Argentina. De nuevo Nisman y sus trampas invaden el discurso presidencial

Argen­ti­na. De nue­vo Nis­man y sus tram­pas inva­den el dis­cur­so presidencial

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Por Fer­nan­do Este­che, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 23 de sep­tiem­bre de 2020.

Pasé el día sin que­rer saber qué pasa­ba en el mun­do, había Asam­blea Gene­ral de la ONU y las redes socia­les me lo recor­da­ban a cada rato con diver­sos comen­ta­rios que ele­gía, con cal­cu­la­da incon­cien­cia, ignorar.El pre­si­den­te des­de su des­pa­cho y “en línea” hizo su pri­mer dis­cur­so en la ONU, no tuvo, por aho­ra, la posi­bi­li­dad que sólo tie­nen algu­nos de hablar flan­quea­do por ese espal­dar de már­mol gris celes­te tan característico.Era su pre­sen­ta­ción ante la orques­ta de nacio­nes y pre­mie­res. En oca­sio­nes así o se pasa des­aper­ci­bi­do o se es dis­rup­ti­vo, eso mar­ca el per­fil del gobierno y de su polí­ti­ca exterior.Ahí estu­vo Fidel y el Che; Gamal Nas­ser y el Ter­cer Mun­do; Ara­fat ofre­cien­do su pis­to­la; Chá­vez con aspa­vien­tos tra­tan­do de qui­tar­se de enci­ma el olor a azu­fre que había deja­do el pre­si­den­te yan­qui; Evo des­pués de sor­tear una prohi­bi­ción de entra­da al país sede por acu­sa­ción de nar­co­trá­fi­co; ahí pasó la his­to­ria contemporánea.En ese recin­to Cuba, Rusia, Chi­na, EEUU, Fran­cia o Gran Bre­ta­ña, e inclu­so Micro­ne­sia tie­nen su impo­nen­te o modes­to lugar en el mundo.Unos creen que los dis­cur­sos en las asam­bleas gene­ra­les de ONU son sim­ples pie­zas vacías de con­te­ni­do y reple­tas de mue­cas y gui­ños a las alian­zas diplo­má­ti­cas de ocasión.Los patrio­tas ter­cer­mun­dis­tas lo han toma­do con más serie­dad a pesar de cono­cer muy bien las limi­ta­cio­nes de seme­jan­te enti­dad que no sólo no pue­de garan­ti­zar la paz en nin­gún rin­cón del mun­do, sino que expor­ta guerras.Ahí, “en línea”, Fer­nán­dez habló y ade­más de un tibio y tes­ti­mo­nial recla­mo de sobe­ra­nía por Mal­vi­nas en manos de los pira­tas ingle­ses, lo que hizo fue pedir­le a la Repú­bli­ca Islá­mi­ca de Irán que “coope­re” con el Poder Judi­cial argen­tino. Eli­gió el camino cómo­do de seguir en sin­to­nía con la gra­vi­ta­ción nor­te­ame­ri­ca­na en la región.Había cosas para plan­tear, des­de el neo­gol­pis­mo pros­crip­ti­vo alen­ta­do por el depar­ta­men­to de Esta­do como en Hon­du­ras, Para­guay, Bra­sil; la cons­ti­tu­ción de nue­vas dere­chas ali­men­ta­das por el one­geís­mo de USAID (como el PRO o Laca­lle Pou); pasan­do por el law­fa­re que nos afec­ta direc­ta­men­te; o el gol­pis­mo clá­si­co como en Boli­via… Todas accio­nes en las que no pue­de no ver­se la mano del Depar­ta­men­to de Esta­do, de Elliot Abrams. Podría haber­se denun­cia­do el endeu­da­mien­to com­pul­si­vo impues­to a una diri­gen­cia genu­fle­xa tram­po­sa, vio­lan­do los pro­pios esta­tu­tos del FMI, orga­nis­mo crea­do en Bret­ton Woods, es decir par­te del sis­te­ma ONU. Podría haber­se dicho muchas cosas, en sin­to­nía con el Papa Fran­cis­co denun­ciar la catás­tro­fe ambien­tal o la res­pon­sa­bi­li­dad de los pode­res cada vez más con­cen­tra­dos de la eco­no­mía en la impo­si­bi­li­dad de una civi­li­za­ción tan avan­za­da de luchar con­tra un virus.Eligió estig­ma­ti­zar a Irán, eli­gió pon­de­rar las denun­cias que sus­ten­tan dichas impu­tacio­nes en base a una inves­ti­ga­ción simu­la­da e impues­ta ope­ra­da por Stiu­so y Nis­man, eli­gió ale­jar­se de la ver­dad y hacer­le un gui­ño a Netan­yahu (con quien ya com­par­tió una cena fami­liar) y al loco de Trump.En la Argen­ti­na que tie­ne presxs polí­ticxs. La Argen­ti­na de fis­ca­les extor­sio­na­do­res, de jue­ces ile­ga­les, de un Poder Judi­cial colo­ni­za­do y enemi­go de la demo­cra­cia y del gobierno, en esa Argen­ti­na, el pre­si­den­te nues­tro eli­ge ese dis­cur­so que ade­más nos agra­via y agre­de a quie­nes hemos sido víc­ti­mas direc­tas en nues­tro cuer­po de tales operaciones.Estos momen­tos se me vuel­ven oscu­ros, som­bríos, acia­gos. Estos momen­tos me des­ar­man, y se con­su­men mis ganas en un vér­ti­go feroz que me seca y me debi­li­ta. Estoy furio­so, humi­lla­do y ofen­di­do. ¡Cuán­to olvido!¡Cuánta irresponsabilidad!¡Cuánta genuflexión!No pue­do com­pren­der cuál es el cálcu­lo polí­ti­co que pue­da jus­ti­fi­car seme­jan­te yerro.

Itu­rria /​Fuen­te

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