Por Gerardo Fernández Casanova, Resumen Latinoamericano, 2 agosto 2020.-
México se encuentra en los albores de una batalla judicial de gran calado. Por lo pronto, muchos estamos desconcertados, por no decir encabronados, ante el trato de terciopelo otorgado al ex director de PEMEX, Emilio Ricardo Lozoya Austin (ERLA), extraditado de España por su voluntad, y alojado en un hospital de lujo, so pretexto de grave condición de anemia y daños gástricos; cuando la gente quisiera verlo refundido en un penal de alta seguridad. Después de diez días de traído a México, se dieron las dos primeras audiencias ante el juez de control por los asuntos relativos a la compra de Fertinal, con insultante exceso de precio, y a las dádivas de Odebrecht para financiamiento de la campaña electoral de Peña Nieto y otros negocios de alto rendimiento a la firma brasileña y mayor daño al erario público. El indiciado fue sujeto a proceso en libertad sin siquiera pisar un reclusorio, a cambio de su ofrecimiento de colaborar en la investigación del más escandaloso esquema de corrupción del pasado reciente. En el asunto se juega mucho más que un juicio y una pena a un gran corrupto; es el nuevo régimen de la 4T el que está a prueba con su postulado de acabar con la corrupción y la impunidad; no puede quedar en llamarada de petate, sino abrir toda la caja de Pandora y extraer toda la pus del corrupto régimen neoliberal.
Es importante poner en contexto la circunstancia de la extrema debilidad del sistema judicial del país, comenzando por la legislación en materia penal que, so pretexto de evitar los abusos del viejo sistema represor, coloca a la nueva Fiscalía autónoma en serias dificultades técnicas para lograr éxito en los juicios contra delincuentes claramente identificados por la opinión pública; el llamado debido proceso diseñado para proteger a los inocentes devino en la puerta de salida de los malandrines, siempre acompañados por los más prestigiados y onerosos despachos defensores. A lo anterior debe agregarse que la dicha fiscalía hereda de la anterior procuraduría una estructura putrefacta de agentes incapaces y corruptos, en quienes no es posible confiar el procesamiento correcto de investigaciones y de acusaciones ante los juzgadores los que, a su vez, constituyen otra caterva de corruptos, con muy contadas excepciones. En tales condiciones la correcta elaboración de una carpeta de investigación es el equivalente a la construcción de una importante obra de ingeniería, con la diferencia de que en esta los avances son tangibles y a la vista de la gente; la obra judicial sólo se ve cuando se logra castigar al culpable o cuando el edificio se derrumba con el reo en plena libertad.
En esta circunstancia resulta muy afortunado el proceso seguido por la justicia gringa, primero contra Guzmán Loera y, derivado de ello, la aprensión de Genaro García Luna, zar de la seguridad pública en los sexenios de Fox y Calderón; ahora acompañado por la búsqueda de sus dos principales secuaces, Luis Cárdenas Palomino y Ramón Pequeño García, con lo que queda al descubierto y desarticulada la facción oficialista del crimen organizado, incluido el contubernio con las agencias policiales norteamericanas y la Iniciativa Mérida. Tal proceso ha ayudado en gran medida a la Fiscalía, tanto por las aprensiones como por la información proporcionada.
El Presidente López Obrador se ha mostrado como un gran estratega político; no ha sido él quien se suba al ring y pierda el tiempo en persecuciones a sus predecesores, pero sí es él quien enciende el escaparate en el que queda a la luz pública la corrupción del régimen neoliberal y la hipocresía de sus personeros. Resulta en extremo didáctica la historia que se exhibe a la vista del pueblo que no se equivocó al votar en 2018.
Todo me indica que el Fiscal Gertz Manero está bordando muy fino y marcando sus tiempos en sincronía con los del Presidente. Ha sido objeto de fuertes presiones, algunas de ellas de buena fe, resistiendo y operando sin protagonismos ni conflictos mediáticos.
Creo que podemos sentir confianza en él. El paquete es sumamente complicado y de enormes riesgos pero ahí va siendo debidamente procesado, aunque al ver al tal ERLA de bata y pantuflas en la comodidad de su suite hospitalaria se sienta reconcombio. Todo sea para mejor procesar a la poderosa mafia de Atlacomulco y anexas.