Argen­ti­na. La Deu­da, un deba­te crucial

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 20 agos­to 2020

Jue­ves 13. Mesa Redon­da “El acuer­do con los bonis­tas… y las deu­das abier­tas de Amé­ri­ca Lati­na”. Orga­ni­za­da por Encuen­tro y Refle­xión y pro­du­ci­da por Cien­cia Nues­tra con­vo­có a Clau­dio Lozano, Ale­jan­dro Olmos Gao­na, Beni­to Ara­ma­yo, Hora­cio Gon­zá­lez y Jor­ge Rachid. Pre­sen­tó a los pane­lis­tas Belén Almejun.

La Mesa refle­jó el difí­cil momen­to que atra­vie­sa nues­tra Argen­ti­na. Y el pre­sen­te y futu­ro del tra­ta­mien­to de la Deu­da. Este resu­men de lo con­ver­sa­do no reem­pla­za la posi­bi­li­dad de pre­sen­ciar­lo en dife­ri­do. Este es el link:

Madru­ga­da del 4 de agos­to
Los anun­cios de un acuer­do. Los prin­ci­pa­les tene­do­res de títu­los habían acep­ta­do la pro­pues­ta del Gobierno. Se refe­ría a los bonos con legis­la­ción extran­je­ra (aque­llos cuyos liti­gios se diri­men en tri­bu­na­les forá­neos) por un mon­to de 65 mil millo­nes de dóla­res. En torno al hecho se des­ple­ga­ron las exposiciones.

El fes­te­jo
La eufo­ria que siguió al anun­cio fue sobre­ac­tua­da. Por un lado Alber­to Fer­nán­dez y Mar­tín Guz­mán balan­cea­ron haber evi­ta­do el default. Por el otro, un des­me­su­ra­do entu­sias­mo de los sec­to­res domi­nan­tes. Sus corre­vei­di­les y sus medios. Expre­sa­ron su satis­fac­ción, entre muchos otros, la Aso­cia­ción Empre­sa­ria Argen­ti­na y la Socie­dad Rural. No se pri­va­ron de aplau­dir los des­fa­cha­ta­dos res­pon­sa­bles del endeu­da­mien­to macris­ta como Capu­to, Stur­ze­neg­ger y Prat-Gay. Y el atro­na­dor bene­plá­ci­to de Cla­rín y La Nación.

Los cin­co expo­si­to­res en la Mesa, por el con­tra­rio, no encon­tra­ban racio­na­li­dad para tal cele­bra­ción. Cada uno de ellos, refor­zán­do­se mutua­men­te, ads­cri­bió a un aná­li­sis crítico.

Una gran opor­tu­ni­dad
Una gran opor­tu­ni­dad des­apro­ve­cha­da. Gra­ve error.

Se des­co­no­cie­ron com­pro­mi­sos pre­elec­to­ra­les. Y se reca­yó en pre­mi­sas inco­rrec­tas que deter­mi­na­ron el cur­so de la nego­cia­ción. La pro­pia pan­de­mia, y la monu­men­tal cri­sis sani­ta­ria, eco­nó­mi­ca y social glo­bal eran razón más que sufi­cien­te para pos­po­ner las conversaciones.

En con­cre­to:
· Se adop­tó como prio­ri­dad la de “Resol­ver” la Deu­da ante­po­nién­do­la a cual­quier otra en el cam­po eco­nó­mi­co.
· A tales efec­tos se enten­dió que aho­ra el FMI era ami­ga­ble. Un socio con­fia­ble en la difí­cil nego­cia­ción a enca­rar.
· Se menos­pre­ció que la Argen­ti­na YA se encon­tra­ba en default, el resuel­to por el Gobierno de Macri. El gran endeu­da­dor era el padre ver­gon­zan­te de la cesa­ción de pagos.

La “pru­den­cia” del posi­bi­lis­mo
¿Se pue­de? ¿No se pue­de? Y, si no se pue­de, ¿para qué mal­gas­tar pól­vo­ra en chi­man­gos? Si no te dejan, tam­po­co se pue­de. Así dis­cu­rren los posi­bi­lis­tas. Exis­ti­rían leyes inape­la­bles con las que no tene­mos más reme­dio que transigir.

Este autén­ti­co vicio en el pen­sa­mien­to se vin­cu­la a una acep­ta­ción acrí­ti­ca de cómo anda el Mun­do. O, cómo se lo supo­ne. Amplí­si­mos sec­to­res, aun del cam­po popu­lar, han que­da­do atra­pa­dos por la pre­po­ten­cia ideo­ló­gi­co-pro­pa­gan­dís­ti­cos en boga. En las gran­des temá­ti­cas e inclu­so en las coti­dia­nas pesa fuer­te el impo­si­bi­lis­mo. Alma geme­la del posibilismo.

Dos acti­tu­des ante la reali­dad. Están quie­nes la con­si­de­ran está­ti­ca e inmu­ta­ble. Prác­ti­ca­men­te inmo­di­fi­ca­ble. Los Pue­blos, en cam­bio, bucean en los dis­tin­tos aspec­tos de la reali­dad. Ante corre­la­cio­nes de fuer­zas adver­sas se plan­tan y tra­ba­jan para trans­for­mar­la en una nue­va. Que tome en cuen­ta las nece­si­da­des e intere­ses de las mayorías.

El posi­bi­lis­mo… todo un tema.

Default: las 10 pla­gas
Lo peor de lo peor. ¿Para quié­nes? Eco­no­mis­tas y crea­do­res de opi­nión públi­ca ase­gu­ran­do que el default nos arro­ja­ba al caos y la pobre­za. Por supues­to ocul­ta­ban que el default ya esta­ba en cur­so. Y más aún que en nues­tra pro­pia his­to­ria con­ta­mos con defaults vir­tuo­sos. Así ocu­rrió con el decre­ta­do por Rodrí­guez Saa que per­mi­tió tran­si­tar los pri­me­ros años tras la caí­da de De la Rúa. Final­men­te reac­ti­vó la eco­no­mía, bajó la des­ocu­pa­ción y recom­pu­so sala­rios tras su ini­cial caí­da deter­mi­na­da por la devaluación.

Los núme­ros del acuer­do
La ofer­ta ini­cial data de media­dos de abril. Plan­tea­da como el esfuer­zo máxi­mo que podía enca­rar la Argen­ti­na peca­ba de exce­so de “sen­sa­tez”. La qui­ta de capi­tal recla­ma­da era de un 5%. La tasa de inte­rés del 2,75%. El valor pre­sen­te de la de la inver­sión en U$S 39 y un perío­do de gra­cia de 3 años. El pri­mer ven­ci­mien­to sería recién en 2024.

La pro­pues­ta obtu­vo rápi­dos apo­yos inter­na­cio­na­les. Des­de aca­dé­mi­cos de la eco­no­mía has­ta el FMI. Pero los Fon­dos se mos­tra­ron infle­xi­bles con­si­guien­do una tras otra cua­tro nue­vas ofer­tas. Las con­ce­sio­nes supu­sie­ron una reduc­ción de la qui­ta de capi­tal (aho­ra del 1%); aumen­tar el valor pre­sen­te has­ta U$S 54,8; lle­var la tasa al 3,75 %, Un perío­do de gra­cia de pocos meses. Y la acep­ta­ción del pago de intere­ses deven­ga­dos duran­te el perío­do de los tiras y aflojes.

¿Se resol­vió el pro­ble­ma de la Deu­da?
NO. Tan siquie­ra un ali­vio. Nada para des­pre­ciar. Pero no más que ello. Para deter­mi­nar el mar­gen de Oxí­geno obte­ni­do habrá que espe­rar los resul­ta­dos de la nego­cia­ción con el FMI.

Los bonis­tas bajo legis­la­ción extran­je­ra repre­sen­tan ape­nas un quin­to de la deu­da total. Por una inex­pli­ca­ble gene­ro­si­dad se le extien­den las mejo­ras de este arre­glo a la tota­li­dad de los pres­ta­mis­tas pri­va­dos. O sea, abar­can­do aque­llos bajo legis­la­ción argentina.

El FMI
Dicho en la Mesa: “la nego­cia­ción con el FMI pue­de deter­mi­nar el rum­bo gene­ral del Gobierno.” Ya sabe­mos que el ini­cio de las tra­ta­ti­vas con el Fon­do está pau­ta­do para las pró­xi­mas dos semanas.

Supo­ner que nos vamos a encon­trar con un nue­vo FMI, com­pren­si­vo y soli­da­rio es mera can­di­dez. Pre­mi­sa impro­pia en una nego­cia­ción que va a ser dura. Y que invo­lu­cra­rá no solo dóla­res sino tam­bién con­di­cio­na­mien­tos.
No se debe sos­la­yar un hecho mayor. Tan­to la admi­nis­tra­ción Macri como los esta­men­tos de direc­ción del Fon­do incum­plie­ron nor­mas man­da­to­rias. En nues­tro lado del mos­tra­dor el pedi­do del prés­ta­mo solo está res­pal­da­do por una sim­ple Car­ta de inten­ción. Del otro lado, el FMI, incum­plió su pro­pio Esta­tu­to otor­gan­do el mayor cré­di­to de su his­to­ria a un país en ple­na fies­ta de fuga de divi­sas. Abso­lu­ta­men­te com­pro­ba­da la inten­cio­na­li­dad de apun­ta­lar la can­di­da­tu­ra derro­ta­da de Macri. La con­tun­den­cia de todas estas “irre­gu­la­ri­da­des” debie­ra ser cen­tral a la hora de la negociación.

Es cier­to que, con el res­pal­do de los Pode­res glo­ba­les, el FMI cuen­ta con una obs­ce­na inmu­ni­dad que la pre­ser­va de los recla­mos de las Nacio­nes depen­dien­tes. Denun­ciar tal inmu­ni­dad pudie­ra ser un alto ser­vi­cio de la Argen­ti­na a la cau­sa de dece­nas de paí­ses igual­men­te per­ju­di­ca­dos por el endeudamiento.

La deu­da eter­na.
Fue­ra cual fue­se el acuer­do alcan­za­do, ¡¿cómo se pagan?! Muy sen­ci­llo. Se pide un prés­ta­mo. A la oli­gar­quía finan­cie­ra glo­bal les sobran los dóla­res. De nada les sir­ve man­te­ner­los en el bol­si­llo. Nun­ca les impor­tó la capa­ci­dad de repa­go del empres­ta­do. Bus­can que la bola de nie­ve siga cre­cien­do y con ella los intereses.

Así, la Deu­da, se ha ido con­vir­tien­do en el nego­cio de los nego­cios en la Épo­ca del impe­ria­lis­mo. Obte­ner ganan­cias side­ra­les sin pro­du­cir siquie­ra un alfi­ler. Bas­ta mover la pla­ta. ¿Cómo sino pudo emi­tir­se el bono macris­ta a 100 años y que éste fue­ra sus­crip­to en su totalidad?

Sobe­ra­nía, Depen­den­cia
La cen­tra­li­dad de la Deu­da enve­ne­na la tota­li­dad de las rela­cio­nes eco­nó­mi­cas, polí­ti­cas y socia­les en nues­tros paí­ses. Es uno de los prin­ci­pa­les arie­tes del atra­so y la Depen­den­cia. Pos­ter­ga cual­quier otro sec­tor eco­nó­mi­co a la pro­duc­ción pri­ma­ria y las expor­ta­cio­nes. Las fuen­tes para con­se­guir divi­sas que flui­rán a las cajas de los rentistas.

Y en nues­tro caso, para sopor­tar la intru­sión del FMI en las deci­sio­nes sobe­ra­nas argen­ti­nas. Los cono­ci­dos ajus­tes y las lla­ma­das refor­mas estruc­tu­ra­les (labo­ral, pre­vi­sio­nal, impo­si­ti­va y las que se les ocu­rra reclamarnos).

Sobe­ra­nía es inves­ti­gar y denun­ciar la lar­ga his­to­ria de endeu­da­mien­to. Des­de Riva­da­via a nues­tros días. Es pre­gun­tar­se por­qué la enton­ces opo­si­ción par­la­men­ta­ria le apro­bó a Macri la tota­li­dad de los prés­ta­mos toma­dos. Sin siquie­ra recha­zar la cesión de sobe­ra­nía al acep­tar tri­bu­na­les forá­neos. Con­tras­tan­do con ello, los dipu­tados del PTP (inte­gran­tes del ofi­cia­lis­ta Fren­te de Todos) no vota­ron el pro­yec­to de rees­truc­tu­ra­ción que dio ini­cio a la negociación.

Sobe­ra­nía es invo­lu­crar al Pue­blo en la defen­sa de la dig­ni­dad nacio­nal cuan­do se tra­ta de dis­cu­tir con los usu­re­ros. Por­que ¡¡¡las deu­das se pagan. Las esta­fas no!!!

Las gran­des poten­cias van en apo­yo de sus finan­cis­tas. ¿Pre­ten­de­rán reedi­tar la polí­ti­ca de las caño­ne­ras? No olvi­da­mos la inva­sión de Méji­co por Fran­cia en 1864. O la de Vene­zue­la por poten­cias euro­peas en los albo­res del siglo XX. Ambas con la jus­ti­fi­ca­ción del cobro de deudas.

Pro­ta­go­ni­zar la Deu­da
La Deu­da exter­na no tie­ne solu­ción des­de el solo ángu­lo finan­cie­ro. Según el lado de la ven­ti­lla en que se mire es impa­ga­ble… es inco­bra­ble. Recla­ma un abor­da­je mul­ti­di­rec­cio­nal. Por supues­to eco­nó­mi­co, pero tam­bién polí­ti­co, social, jurí­di­co y éti­co. Bus­car­le una reso­lu­ción mera­men­te téc­ni­ca cons­ti­tu­ye un desatino.

Las inves­ti­ga­cio­nes de Ale­jan­dro Olmos han docu­men­ta­do innu­me­ra­bles fecho­rías de dis­tin­to tipo. El vacia­mien­to de cen­te­nas de miles de millo­nes de dóla­res por per­so­ne­ros de las cla­ses domi­nan­tes. Con la com­pli­ci­dad o indi­fe­ren­cia de los pres­ta­mis­tas. Duran­te el macris­mo un selec­to núcleo de espe­cu­la­do­res fugo el 90% de los fon­dos reci­bi­dos. Una muy sim­ple Audi­to­ría con­fir­ma­ría lo que ya se sabe. Iden­ti­fi­car a los res­pon­sa­bles y recu­pe­rar lo fuga­do sería de estric­ta jus­ti­cia. Los dañi­nos fuga­do­res son menos del 0,1 por cien­to de nues­tra pobla­ción. ¿Quién se irá a con­do­ler por ellos si se los cas­ti­ga­ra don­de más les duele?

Dis­tin­tas ini­cia­ti­vas del Gobierno (entre otras el Impues­to a las gran­des for­tu­nas, la inter­ven­ción a Vicen­tin) pro­du­je­ron entu­sias­mo en el cam­po popu­lar. El sub­si­guien­te des­di­bu­ja­mien­to de las mis­mas sem­bró desazón.

Los Ban­cos pri­va­dos mal­tra­tan a la pro­duc­ción y el tra­ba­jo. Con la pla­ta de los otros con­ti­núan embol­san­do cuan­tio­sos intere­ses a tra­vés del nego­cio de las Leliqs. Nacio­na­li­zar los depó­si­tos ban­ca­rios y el cré­di­to para poten­ciar la inver­sión pro­duc­ti­va es una de las prin­ci­pa­les con­di­cio­nes de futu­ro. ¿Quién haría un ban­de­ra­zo por los “pobres” ban­que­ros? Lo mis­mo en rela­ción con el comer­cio exte­rior. Mien­tras las cerea­le­ras (mayo­ri­ta­ria­men­te extran­je­ras) con­tro­len los puer­tos y la balan­za comer­cial no tene­mos Nación. Que la Socie­dad Rural se opon­ga a reim­plan­tar las Jun­tas de Gra­nos y Car­nes, los sec­to­res popu­la­res sabre­mos defen­der dichas medi­das. Ante el aca­pa­ra­mien­to de tie­rras por oli­gar­cas y “socie­da­des anó­ni­mas” hay que repo­blar el cam­po entre­gan­do tie­rra y terre­nos a quie­nes quie­ran tra­ba­jar­los y cons­truir sus vivien­das. Todo ello redun­da­rá en la rein­dus­tria­li­za­ción de nues­tra Argentina.

La Mesa
Una ini­cia­ti­va fruc­tí­fe­ra. Un inter­cam­bio res­pe­tuo­so, fra­terno, valio­so. Que más tem­prano que tar­de habre­mos de con­ti­nuar. La temá­ti­ca es amplia. Todo lo que poten­cie la uni­dad en la lucha de los sec­to­res nacio­na­les y popu­la­res. Tene­mos mucho para hacer.

Sebas­tián Ramírez

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