Una jungla donde se devoran literalmente unos a otros – La otra Andalucía

Una jun­gla don­de se devo­ran lite­ral­men­te unos a otros – La otra Andalucía

Si el mun­do labo­ral ya es, de por sí, un sin­diós, el tra­ba­jo en el cam­po “es la jun­gla“, advier­te José Parra, secre­ta­rio de Acción Sin­di­cal de CTA en Cór­do­ba. Un caos don­de las leyes se que­dan en papel moja­do, los acuer­dos de con­ve­nio se olvi­dan en un cajón reco­pi­lan­do pol­vo, el sál­ve­se quien pue­da está a la orden del día y algu­nos sin­di­ca­tos son los úni­cos que tra­tan de poner un poco de orden y cordura.

Si hubie­ra que hacer un cálcu­lo “muy real” de cómo está el cam­po cor­do­bés, bas­te decir que de los miles de tra­ba­ja­do­res que pasan por la pro­vin­cia, sólo un 10%, que coin­ci­den con el per­so­nal fijo que hay de ante­mano en las fin­cas, tra­ba­jan en la lega­li­dad, “es decir, que tie­nen todos los días tra­ba­ja­dos como decla­ra­dos“. El 90% res­tan­te son ilegales.

¿Irre­gu­la­ri­da­des? Cons­tan­tes. Des­de meno­res de 14 o 15 años, en su mayo­ría de ori­gen rumano, tra­ba­jan­do, has­ta con­tra­ta­cio­nes sin alta de nin­gún tipo o direc­ta­men­te sin con­tra­to y mayo­ri­ta­ria­men­te pago en dine­ro negro“, denun­cia este sin­di­ca­lis­ta, quien ha vis­to “de todo” en sus lar­gos años visi­tan­do todo tipo de tajos en la pro­vin­cia, des­de la naran­ja de su loca­li­dad natal, Pal­ma del Río, has­ta el ajo de Mon­tal­bán, pasan­do por la acei­tu­na en toda la pro­vin­cia y otras reco­lec­cio­nes meno­res como la cebo­lla de la Vega del Guadalquivir.

En todo ese tiem­po no he vis­to nun­ca un solo empre­sa­rio que se mue­va den­tro de la lega­li­dad“, advier­te para denun­ciar irre­gu­la­ri­da­des san­gran­tes y situa­cio­nes por com­ple­to sin sen­ti­do, como ha sido el caso de la lla­ma­da en abril pasa­do de la patro­nal a cubrir 2.000 pues­tos de tem­po­re­ros “que ya esta­ban cubier­tos de ante­mano; ¿que por qué lo hicie­ron? No ten­go ni idea“, reco­no­ce Parra. Aun­que hay sos­pe­chas de que pue­den haber­lo hecho para que haya un sobre­ex­ce­so de deman­da y así poder ofer­tar a la baja.

El líder sin­di­ca­lis­ta de la CTA ha lle­ga­do a hablar de mafia y situa­cio­nes de semi­es­cla­vi­tud. Y un ejem­plo de ello son los lla­ma­dos “inter­me­dia­rios”, es decir, per­so­nas que con­tra­tan cua­dri­llas para reco­lec­tar lo que sea. Has­ta tres de estos “inter­me­dia­rios” se han lle­ga­do a dar. Bue­na par­te de estos per­so­na­jes son extran­je­ros que, por cir­cuns­tan­cias, des­ta­can sobre el res­to, por ejem­plo, por con­tar con una fur­go­ne­ta para el trans­por­te de per­so­nas, que fun­cio­na a modo de auto­bús, por­que les cobra el pasa­je res­tán­do­lo direc­ta­men­te de unos “suel­dos” men­gua­dos que ape­nas se que­dan en 25 o 26 euros por jor­na­da. Cabe recor­dar que el con­ve­nio del cam­po en Cór­do­ba está en 48,19 euros/​día para la reco­gi­da del ajo o a 50€ en el caso de los cítricos.

Por supues­to, en la situa­ción de pan­de­mia que se está vivien­do, “con muchas más per­so­nas den­tro de lo que pla­zas admi­te el vehícu­lo“.

Estos inter­me­dia­rios son per­so­nas que reci­ben un dine­ro del empre­sa­rio, lle­ván­do­se una comi­sión de 1.500 euros, por con­tra­tar a la gen­te, a los que lue­go este hom­bre paga lo que le vie­ne en gana. “En muchas oca­sio­nes son fami­lias tra­ba­jan­do a los que se abo­na por caja una can­ti­dad, de modo que son ellos lue­go quie­nes repar­ten el dine­ro, dan­do lugar a robos y explo­ta­cio­nes pos­te­rio­res entre ellos mis­mos“. Se han dado casos de per­so­na­jes que sen­ci­lla­men­te des­apa­re­cen con todo el dine­ro (el corres­pon­dien­te a 20 o 25 días de tra­ba­jo) y lue­go el empre­sa­rio se nie­ga a pagar un tra­ba­jo que ya está hecho.

Hemos teni­do que mediar en esos casos y el agri­cul­tor aca­ba pagan­do, pero por­que sabe que la mayo­ría de ellos tie­nen decla­ra­dos muchos menos días de los que en reali­dad han tra­ba­ja­do, con lo que úni­ca­men­te están obli­ga­dos a abo­nar en ese por­cen­ta­je“, advier­te José Parra.

Hay casos san­gran­tes con ese tipo de inter­me­dia­rios. Uno de ellos era un búl­ga­ro que se dedi­ca a dejar pre­ña­das a meno­res y las tie­ne tra­ba­jan­do en cua­dri­llas para él.

Una de las solu­cio­nes a ese pro­ble­ma sería que las y los tra­ba­ja­do­res cobra­ran por el ban­co, pero “muchos de ellos no quie­ren, por­que arras­tran deu­das ban­ca­rias y pre­fie­ren el dine­ro fres­co en mano“.

En otras oca­sio­nes, como ha sido el caso de un “impor­tan­te empre­sa­rio de Mon­tal­bán“, que acu­de a “fal­sas empre­sas de empleo tem­po­ral (ETT), que no cum­plen los requi­si­tos para ser­lo, muchas de ellas de Alba­ce­te“, con un fun­cio­na­mien­to bas­tan­te simi­lar al de los inter­me­dia­rios. Otro agri­cul­tor tam­bién de Mon­tal­bán dejó de pagar, siem­pre según el líder sin­di­cal, a una mucha­cha ruma­na 1.000 euros, en lo que sería un “acto de pira­te­ría, por­que fue como un cas­ti­go hacia ella y, a modo de san­ción, no le que­ría pagar y, al final, con­se­guí que los cobra­ra; eso ocu­rrió en la cam­pa­ña pasa­da“.

El papel de la Ins­pec­ción de Tra­ba­jo en estos casos es inú­til. Cuan­do se les lla­ma para denun­ciar una irre­gu­la­ri­dad habi­tual­men­te no acu­den en el momen­to en que se pro­du­ce y se ha dado el caso de lle­gar “has­ta ocho meses des­pués de la reco­gi­da de la cebo­lla para detec­tar una ile­ga­li­dad ocu­rri­da cuan­do la reco­gi­da“. Es más, “tene­mos pen­dien­tes denun­cias des­de el 24 de sep­tiem­bre de 2019” y no dos o tres, sino más de un cen­te­nar. “Absur­do“.

Ade­más, en el caso de que la Ins­pec­ción quie­ra coger ‘in fra­gan­ti’ una irre­gu­la­ri­dad deben acu­dir siem­pre acom­pa­ña­dos de la Guar­dia Civil, que es la encar­ga­da de ir abrien­do camino. “Y cuan­do los ven lle­gar huyen todos en des­ban­da­da, por­que así se lo ha reco­men­da­do el empre­sa­rio“. Lue­go al día siguien­te regre­san y con­ti­núan su labor como si nada hubie­ra ocurrido.

En cuan­to al alo­ja­mien­to, los agri­cul­to­res les dicen que se bus­quen la vida, con lo que aca­ban vivien­do en casas de pue­blo haci­na­dos 20 o 25 per­so­nas en un piso peque­ño, o direc­ta y lite­ral­men­te “bajo un puen­te“. “He lle­ga­do a cono­cer a un hom­bre que no aguan­ta­ba el olor a huma­ni­dad de la casa y aca­ba­ba dur­mien­do en la ace­ra, y otros que no tenían agua corrien­te y había una per­so­na que dia­ria­men­te les lle­va­ba una garra­fa de 25 litros de una fuen­te de agua no pota­ble para que se pudie­ran lim­piar“, expli­ca el sin­di­ca­lis­ta de la CTA.

Lo que, en todo caso que­da cla­ro, es que la situa­ción en el cam­po anda­luz, y pare­ce que, en todo el esta­do espa­ñol, está más rayan­do la escla­vi­tud y la explo­ta­ción labo­ral que en el cum­pli­mien­to de los más bási­cos dere­chos no ya labo­ra­les, sino huma­nos. Las denun­cias se vie­nen repi­tien­do des­de hace déca­das, por sin­di­ca­tos como el SAT (reco­men­da­mos la entre­vis­ta recien­te de Para­dig­ma Radio a su Secre­ta­rio Nacio­nal, Óscar Rei­na) o como la pro­pia CTA. Es por ello que se hace aún más nece­sa­rio el refor­za­mien­to del cuer­po de la Ins­pec­ción de Tra­ba­jo, dotán­do­la de más ins­pec­to­res e ins­pec­to­ras, y de más medios para cum­plir la obli­ga­ción cons­ti­tu­cio­nal que tie­ne el esta­do de velar por el cum­pli­mien­to de la lega­li­dad labo­ral y en mate­ria de dere­chos huma­nos, y de per­se­guir a empre­sa­rios e inter­me­dia­rios que bus­can en la escla­vi­tud de las y los jor­na­le­ros la for­ma de enri­que­cer­se. Por ello, no es de extra­ñar sus ame­na­zas a la actual Minis­tra de Tra­ba­jo, Yolan­da Díaz, en cuan­to a dado órde­nes de per­se­guir, con los esca­sos medios de los que dis­po­ne, las acti­tu­des empre­sa­ria­les fue­ra de la ley.

Fuen­te: www​.insur​gen​te​.org

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