasas negativas (-0,3%) en España, a pesar de que “existe una correlación demostrada empíricamente entre la masa monetaria y la inflación”.
Entonces, ¿qué está pasando?, se preguntan los expertos del banco alemán. “La respuesta es que la creación de dinero por parte del banco central y la masa monetaria no son lo mismo”. El BCE proporciona liquidez a los bancos comerciales o les compra títulos. La base monetaria correspondiente está creciendo mucho, provocando la rápida ampliación del balance del BCE. Sin embargo, “el dinero del banco central solo se convierte en masa monetaria M3 cuando los bancos comerciales prestan ese dinero, algo que casi no hacen ahora mismo”.
“Los préstamos al sector privado crecieron en mayo a una tasa nominal de tan solo un 4% interanual. Los préstamos al sector público han crecido más, un 11% en mayo, porque los gobiernos han necesitado dinero para responder a la pandemia del coronavirus, pero incluso esta cifra es modesta, teniendo en cuenta lo que está sucediendo con los balances de los bancos centrales”, señala DWS.
“Casi todo se ha convertido en exceso de reservas, es decir, en la liquidez que tienen depositada los bancos comerciales en el banco central por encima del coeficiente de caja mínimo regulatorio”. Martin Moryson, economista jefe para Europa en DWS, valora que “el aspecto positivo es que es poco probable que los bancos europeos sufran escasez de liquidez a corto plazo. Por el contrario, están atesorando dinero porque no confían plenamente en la recuperación económica y porque hay una falta de demanda por parte de prestatarios solventes”.
Fuente: www.elboletin.com
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