Por Henry Boisrolin, Resumen Latinoamericano 12 de setiembre de 2020
La crisis haitiana alcanzó sobre todo en los dos últimos años un nivel prácticamente inusitado. Sin duda alguna, es el producto directo del fracaso de un largo proceso de dominación neocolonial que no dio resultado alguno a las necesidades de la inmensa mayoría de la población. Fracaso aún mayor, pues desde hace casi 10 años, el país se encuentra en manos de un grupo que se autodefinió como el de “bandidos legales”.
Lamentablemente, no era un simple eslogan electoral, sino más bien una trágica realidad donde el pueblo haitiano está enfrentándose a masacres en barrios populares, a asesinatos selectivos y no selectivos, a salvajes represiones policiales, persecuciones políticas de toda naturaleza contra militantes populares, etc.
Este grupo está, fundamentalmente, al servicio de los intereses del imperialismo norteamericano y de las oligarquías haitianas. La implementación del terror por este equipo mafioso integrado en un partido denominado PHTK (Parti Haïtien Tèt Kale) en el poder desde 2011, es la única respuesta política que encontró ‑y desarrolla- para tratar de derrotar la enorme movilización popular en su contra y, al mismo tiempo, mantener el sistema neocolonial en fase de descomposición.
Y esas masacres son realizadas por distintos grupos de bandidos, paramilitares, creados por algunos altos oficiales del actual gobierno. Esta respuesta criminal es respaldada totalmente por un grupo de diplomáticos de algunos países que se dicen “amigos” de Haití, agrupados en una entidad muy perversa llamada Core Group.
Además, toda esta tragedia está enmarcada dentro de una crisis económica donde el elemento más alarmante es la enorme cantidad de seres humanos en situación de hambruna severa, casi 4 millones sobre una población de 12 millones ‑según datos proporcionados por varios economistas estudiosos y serios-.
Entre ellos, por ejemplo, lo confirmó en distintas intervenciones y entrevistas el profesor, economista y dirigente social y político haitiano, Camille Chalmers, dirigente de PAPDA (Plateforme Haïtienne de Plaidoyer pour un Développement Alternatif).
Sin embargo, cabe resaltar que a pesar de ese terrorismo de Estado, la resistencia popular no solamente se mantiene sino que en los últimos tiempos ha crecido. Esta realidad obligó en algunas oportunidades al gobierno a retroceder, tal como ocurrió los días 6, 7 y 8 de julio de 2018 donde la rebelión popular determinó la anulación del decreto gubernamental que pretendía un aumento sustancial de los precios de los combustibles propuesto por el FMI.
Lo mismo se vio el año pasado, cuando durante más de 3 meses el país estuvo bloqueado, sin actividad alguna en las instituciones estatales, privadas, comerciales, educativas. Hasta el propio presidente estuvo escondido durante este tiempo sin poder asistir a ninguna ceremonia oficial en los lugares establecidos para conmemorar fechas importantes de la historia haitiana.
Es este mismo presidente, Jovenel Moïse, acusado de malversaciones de fondos públicos y principal responsable de las masacres y otras barbaridades perpetradas en el país, que desde enero de este presente año está dirigiendo mediante decretos ya que declaró de manera arbitraria la caducidad del Parlamento.
Lo que confirma que en Haití hay una dictadura, un gobierno de facto dominado por ladrones, corruptos y criminales.
Por todo ello, urge la implementación de una campaña de solidaridad plena para con la lucha del pueblo haitiano que apunta a lograr la salida del actual presidente de facto Jovenel Moïse, como así también la recuperación de su soberanía y derecho a su autodeterminación.
Una campaña que exige también el cese inmediato de las persecuciones del gobierno y de varios jueces y fiscales contra distintos/as activistas, tal como, por ejemplo, el profesor Josué Mérilien, el dirigente de UNNOH (Union Nationale des Normaliens Haïtiens). Este llamamiento se dirige, principalmente, a todas las organizaciones latinoamericanas y del Caribe.
Henry Boisrolin
Coordinador del Comité Democrático Haitiano en Argentina 12 de setiembre de 2020