Bra­sil. Fuer­tes crí­ti­cas de los obis­pos a Bolsonaro

Por Washing­ton Uran­ga. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 5 de agos­to de 2020.

En un docu­men­to colec­ti­vo 152 obis­pos de Bra­sil crí­ti­can las medi­das adop­ta­das fren­te al coro­na­vi­rus, apun­tan direc­ta­men­te con­tra el pre­si­den­te por sus deci­sio­nes y cues­tio­nan el rum­bo polí­ti­co y eco­nó­mi­co del gobierno al que cali­fi­can de «inep­to» e «inca­paz».

Un gru­po de 152 obis­pos de Bra­sil, apro­xi­ma­da­men­te un ter­cio del total de miem­bros de la Con­fe­ren­cia Epis­co­pal de ese país, emi­tió una «Car­ta al pue­blo de Dios «, en la que se for­mu­lan gra­ves crí­ti­cas al pre­si­den­te Jair Bol­so­na­ro por el mane­jo de la pan­de­mia de la covid-19 pero tam­bién a la orien­ta­ción polí­ti­ca del gobierno. 

«Bra­sil atra­vie­sa uno de los perío­dos más difí­ci­les de su his­to­ria, com­pa­ra­ble a una ‘tem­pes­tad per­fec­ta’ que, dolo­ro­sa­men­te, nece­si­ta ser tras­pues­ta. La cau­sa de esta tem­pes­tad es la com­bi­na­ción de una cri­sis de salud sin pre­ce­den­tes, con un ava­sa­lla­dor colap­so de la eco­no­mía y con la ten­sión que se aba­te sobre los fun­da­men­tos de la Repú­bli­ca, pro­vo­ca­da en gran medi­da por el Pre­si­den­te de la Repú­bli­ca y otros sec­to­res de la socie­dad, dan­do como resul­ta­do una pro­fun­da cri­sis polí­ti­ca y de gober­na­bi­li­dad» se afir­ma en el docu­men­to que, una vez cono­ci­do, con­ci­tó de mane­ra inme­dia­ta el res­pal­do de apro­xi­ma­da­men­te dos mil lai­cos y un millar de sacerdotes. 

El Gobierno Fede­ral «demues­tra omi­sión, apa­tía y recha­zo por los más pobres y vul­ne­ra­bles de la socie­dad, sean quie­nes sean: las comu­ni­da­des indí­ge­nas, qui­lom­bo­las, ribei­rinhas, las pobla­cio­nes de las peri­fe­rias urba­nas, de los con­ven­ti­llos y el pue­blo que vive en las calles, por miles, en todo Bra­sil», dice la declaración.

El tex­to venía sien­do pre­pa­ra­do por un gru­po redu­ci­do de obis­pos y reco­gien­do adhe­sio­nes para ser pre­sen­tan­do ante el Con­se­jo Per­ma­nen­te de la Con­fe­ren­cia Nacio­nal de Obis­pos (CNBB) para su revi­sión, pero el pro­nun­cia­mien­to se fil­tró de for­ma extra­ofi­cial. Algu­nos tras­cen­di­dos indi­can que entre los fir­man­tes exis­tió temor de que el sec­tor más con­ser­va­dor del epis­co­pa­do se resis­tie­ra a su divul­ga­ción. Final­men­te la car­ta fue dis­tri­bui­da infor­mal­men­te a tra­vés de las redes socia­les y extra­ofi­cial­men­te la CNBB hizo saber que el docu­men­to está bajo la res­pon­sa­bi­li­dad de los firmantes.

Entre los sig­na­ta­rios de la car­ta se cuen­tan el car­de­nal Clau­dio Hum­mes, arzo­bis­po emé­ri­to de Sao Pau­lo y ex Pre­fec­to de la Con­gre­ga­ción para el Cle­ro del Vati­cano y muy cer­cano al papa Fran­cis­co, y obis­po de Rorai­ma, Mario da Sil­va, uno de los vice­pre­si­den­tes de la CNBB.

Los obis­pos mani­fies­tan que escri­ben la car­ta «inter­pe­la­dos por la gra­ve­dad del momen­to en que vivi­mos» y «como un ser­vi­cio a todos los que desean ver supe­ra­da esta fase de tan­tas incer­te­zas y tan­to sufri­mien­to del pue­blo» y por­que «es deber de quien se colo­ca en la defen­sa de la vida posi­cio­nar­se, cla­ra­men­te, con rela­ción a este escenario».

Sobre los des­ma­nes del gobierno

Sin nin­gún tipo de eufe­mis­mos los obis­pos, que dicen no tener «intere­ses polí­ti­co-par­ti­da­rios, eco­nó­mi­cos, ideo­ló­gi­cos o de cual­quier otra natu­ra­le­za», afir­man que «las elec­cio­nes polí­ti­cas que nos tra­je­ron has­ta aquí y la narra­ti­va que pro­po­ne la com­pla­cen­cia fren­te a los des­ma­nes del Gobierno Fede­ral, no jus­ti­fi­can la iner­cia y la omi­sión en el com­ba­te a las des­gra­cias que se aba­tie­ron sobre el pue­blo bra­si­le­ño» y agre­gan que el momen­to exi­ge de las «ins­ti­tu­cio­nes, líde­res y orga­ni­za­cio­nes civi­les mucho más diá­lo­go que dis­cur­sos ideo­ló­gi­cos cerra­dos», en lo que sin duda impli­ca un refe­ren­cia con­cre­ta a las acti­tu­des de Bolsonaro.

Des­pués de seña­lar que «sere­mos juz­ga­dos por nues­tras accio­nes» los obis­pos sub­ra­yan en la mis­ma línea crí­ti­ca hacia el Pre­si­den­te que «asis­ti­mos, sis­te­má­ti­ca­men­te, a dis­cur­sos anti­cien­tí­fi­cos, que tra­tan de natu­ra­li­zar o nor­ma­li­zar el fla­ge­lo de los miles de muer­tos por covid-19, tra­tán­do­los como fru­to de la casua­li­dad o del cas­ti­go divino, el caos socio­eco­nó­mi­co que se ave­ci­na, con el des­em­pleo y la cares­tía que se pro­yec­tan para los pró­xi­mos meses, y los con­cha­bos polí­ti­cos que bus­can man­te­ner el poder a cual­quier precio».

Tam­po­co se rehú­ye el pro­nun­cia­mien­to direc­ta­men­te polí­ti­co. «Ana­li­zan­do el esce­na­rio polí­ti­co, sin pasio­nes, ‑dicen los obis­pos fir­man­tes- per­ci­bi­mos cla­ra­men­te la inca­pa­ci­dad e inep­ti­tud del Gobierno Fede­ral para enfren­tar estas cri­sis» y agre­gan que «las refor­mas labo­ral y de las pen­sio­nes, pre­sen­ta­das como para mejo­rar la vida de los más pobres, son tram­pas que pre­ca­ri­za­ran aún más la vida del pueblo».

En el esce­na­rio de la Igle­sia Cató­li­ca en Amé­ri­ca Lati­na el epis­co­pa­do de Bra­sil ha teni­do en la his­to­ria recien­te posi­cio­nes de mucha aper­tu­ra y com­pro­mi­so con los sec­to­res popu­la­res, asu­mien­do tam­bién acti­tu­des de denun­cia social y polí­ti­ca, si bien este ímpe­tu mer­mó en los últi­mos tiem­pos con la des­apa­ri­ción de algu­nas de sus figu­ras más pro­ta­gó­ni­cas como el ex car­de­nal de San Pablo, Pau­lo Eva­ris­to Arns, el car­de­nal Alo­sio Lors­chei­der y el car­de­nal Luciano Men­des de Almei­da, entre otros.
«Per­ni­cio­sa aso­cia­ción entre reli­gión y poder»

Aho­ra los obis­pos sos­tie­nen que «el sis­te­ma del actual gobierno no pone en el cen­tro la per­so­na huma­na y el bien de todos, sino la defen­sa intran­si­gen­te de los intere­ses de una ‘eco­no­mía que mata’, cen­tra­da en el mer­ca­do y las ganan­cias a cual­quier precio».

No satis­fe­chos con lo ante­rior y admi­tien­do que «es ver­dad que Bra­sil nece­si­ta de medi­das y refor­mas serias» indi­can que no son «las que se hicie­ron, cuyos resul­ta­dos empeo­ra­ron la vida de los pobres, des­pro­te­gie­ron vul­ne­ra­bles, libe­ra­ron el uso de agro tóxi­cos antes prohi­bi­dos, aflo­ja­ron el con­trol de la defo­res­ta­ción y, por eso, no favo­re­cie­ron el bien común y la paz social». Por­que, agre­gan, «es insus­ten­ta­ble una eco­no­mía que insis­te en el neo­li­be­ra­lis­mo, que pri­vi­le­gia el mono­po­lio de peque­ños gru­pos pode­ro­sos en detri­men­to de la gran mayo­ría de la población».

En otro pasa­je del docu­men­to sos­tie­nen que «con­vi­vi­mos, así, con la inca­pa­ci­dad y la incom­pe­ten­cia del Gobierno Fede­ral, para coor­di­nar sus accio­nes, agra­va­das por el hecho de colo­car­se con­tra la cien­cia, con­tra esta­dos y muni­ci­pios, con­tra pode­res de la Repú­bli­ca; por apro­xi­mar­se al tota­li­ta­ris­mo y uti­li­zar pre­tex­tos con­de­na­bles, como el apo­yo y el estí­mu­lo a actos con­tra la demo­cra­cia, la fle­xi­bi­li­za­ción de las leyes de trán­si­to y del uso de armas de fue­go por la pobla­ción, y el recur­so a la prác­ti­ca de sos­pe­cho­sas accio­nes de comu­ni­ca­ción, como las noti­cias fal­sas, que movi­li­zan una masa de segui­do­res radicales».

En la mis­ma línea de aná­li­sis los obis­pos dicen que les «asom­bra» el «des­pre­cio por la edu­ca­ción, cul­tu­ra, salud y por la diplo­ma­cia tam­bién» y sobre la eco­no­mía sub­ra­yan que «el Minis­tro de Eco­no­mía des­de­ña a los peque­ños empre­sa­rios, res­pon­sa­bles por la mayo­ría de los empleos en el país, pri­vi­le­gian­do solo los gran­des gru­pos eco­nó­mi­cos, con­cen­tra­do­res de ingre­sos y los gru­pos finan­cie­ros que nada pro­du­cen». Advier­ten ade­más que «la rece­sión que nos asom­bra pue­de hacer que el núme­ro de des­em­plea­dos sobre­pa­se 20 millo­nes de bra­si­le­ños», denun­cian­do que «hay una bru­tal dis­con­ti­nui­dad de la asig­na­ción de recur­sos para las polí­ti­cas públi­cas en el cam­po de la ali­men­ta­ción, edu­ca­ción, vivien­da y gene­ra­ción de ingresos».

Y en direc­ta alu­sión a un tema que com­pe­te a la Igle­sia y como otro seña­la­mien­to direc­to a Bol­so­na­ro el docu­men­to agre­ga que «has­ta la reli­gión es uti­li­za­da para mani­pu­lar sen­ti­mien­tos y creen­cias, pro­vo­car divi­sio­nes, difun­dir el odio, crear ten­sio­nes entre igle­sias y sus líde­res», advir­tien­do que «es per­ni­cio­sa toda aso­cia­ción entre reli­gión y poder en el Esta­do lai­co, espe­cial­men­te la aso­cia­ción entre gru­pos reli­gio­sos fun­da­men­ta­lis­tas y la manu­ten­ción del poder autoritario».

* Fuen­te: Pági­na 12

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