Por Camilo Catari, Resumen Latinoamericano 2 de agosto de 2020
La educación y la salud, las principales prioridades de cualquier Estado han sido abandonados en Bolivia. El golpe de Estado de noviembre del 2019 ha desmantelado a tal punto de abandonar a la población a su suerte en materia de salud y de educación y nos muestra la irresponsabilidad por parte de los golpistas.
El discurso que justificó el golpe estuvo centrado en la “recuperación de la democracia”, después de 9 meses de saqueo permanente de los recursos estatales, el grupo de poder apoyado en la biblia y el mismo imperio, ha implementado una política genocida.
En algún momento los miembros del gabinete se autonombraron como un “gabinete de lujo” ciertamente se trata de un lujo, en una de sus acepciones que significa “no hacer nada”.
La clausura del año escolar es una estrategia de este gobierno de facto para confrontar a los padres de familia con los maestros. Creando de esta manera una cortina de humo para tapar la tremenda corrupción e incapacidad de un gobierno que en su política educativa también fracasó.
El creciente desenfado del gobierno ya no tiene límites, se han transgredido todas las normas, todas las leyes, el ridículo de las declaraciones gubernamentales son la tragicomedia que el pueblo está obligado a vivir, un pequeño coro de los que tienen ganancias con este gobierno, que como única política pública utiliza la rapiña, se dedica a desprestigiar lo poco que queda de institucional en el Estado.
El reciente montaje en redes sociales para dañar moralmente a la presidenta del senado, nos demuestra la vileza y canallesca práctica con la que se acusó también a Evo Morales y al ex canciller David Choquehuanca.
Estamos en una total descomposición moral e intelectual, la sobrevivencia de los bolivianos solamente está siendo protegida por los saberes ancestrales en materia de salud, la medicina de pueblos originarios es vilipendiada por el gobierno, medicina que es el único sostén de la esperanza de vida.
Frente a este panorama es que, una vez más, los pueblos originarios han tomado la decisión de volver a las carreteras, de cercar las ciudades, como en tiempos de las luchas anticoloniales. Túpac Katari es la guía que nos plantea la recuperación del Estado.
El “gabinete de lujo” ha resultado tan sólo una reunión de inútiles, para afrontar una crisis, pero no así para para acumular riqueza sobre los cadáveres de cientos de bolivianos y bolivianas.
La violencia generada por la incertidumbre se ha ensañado con las mujeres víctimas de feminicidio, se ha ensañado con niños y niñas víctimas de violaciones, el Estado ausente, permite que estos males vayan tornándose como “normales”.
La descomposición del Estado seguirá su curso mientras la cleptocracia continúe en el gobierno. Es frente a esta afrenta que los bloqueos y el paro general indefinido se presentan como esa muralla de contención, muralla que no permitirá nunca más el saqueo de Bolivia, muralla fuerte a la que los bolivianos que quieren recuperar la democracia y el estado debemos apoyarla.
*Camilo Katari, es escritor e historiador potosino