Argentina. Dolor y lucha de las mujeres de la toma de Guernica / Asamblea feminista en solidaridad (fotos y video)

Argen­ti­na. Dolor y lucha de las muje­res de la toma de Guer­ni­ca /​Asam­blea femi­nis­ta en soli­da­ri­dad (fotos y video)

Por María Torre­llas, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 20 de sep­tiem­bre de 2020.-

Fotos y video: María Torre­llas y Julia Mottura.

En la asam­blea femi­nis­ta Adria­na con­vo­có a la mar­cha del 21 de setiem­bre con­tra el desalojo.

En la toma de Guer­ni­ca, las muje­res y disi­den­cias sufren la dure­za de la esca­sez de todo, el agua, la luz, una vivien­da con las nece­si­da­des bási­cas, mie­do a los ata­ques vio­len­tos de algu­nos veci­nos, terror de que la poli­cía lle­gue a des­alo­jar­las, la comi­da tan pre­cia­da y esca­sa, tem­pe­ra­tu­ras extre­mas o mucho frío o mucho calor. Pero tam­bién están uni­das por lazos de apo­yo entre ellas, com­par­ten las penas y lo que tie­nen. Las une la nece­si­dad de una vivien­da dig­na y la valen­tía de seguir luchan­do para conseguirla. 

Adria­na, es una chi­ca trans, era coci­ne­ra en un boli­che chino, esta­ba explo­ta­da pero le daba para comer. Des­de hace 10 meses está des­ocu­pa­da. Tie­ne seis her­ma­nos y her­ma­nas más peque­ñas, asi que se vio en la nece­si­dad extre­ma de ir a la toma a con­se­guir un lugar digno para vivir. Es la dele­ga­da del barrio : La Lucha, y eso es lo que hace jun­to a las otras com­pa­ñe­ras, luchar. Por­que como ella dice, todo es una lucha, en medio de tan­tas esca­se­ces e incomodidades. 

Gladys vive con su hija y pre­pa­ra todos los días una olla y la leche para más de 70 niños y niñas , la leche de la tar­de y la comi­da de sus padres y madres. Como lo hace sola, tie­ne que tra­ba­jar para poder cos­tear algu­nos ali­men­tos, por­que la gen­te y los nego­cios apor­tan, pero no lo sufi­cien­te. Ella no es cons­cien­te de su soli­da­ri­dad, para ella es natu­ral todo ese tra­ba­jo por las demás personas.

Luz­mi­la tie­ne 15 años , vino con su her­ma­na y su mamá por­que ya no podían pagar el alqui­ler , des­pués de la pan­de­mia. Para ella la vida ahi es dura, se ha dado cuen­ta lo que es dar a un inte­rrup­tor y que haya luz, o tener calor en la casi­ta, por­que en la toma van a por leña y la aga­rran con sus manos. El pro­ble­ma del agua es terri­ble por­que aho­ra han ame­na­za­do a los comer­cian­tes de la zona, que si les ayu­dan les cie­rran sus loca­les, asi que eso es otra nece­si­dad bási­ca cer­ce­na­da. Pasan frío en las noches , duer­men con las cam­pe­ras pues­tas y todo lo que tie­nen. Pero una cosa tie­ne cla­ra, va a resis­tir el desalojo. 

Valen­ti­na, Sol, Lucas y Mili son feli­ces en la toma. Son niñas y niños que se sien­ten libres, hacen amis­ta­des con faci­li­dad, no como cuan­do esta­ban en alqui­ler, y tie­nen muchos jue­gos para com­par­tir. Tam­bién sien­ten que no se quie­ren ir de la toma.

A la tar­de se reali­zó una asam­blea femi­nis­ta, con la con­cu­rren­cia de inte­gran­tes de dis­tin­tas orga­ni­za­cio­nes femi­nis­tas y movi­mien­tos socia­les que se acer­ca­ron al inmen­so pre­dio para hacer sen­tir su soli­da­ri­dad con las y les com­pa­ñe­res allí acam­pa­das des­de hace dos meses.

Allí pudie­ron escu­char­se las voces de las muje­res de la toma con­tan­do su situa­ción y su ina­mo­vi­ble deci­sión de luchar con­tra el des­alo­jo. Tam­bién rela­ta­ron su expe­rien­cia de lucha las mili­tan­tes de la UTT, quie­nes expli­ca­ron que se ha pre­sen­ta­do un pro­yec­to para sacar ade­lan­te una ley de tie­rras y rati­fi­ca­ron que «la tie­rra es de quien la tra­ba­ja». Otras muje­res infor­ma­ron sobre dis­tin­tas tomas y tam­bién sobre la expe­rien­cia de tra­ba­jar en fábri­cas recuperadas.

Fue un deba­te abier­to, fran­co, entre her­ma­nas de lucha, pero con el con­ven­ci­mien­to de que aún fal­ta mucho camino para reco­rrer en lo que hace a que las de aba­jo ten­gan de una bue­na vez una vida dig­na, un techo que no corra peli­gro de ser echa­do aba­jo por uni­for­ma­dos o pato­tas. Y para eso, la toma de Guer­ni­ca se ha con­ver­ti­do en sím­bo­lo de resis­ten­cia y de desa­fío a los intere­ses de las y los pode­ro­sos del conur­bano. Esa ralea de gen­te que se lle­na la boca de la pala­bra pue­blo y no dudan en dar la orden, en con­ni­ven­cia con jue­ces y fis­ca­les, para orde­nar des­alo­jos como el que aho­ra ame­na­zan rea­li­zar en Guernica.

Itu­rria /​Fuen­te

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