Colom­bia. Recru­de­ce la pro­tes­ta con­tra la masa­cre policial

Por Cami­lo Ren­gi­fo Marín. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 19 de sep­tiem­bre de 2020.

El dolor y la rabia popu­lar pare­cen ser incon­te­ni­bles en Bogo­tá y toda Colom­bia: la masa­cre núme­ro 56 del año indig­nó aún más a los jóve­nes y ciu­da­da­nos que exi­gen al Esta­do pro­tec­ción a sus vidas en vez de ser acri­bi­lla­dos mien­tras recla­man sus derechos.

En medio del con­fi­na­mien­to, el pue­blo colom­biano venía con­de­nan­do vir­tual­men­te el ase­si­na­to de 230 per­so­nas en lo que va del año. La indig­na­ción por el homi­ci­dio del abo­ga­do Javier Ordó­ñez que que­dó regis­tra­do en video mien­tras supli­ca­ba “por favor” lle­vó la gen­te a las calles. La repre­sión poli­cial cobró 13 vidas y más de un cen­te­nar de heridos.

Este 2020, con la ultra­de­re­cha en el poder, ha inclui­do el record del regre­so de las masa­cres, el des­pla­za­mien­to for­za­do masi­vo de comu­ni­da­des rura­les, la ame­na­za cons­tan­te por par­te de para­mi­li­ta­res, y el cre­cien­te ase­si­na­to de líde­res socia­les y defen­so­res huma­nos, y de los ex gue­rri­lle­ros de Farc.

¿Segun­do Bogotazo?

Ante el Sena­do, el direc­tor (e) de lapo­li­cía, gene­ral Gus­ta­vo Moreno, pidió nue­va­men­te per­dón en nom­bre de la ins­ti­tu­ción a los fami­lia­res del abo­ga­do Javier Ordó­ñez que murió a manos de agen­tes de la poli­cía. Dijo que lo ocu­rri­do pue­de ser cata­lo­ga­do como un segun­do ‘Bogo­ta­zo’, por ser uno de los hechos de vio­len­cia más impor­tan­tes de la historia.

Moreno con­tó que hay 50 videos de redes socia­les en los que hay actos cues­tio­na­bles de la fuer­za públi­ca. En total, hay 56 poli­cías que esta­rían invo­lu­cra­dos en actos inde­bi­dos. Asi­mis­mo, hay 35 poli­cías ple­na­men­te iden­ti­fi­ca­dos que reco­no­cen haber dis­pa­ra­do entre los días 9 y 10 de sep­tiem­bre, y 23 uni­for­ma­dos “que pre­sen­tan fal­tan­tes de munición”.

Min­tras, el tes­ti­go cla­ve del abu­so que come­tió la Poli­cía con el abo­ga­do Javier Ordó­ñez (cuyo nom­bre se man­tie­ne en el ano­ni­ma­to) ha reci­bi­do ame­na­zas de muer­te en su con­tra de los ase­si­nos que siguen en liber­tad. “Le pido a los entes de con­trol encar­ga­dos que por favor no me dejen solo en esta situa­ción”, dijo a Semana.

Ade­más, las orga­ni­za­cio­nes cam­pe­si­nas, indí­ge­nas y afros han vivi­do el exter­mi­nio con más fuer­za duran­te la cua­ren­te­na, y el hos­ti­ga­mien­to no solo de gru­pos arma­dos que se dispu­tan sus terri­to­rios ha ido en aumen­to. Los ope­ra­ti­vos arma­dos por la erra­di­ca­ción de la coca se lle­van por delan­te a quie­nes se empe­ñan a defen­der el pro­gra­ma de sus­ti­tu­ción volun­ta­ria sus­cri­tos en los acuer­dos de paz con las FARC en La Habana.

Los ana­lis­tas advier­ten que hay un males­tar gene­ral en la socie­dad colom­bia­na que vie­ne cre­cien­do y que se ha mani­fes­ta­do en los últi­mos diez años con movi­li­za­cio­nes en los sec­to­res indí­ge­nas y cam­pe­si­nos. En el sec­tor urbano, los últi­mos tres años se ha teni­do una fuer­te movi­li­za­ción con el Paro Nacio­nal del año pasa­do, inte­rrum­pi­do por la pan­de­mia. Aho­ra la gen­te vol­vió a las calles tras el ase­si­na­to de Ordónez.

Lo que se expre­sa en las calles de Colom­bia es la res­pues­ta a la exclu­sión social y polí­ti­ca, el males­tar que tie­ne el pue­blo por las prue­bas de la rela­ción entre el nar­co­trá­fi­co y el equi­po del actual gobierno de Iván Duque y el dolor por la vio­len­cia poli­cial que le arre­ba­ta la vida a los más jóvenes .

La cción repre­si­va va levan­tan­do tam­bién otro tipo de denun­cias: abu­so sexual, obs­truc­ción a la labor infor­ma­ti­va, deten­cio­nes irre­gua­les, y has­ta deten­cio­nes en cen­tros clan­des­ti­nos como se evi­den­ció en videos don­de, ade­más, se prue­ba cómo los agen­tes de poli­cía se inter­cam­bian armas con hom­bres de civil, dis­pa­ran en equi­po, y ade­más apun­tan direc­ta­men­te al cuer­po de los mani­fes­tan­tes y los gol­pean en esta­do de indefensión.

La alcal­de­sa de Bogo­tá, Clau­dia López, ale­gó insu­bor­di­na­ción en la Poli­cía, mien­tras los movi­mien­tos estu­dian­ti­les, orga­ni­za­cio­nes y ciu­da­da­nos siguen mani­fes­tán­do­se a dia­rio. Los videos mues­tran cómo la poli­cía ata­ca casas en barrios peri­fé­ri­cos, ame­na­za los veci­nos en los bal­co­nes, dis­pa­ra con­tra con­jun­tos resi­den­cia­les, ata­ca a tran­seún­tes des­pre­ve­ni­dos y les pro­pi­nan golpizas.

El sacer­do­tee Ale­jan­dro Angu­lo, del Cen­tro de Inves­ti­ga­ción y Edu­ca­ción Popu­lar CINEP, ase­gu­ra que en Colom­bia las pro­tes­tas sue­len ser infil­tra­das por agi­ta­do­res pro­fe­sio­na­les. En las redes socia­les, muchos afir­man que quie­nes des­tru­yen el comer­cio podrían ser poli­cías o ván­da­los paga­dos por poli­cías para gene­rar caos y des­le­gi­ti­mar la pro­tes­ta. Por su lado, el gobierno y el empre­sa­ria­do acu­san a gue­rri­llas urba­na de los desórdenes.

Biblio­te­cas popu­la­res, no cen­tros de tortura

Ya se cum­ple una sema­na de pro­tes­tas no solo en las calles, pla­zas y ave­ni­das, sino tam­bién en la vir­tua­li­dad, don­de cre­ce el lla­ma­do a la renun­cia del minis­tro de Defen­sa de Iván Duque, Car­los Hol­mes, y a la refor­ma estruc­tu­ral y doc­tri­na­ria del cuer­po poli­cial, que tie­ne su obje­ti­vo en “el enemi­go interno”, el des­mon­te del Escua­drón Móvil Anti­dis­tur­bios (Esmad) y que se judi­cia­li­ce a los poli­cías y polí­ti­cos responsables.

Mien­tras, los medios hege­mó­ni­cos se preo­cu­pan más por las pare­des daña­das que por los cuer­pos de sus con­ciu­da­da­nos aba­ti­dos por quie­nes debe­rían cui­dar­les y espe­cu­la­ron con una even­tual con­fa­bu­la­ción inter­na­cio­nal del supues­to gru­po ACAB, has­ta des­cu­brir que esta sigla uti­li­za­da por gru­pos con­tra­he­ge­mó­ni­cos a nivel mun­dial, sola­men­te sig­ni­fi­ca All Cops Are Bas­tards (Todos los poli­cías son bastardos)

En los pues­tos de poli­cía (muchos uti­li­za­dos para la tor­tu­ra de los ciu­da­da­nos) que fue­ron incen­dia­dos y daña­dos duran­te las pro­tes­tas, gru­pos cul­tu­ra­les y veci­nos ins­tau­ra­ron biblio­te­cas y lle­van a cabo vela­das musi­ca­les don­de invi­tan a edu­car la rebel­día y cesar la violencia.

Cami­lo Ren­gi­fo Marín es eco­no­mis­ta y docen­te uni­ver­si­ta­rio colom­biano, ana­lis­ta aso­cia­do al Cen­tro Lati­no­ame­ri­cano de Aná­li­sis Estra­té­gi­co (CLAE)

Fuen­te: Rebe­lión

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