Resumen Latinoamericano /18 de agosto de 2020 – El fermento actual en El Líbano, que terminó con la renuncia del gobierno de Hassan Diab – por la explosión del puerto de Beirut- eventualmente podría conducir a la desaparición de la élite gobernante corrupta del llamado país de los Cedros y al Acuerdo de Taif, que estableció el sistema de reparto sectario del poder.
La intervención en El Líbano está a cargo de fuerzas externas, especialmente Estados Unidos e (Israel), y sus aliados en la región, advirtió en un artículo de opinión Abdel Bari Atwan, editor jefe del periódico árabe Rai al-Youm.
Su objetivo ‑dijo- es reproducir en El Líbano el escenario que escribieron para Siria hace diez años. «Falló en Siria y estaría condenado a la misma suerte en el Líbano, si aprendiéramos de esa terrible experiencia».
El escenario sirio tenía, y sigue teniendo, el propósito de derrocar al gobierno de Damasco, mientras el libanés busca destruir a Hizbullah, o sea, «desarmar el movimiento que liberó el sur de El Líbano de la ocupación israelí», advirtió Atwan.
En Siria comenzó con manifestaciones airadas en Deraa y lo mismo va a pasar en El Líbano. Las manifestaciones y protestas que hemos visto en Beirut (que se extenderán pronto a Trípoli) y la quema de las imágenes del líder de Hizbullah, Hassan Nasrallah, son reveladoras en este sentido.
«Quieren la cabeza de Nasrallah y cínicamente han agregado otros políticos libaneses para dar la impresión que van tras de toda la élite gobernante», alertó el directivo de Rai al-Youm.
Invariablemente este tipo de protestas comienzan de manera pacífica y expresan demandas legítimas de cambio democrático, reforma política y justicia social, acotó el material periodístico.
Pero, en el último tiempo muchas de estas manifestaciones son infiltradas por los aparatos de inteligencia occidentales y terminan produciendo resultados completamente opuestos a los intereses del pueblo. Siria, Libia e Iraq nos brindan ejemplos de este tipo, señaló.
Comentó que el fermento actual en El Líbano, que terminó con la renuncia del gobierno de Hassan Diab –por la explosión del puerto de Beirut– eventualmente podría conducir a la desaparición de la élite gobernante corrupta del llamado país de los Cedros y al Acuerdo de Taif, que estableció el sistema de reparto sectario del poder.
El pueblo libanés quiere una auténtica reforma democrática sin dañar al Estado, pero lamentablemente, no es la clave en la toma de decisiones en este grave asunto, apuntó.
Al referirse al gobierno de Diab afirmó que «fue un bebé indefenso desde el día», pues «nunca se le permitió gobernar» y en ese sentido «fue acosado porque propuso la salida más corta de la crisis: elecciones anticipadas (dentro de dos meses), para dar al pueblo la oportunidad de tomar la iniciativa».
Añadió el editor del diario árabe que esos comicios podrían haber expulsado a gran parte de la élite corrupta. Por eso los ministros –enfatizó– comenzaron a renunciar bajo la presión de quienes tienen el poder real.
El gobierno de Diab está fuera de juego. El próximo en caer será el presidente Michel Aoun y luego vendrá el Presidente del Parlamento, alertó.
El objetivo es crear un vacío constitucional que abra las puertas a la intervención extranjera y a una guerra civil. Esta «alternativa» se ha estado preparando durante meses, sino años, y con razón muchos libaneses temen que se avecina un futuro sangriento, sentenció Atwan.
Los políticos y partidos libaneses que se sientan tentados a aceptar los planes de Estados Unidos, (Israel) y Francia harían bien en ser cautelosos. «Deberían hacer una pausa y considerar las experiencias de Siria, Libia e Iraq, antes de aceptar un infierno similar», añadió.
Las secuelas de las guerras civiles persisten durante mucho tiempo. El impacto del conflicto, de 15 años, de El Líbano todavía se puede sentir. Todavía algunos no reconocen que Hizbullah es una parte integral del tejido social del país, concluyó.