
Resumen Latinoamericano, 16 de septiembre 2020.
El Proceso Constituyente se decide en la lucha callejera y en los territorios.El proceso constitucional impuesto por la casta político-empresarial es ilegítimo y antidemocrático, el resultado ya está escrito de antemano y ganarán los mismos de siempre. No nos prestaremos para seguir los dictados y el itinerario de las élites que están tratando, a toda costa, de salvar su pellejo.Cuando atacamos al sistema político, corrupto y parasitario y a su engendro constitucional, no estamos atacando a sectores del pueblo que se han sumado al cauce electoral, convencidos que de esa forma lograrán superar el flagelo del neoliberalismo. Estamos firmemente convencidas y convencidos que, bajo ninguna circunstancia, se debe abandonar la movilización y la lucha callejera y que ésta debe ser ascendente y radical, única forma de alimentar el fuego de la desobediencia y la autonomía popular. Las discusiones constituyentes se iniciaron en las marchas, cacerolazos, al calor de las barricadas, en los cabildos y asambleas populares, en las ollas comunes, durante las arremetidas de la Primera Línea y los grupos de autodefensa, en los puestos sanitarios, en cada espacio rebelde que nos fuimos abriendo para fundar el nuevo Chile. La tarea más urgente en esta coyuntura es levantar los «órganos de deliberación constituyente» en los territorios y sectores sociales en lucha. Estas instancias participativas son la base de un proceso legítimo, horizontal, democrático y originario. Las experiencias territoriales deben multiplicarse y articularse, a la brevedad, en una instancia de coordinación nacional, que puede muy bien constituirse como una Fuerza Popular Autónoma. En la práctica se estará levantando un poder dual, surgido desde la deliberación popular, el cual empujará y forzará a la convocatoria de una verdadera Asamblea Constituyente Nacional, espacio donde las organizaciones populares disputarán el Programa del pueblo frente a otros sectores del país.