Uru­guay. Encuen­tro de redes soli­da­rias de ollas populares

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 11 de agos­to de 2020.

En un con­tex­to de deman­da sos­te­ni­da de ali­men­tos y esca­sez cre­cien­te de recur­sos, “sos­te­ner la olla” se vuel­ve el prin­ci­pal desa­fío para la inmi­nen­te organización.

Casi un cen­te­nar de refe­ren­tes de redes de ollas popu­la­res, meren­de­ros y colec­ti­vos socia­les par­ti­ci­pa­ron este domin­go en el pri­mer encuen­tro de redes de ollas soli­da­rias, que sir­vió de pun­ta­pié ini­cial para la crea­ción de una coor­di­na­do­ra de redes de ollas popu­la­res. El obje­ti­vo prin­ci­pal de la coor­di­na­do­ra, que se segui­rá defi­nien­do en futu­ras reunio­nes, es esta­ble­cer una voz úni­ca del entra­ma­do de ini­cia­ti­vas, y con­for­mar así un nue­vo movi­mien­to social y popu­lar. En el encuen­tro se inter­cam­bió tam­bién sobre la sus­ten­ta­bi­li­dad del movi­mien­to y la situa­ción de ries­go en la que se hallan algu­nas de las más de 200 ollas que actual­men­te fun­cio­nan en Montevideo.

En julio había 229 ollas soli­da­rias acti­vas en Mon­te­vi­deo, de las cua­les hacían uso 38.719 vecinos.

Según datos que pre­sen­ta­ron inte­gran­tes del pro­yec­to Soli­da­ri­dad Uy, en julio había 229 ollas soli­da­rias acti­vas en Mon­te­vi­deo, de las cua­les hacían uso 38.719 veci­nos. De las ollas acti­vas, 30 se encon­tra­ban “en situa­ción crí­ti­ca”, es decir que deja­ron de fun­cio­nar tem­po­ral o defi­ni­ti­va­men­te por fal­ta de recur­sos mate­ria­les o huma­nos. El muni­ci­pio capi­ta­lino que con­cen­tra mayor can­ti­dad de ollas popu­la­res es el A, con 91 cen­tros acti­vos, segui­do por el D y el G, con 39 y 35, res­pec­ti­va­men­te. En ese con­tex­to, con una deman­da sos­te­ni­da de ali­men­tos y una esca­sez cre­cien­te de recur­sos, “sos­te­ner la olla” se vuel­ve el prin­ci­pal desa­fío para la inmi­nen­te coordinadora.

“Las ollas popu­la­res son más que ollas popu­la­res, son colec­ti­vos terri­to­ria­les de denun­cia”, mani­fes­tó Este­ban Corra­les, inte­gran­te de la Red de Ollas al Sur y de la olla popu­lar de Paler­mo. Corra­les expli­có que la idea de gene­rar el encuen­tro sur­gió “hace un par de meses”, cuan­do dis­tin­tas redes que este domin­go par­ti­ci­pa­ron “per­ci­bie­ron la nece­si­dad de empe­zar a tejer víncu­los entre pro­ble­má­ti­cas simi­la­res que se nos vie­nen plan­tean­do de for­ma per­ma­nen­te”. En ese sen­ti­do, con­si­de­ró que es nece­sa­rio “tejer” un entra­ma­do colec­ti­vo “des­de los terri­to­rios, con la legi­ti­mi­dad que da una par­ti­ci­pa­ción amplia, hori­zon­tal y com­pro­me­ti­da con la reali­dad que esta­mos viviendo”.

El muni­ci­pio capi­ta­lino que con­cen­tra mayor can­ti­dad de ollas popu­la­res es el A, con 91 cen­tros acti­vos, segui­do por el D y el G, con 39 y 35, respectivamente.

Si bien el énfa­sis del deba­te estu­vo pues­to en la nece­si­dad de for­ta­le­cer y ase­gu­rar el fun­cio­na­mien­to de las ollas a tra­vés de la siner­gia entre las dis­tin­tas redes, tam­bién hubo una ins­tan­cia de aná­li­sis sobre la coyun­tu­ra social que atra­vie­sa el país, sobre todo a par­tir de la cri­sis deri­va­da de la emer­gen­cia sani­ta­ria. En ese mar­co, se habló sobre la nece­si­dad de “tran­si­tar de lo asis­ten­cial a lo rei­vin­di­ca­ti­vo”, apun­tan­do a la orga­ni­za­ción social como un actor polí­ti­co fun­da­men­tal. “Las ollas popu­la­res nacen en un con­tex­to de cri­sis sani­ta­ria pero des­nu­dan, con mucha cru­de­za, con­tra­dic­cio­nes que hay en la socie­dad, estruc­tu­ra­les, de lar­ga data, que se agu­di­zan en el momen­to en que sur­ge la emer­gen­cia sani­ta­ria”, refle­xio­nó Corrales.

Con una deman­da sos­te­ni­da de ali­men­tos y una esca­sez cre­cien­te de recur­sos, “sos­te­ner la olla” se vuel­ve el prin­ci­pal desa­fío para la inmi­nen­te coordinadora.

En la mis­ma línea, Pao­la Bel­trán, de la Coor­di­na­do­ra Soli­da­ria de Villa Espa­ño­la, advir­tió que “es impor­tan­te visua­li­zar que esto recién arran­ca, que esta situa­ción de cri­sis, de vul­ne­ra­bi­li­dad, de fal­ta de ingre­sos, de un Esta­do que des­am­pa­ra es un pro­ce­so que se va a ir agu­di­zan­do con el paso del tiem­po”. En este esce­na­rio, con­si­de­ró “impor­tan­te for­ta­le­cer los entra­ma­dos orga­ni­za­ti­vos” de los terri­to­rios “vin­cu­lan­do las orga­ni­za­cio­nes socia­les entre sí, y don­de no exis­ten, tra­tar de pro­mo­ver­las”. No obs­tan­te, hizo hin­ca­pié en la res­pon­sa­bi­li­dad del gobierno y el Esta­do en la res­pues­ta a las nece­si­da­des de la pobla­ción: “No pue­de ser que un vecino de un barrio se angus­tie por­que si cie­rra su olla hay un mon­tón de gen­te que no pue­de comer. Eso no pue­de ser res­pon­sa­bi­li­dad de un vecino o una veci­na. Hay un Esta­do, hay un gobierno, hay recur­sos que tie­nen que poner­se y ten­sio­nar­se para aten­der la emer­gen­cia que tene­mos hoy”, aseveró.

Fuen­te: Kaos en la red

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