Boli­via. Vacío de poder

Por Cami­lo Kata­ri, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 9 de agos­to de 2020.

foto: para­mi­li­tar fas­cis­ta de la Resis­ten­cia Juve­nil Kochala

En Boli­via, las fuer­zas para­mi­li­ta­res se adue­ñan de las ciu­da­des del eje cen­tral. Tra­tan de repe­tir su haza­ña de noviem­bre del año 2019. Esta es la señal ine­quí­vo­ca que no exis­te gobierno, ni Esta­do de dere­cho.
La acu­mu­la­ción de equí­vo­cos en la ges­tión de la cri­sis polí­ti­ca y de salud, ha debi­li­ta­do al gobierno de fac­to, de tal mane­ra que sus pro­pios pro­mo­to­res aho­ra le cues­tio­nan; “¿Cómo debo lla­mar­la pre­si­den­ta o candidata?….porque no hay gobierno” una repre­sen­tan­te de un par­ti­do polí­ti­co de la dere­cha boli­via­na.
Hemos lle­ga­do a un nivel de des­com­po­si­ción del régi­men, que cual­quier res­pues­ta que pue­da dar, ya no será, ni creí­ble ni efec­ti­va para des­mo­vi­li­zar a los que se encuen­tran en los pun­tos de blo­queo.
Por su par­te los y las diri­gen­tes, en los pun­tos de blo­queo, han fija­do su posi­ción y es que la sali­da a la cri­sis pasa por la renun­cia del gobierno de fac­to.
La pre­sen­cia de los para­mi­li­ta­res en las ciu­da­des, no se pue­de repe­tir en los blo­queos que ya han pasa­do la cen­te­na y tie­nen para­li­za­do al país. La radi­ca­li­dad de la medi­da ha lle­ga­do a las zonas más remo­tas, y en núme­ro los blo­queos son cua­tro veces mayo­res en núme­ro que los blo­queos del año 2003, que obli­ga­ron la renun­cia de Gon­za­lo Sán­chez de Loza­da.
El úni­co sos­tén del gobierno, es el ejér­ci­to y la poli­cía, poli­cía que está repi­tien­do su carác­ter anti­cons­ti­tu­cio­nal por­que está dan­do pro­tec­ción y faci­li­tan­do los des­pla­za­mien­tos de las ban­das para­mi­li­ta­res. Es inne­ga­ble que muchos ofi­cia­les tie­nen que ser some­ti­dos a las leyes una vez retor­ne el Esta­do de dere­cho.
Los intere­ses eco­nó­mi­cos, prin­ci­pal moti­vo del gol­pe en el 2019, nue­va­men­te se encuen­tran finan­cian­do esta repre­sión al pue­blo boli­viano, y como han decla­ra­do varios diri­gen­tes, no es el MAS quien se encuen­tra movi­li­za­do, sino es el pue­blo que se ha can­sa­do de la arbi­tra­rie­dad y el saqueo de un gobierno que tenía como úni­ca tarea con­vo­car a elec­cio­nes en un pla­zo de 90 días. La pos­ter­ga­ción por cuar­ta vez del retorno a la nor­ma­li­dad demo­crá­ti­ca ha sido la gota que des­bor­dó el vaso de la pacien­cia, en un pue­blo que sopor­tó la men­ti­ra, el pilla­je y el des­man­te­la­mien­to del Esta­do.
El esce­na­rio boli­viano es un esce­na­rio de con­fron­ta­ción y nue­va­men­te nos encon­tra­mos en la dis­yun­ti­va de recu­pe­rar el Esta­do para la diver­si­dad de nacio­nes y pue­blos que habi­tan el terri­to­rio boli­viano, o por el con­tra­rio vol­ver al Esta­do indigno y pobre del siglo XX.
El fan­tas­ma de Tomás Kata­ri, Bar­to­li­na Sisa, Kuru­sa Lla­we, Gre­go­ria Apa­za, Tupak Kata­ri, Zara­te Will­ka, Dimi­ti­la Chun­ga­ra, Mar­ce­lo Qui­ro­ga San­ta Cruz y Luis Espi­nal, ace­cha al Pala­cio Que­ma­do, deman­dan­do una vez más: Libertad.

Itu­rria /​Fuen­te

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