Colom­bia. Eri­ka Prie­to: «El pue­blo se can­só y ganó la calle para denun­ciar la represión»

Por Car­los Azná­rez, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 17 de sep­tiem­bre de 2020.

Colom­bia vive días de fuer­te levan­ta­mien­to popu­lar con­tra el mal gobierno y sobre todo apun­tan­do a la repre­sión sin lími­tes des­en­ca­de­na­da con­tra los sec­to­res popu­la­res. Para hablar de este pro­ce­so de lucha y sus con­se­cuen­cias entre­vis­ta­mos a Eri­ka Prie­to, una joven refe­ren­te, del área de Dere­chos Huma­nos, del Con­gre­so de los Pueblos.

  • ¿Cómo ven uste­des des­de el Con­gre­so de los Pue­blos este nue­vo levan­ta­mien­to popu­lar que están con­cre­tan­do día a día las y los colom­bia­nos? Tam­bién nos intere­sa saber el aná­li­sis que hacen del nivel de repre­sión poli­cial que se está vien­do en estos días.
  • -Recal­ca­mos que el pro­ce­so en Colom­bia lle­va muchos años de acu­mu­la­ción y resis­ten­cia, un ejer­ci­cio que vie­ne sien­do muy fuer­te a nivel de per­se­cu­ción por par­te del Esta­do. Diri­gi­do prin­ci­pal­men­te a todo lo que se opon­ga a sus intere­ses eco­nó­mi­cos y polí­ti­cos. Lo que se está vivien­do actual­men­te en el país es un ago­ta­mien­to de las ins­ti­tu­cio­nes, un ago­ta­mien­to de espe­rar que las ins­ti­tu­cio­nes pue­dan hacer jus­ti­cia, de creer en la fuer­za públi­ca o de creer en el orden. En este levan­ta­mien­to ciu­da­dano y de los pue­blos en lucha y resis­ten­cia, tene­mos que tomar la his­to­ria en nues­tras manos y trans­for­mar al país des­de sus cimien­tos. La situa­ción de repre­sión no es dis­tin­ta de lo que hemos vivi­do en la his­to­ria de nues­tro país. Este es un país don­de se ha ase­si­na­do per­ma­nen­te­men­te a todas las voces disi­den­tes y duran­te estos últi­mos dias lo que ocu­rre es que está todo en el ojo del hura­cán y se per­mi­te evi­den­ciar con con­tun­den­cia. Noso­tros tene­mos una poli­cía que tra­ba­ja con el nar­co­trá­fi­co, con el para­mi­li­ta­ris­mo, extor­sio­na, roba, vio­la. Se tra­ta de un asun­to per­ma­nen­te y sis­te­má­ti­co. Por otro lado, la jus­ti­cia no ope­ra, no actúa, no hay ver­dad, no hay repa­ra­ción y no hay garan­tía de no repe­ti­ción de nin­guno de los actos que la fuer­za públi­ca come­te con­tra las per­so­nas en el país.

¿O sea que este com­pi­la­do de razo­nes col­ma­ron la pacien­cia de la gente?

-Real­men­te, lo que ocu­rre es que la gen­te se can­só y deci­dió tomar en sus manos el ejer­ci­cio de la fuer­za legí­ti­ma y direc­ta, dicién­do­le a la fuer­za nacio­nal “no lo vamos a per­mi­tir más”. Lo que ocu­rre, es que nos encon­tra­mos con que estas ins­ti­tu­cio­nes abren fue­go con­tra per­so­nas que no tie­nen arma­men­to, eso es deli­to a todas luces, a nivel inter­na­cio­nal. Pero el gobierno colom­biano no deja de actuar con impu­ni­dad. Así, nos encon­tra­mos con un Minis­te­rio de Defen­sa plan­tean­do recom­pen­sa para dete­ner a los res­pon­sa­bles de los gra­ves hechos ocu­rri­dos, y todos sabe­mos que los res­pon­sa­bles son las poli­cías. Esto se ini­ció por el ase­si­na­to de un abo­ga­do, Javier Ordo­ñez, que supli­ca­ba que no lo agre­die­ran más, mien­tras se encon­tra­ban elec­tro­cu­tán­do­lo con una pis­to­la taser y asfi­xián­do­lo al mis­mo tiem­po. Este abo­ga­do fue ingre­sa­do a un local de los CAI (Coman­do de Acción Inme­dia­ta), que pos­te­rior­men­te fue­ron que­ma­dos por la comu­ni­dad, por­que no quie­ren más la pre­sen­cia poli­cial en los barrios. Al final, nos encon­tra­mos con que el abo­ga­do salió de ahí muer­to. Medi­ci­na legal ha plan­tea­do que tie­ne más de 20 frac­tu­ras en el crá­neo, que des­pués de que vimos a este hom­bre redu­ci­do, elec­tro­cu­ta­do, asfi­xia­do y en el piso supli­can­do «por favor no más», fue­ron al CAI y lo siguie­ron gol­pean­do con ele­men­tos con­tun­den­tes. Esto se pue­de deter­mi­nar aho­ra, por­que que­dó gra­ba­do esta vez, pero es el común deno­mi­na­dor de la fuer­za públi­ca del país. Asi hacen los pro­ce­di­mien­tos acá, y no son pro­ce­di­mien­tos, todo está por fue­ra del mar­co legal, todo es un abu­so de poder.

-¿Cuan­do se supo que al abo­ga­do lo ase­si­na­ron, es que se pro­du­ce el esta­lli­do de la bron­ca en las calles?

-Sí, cuan­do sale el video, ya hay un núme­ro muy gran­de de colom­bia­nos y colom­bia­nas que se iden­ti­fi­can con esa situa­ción. Ade­más duran­te la pan­de­mia, de mar­zo para acá, la fuer­za públi­ca actuó con total impu­ni­dad. Esta­ban acos­tum­bra­dos a que las calles esta­ban vacías, que nadie gra­ba­ba y que las cáma­ras de segu­ri­dad del Esta­do no los van a denun­ciar. Enton­ces, la gen­te sabe, la gen­te entien­de la reali­dad del país y cuál es la meto­do­lo­gía del actuar de la poli­cía nacio­nal. La poli­cía no solo arre­me­te con­tra mani­fes­tan­tes, sino que está meti­da en todos los asun­tos de cri­mi­na­li­dad del país. Es por la poli­cía y el ejér­ci­to, que el nar­co­trá­fi­co tie­ne la fuer­za que tie­ne. Lo mis­mo ocu­rre con el para­mi­li­ta­ris­mo y la tra­ta tam­bién. Es una ins­ti­tu­ción que está corrom­pi­da des­de sus raíces.

-Coin­ci­den­te­men­te con este levan­ta­mien­to popu­lar, tam­bién vimos imá­ge­nes de muje­res recla­man­do en la calle con­tra las vio­la­cio­nes que tam­bién hacen los esta­men­tos de la poli­cía. Con­ta­nos, ¿cómo es la lucha de las muje­res en este marco?

-Las muje­res en el país somos per­ma­nen­te­men­te agre­di­das por par­te de la fuer­za públi­ca, es común que nos gri­ten que nos van a vio­lar. Por ejem­plo, yo ejer­zo como repre­sen­tan­te de los dere­chos huma­nos y de las muje­res, que­da­mos rodea­das de hom­bres y son chis­tes machis­tas y te hacen sen­tir real­men­te mal. Lo que ocu­rre en el mar­co de estas pro­tes­tas es que se han denun­cia­do tres casos de abu­so sexual de per­so­nas que se esta­ban mani­fes­tan­do, que son con­du­ci­das a los CAI, esta­cio­nes de la poli­cía, y pos­te­rior­men­te son vio­la­das. Ade­más no sola­men­te ocu­rren estas vio­la­cio­nes, sino tam­bién se da con el ejér­ci­to nacio­nal en el mar­co de la pan­de­mia, el caso de la niña indí­ge­na vio­la­da en múl­ti­ples oca­sio­nes, por dis­tin­tos inte­gran­tes de la fuer­za públi­ca. Es una situa­ción en la que se usa el cuer­po de la mujer como botín de gue­rra. Colom­bia vive un con­flic­to social, polí­ti­co y arma­do en que la mujer y su cuer­po son par­te del con­flic­to que el ejér­ci­to y la poli­cía han pues­to de mani­fies­to. Así nos hacen sen­tir el terror de lo que esto significa,

Publi­ca­mos una pro­tes­ta de una orga­ni­za­ción de allí, la Juven­tud Rebel­de, que seña­lan que han sido acu­sa­dos tan­to por Cara­col TV como por la poli­cía, de ser par­te de la gue­rri­lla. Otra vez sur­ge la acu­sa­ción de que esto lo mane­ja la gue­rri­lla. Una gue­rri­lla que exis­te, nadie lo nie­ga, pero siem­pre que apa­re­ce una movi­li­za­ción popu­lar se la quie­re demo­ni­zar con esta acu­sa­ción. ¿Cómo reci­be la pobla­ción estas men­ti­ras que dicen el gobierno y los medios?

-En el caso de lo que plan­teas de la juven­tud, no sola­men­te son agre­sio­nes que hacen los medios de comu­ni­ca­ción hacia este sec­tor del movi­mien­to nacio­nal y popu­lar del país. Tam­bién están diri­gi­dos a otros sec­to­res, como son los espa­cios del Con­gre­so de los Pue­blos, otros núcleos de disi­den­cia polí­ti­ca y demás, don­de los medios de comu­ni­ca­ción al ser­vi­cio de las gran­des empre­sas y del gobierno nacio­nal, lo que hacen es repro­du­cir el dis­cur­so que les dic­tan. Lo que ellos están tra­tan­do es de res­tar­le fuer­za y legi­ti­mi­dad a la lucha que se está dan­do en la calle. No es cier­to que haya sido un plan orques­ta­do por las FARC o el ELN, real­men­te lo que ocu­rrió fue un ejer­ci­cio de alza­mien­to popu­lar por­que esta­mos can­sa­dos, la gen­te no aguan­ta mas, la gen­te sabe que la poli­cía real­men­te no los cui­da. Lo que ocu­rre es algo que está por fue­ra de cual­quier con­trol o plan, no tie­ne sis­te­ma­ti­ci­dad. La gen­te comen­zó a sen­tir­se indig­na­da a par­tir del ase­si­na­to de este abo­ga­do, pos­te­rior­men­te, con­vo­can en el CAI don­de él mue­re, la mani­fes­ta­ción lle­na de dig­na rabia popu­lar. Empie­za enton­ces un ejer­ci­cio de la fuer­za públi­ca, de cui­dar ese CAI. Ese CAI ten­dría que haber sido que­ma­do des­de sus ini­cios, por­que era la úni­ca for­ma de que la gen­te expre­sa­ra su rabia. No había nada que hacer, la vida de Javier no iba a devol­ver­se. Lo que deci­de hacer la poli­cía es empe­zar a agre­dir a los mani­fes­tan­tes, gene­rar ges­tos que se van difun­dien­do en el res­to de la ciu­dad, y otros barrios ven como están agre­dien­do a las per­so­nas con las que ellos están de acuer­do y sien­ten la mis­ma indig­na­ción, y lo que deci­de la ciu­da­da­nía es hacer­lo por todas par­tes. Pero no exis­te una sis­te­ma­ti­ci­dad, por­que no ocu­rrió a la mis­ma hora, ni de la mis­ma mane­ra, tam­po­co tenían los mis­mos emble­mas. Han dicho que acá hay una orga­ni­za­ción, pero es una deci­sión de la juven­tud, que ha deci­di­do que todos los poli­cías son bas­tar­dos por­que siem­pre se com­por­tan así. Enton­ces, el Minis­te­rio tra­ta de lle­var esto por ese camino, los medio de comu­ni­ca­ción se pres­tan para eso, son ser­vi­les a sus intere­ses. Ade­más ponen en ries­go al movi­mien­to nacio­nal y popu­lar. Por­que este minis­tro, y el ante­rior, siem­pre han dicho que los pro­ce­sos nacio­na­les y popu­la­res tie­nen rela­ción con la insur­gen­cia. Pero nun­ca apa­re­cen para pro­te­ger­nos cuan­to otros acto­res del con­flic­to nos empie­zan a matar. Noso­tros no tene­mos nin­gu­na rela­ción con ellos, no tene­mos modos de defen­der­nos. Por eso ase­si­nan a los líde­res socia­les del país. Van más de mil líde­res ase­si­na­dos. Es la res­pon­sa­bi­li­dad de este tipo de seña­la­mien­to del que uste­des hoy pue­den dar cuenta.

¿Cuál es tu opi­nión sobre este juz­ga­mien­to domi­ci­lia­rio que se le está hacien­do a Uri­be Vélez? Prue­bas hay miles para meter­lo pre­so, pero esto se ha con­ver­ti­do en una pena leve ¿crees que va a pros­pe­rar en algo más?

-Noso­tros en el país con­vi­vi­mos con la impo­si­bi­li­dad de velar por la ver­dad, la cifra de per­so­nas tor­tu­ra­das, ase­si­na­das y des­apa­re­ci­das son las más altas del con­ti­nen­te. En par­te Uri­be y su pro­yec­to para­mi­li­tar están per­fec­ta­men­te liga­dos con esta reali­dad. Para noso­tros, lo que pasa es que la pri­sión domi­ci­lia­ria, es un sin­sa­bor, pero en par­te, da algo de espe­ran­za. Acá nun­ca pasa nada con los ex pre­si­den­tes. Este país siem­pre ha dicho de ser una demo­cra­cia cuan­do nos tenían ence­rra­dos los 365 días del año con toque de que­da, pero «éra­mos una demo­cra­cia». Enton­ces, hay un ejer­ci­cio com­ple­jo, lo que noso­tros deci­mos es que hay una posi­bi­li­dad que se esté dicien­do que Uri­be es obje­to de la jus­ti­cia. Al decir que es obje­to de la jus­ti­cia, todos sus alia­dos y todas las per­so­nas que delin­quen jun­to con él tam­bién pue­den temer. Tam­bién pue­den decir otras cosas que no se atre­vían a decir. Pier­de poder en la medi­da que cual­quier otro fun­cio­na­rio del pais que fue­ra con­tac­ta­do por Uri­be Vélez creía que esta­ba garan­ti­za­do, que podía hacer cual­quier cosa y no le iba a pasar nada. En este momen­to, ese rela­to va sien­do modi­fi­ca­do a tra­vés de una situa­ción muy sim­ple, como pue­de ser esta. Por­que a él ni siquie­ra lo están pro­ce­san­do por los ase­si­na­tos, por las masa­cres, por todo lo que hay de fon­do y que vos decís que es evi­den­te que está sien­do más fuer­te la jus­ti­cia con él. Lo están pro­ce­san­do por­que deci­de com­prar tes­ti­gos, el pro­ce­so que lo lle­va a la pri­sión domi­ci­lia­ria es la de mani­pu­lar tes­ti­gos. Pero tie­ne otras impli­ca­cio­nes que noso­tros lee­mos como posi­ti­vas, como ser res­tar­le fuer­za a algo que se creía into­ca­ble. Pues noso­tros cree­mos que lo úni­co que podrá deve­lar la ver­dad en el país es que avan­ce­mos en un reco­rri­do de ver­dad, de lucha y de poder popu­lar, en don­de se per­mi­ta en algún pun­to con­tar la his­to­ria de mucho dolor. Pero ese dolor no pasa por que nos sen­te­mos a espe­rar, sino que es un ejer­ci­cio de man­te­ner­nos en lucha, en resistencia.

-Con res­pe­to a Iván Duque y la pre­sen­cia de fuer­zas nor­te­ame­ri­ca­nas en Colom­bia, me refie­ro no solo a las bases, sino a estos sol­da­dos y ase­so­res que han entra­do aho­ra al país, con auto­ri­za­ción del gobierno colom­biano. Eso sigue sien­do un fac­tor de pre­sión fren­te al movi­mien­to popu­lar ya que siem­pre está esa espa­da de Damo­cles, mar­can­do la pre­sen­cia nor­te­ame­ri­ca­na, ahí tam­bién está la posi­bi­li­dad de agre­sión a Vene­zue­la. ¿Uste­des tie­nen en cuen­ta eso cada vez que salen a la calle, por­que no solo se están enfren­tan­do a la poli­cía o a los mili­ta­res, sino que están tam­bién enfren­tan­do a la pre­sen­cia de Esta­dos Uni­dos en el país?

-Cla­ro que somos cons­cien­tes del tris­te papel que jugó para la his­to­ria la lucha de los pue­blos lati­no­ame­ri­ca­nos esa pre­sen­cia en nues­tro terri­to­rio. Somos un bas­tión del impe­rio nor­te­ame­ri­cano, somos bas­tión de Esta­dos Uni­dos en el terri­to­rio, sabe­mos que des­de acá se hace un plan con­tra el pue­blo vene­zo­lano, sabe­mos que des­de acá tam­bién se han gene­ra­do inci­den­cias en lo que ha ocu­rri­do en Boli­via, en Ecua­dor y que en esa medi­da mover algo acá es meter­nos con una cues­tión que a ellos les impor­ta mucho. Eso hace que aquí pue­da haber un mar­gen de impu­ni­dad gran­de,. No hay mane­ra que la inter­na­cio­nal se pro­nun­cie con­tra Colom­bia por­que tie­ne mucho poder, ahí está Esta­dos Uni­dos dicien­do “aquí no pasa nada “ y ade­más por­que la inte­li­gen­cia, la for­mas de tor­tu­ra, las for­mas de agre­sión con­tra el movi­mien­tos social, las for­mas de orga­ni­za­ción y reor­ga­ni­za­ción del para­mi­li­ta­ris­mo son ase­so­ra­dos por ellos. Noso­tros lo cono­ce­mos. Pues la his­to­ria del país es una his­to­ria que se trans­mi­te gene­ra­ción tras gene­ra­ción, asu­mien­do la lucha y dicien­do que has­ta la vic­to­ria vamos. En esa medi­da nos enfren­ta­mos a un enemi­go muy gran­de y no es sola­men­te el gobierno colom­biano, sino tam­bién los intere­ses de Esta­dos Uni­dos en Lati­noa­mé­ri­ca. Des­de aquí se pla­nean y se des­plie­gan hacia otros sitios.

  • Una últi­ma pre­gun­ta, refe­ri­da a tu inte­gra­ción en el Con­gre­so de los Pue­blos. ¿Cuál es la situa­ción de la mili­tan­cia en rela­ción a la represión?
  • Noso­tros como Con­gre­so de los Pue­blos hemos teni­do a más de 200 per­so­nas pri­va­das de la liber­tad. Es impor­tan­te enten­der que es un meca­nis­mo que usan con­tra el movi­mien­to social. En el país, el dere­cho penal fun­cio­na con unas medi­das pre­ven­ti­vas de pri­va­ción de la liber­tad, mien­tras la per­so­na es pro­ce­sa­da. Enton­ces so le per­mi­te a la fis­ca­lía y a todos con­tro­lar. Es impor­tan­te que la gen­te entien­da que el poder eje­cu­ti­vo y el legis­la­ti­vo es con­tro­la­do por el uri­bis­mo. En otras pala­bras el poder tam­bién es de los intere­ses del para­mi­li­ta­ris­mo. Ade­más los otros órga­nos de con­trol como pro­cu­ra­du­rías, defen­so­rías, fis­ca­lías, todos tam­bién los ponen ellos. Enton­ces hay un ejer­ci­cio de muy fuer­te de con­trol. Esto quie­re decir que la fis­ca­lía, por ejem­plo, actúa en fun­ción de los intere­ses que ellos ten­gan. Como quie­ren callar al movi­mien­to popu­lar, la fis­ca­lía actúa con­tra los intere­ses del Con­gre­so de los Pue­blos. Se rea­li­zan una serie de mon­ta­jes que nun­ca lle­gan a con­de­nas, pero duran­te el tiem­po que hay des­de que se ini­cia el pro­ce­so y cuan­do se dé la con­de­na, las per­so­nas son pri­va­das de la liber­tad. Esta pri­va­ción de la liber­tad va enca­mi­na­da a aca­bar con el movi­mien­to social, a que las demás per­so­nas que que­dan en liber­tad ten­gan mie­do o se des­ar­ti­cu­len y se sal­gan de las movi­li­za­cio­nes. Esta­mos plan­tean­do que en el país hay un geno­ci­dio con­tra la opo­si­ción y con­tra la disi­den­cia polí­ti­ca. Por­que a tra­vés de los homi­ci­dios, a tra­vés de los ase­si­na­tos, a tra­ces de las pre­sio­nes, ame­na­zas y judi­cia­li­za­cio­nes. Nos están bus­can­do para aca­bar con cual­quier tipo de levan­ta­mien­to de la voz en el país. La reali­dad es que hay una serie de mon­ta­jes fuer­tes, estos mon­ta­jes tie­nen una sis­te­ma­ti­ci­dad cuan­do ocu­rren, hay un hecho que se vuel­ve boom mediá­ti­co en el país. Pos­te­rior a eso aca­tan a un líder del movi­mien­to social que tie­nen pre­via­men­te cus­to­dia­do, estu­dia­do, y ya le ponen un alias. Enton­ces empie­zan a raíz de un hecho que empie­za en el país, los medios le dan toda la fuer­za que cap­tu­ra­ron a los res­pon­sa­bles de esos hechos. Cogen a un gru­po impor­tan­te de per­so­nas y mon­tan todo el pro­ce­so judi­cial alre­de­dor. O tie­nen pro­ce­sos vie­jos de per­so­nas que no pudie­ron cap­tu­rar, son inves­ti­ga­cio­nes de muchos años, lue­go lo que hacen es que duran­te los últi­mos tres o cua­tro meses, le meten líde­res socia­les y se van a los medios a decir que han cap­tu­ra­do a un líder social tras años de bús­que­da. Y la ver­dad es que esa per­so­na nun­ca estu­vo en esa inves­ti­ga­ción. Yo que­dé en el medio de un pro­ce­so muer­to, don­de per­die­ron tiem­po y ade­más con el que nun­ca pudie­ron ata­car a nadie lo que hacen es igual apro­ve­char­lo y ata­car el movi­mien­to social. Así tam­bién exis­te la moda­li­dad de los fal­sos tes­ti­gos, la moda­li­dad de per­so­nas a las que les ofre­cen que ata­quen al movi­mien­to social y son per­so­nas que dicen cual­quier cosa con tal de no ir pre­sas ellas. Esas per­so­nas que fue­ron sor­pren­di­das even­tual­men­te en fla­gran­cia, come­tien­do un ilí­ci­to y ade­más dice que estu­vo con alguien del movi­mien­to social y que fue dete­ni­do en la ocu­rren­cia de los hechos. Esa per­so­na no es pro­ce­sa­da no va a la cár­cel. Así fue el caso de Julián Gil, Secre­ta­rio Téc­ni­co del Con­gre­so de los Pue­blos. Segu­ra­men­te, se van a dar una serie de cap­tu­ras masi­vas y de mon­ta­jes judi­cia­les, por lo que está ocu­rrien­do. Sin embar­go, la gen­te está plan­tean­do con trans­pa­ren­cia y tran­qui­li­dad que la cár­cel es otro esce­na­rio de lucha don­de esta­mos dis­pues­to a estar y a gene­rar des­de ahí otro esce­na­rio de poder popular.

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