Brasil. “El país renunció a su dignidad”, dice Roberto Amaral sobre desmantelamiento de ciencia

Bra­sil. “El país renun­ció a su dig­ni­dad”, dice Rober­to Ama­ral sobre des­man­te­la­mien­to de ciencia

Por Erick Gime­nes y Pedro Stro­pa­so­las. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 29 de sep­tiem­bre de 2020.

En medio de una de las mayo­res cri­sis sani­ta­rias y eco­nó­mi­cas de la his­to­ria del país, el gobierno fede­ral, a con­tra­mano del mun­do, ata­ca y sofo­ca la cien­cia – pro­ta­go­nis­ta en el com­ba­te a las miles de muer­tes cau­sa­das por la pan­de­mia de covid-19. 

Para 2021, la pro­pues­ta pre­su­pues­ta­ria pre­sen­ta­da por la ges­tión de Jair Bol­so­na­ro (sin par­ti­do) impo­ne un recor­te del 27% en los recur­sos para Cien­cia y Tec­no­lo­gía, y una reduc­ción de casi R$ 1 billón (177 millo­nes de dóla­res) en las inver­sio­nes para las uni­ver­si­da­des fede­ra­les, según infor­ma­ción de la Aso­cia­ción Nacio­nal de Diri­gen­tes de Ins­ti­tu­cio­nes Fede­ra­les de Edu­ca­ción Supe­rior (ANDIFES).

Para Rober­to Ama­ral, minis­tro de cien­cia y tec­no­lo­gía en el pri­mer gobierno de Luiz Inácio Lula da Sil­va (PT), la pro­pues­ta pre­su­pues­ta­ria ates­ti­gua la vuel­ta de Bra­sil a la con­di­ción de “colo­nia”.

«Para que usted des­man­te­le el desa­rro­llo del país, des­tru­ya las pers­pec­ti­vas de futu­ro, la pri­me­ra cosa que tie­ne que hacer es des­truir la cien­cia que sir­ve para la tec­no­lo­gía, la segun­da cosa, es con­se­cuen­cia de esta, la des­truc­ción de la indus­tria. Esta­mos redu­ci­dos a inver­sio­nes infe­rio­res a 2015. Lo que había de indus­tria nacio­nal fue des­trui­do”, opi­na Amaral. 

De 2003 a 2004, en su paso por el minis­te­rio de Cien­cia y Tec­no­lo­gía, Ama­ral con­cen­tró esfuer­zos para la imple­men­ta­ción de polí­ti­cas vol­ca­das a la redis­tri­bu­ción de los recur­sos des­ti­na­dos a la cien­cia y tec­no­lo­gía en el com­ba­te a las des­igual­da­des en el país, con énfa­sis en la crea­ción de la Secre­ta­ría de Cien­cia y Tec­no­lo­gía para la Inclu­sión Social. 

Sobre la actua­ción de la cien­cia bra­si­le­ña en la con­ten­ción a la covid-19, el no la colo­ca en pri­mer plano, y deja el pro­ta­go­nis­mo al Sis­te­ma Úni­co de Salud (SUS), que según el, evi­tó un colap­so sani­ta­rio y social aún mayor.

«Lo que con­tu­vo la expan­sión de la pan­de­mia fue el SUS. Bra­sil tie­ne una tra­di­ción muy lar­ga en inves­ti­ga­ción y cien­cia, pero voy a colo­car una cues­tión. Noso­tros no tene­mos indus­tria far­ma­céu­ti­ca. No fabri­ca­mos aspi­ri­na. La gran indus­tria bra­si­le­ña es la indus­tria del emba­la­je, noso­tros emba­la­mos reme­dios. Nues­tro gran papel en la pan­de­mia es pro­veer per­so­nas para las prue­bas, noso­tros no esta­mos par­ti­ci­pan­do en la cons­truc­ción las vacu­nas, somos excep­cio­na­les labo­ra­to­rios huma­nos», considera. 

En la polí­ti­ca, en 1985, Rober­to Ama­ral fue uno de los fun­da­do­res, como diri­gen­te esta­dual en Rio de Janei­ro, del Par­ti­do Socia­lis­ta Bra­si­le­ño (PSB), en el que ejer­ció gran lide­raz­go ideo­ló­gi­co en el perío­do de rede­mo­cra­ti­za­ción del país. En 2014, se sepa­ró del car­go de pre­si­den­te nacio­nal del par­ti­do cuan­do el PSB deci­dió apo­yar a la can­di­da­tu­ra pre­si­den­cial de Aécio Neves (PSDB), en la elec­ción ven­ci­da por Dil­ma Rous­seff (PT). 

La disi­den­cia a la izquier­da lo lle­vó a ser un de los idea­li­za­do­res del Fren­te Bra­sil Popu­lar, publi­can­do el libro “La ser­pien­te sin piel: De la cri­sis al Fren­te Bra­sil Popu­lar”, publi­ca­do por la Fun­da­ción Per­seu Abramo.

Este mar­tes (29), a las 19h, Ama­ral es uno de los invi­ta­dos de la sex­ta cla­se del cur­so del Pro­yec­to Bra­sil Popu­lar que dis­cu­te las sali­das para la cri­sis en Bra­sil. En esta edi­ción, el y Mar­cio Poch­mann dis­cu­ten los «Cami­nos para Indus­tria­li­za­ción y Desa­rro­llo Científico».

Bra­sil de Fato – ¿Cómo se ha dise­ña­do el des­man­te­la­mien­to de la cien­cia en el país? 

Rober­to Ama­ral – Esto es un pro­yec­to más amplio, más pro­fun­do, que es el des­man­te­la­mien­to del país. Es el des­man­te­la­mien­to de la eco­no­mía, de la cien­cia y tec­no­lo­gía, es el des­man­te­la­mien­to en el orden jurí­di­co, es el des­man­te­la­mien­to del cono­ci­mien­to. Para que usted des­tru­ya las pers­pec­ti­vas de futu­ro del país, la pri­me­ra cosa que usted tie­ne que des­truir es la cien­cia y tec­no­lo­gía. La segun­da cosa es con­se­cuen­cia de esa: la des­truc­ción de la indus­tria. Por­que la indus­tria exi­ge desa­rro­llo, exi­ge pro­gre­so, exi­ge inversión.

Esta­mos redu­ci­dos a inver­sio­nes infe­rio­res a 2015, en pleno 2020. El gobierno, ade­más de redu­cir los recur­sos pre­su­pues­ta­rios, redu­ce la trans­fe­ren­cia de esos recur­sos a tra­vés de decre­tos, de polí­ti­cas que no se dis­cu­ten con la uni­ver­si­dad, con la comu­ni­dad ni con el Congreso.

El pre­su­pues­to pasa a ser un pre­su­pues­to fic­ti­cio, por­que el gobierno sólo trans­fie­re lo que es de su inte­rés. Y, de esa can­ti­dad que trans­fie­re, con­ge­la. Esta­mos asis­tien­do a un pro­ce­so de des­truc­ción secuen­cial de la edu­ca­ción, de la cien­cia, de la tec­no­lo­gía y, por fin, del pro­ce­so indus­trial brasileño.

Sólo en el área las uni­ver­si­da­des públi­cas el recor­te esti­ma­do es de R$ 1 billón (177 millo­nes de dóla­res). O sea, esta­mos mar­chan­do hacia un colap­so. Se esti­ma que el recor­te de los recur­sos lle­va­rá a un recor­te las becas del CNPQ [Con­se­jo Nacio­nal de Desa­rro­llo Cien­tí­fi­co y Tec­no­ló­gi­co] en 64% y un recor­te corres­pon­dien­te a las becas de la Capes [Coor­di­na­ción de Per­fec­cio­na­mien­to de Per­so­nal de Nivel Supe­rior]. Sig­ni­fi­ca el fin de maes­trías y doc­to­ra­dos, ade­más de la tra­ge­dia per­so­nal de los que están en el exte­rior, de los que están depen­dien­do de esas becas para sobrevivir.

Eso sig­ni­fi­ca, en segun­do plano, abrir un canal para que nues­tros mejo­res estu­dian­tes, pro­fe­so­res, magís­te­res que se for­ma­ron en este país aban­do­nen este país. Van a con­ti­nuar, a pro­cu­rar sobre­vi­vir, en otros paí­ses. Este es otro cri­men que está se come­tien­do: la diás­po­ra cien­tí­fi­ca pro­mo­vi­da por el gobierno. No hay un sólo ejem­plo, en todo el mun­do, de un país desa­rro­lla­do, que no se haya desa­rro­lla­do antes como país indus­trial. Nin­gu­na gran poten­cia eco­nó­mi­ca no es, antes, una poten­cia indus­trial, cien­tí­fi­ca y tecnológica.

Esta­mos vivien­do una tra­ge­dia de cor­to, medio y lar­go pla­zo. Inclu­so aun­que este pro­ce­so sea inte­rrum­pi­do, nos va a tomar muchos años recu­pe­rar el terreno per­di­do. Ya per­di­mos la revo­lu­ción del siglo XVIII, del siglo XX, per­di­mos la intro­duc­ción de la máqui­na a vapor, lle­ga­mos atra­sa­dos a la civi­li­za­ción de la ener­gía eléc­tri­ca, lle­ga­mos atra­sa­dos a la civi­li­za­ción del petró­leo, y aho­ra esta­mos ame­na­za­dos con per­der la deci­si­va revo­lu­ción indus­trial de la robó­ti­ca, de la inte­li­gen­cia arti­fi­cial. Si eso ocu­rre, esta­re­mos con­de­na­dos a ser una gran colo­nia por muchos y muchos años.

La divi­sión clá­si­ca que noso­tros vivi­mos has­ta hoy, entre paí­ses desa­rro­lla­dos y paí­ses sub­de­sa­rro­lla­dos, se aca­bó. La divi­sión de hoy es entre paí­ses pro­duc­to­res de cono­ci­mien­to y paí­ses impor­ta­do­res de cono­ci­mien­to. La opción de este gobierno fue por la segun­da hipó­te­sis: noso­tros sere­mos impor­ta­do­res de cono­ci­mien­to, o sea, una colonia.

¿Cómo se expre­san en la prác­ti­ca –más allá de su cara más visi­ble, que son las inter­fe­ren­cias en la elec­ción de rec­to­res – , los meca­nis­mos de la des­truc­ción polí­ti­ca y físi­ca las instituciones? 

Tene­mos un ejem­plo recien­te: ¿qué sig­ni­fi­ca que se nom­bre a un capi­tán de mar y gue­rra direc­tor de la Casa Rui Bar­bo­sa? Ese es el sím­bo­lo del gobierno. Somos un país ocu­pa­do, como lo fue Japón al final de la Segun­da Gue­rra Mun­dial, por una tro­pa que no está pen­san­do en los intere­ses del país. Eso está ocu­rrien­do en todos los medios.

Cuan­do usted nom­bra, de una ter­na, al ter­ce­ro menos vota­do, usted está dan­do mues­tras de irres­pe­to a la con­cien­cia, volun­tad e inte­rés aca­dé­mi­cos. Ese es el cua­dro: el cua­dro de fal­ta de estí­mu­lo. ¿Qué estí­mu­lo tie­ne, hoy, un joven que está for­mán­do­se para ingre­sar en la inves­ti­ga­ción? ¿Para qué ir a un labo­ra­to­rio a inves­ti­gar pro­gre­so, avan­ces cien­tí­fi­cos, inves­ti­gar la salud?

Es un cua­dro muy gra­ve. Yo no se si son los pro­ble­mas de comu­ni­ca­ción con­se­cuen­cia de la pan­de­mia, pero ni el país ni la pro­pia aca­de­mia están tenien­do cons­cien­cia del sig­ni­fi­ca­do de esto. No entien­do esa cal­ma, esa tran­qui­li­dad, esa paz en torno de esto. Cuan­do des­per­te­mos, ya no tene­mos universidad.

Usted fue uno de los per­so­na­jes cen­tra­les para la reti­ra­da del acuer­do entre los gobier­nos de Bra­sil y de Esta­dos Uni­dos de explo­ta­ción de la base de Alcán­ta­ra, en Maranhão, nego­cian­do la ins­ta­la­ción de la Alcán­ta­ra Cyclo­ne Spa­ce-ACS, con Ucra­nia, acuer­do vis­to como más favo­ra­ble al país por los pro­gre­sis­tas, en el sen­ti­do de levan­tar el pro­gra­ma espa­cial bra­si­le­ño. Hoy, con Bol­so­na­ro, Alcán­ta­ra fue nue­va­men­te entre­ga­da a los esta­dou­ni­den­ses. ¿Pode­mos decir que la rela­ción entre cien­cia y sobe­ra­nía es un fac­tor deter­mi­nan­te para la supera­ción las des­igual­da­des socia­les his­tó­ri­cas en el país? 

Bra­sil renun­ció a la sobe­ra­nía sobre cual­quier aspec­to – el polí­ti­co, el ideo­ló­gi­co, el for­mal, el terri­to­rial y el mili­tar. Bra­sil renun­ció a su polí­ti­ca exte­rior. Nues­tra polí­ti­ca exte­rior, subal­ter­na, es dic­ta­da por los intere­ses del Pen­tá­gono y del Depar­ta­men­to de Esta­do [de los Esta­dos Uni­dos]. Y lo peor de todo: a cam­bio de nada.

Un país que no tie­ne indus­tria no tie­ne Fuer­zas Arma­das. No tene­mos auto­no­mía para fabri­car un fusil. Es este país que está sien­do ins­tru­men­to de gue­rra, pro­vo­can­do a Venezuela.

Somos, hoy, un país que renun­ció a su dig­ni­dad, a su papel en Amé­ri­ca Lati­na. Esta­mos rom­pien­do la tra­di­ción de la polí­ti­ca exte­rior bra­si­le­ña, que vie­ne de [Barão de] Rio Bran­co. Las Fuer­zas Arma­das bra­si­le­ñas se trans­for­ma­ron en capi­ta­nes de la sel­va de los Esta­dos Uni­dos. Nues­tro papel es asus­tar los nues­tros veci­nos, para que sea más bara­to el papel de los Esta­dos Unidos.

Ya no tene­mos indus­tria mili­tar, no tene­mos más polí­ti­cas de defen­sa. La con­cep­ción de mili­tar de hoy es que noso­tros no nece­si­ta­mos tener­las. Quien va a cui­dar de nues­tra segu­ri­dad exter­na son los Esta­dos Uni­dos, nues­tro para­guas. A noso­tros nos com­pe­te cui­dar del enemi­go interno. El enemi­go interno somos noso­tros. Son las Fuer­zas Arma­das que se vuel­ven con­tra su pueblo.

En su paso por el Minis­te­rio de Cien­cia y Tec­no­lo­gía, uno de los pila­res de su man­da­to fue pen­sar la cien­cia de una for­ma sis­té­mi­ca e inte­gra­da con las demás polí­ti­cas de gobierno, como la salud, la edu­ca­ción y la indus­tria. ¿Pode­mos decir que el pro­yec­to de Bol­so­na­ro depen­de de la des­truc­ción de ese sistema? 

El tra­ba­ja en la ace­fa­lia. Aho­ra, tras de eso, exis­te un plan bien estruc­tu­ra­do. Incu­rri­re­mos en un error peli­gro­so si pen­sa­mos que este gobierno no tie­ne tras de si un Esta­do Mayor pen­san­te. Si exa­mi­na­mos, hace­mos un levan­ta­mien­to de estos casi dos años, se verá que hay una lógica.

La lógi­ca que lle­va al extre­mo es una aso­cia­ción entre el extre­mo de neo­li­be­ra­lis­mo arcai­co, que no es pro­fe­sa­do, pero en nin­gu­na par­te del mun­do, aso­cia­do a su antó­ni­mo, que es el Esta­do auto­ri­ta­rio. Para eso, es nece­sa­rio des­mon­tar todas las instituciones.

Es nece­sa­rio recor­dar que ese pro­ce­so comien­za antes de Bol­so­na­ro, antes del bol­so­na­ris­mo, cuan­do la gran pren­sa, en nom­bre de des­truir el avan­ce las masas, la orga­ni­za­ción popu­lar, los gobier­nos petis­tas, invir­tie­ron en la des­truc­ción de la polí­ti­ca, en la des­mo­ra­li­za­ción de la polí­ti­ca, de los polí­ti­cos y las ins­ti­tu­cio­nes. Es en ese camino, en la nega­ción del país, que nave­ga el bolsonarismo.

El [Bol­so­na­ro] tie­ne una fra­se, cuan­do hubo una recep­ción en los Esta­dos Uni­dos a su gurú [Donald Trump], en una cena en la emba­ja­da bra­si­le­ña en Washing­ton, en que la que dice que su pro­yec­to no es cons­truir, es desconstruir.

El pri­mer pro­yec­to del bol­so­na­ris­mo es des­man­te­lar lo exis­ten­te. De ahí sus enfren­ta­mien­tos con­tra el Con­gre­so, la Jus­ti­cia, la edu­ca­ción, la cien­cia, la tec­no­lo­gía; el inten­to de des­man­te­la­mien­to del ser­vi­cio públi­co bra­si­le­ño, las empre­sas públi­cas, las agen­cias de fomen­to e inver­sión en el desa­rro­llo, como el BNDES [Ban­co Nacio­nal de Desa­rro­llo Eco­nó­mi­co y Social], las esta­ta­les que actúan en ramos estra­té­gi­cos, como la Ele­tro­bras, la Petrobras.

Noso­tros somos, hoy, el úni­co país con nues­tra dimen­sión, con nues­tras rique­zas natu­ra­les, que no dis­po­ne de un pro­gra­ma espa­cial. Cuan­do usted no tie­ne pro­gra­ma espa­cial, usted está a mer­ced de quien si lo tiene.

Para que noso­tros ven­za­mos la defo­res­ta­ción de la Ama­zo­nía, las modi­fi­ca­cio­nes meteo­ro­ló­gi­cas –fun­da­men­ta­les para la agri­cul­tu­ra bra­si­le­ña – , noso­tros tene­mos que recu­rrir a saté­li­tes de los Esta­dos Uni­dos o de Francia.

El tra­ba­jo de la cien­cia bra­si­le­ña en el cam­po de la salud públi­ca ha sido una refe­ren­cia mun­dial. Eso se demues­tra en ejem­plos como el lide­raz­go mun­dial de Bra­sil en la lucha con­tra el zika virus, la vacu­na­ción con­tra la fie­bre ama­ri­lla y la virue­la, la cura de la enfer­me­dad de Cha­gas y el enfren­ta­mien­to a la pan­de­mia del H1N1, con la vacu­na­ción de 100 millo­nes de per­so­nas. Inclu­so en medio del nega­cio­nis­mo de la cien­cia bra­si­le­ña cata­li­za­do por el bol­so­na­ris­mo, que impul­só cen­te­nas de miles de muer­tes, ¿el ante­ce­den­te de inves­ti­ga­ción en salud públi­ca con­tri­bu­yó a la con­ten­ción de la covid-19 en el país? 

Quien con­tu­vo la pan­de­mia fue el Sis­te­ma Úni­co de Salud (SUS), una uto­pía pen­sa­da por nues­tros cien­tí­fi­cos, en los años ochen­ta, y absor­bi­da por la Cons­ti­tu­ción de 1988. Es el mayor sis­te­ma de salud públi­ca del mun­do, que es admi­ra­do en todo el mun­do y que, en este país, es com­ba­ti­do por la gran pren­sa, por gran par­te de la cla­se médi­ca y por el empre­sa­ria­do de la medi­ci­na privada.

Nece­si­ta­mos ren­dir un gran home­na­je al SUS, y la socie­dad debe tener cons­cien­cia de que la tra­ge­dia per­se­gui­da por Bol­so­na­ro no fue mayor por cau­sa del SUS. Fue lo que con­tu­vo la expan­sión de la pandemia.

Pero voy a colo­car una cues­tión que, de mi pun­to de vis­ta, es gra­ve: noso­tros no tene­mos indus­tria far­ma­céu­ti­ca. Noso­tros no fabri­ca­mos aspi­ri­na. La gran indus­tria bra­si­le­ña es la indus­tria del emba­la­je. Noso­tros emba­la­mos reme­dios. Lo que había de indus­tria nacio­nal fue des­trui­do. Lo poco que se hace aquí es median­te la impor­ta­ción de sales, de Corea y prin­ci­pal­men­te de India. Eso es muy gra­ve, por­que, si admi­ti­mos una cri­sis inter­na­cio­nal, no tene­mos como abas­te­cer a la pobla­ción nacional.

Inclu­so aho­ra, en la pan­de­mia, nues­tro gran papel es pro­veer per­so­nas para las prue­bas. Esa es nues­tra gran con­tri­bu­ción inter­na­cio­nal. No esta­mos par­ti­ci­pan­do en la cons­truc­ción las vacu­nas. Por cau­sa de nues­tras carac­te­rís­ti­cas terri­to­ria­les, de pobla­ción, de diver­si­dad, noso­tros somos un excep­cio­nal labo­ra­to­rio humano. Los Esta­dos Uni­dos prue­ban aquí, Chi­na prue­ba aquí, Rusia prue­ba aquí, pero no hay nin­gún pro­yec­to brasileño.

Con la pan­de­mia, los cien­tí­fi­cos nun­ca se movie­ron tan rápi­da­men­te, sir­vien­do de espe­ran­za a la pobla­ción mun­dial ante el caos ins­tau­ra­do por la covid-19. Fru­to de eso, son 136 vacu­nas en desa­rro­llo. En Bra­sil, a con­tra­mano de este pro­ce­so, la pro­pues­ta pre­su­pues­ta­ria del gobierno fede­ral para 2021 pre­vé recor­tes sig­ni­fi­ca­ti­vos en la cien­cia y en la inves­ti­ga­ción. ¿Qué se pue­de espe­rar de la cien­cia y tec­no­lo­gía con el recor­te pre­su­pues­ta­rio anun­cia­do por Bol­so­na­ro? Es posi­ble man­te­ner la estruc­tu­ra de cien­tí­fi­cos e ins­ti­tu­cio­nes en Bra­sil inte­gra­da en medio de gobier­nos de extre­ma dere­cha que esti­mu­lan su destrucción? 

Hay un plan atrás de eso, una lógi­ca. La lógi­ca de cons­truc­ción de nues­tra depen­den­cia. Este gobierno se trans­for­mó en un oxi­mo­rón, noso­tros somos una gran repu­bli­que­ta. O sea, vol­vi­mos a ini­cios del siglo pasa­do. Según este gobierno, noso­tros no nece­si­ta­mos pro­du­cir aquí lo que pode­mos impor­tar. Noso­tros no nece­si­ta­mos pen­sar, hay quien pien­se por noso­tros y man­de su pensamiento.

Pare­ce que es difí­cil expli­car el sig­ni­fi­ca­do de eso a la socie­dad. Es la renun­cia a la for­mu­la­ción. Eso se expan­de en todo el país. Vea­mos lo que está ocu­rrien­do en el área de la cul­tu­ra, en las artes plás­ti­cas, en las artes en gene­ral, al tea­tro, a la músi­ca. Es un empo­bre­ci­mien­to gene­ral. Pode­mos tomar un pun­to para ana­li­zar, pero lo que intere­sa es la obra com­ple­ta, por­que tie­ne una lógi­ca. El empo­bre­ci­mien­to de la polí­ti­ca es eso.

Es nece­sa­rio tam­bién recor­dar que la cla­se domi­nan­te está inco­mo­da­da con lo que ella pro­du­jo. No bas­ta con que­dar­nos dán­do­le sólo a este capi­tán y a sus gene­ra­les comi­sio­na­dos. Cada vez que en este país hay la más leve ame­na­za de emer­gen­cia de los intere­ses popu­la­res, de los asa­la­ria­dos, las capas más pobres, la “casa-gran­de” [casa de los blan­cos en las hacien­das escla­vis­tas] inter­vie­ne, siem­pre con las Fuer­zas Arma­das atrás. Ella inter­vie­ne con un gol­pe de Esta­do clá­si­co, como en 1964, o inter­vie­ne como ahora.

En para­le­lo al inter­ve­nir, hay antes un pro­ce­so ideo­ló­gi­co, que lo ejer­cen los gran­des medios, los gran­des perió­di­cos. Enton­ces, se cons­tru­ye un dis­cur­so y, la par­tir de ese dis­cur­so, se jus­ti­fi­ca la inte­rrup­ción del pro­ce­so –pue­de ser del pro­ce­so demo­crá­ti­co o del pro­ce­so desa­rro­llis­ta. El hecho es que Bra­sil había opta­do, en cua­tro elec­cio­nes segui­das, por un deter­mi­na­do pro­yec­to de socie­dad, de desa­rro­llo y de pro­tec­ción de los más pobres. Ese pro­yec­to inco­mo­dó a Esta­dão, Glo­bo, Folha de S. Paulo.

No cabe más dis­cu­tir el lulis­mo, pero, para des­truir el lulis­mo, la “casa-gran­de” des­tru­yó la polí­ti­ca. Cuan­do usted saca a la polí­ti­ca del cam­po, usted abre espa­cio para las Fuer­zas Arma­das, para las fuer­zas más retró­gra­das de este país.

El cua­dro que vivi­mos este año no tie­ne com­pa­ra­ción con nin­gún momen­to de la his­to­ria de este país. Ni en 1938, cuan­do hubo el avan­ce las fuer­zas inte­gra­lis­tas y fas­cis­tas, ni en el tiem­po del cre­ci­mien­to de Hitler, nun­ca las fuer­zas de dere­cha fue­ron tan fuer­tes. Esta es una cues­tión cen­tral. Y es en eso que noso­tros, pro­gre­sis­tas, y quien, como yo, se juz­ga en el cam­po de la izquier­da socia­lis­ta, tie­ne que pen­sar. Este es el desa­fío más perdurable.

¿Cómo eva­lúa la ascen­sión de movi­mien­tos anti-vacu­na y pro clo­ro­qui­na, y que impac­tos pue­den tener en el pro­lon­ga­mien­to de la covid-19? ¿Bra­sil está pre­pa­ra­do para otras pandemias? 

Bra­sil no está pre­pa­ra­do para las pró­xi­mas cono­ci­das y sabi­das pan­de­mias, como no lo esta­ba para esta. Para las pró­xi­mas, esta­rá más debi­li­ta­do que cuan­do enfren­tó esta, por­que nues­tras estruc­tu­ras esta­rán aún más debi­li­ta­das. Vamos a tener, cier­ta­men­te, pan­de­mias pro­pias. La des­truc­ción de la Ama­zo­nía se va a trans­for­mar en un pun­to de cul­ti­vo de virus y de enfer­me­da­des. La ten­den­cia es a un mayor empo­bre­ci­mien­to y fra­gi­li­dad de las poblaciones.

Hoy, 65% de las muer­tes se dan entre pobres y negros, la pobla­ción de nues­tras peri­fe­rias. Nues­tras peri­fe­rias van a cre­cer. A par­tir de ese cua­dro, tene­mos que pre­pa­rar­nos para momen­tos muy difíciles.

Pue­de pare­cer que el cua­dro que esta­mos ven­do es un cua­dro defi­ni­ti­vo. Eso es muy malo. Es el sui­ci­dio de una socie­dad, y la socie­dad no se suicida.

No hay nin­gu­na posi­bi­li­dad de pro­gre­so, de sal­va­ción nacio­nal, con esta actual corre­la­ción de fuer­zas. O sea, razo­nan­do al con­tra­rio, es fun­da­men­tal alte­rar esta corre­la­ción de fuer­zas. Nece­si­ta­mos encon­trar medios de derro­car eso que está ahí, de avan­zar con las tesis de la democracia. 

La izquier­da [nece­si­ta] dejar de tener mie­do de dis­cu­tir sus tesis. Vamos a reto­mar la dis­cu­sión ideo­ló­gi­ca, vamos a asu­mir el deba­te, vamos a orga­ni­zar nues­tras bases, vamos a dis­cu­tir la pre­sen­cia del pen­te­cos­ta­lis­mo, del neo­pen­te­cos­ta­lis­mo, del pri­mi­ti­vis­mo reli­gio­so. Vamos a dis­cu­tir todo, vamos a orga­ni­zar y enfren­tar lo que ahí está. La opción es: el pasa­do o el futuro.

Edi­ción: Gei­sa Marques

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