La excepcional política carcelaria que sistemáticamente se aplica a los presos vascos tiene muchas y muy diversas consecuencias, tanto para aquellos y aquellas que están en prisión, como para sus allegados, obligados a recorrer semana tras semana cientos de kilómetros. Pero la expresión más dura y cruel de esa política es, sin duda, la de aquellos que mueren entre rejas. En las últimas décadas, han sido 20. Igor González Sola ha sido el último en pasar a engrosar esta trágica lista.
El terremoto político que supuso el cambio de estrategia en el seno de la izquierda abertzale derivó en el anuncio del cese definitivo de la actividad armada de ETA en 2011 y, posteriormente, en mayo de 2018, en la declaración del fin de su trayectoria.
La réplica social también fue notable y cristalizó en una amplia y transversal mayoría para reclamar una nueva política carcelaria, adecuada al contexto y a este nuevo tiempo.
Esas demandas, sin embargo, han acabado siempre topándose en el mismo lugar: los muros de las prisiones, cuyos movimientos se han limitado a tímidos gestos, como acercamientos o libertades condicionales, a menudo estirados hasta el extremo. En estos últimos años, desde que se emprendiera el profundo cambio citado, han sido cinco los presos vascos que se han dejado la vida entre rejas.
El primero de ellos fue el galdakoztarra Xabier López Peña, de 54 años, que murió el 30 de marzo de 2013 en un hospital de París, donde permanecía ingresado tras haber sufrido un infarto y un posterior derrame cerebral en Fleury-Mérogis.
El 5 de febrero de 2014, el preso de Elorrio Arkaitz Bellon, de 36 años, murió en Puerto de Santamaría (Cádiz) a causa de un edema pulmonar. Había pasado trece años en prisión y su fecha de salida estaba fijada para mayo, solo tres meses después.
El 31 de julio de 2017, Kepa del Hoyo, también vecino de Galdakao, se dejó la vida en la cárcel de Badajoz a causa de un infarto. Su fallecimiento fue despachado como «muerte natural» por rotura de corazón. Pero el análisis del informe anatomopatológico y de las intervenciones médicas previas llevó después a concluir que sufrió un infarto cinco días antes y que se diagnosticó erróneamente como ataque de ansiedad.
Xabier Rey Urmeneta, vecino del barrio iruindarra de Donibane, se quitó la vida el 6 de marzo de 2018 en su celda de la prisión gaditana de Puerto III, a más de 1.000 kilómetros de casa.
Este mismo viernes, Igor González Sola ha sido hallado muerto en su celda de Martutene.
CRONOLOGÍA: Presos vascos muertos en la cárcel
19/06/1981 Juan José Crespo fallece en una huelga de hambre.
26/06/1985 José Ramón Goikoetxea muere en la prisión de Alcalá-Meco.
08/06/1986 Joseba Asensio muere a causa de una tuberculosis.
02/03/1988 Mikel Lopetegi fallece en Herrera de la Mancha.
15/06/1988 Juan Karlos Martiarena muere de un infarto.
01/12/1990 Miguel Zalakain fallece de un infarto en Martutene.
20/01/1991 Jean Groix muere en Fresnes.
15/05/1993 Pello Mariñelarena muere en Fresnes.
07/02/1997 José María Aranzamendi muere en Alcalá-Meco.
10/02/1997 Unai Salanueva pierde la vida en Iruñea.
20/07/1997 Juan Karlos Hernando muere en Albacete.
07/07/2004 Oihane Errazkin fallece en Fleury.
31/10/2005 José Ángel Alzuguren muere en Soria.
27/02/2006 Igor Angulo muere en la cárcel de Cuenca.
04/03/2006 Roberto Sainz fallece de un infarto en Aranjuez.
30/03/2013 Xabier López Peña muere tras sufrir un derrame cerebral en Fleury-Mérogis.
05/02/2014 Arkaitz Bellon muere de un edema pulmonar en Puerto I.
31/07/2017 Kepa del Hoyo fallece en Badajoz.
06/03/2018 Xabier Rey muere en Puerto III.
05/09/2020 Igor González Sola muere en Martutene.
Fuente: www.naiz.eus
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