Méxi­co. Víc­ti­mas de femi­ni­ci­dio nece­si­tan repa­ra­ción inte­gral, no sólo económica

Hazel Zamo­ra Men­die­ta y Angé­li­ca Joceyn Soto Espi­no­sa /​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 23 de agos­to de 2020

El Esta­do mexi­cano no con­si­gue repa­rar el daño a Romeo, huér­fano a los 3 años de edad. Su madre, Sery­mar Soto Azúa, fue víc­ti­ma de femi­ni­ci­dio en Coahui­la en 2017. Ella tenía ape­nas 21 años de edad el día que su pare­ja la impac­tó inten­cio­nal­men­te con un vehículo. 

Hoy Romeo está nue­va­men­te en una situa­ción de vul­ne­ra­bi­li­dad sin que el Esta­do res­pon­da por su pro­tec­ción. Su abue­lo materno, quien obtu­vo su cus­to­dia tras el femi­ni­ci­dio de Sery­mar, falle­ció por COVID-19. Rome­ro y su abue­la tam­bién con­tra­je­ron la enfer­me­dad, pero la Comi­sión Eje­cu­ti­va de Aten­ción a Víc­ti­mas de Coahui­la aún eva­lúa si es per­ti­nen­te otor­gar­les sumi­nis­tros esen­cia­les como medi­ca­men­tos y artícu­los de lim­pie­za para la salud del niño y la adul­ta mayor. 

La peti­ción a la Comi­sión de Aten­ción a Víc­ti­mas la reali­zó hace tres sema­nas la tía de Romeo, San­dra Soto Azúa, sin embar­go, el perio­do de cua­ren­ta de la fami­lia está apun­to de ter­mi­nar sin nin­gu­na res­pues­ta por par­te de las autoridades. 

“Como siem­pre somos las per­so­nas cer­ca­nas a las fami­lias de las víc­ti­mas quie­nes tene­mos que sacar esto ade­lan­te, y el Esta­do siem­pre es indi­fe­ren­te a estas situa­cio­nes”, expre­só Soto en entre­vis­ta con Cimacnoticias.

San­dra Soto exi­gió en 2018 por medio de la Comi­sión Nacio­nal de Dere­chos Huma­nos (CNDH) que el Esta­do mexi­cano garan­ti­ce la repa­ra­ción inte­gral del daño a la niñez y ado­les­cen­cia por no pre­ve­nir el femi­ni­ci­dio de sus madres. Pre­sen­tó ante el orga­nis­mo que­jas no sólo por el caso de su her­ma­na Sery­mar, tam­bién acom­pa­ñó a otras fami­lias de víc­ti­mas de femi­ni­ci­dio en Tamau­li­pas, Esta­do de Méxi­co, Ciu­dad de Méxi­co, Chihuahua, Duran­te y Nue­vo León. 

La CNDH enton­ces reco­men­dó al gobierno de Coahui­la crear un pro­gra­ma espe­cí­fi­co para resar­cir los dere­chos de la orfan­dad por femi­ni­ci­dio. Romeo es hoy uno de los 18 niños, niñas y ado­les­cen­tes que reci­ben una com­pen­sa­ción eco­nó­mi­ca de 4 mil pesos bimes­tra­les. La aten­ción psi­co­ló­gi­ca y la garan­tía de otros dere­chos como a la salud y la edu­ca­ción, así como el apo­yo exten­si­vo para otras víc­ti­mas que cre­cen cada vez que una mujer es ase­si­na­da, son aún una deu­da en la enti­dad, seña­ló Sandra. 

A pesar de la lucha de San­dra Soto, ella como otras víc­ti­mas indi­rec­tas del femi­ni­ci­dio no han sido lla­ma­das para que se escu­chen sus voces en la cons­truc­ción del “Pro­to­co­lo Nacio­nal de Aten­ción Inte­gral a Niñas, Niños y Ado­les­cen­tes en con­di­ción de Orfan­dad por Femi­ni­ci­dio” (PNNAOF), cuya crea­ción anun­ció el pasa­do julio el Ins­ti­tu­to Nacio­nal de las Muje­res (Inmu­je­res) jun­to al Sis­te­ma Nacio­nal de Pro­tec­ción de Niñas, Niños y Ado­les­cen­tes (Sipin­na) y el Sis­te­ma Nacio­nal para el Desa­rro­llo Inte­gral de la Fami­lia (DIF). 

Cimac­no­ti­cias soli­ci­tó entre­vis­tas al DIF y el Sipin­na, res­pon­sa­bles de la polí­ti­ca de la infan­cia en este país, para cono­cer con deta­lle las impli­ca­cio­nes de este Pro­to­co­lo y su apli­ca­ción, no obs­tan­te, han nega­do las peti­cio­nes bajo el argu­men­to de que es una polí­ti­ca a car­go del Inmu­je­res; por su par­te, el Inmu­je­res dijo a esta agen­cia que el Pro­to­co­lo esta­ría lis­to en pró­xi­mos días y que sería has­ta enton­ces cuan­do se con­ce­die­ra la entrevista.

FOTOCIMAC: Hazel Zamo­ra Mendieta

Una repa­ra­ción inte­gral no es sólo económica

En la sen­ten­cia “Caso Gon­zá­lez y otras (Cam­po Algo­do­ne­ro) V.S Méxi­co”, la Cor­te Inter­ame­ri­ca­na de Dere­chos Huma­nos reco­no­ce que los fami­lia­res de las víc­ti­mas de femi­ni­ci­dio pue­den ser, a su vez, víc­ti­mas. En esa sen­ten­cia, la pri­me­ra para la CoIDH en este tema, las madres de las víc­ti­mas de femi­ni­ci­dio en Ciu­dad Juá­rez, Chihuahua, narran que los deli­tos ocu­rri­dos con­tra sus hijas afec­tó a toda la fami­lia al gra­do de que otros inte­gran­tes, en algu­nos casos, bus­ca­ron el suicidio. 

“Nos daña­ron a toda la fami­lia, mis hijos, ellos nece­si­tan mucho apo­yo psi­co­ló­gi­co por­que les qui­ta­ron tam­bién una par­te, […] ya no esta­mos com­ple­tos, […] Aho­ra les exi­jo […] retri­bú­yan­me toda mi vida, por­que mi vida ya no es la mis­ma”, rela­tó una de las madres.

A fin de cono­cer los aspec­tos que debe tener el “Pro­to­co­lo de Aten­ción Inte­gral para Niñas, Niños y Ado­les­cen­tes en con­di­ción de orfan­dad por femi­ni­ci­dio”, Cimac­no­ti­cias entre­vis­tó a la jefa de la Uni­dad de Dere­chos Huma­nos de Amnis­tía Inter­na­cio­nal en Méxi­co, soció­lo­ga Edith Oli­va­res Barre­ta; a la psi­có­lo­ga Edith Esca­re­ño Gra­na­dos que ha par­ti­ci­pa­do en peri­ta­jes de impac­tos psi­co­so­cia­les en caso de hijas e hijos de muje­res que fue­ron ase­si­na­das; y la psi­có­lo­ga Xime­na Anti­llón, exper­ta en acom­pa­ña­mien­to psi­co­so­cial y direc­to­ra de FUNDAR, Cen­tro de Aná­li­sis e Investigación.

Las tres exper­tas coin­ci­die­ron en que si bien el femi­ni­ci­dio es un deli­to come­ti­do por un par­ti­cu­lar, el Esta­do está obli­ga­do a repa­rar el daño inte­gral­men­te a las víc­ti­mas indi­rec­tas del femi­ni­ci­dio por per­mi­tir que este deli­to siga ocu­rrien­do en el país al no pre­ve­nir, no aten­der a las muje­res en ries­go, no inves­ti­gar ade­cua­da­men­te ni san­cio­nar a los agresores. 

Una repa­ra­ción inte­gral del daño, dije­ron, tie­ne como obje­ti­vo prin­ci­pal que estas niñas y niños, así como sus abue­las que en muchos casos se con­vier­ten en sus madres, recons­tru­yan el pro­yec­to de vida que les fue coar­ta­do por el feminicidio.

No obs­tan­te, actual­men­te algu­nas enti­da­des que –por exi­gen­cia de las víc­ti­mas– han impul­sa­do polí­ti­cas públi­cas al res­pec­to, sólo pre­vén com­pen­sa­cio­nes eco­nó­mi­cas. En muchos casos, expli­có Xime­na Anti­llón, estas remu­ne­ra­cio­nes pue­den resul­tar ofen­si­vas para las fami­lias. Ha habi­do casos, ase­gu­ró, en los que las auto­ri­da­des les dicen que des­pués de reci­bir dine­ro ya no pue­den bus­car justicia. 

En otros casos, una polí­ti­ca de com­pen­sa­ción eco­nó­mi­ca mal eje­cu­ta­da podría traer con­se­cuen­cias nega­ti­vas. Por ejem­plo, dijo la tam­bién inves­ti­ga­do­ra, en Ciu­dad Juá­rez se apli­có una espe­cie de “dolo­rí­me­tro” bajo el que se asig­na­ba más dine­ro a unas víc­ti­mas que a otras. Eso gene­ró la viven­cia de des­igual­dad entre víc­ti­mas que per­te­ne­cen a colec­ti­vos. Las medi­das eco­nó­mi­cas no tie­nen que gene­rar más daños, con­flic­tos o divi­sio­nes den­tro de los colec­ti­vos, dijo Antillón. 

Una repa­ra­ción inte­gral, coin­ci­die­ron las exper­tas, inclu­ye aten­ción psi­co­ló­gi­ca espe­cia­li­za­da, par­ti­cu­lar­men­te para quie­nes fue­ron tes­ti­gos del ase­si­na­to y que con­si­de­re la con­di­ción par­ti­cu­lar por edad, situa­ción eco­nó­mi­ca, dis­ca­pa­ci­dad, ori­gen étni­co, y otra cir­cuns­tan­cia dife­ren­cial de cada niña y niño. Asi­mis­mo, las per­so­nas que las atien­den deben estar capa­ci­ta­das y ser eva­lua­das sobre cómo rea­li­zan este trabajo. 

Si bien el Esta­do ha prio­ri­za­do has­ta aho­ra la aten­ción psi­co­ló­gi­ca, ha deja­do de lado nece­si­da­des de salud, ali­men­ta­ción o vivien­da, las cua­les –antes del femi­ni­ci­dio– las cubría la madre o el padre, que en varios casos es quien come­te el cri­men. Por ello, el Esta­do debe cubrir tam­bién estas nece­si­da­des a lar­go pla­zo y refor­zar a las y los cui­da­do­res en esta tarea, ade­más de estar al tan­to de las impli­ca­cio­nes del sobre­cui­da­do de quie­nes que­dan car­go, agre­gó Editht Escareño. 

Para la psi­có­lo­ga, la ayu­da para estas fami­lias debe ser per­ma­nen­te y no res­trin­gir­se has­ta los 18 años de edad, ya que la vio­len­cia femi­ni­ci­da deja secue­las a lar­go pla­zo. Esto impli­ca, dijo, cubrir cues­tio­nes de aten­ción psi­co­ló­gi­ca y de edu­ca­ción. Ade­más, des­ta­có, el Esta­do debe garan­ti­zar la pro­tec­ción de las y los adul­tos que se hacen car­go de las niñas y niños en con­di­ción de orfan­dad, toda vez que en muchos casos enfren­tan amenazas.

Por otro lado, el Esta­do debe garan­ti­zar la segu­ri­dad jurí­di­ca de esas niñas y niños ase­gu­ran­do la patria potes­tad, expli­có la soció­lo­ga Edith Oli­va­res. La inte­gran­te de Amnis­tía Inter­na­cio­nal, puso de ejem­plo el caso de Alon­dra Gua­da­lu­pe Gon­zá­lez Arias, ase­si­na­da en 2017 por su expa­re­ja en Jalis­co, su madre, Nancy Arias, ha enfren­ta­do fuer­tes difi­cul­ta­des para obte­ner la patria potes­tad del bebé de Alondra. 

Cuan­do Alon­dra fue ase­si­na­da, su hija recién naci­da ni siquie­ra esta­ba ins­cri­ta en el regis­tro civil. La madre de Alon­dra ha esta­do a car­go de la menor de edad todo este tiem­po, pero sin nin­gu­na cer­te­za jurí­di­ca. Esto se debe a que las nor­mas jurí­di­cas, expli­có Oli­va­res, no esta­ble­cen qué hacer en los casos que la madre de las y los niños es ase­si­na­da a manos del padre. A esto se suma que en algu­nas enti­da­des la legis­la­ción esta­ble­ce que cuan­do mue­re la madre, la patria potes­tad que­da auto­má­ti­ca­men­te a car­go de los abue­los paternos.

Las tres exper­tas en acom­pa­ña­mien­to psi­co­so­cial refren­da­ron que para que una repa­ra­ción del daño sea inte­gral, tie­nen que par­ti­ci­par la víc­ti­ma, ser escu­cha­da en sus nece­si­da­des par­ti­cu­la­res y ser aten­di­da. Espe­cial­men­te, dije­ron, se debe escu­char a las niñas y niños para no dejar fue­ra de las inves­ti­ga­cio­nes su vivencia. 

Para Xime­na Anti­llón, la repa­ra­ción del daño es par­te de la jus­ti­cia, ya que ésta no sólo es la san­ción penal con­tra quien come­te el femi­ni­ci­dio. El obje­ti­vo de la repa­ra­ción inte­gral no es regre­sar a las fami­lias al esta­do ante­rior, que es de vio­len­cia y dis­cri­mi­na­ción con­tra las muje­res, sino ir hacia uno mejor. “¿Cómo hace el Esta­do para garan­ti­zar a esas fami­lias que eso que vivie­ron no va a vol­ver a ocu­rrir? ¿Qué sig­ni­fi­ca devol­ver­le a la fami­lia la dig­ni­dad que tenían antes del femi­ni­ci­dio?”, expresó.

Por ello, una repa­ra­ción inte­gral debe con­tem­plar tam­bién medi­das de satis­fac­ción: acce­so a ver­dad y jus­ti­cia, y medi­das sim­bó­li­cas para dig­ni­fi­car a la víc­ti­ma. Estás con­tri­bu­yen a dig­ni­fi­car la ima­gen que las niñas y niños van a cons­truir de su madre y de su abue­la en el futu­ro y dan un men­sa­je a la socie­dad de repro­ba­ción del femi­ni­ci­dio. Tam­bién tie­nen una dimen­sión peda­gó­gi­ca, expli­có, que con­tri­bui­ría a una repa­ra­ción transformadora. 

Por un Plan Admi­nis­tra­ti­vo de Reparación

En Méxi­co, expli­ca­ron las exper­tas, hay dos pro­ble­mas con el femi­ni­ci­dio: el pri­me­ro es la can­ti­dad de víc­ti­mas de este deli­to y el segun­do es la impu­ni­dad. Si el Esta­do fun­cio­na­ra efi­cien­te­men­te, lo que segui­ría para las fami­lias tras un femi­ni­ci­dio sería una eta­pa de due­lo, pero en Méxi­co des­pués del femi­ni­ci­dio se entra en un pro­ce­so de exi­gen­cia de jus­ti­cia y de burocracia.

Las tres exper­tas coin­ci­die­ron en que los obs­tácu­los que encuen­tran las fami­lias para acce­der a la jus­ti­cia o a la repa­ra­ción son revic­ti­mi­zan­tes, toda vez que ocu­rren fil­tra­cio­nes por par­te del Esta­do y expe­ri­men­tan buro­cra­cia exce­si­va (pape­leo, len­gua­je téc­ni­co, cam­bio de per­so­nal) inclu­so para acce­der a la aten­ción médi­ca o un ase­sor jurí­di­co y no tie­nen pers­pec­ti­va de Dere­chos Huma­nos o género.

“La ruta de aten­ción a víc­ti­mas podría estar bien tra­za­da, pero al momen­to de eje­cu­tar­la no es nada fac­ti­ble. Lle­gar a estas aten­cio­nes requie­re gas­tos, tiem­po y dejar las labo­ra­les o tener que dedi­car gran par­te de su tiem­po al pro­ce­so jurí­di­co, que deja de lado las nece­si­da­des reales y obje­ti­vas de estas fami­lias”, expli­có Escareño. 

Para Anti­llón, dada la can­ti­dad de víc­ti­mas de femi­ni­ci­dio en el país, el Esta­do ten­dría que pen­sar en cómo abar­car, a tra­vés de este Pro­to­co­lo, al mayor uni­ver­so de víc­ti­mas, hacer­les saber que este es su dere­cho y difun­dir­lo en los medios de comu­ni­ca­ción. Para ello, expli­có, tie­ne que hacer un regis­tro ágil, sin están­da­res de prue­bas altos y que no esté supe­di­ta­do a un pro­ce­so judi­cial. Para FUNDAR, la res­pues­ta está en crear un pro­gra­ma admi­nis­tra­ti­vo de repa­ra­ción del daño. 

De acuer­do con Anti­llón, ya hay muchas expe­rien­cias de la socie­dad civil del acom­pa­ña­mien­to de estas víc­ti­mas y de des­apa­ri­ción que pue­den reto­mar­se por el gobierno, ya que es común los meca­nis­mos de repa­ra­ción para víc­ti­mas se hagan pen­sa­dos en cómo fil­trar o repe­ler a las per­so­nas para que no se inte­gren a los programas. 

“Noso­tros somos cer­ca­nos a fami­lia­res de per­so­nas des­apa­re­ci­das con quie­nes tra­ba­ja­mos. A tra­vés de ellos vemos cómo se imple­men­tan las medi­das a tra­vés de la CEAV: repa­ra­cio­nes incon­sis­ten­tes, con dife­ren­tes cri­te­rios, hay una inca­pa­ci­dad de cons­truir esta visión de un pro­gra­ma admi­nis­tra­ti­vo”, detalló.

La exper­ta dijo que en ese sen­ti­do salu­da­ba la crea­ción de un Pro­to­co­lo de Aten­ción Inte­gral a las víc­ti­mas indi­rec­tas del femi­ni­ci­dio, no sólo por la gra­ve con­di­ción de vul­ne­ra­bi­li­dad en la que están sino por­que Méxi­co debe crear con­di­cio­nes para que las siguien­tes gene­ra­cio­nes pue­dan no olvi­dar, inte­grar­lo en nues­tra his­to­ria y gene­rar las con­di­cio­nes para que esto no se repita. 

“Es muy impor­tan­te cor­tar esos espi­ra­les de vio­len­cia con las víc­ti­mas, gene­rar opor­tu­ni­da­des para que las niñas y los niños no ter­mi­nen otra vez en estas redes de vio­len­cia que ope­ran ahí don­de no hay opor­tu­ni­da­des”, deta­lló. No obs­tan­te, dijo, se espe­ra que el Pro­to­co­lo inte­gre la par­ti­ci­pa­ción de la socie­dad civil y que ten­ga esa visión de un pro­gra­ma administrativo. 

Por otra par­te, Edith Oli­va­res, de Amnis­tía Inter­na­cio­nal, lla­mó la aten­ción sobre que este pro­gra­ma aún no es públi­co en el Dia­rio Ofi­cial de la Fede­ra­ción. “Los anun­cios son impor­tan­tes pero nos gus­ta­ría cono­cer los docu­men­tos que están detrás de estos anun­cios, por­que nos ha pasa­do con el Pro­gra­ma de Acción Emer­gen­te para aten­der los femi­ni­ci­dios, o el de Igual­dad de Muje­res y Hom­bres, que des­afor­tu­na­da­men­te tene­mos un gobierno que anun­cia en mate­ria de igual­dad pero no cono­ce­mos los documentos”. 

“Es muy difí­cil pro­nun­ciar docu­men­tos que no cono­ce­mos. Dije­ron que esta­ban revi­san­do este Pro­to­co­lo y lo iban a publi­car en el DOF, pero en los hechos aún no exis­te un pro­to­co­lo para aten­der a niñas y niños en con­di­ción de orfan­dad. Tam­bién se requie­re un diag­nós­ti­co sobre la situa­ción que viven las niñas y niños víc­ti­mas de femi­ni­ci­dio, que has­ta aho­ra no hay”, agregó.

FUENTE: CIMAC

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