Méxi­co. La lide­re­sa ambien­tal que vive exi­lia­da en su pro­pio territorio

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 28 de sep­tiem­bre de 2020

Lilia­na Velás­quez no aban­do­nó su casa cuan­do ase­si­na­ron a su espo­so, Samir Flo­res. Deci­dió que­dar­se y adap­tar­se al sis­te­ma de segu­ri­dad que el Meca­nis­mo de Pro­tec­ción a Defen­so­res del gobierno mexi­cano ins­ta­ló para ella y sus hijas: un muro, sobre este una alam­bra­da y cáma­ras de segu­ri­dad en todo el perí­me­tro para pre­ve­nir otro ata­que, como el que aca­bó con la vida del acti­vis­ta y defen­sor del terri­to­rio hace ya 19 meses.

Des­de afue­ra la facha­da de la casa se ase­me­ja más a una pri­sión. La sen­sa­ción es la de un exi­lia­do den­tro de tu pro­pio terri­to­rio. Igual Lilia­na Velás­quez ha teni­do que ade­cuar­se a esta nue­va for­ma de vida en en Amil­cin­go, muni­ci­pio de Temoac (esta­do de More­los), mien­tras quie­nes mata­ron a Samir Flo­res (36 años) gozan ple­na­men­te de libertad.

A Samir Flo­res lo ase­si­na­ron el 20 de febre­ro de 2019. Se opo­nía a la cons­truc­ción de una ter­mo­eléc­tri­ca en More­los. Foto: Car­tel que rea­li­za­ron artis­tas alia­dos a la defen­sa de la tie­rra y el agua en Morelos.

“Rodea­ron la casa, amu­ra­lla­ron. Ya nos vamos acos­tum­bran­do. Nos sen­ti­mos así (mal) por la cer­ca, por las cáma­ras, por­que no sabe­mos si nos esta­mos miran­do entre noso­tros o quién más nos esté vien­do”, narra des­de el otro lado del telé­fono Váz­quez, quien acce­dió a con­ver­sar con Mon­ga­bay Latam.

Lilia­na y Samir habían cum­pli­do sie­te años como par­te de la Asam­blea Per­ma­nen­te de los Pue­blos de More­los (APPM), un movi­mien­to social opo­si­tor al Plan Inte­gral More­los (PIM), un pro­yec­to ener­gé­ti­co con pre­sen­cia en los esta­dos de Tlax­ca­la, Pue­bla y More­los, en el cen­tro del país.

Detrás de esta pare­ja de acti­vis­tas hay una his­to­ria de 10 años al fren­te de un movi­mien­to sur­gi­do des­de las comu­ni­da­des cam­pe­si­nas que, al ente­rar­se de los daños ambien­ta­les que cau­sa­ría el PIM, deci­dió opo­ner­se a un mul­ti­mi­llo­na­rio corre­dor industrial.

Los defen­so­res del terri­to­rio, como Lilia­na Velás­quez, ase­gu­ran que las ame­na­zas que sufrie­ron antes del cri­men de Samir Flo­res, per­sis­ten has­ta aho­ra. Este ries­go se rela­cio­na con las cifras del últi­mo infor­me de la ONG Glo­bal Wit­ness, el que repor­tó el ase­si­na­to de 18 defen­so­res ambien­ta­les en el 2019, con­vir­tien­do así a Méxi­co en el cuar­to país más vio­len­to para estos liderazgos.

¿Por qué opo­ner­se al corre­dor industrial?

El Plan Inte­gral More­los (PIM) con­tem­pla la cons­truc­ción de dos cen­tra­les de gene­ra­ción eléc­tri­ca de ciclo com­bi­na­do de 620 mega­va­tios, una de las cua­les ya ha sido cons­trui­da, que fun­cio­na­rán con gas natu­ral. Se espe­ra que este sea trans­por­ta­do a tra­vés de un gaso­duc­to —que mide 150 kiló­me­tros y atra­vie­sa tres esta­dos mexi­ca­nos— des­de las ins­ta­la­cio­nes de Petró­leos Mexi­ca­nos (PEMEX). El PIM tam­bién con­si­de­ra, ade­más, la cons­truc­ción de un acue­duc­to de 10 kiló­me­tros para extraer agua del río Cuautla.

El pro­ble­ma con esta obra es que las mani­fes­ta­cio­nes de impac­to ambien­tal —tan­to para la cons­truc­ción de las ter­mo­eléc­tri­cas como del acue­duc­to— han sido cues­tio­na­das. En el 2013, por ejem­plo, la dipu­tada fede­ral Clau­dia Bojór­quez pre­sen­tó un pun­to de acuer­do, reco­gi­do en la gace­ta legis­la­ti­va, en el que seña­la las “con­tra­dic­cio­nes, omi­sio­nes y fal­tas admi­nis­tra­ti­vas que des­le­gi­ti­man un tra­ba­jo obje­ti­vo y serio por par­te de la Secre­ta­ría de Medio Ambien­te y Recur­sos Natu­ra­les (Semar­nat) para eva­luar los impac­tos del proyecto”.

Anto­nio Sar­mien­to Galán, inves­ti­ga­dor del Ins­ti­tu­to de Mate­má­ti­cas de la Uni­ver­si­dad Nacio­nal Autó­no­ma de Méxi­co (UNAM), ha segui­do des­de el ini­cio esta con­tro­ver­sia y ase­gu­ra que ha sido tes­ti­go de cómo las comu­ni­da­des no fue­ron infor­ma­das de los peli­gros reales del corre­dor industrial.

“El pro­ble­ma —expli­ca Sar­mien­to— es que el corre­dor indus­trial se arran­ca sin con­sul­tar a la gen­te. Son impo­si­cio­nes bru­ta­les. Les dije­ron que no con­ta­mi­na­ría el agua, ni el aire. Que (la hidro­eléc­tri­ca) era muy silen­cio­sa, que no iba a afec­tar para nada a la comunidad”.

Obras del gaso­duc­to que for­ma par­te del Pro­yec­to Inte­gral More­los. Foto: Mar­le­ne Mar­tí­nez /​Lado B.

Sin embar­go, el Infor­me sobre el impac­to nega­ti­vo de la ter­mo­eléc­tri­ca en Huex­ca y la región orien­te de More­los, fir­ma­do por 19 orga­ni­za­cio­nes ambien­ta­les mexi­ca­nas, seña­la los pun­tos que más preo­cu­pan a la población.

“La tec­no­lo­gía para tra­tar las aguas de la ter­mo­eléc­tri­ca solo exis­te para lim­piar el agua que va a entrar a las torres de enfria­mien­to pero no tra­ta el agua que va a salir de la ter­mo­eléc­tri­ca, las cua­les son cata­lo­ga­das ya como aguas indus­tria­les que con­ten­drán meta­les pesa­dos, altas tem­pe­ra­tu­ras, modi­fi­ca­ción de aci­dez del agua”, dice el estudio.

Anto­nio Sar­mien­to expli­có a Mon­ga­bay Latam que, en el caso del río, hay comu­ni­da­des de voca­ción agrí­co­la que serán afec­ta­das de ambos lados de su cau­ce, con lo cual —pre­ci­só— no sólo se afec­ta­ría a las fami­lias cam­pe­si­nas, sino a la pro­duc­ción de ali­men­tos tan­to en More­los como en la Ciu­dad de México.

Son daños silen­cio­sos que pue­den gene­rar un impac­to en la vida y eco­no­mía de más de un millón de per­so­nas, dijo el inves­ti­ga­dor de la UNAM, quien tam­bién hizo énfa­sis en la con­ta­mi­na­ción que podría cau­sar el gaso­duc­to, con peque­ñas y nume­ro­sas fil­tra­cio­nes que se darían a cau­sa del per­ma­nen­te movi­mien­to sís­mi­co de la región.

El espe­cia­lis­ta recuer­da cómo las comu­ni­da­des fue­ron adqui­rien­do pleno cono­ci­mien­to de la situa­ción con la ayu­da de Samir Flo­res y sus men­sa­jes radia­les. Sus comen­ta­rios y lla­ma­dos a la acción, según Sar­mien­to, fue­ron de mucho valor para la gente.

Samir Flo­res den­tro de la cabi­na de Radio Amil­cin­go. Foto: Facebook.

Samir Flo­res, indí­ge­na náhuatl, fue par­te acti­va de un movi­mien­to social de tres años que logró alcan­zar una meta impor­tan­te: que la comu­ni­dad pudie­ra gober­nar­se por usos y cos­tum­bres, y no por el sis­te­ma de par­ti­dos polí­ti­cos que rige el sis­te­ma elec­to­ral en Méxi­co. Ese pro­ce­so cul­mi­nó en febre­ro de 2017 y per­mi­tió con­so­li­dar la voca­ción agrí­co­la de la pobla­ción indí­ge­na de Amil­cin­go y Temoac.

“La tie­rra hay que cui­dar­la y defen­der­la, es la que nos da de comer, nos ali­men­ta. Ellas vie­nen con esa par­te de la for­ma­ción que él venía incul­can­do”, sos­tie­ne Lilia­na Veláz­quez, quien no olvi­da cómo en su casa per­sis­tió un rela­to de ape­go y cui­da­do de la tie­rra mien­tras Samir estu­vo vivo, y que ella hoy se encar­ga de trans­mi­tir a sus hijas.

Samantha César, inte­gran­te de la Asam­blea a la que per­te­ne­ce Lilia­na Velás­quez y los habi­tan­tes de los pue­blos de More­los, expli­ca que exis­ten tres moti­vos por los que se opo­nen al pro­yec­to. El pri­me­ro está rela­cio­na­do al daño ambien­tal: “No es ener­gía limpia…Se pre­vén efec­tos de este­ri­li­dad en la tie­rra que afec­ten la diver­si­dad de plan­tas y ani­ma­les. Y está la con­ta­mi­na­ción en el río Cuautla con los quí­mi­cos de las turbinas”.

El segun­do pro­ble­ma —pre­ci­sa— está aso­cia­do al ries­go que enfren­ta­ría la pobla­ción, con­si­de­ran­do que el gaso­duc­to atra­vie­sa 60 pobla­cio­nes de los tres esta­dos y que pasa­rá por varias zonas de ries­go vol­cá­ni­co del Popo­ca­té­petl que es el más acti­vo de México.

Plan­ta ter­mo­eléc­tri­ca en More­los. Foto: Cor­te­sía Notimex.

Ade­más, seña­la César, se tra­ta de una región ale­da­ña al epi­cen­tro del terre­mo­to de sep­tiem­bre de 2017 que devas­tó varios pobla­dos y ciu­da­des en la zona, y que en la Ciu­dad de Méxi­co hizo recor­dar el desas­tre del terre­mo­to de 1985. “Aho­ra tene­mos un nue­vo ries­go”, sostiene.

El Pro­gra­ma de Orde­na­mien­to Terri­to­rial del Vol­cán Popo­ca­té­petl pre­vé ese ries­go y esti­pu­la que los pro­yec­tos no deben modi­fi­car el uso de sue­lo o impul­sar polí­ti­cas que pro­mue­van el cre­ci­mien­to pobla­cio­nal; por el con­tra­rio, “se debe recu­pe­rar y pre­ser­var pri­mor­dial­men­te los recur­sos naturales”.

La Semar­nat con­sul­tó al Cen­tro Nacio­nal para la Pre­ven­ción de Desas­tres (Cena­pred) sobre la via­bi­li­dad del pro­yec­to, debi­do a que se encuen­tra “den­tro de la zona de ries­go vol­cá­ni­co del vol­cán Popo­ca­té­petl”. Y esta ins­tan­cia res­pon­dió “que el pro­yec­to era invia­ble en esta zona, jus­ta­men­te por­que pasa por las zonas de sig­ni­fi­ca­ti­vo ries­go eruptivo”.

Y, final­men­te, está el impac­to que el PIM, según la exper­ta, gene­ra­rá en la vida de las comu­ni­da­des. “Cau­sa­rá que la gen­te deje de sem­brar y emi­gre a las ciu­da­des. Es una cosa vio­len­ta con­tra las comu­ni­da­des, se va a rom­per la orga­ni­za­ción comu­ni­ta­ria. Hay gru­pos de cho­que que ya han tra­ta­do de rom­per la vida comu­ni­ta­ria. Por eso se ha deci­di­do luchar, por el des­po­jo del agua, la tie­rra y la vida cam­pe­si­na”, seña­ló César.

Esos, según la acti­vis­ta, eran los argu­men­tos de Samir Flo­res Sobe­ra­nes, quien se dedi­có sie­te años de lleno como la cara más visi­ble de un inten­so movi­mien­to social, pero que fue ase­si­na­do a tiros en la puer­ta de su casa la madru­ga­da del 20 de febre­ro de 2020.

Zapa­ta a escena

El pro­yec­to fue con­ce­bi­do duran­te el gobierno de dere­cha del ex pre­si­den­te Feli­pe Cal­de­rón Hino­jo­sa y con­ti­nuó su desa­rro­llo duran­te el man­da­to del cen­tra­lis­ta Enri­que Peña Nieto.

La lle­ga­da al poder de la izquier­da con Andrés Manuel López Obra­dor supo­nía una bue­na noti­cia para quie­nes recor­da­ban que algu­na vez, en 2014, cuan­do esta­ba en cam­pa­ña para ser pre­si­den­te, dijo que la pre­sen­cia del PIM en More­los, la tie­rra del míti­co cau­di­llo revo­lu­cio­na­rio Emi­liano Zapa­ta, era inconcebible.

El PIM tie­ne un com­po­nen­te que se opo­ne al dis­cur­so del pre­si­den­te López Obra­dor: hay tres empre­sas extran­je­ras. Elec­nor y Enagas cons­tru­yen el gaso­duc­to, y Aben­goa las dos cen­tra­les ter­mo­eléc­tri­cas. Todas españolas.

“¿Cómo poner en la tie­rra de Zapa­ta, el mejor diri­gen­te social que ha teni­do Méxi­co, una ter­mo­eléc­tri­ca? Es como poner una plan­ta nuclear en Jeru­sa­lén. Noso­tros vamos a defen­der, como sea, a los pue­blos”, dijo un López Obra­dor can­di­da­to que enton­ces defen­día en sus dis­cur­sos que el sec­tor ener­gé­ti­co de Méxi­co debía estar en manos sólo de las empre­sas paraestatales.

La figu­ra de Samir Flo­res se ha vuel­to icó­ni­ca y com­pa­ra­da con la del revo­lu­cio­na­rio Emi­liano Zapa­ta. Foto: archi­vo Facebook.

Ya en el poder, López Obra­dor nom­bró al 2019 como “el año de Zapa­ta” y cam­bió su opi­nión sobre el PIM, que pre­vé una inver­sión que ron­da los 1,600 millo­nes de dólares.

Sien­do pre­si­den­te, Obra­dor orde­nó una con­sul­ta ciu­da­da­na para deci­dir si el pro­yec­to con­ti­nua­ba o no, y puso al fren­te de los pre­pa­ra­ti­vos a un polí­ti­co lla­ma­do Hugo Eric Flo­res Cer­van­tes, quien fun­ge como dele­ga­do fede­ral en Morelos.

Flo­res Cer­van­tes fue abo­ga­do de las per­so­nas acu­sa­das de per­pe­trar la Masa­cre de Acteal, en Chia­pas, al sur del país, en 1997. Ahí, 45 per­so­nas (la mayo­ría muje­res y niños) fue­ron ase­si­na­das por para­mi­li­ta­res que lucha­ban con­tra el Ejér­ci­to Zapa­tis­ta de Libe­ra­ción Nacio­nal (EZLN).

“Él nun­ca se entre­vis­tó con noso­tros, pero sí se reu­nió con fun­cio­na­rios, con las empre­sas. Cuan­do vino la encues­ta famo­sa, el pre­si­den­te man­dó a su súper dele­ga­do a inves­ti­gar y lo que salió de eso fue la con­sul­ta. No sabe­mos quién emi­tió la encues­ta, quién con­tó los votos. Tam­po­co fue una con­sul­ta indígena…Hubo una cam­pa­ña mediá­ti­ca a favor del pro­yec­to. Era una simu­la­ción de demo­cra­cia”, con­tó Samantha César.

Mon­ga­bay Latam con­tac­tó a Hugo Eric Flo­res para pedir­le su ver­sión pero has­ta el cie­rre de este repor­ta­je no hubo respuesta.

El 19 de febre­ro, el gobierno fede­ral reali­zó un foro sobre el PIM. Ese día Flo­res Cer­van­tes se encon­tró públi­ca­men­te con Samir; este lo enca­ró y le dijo que sólo habla­ba de las bon­da­des pero no de los impac­tos del proyecto.

Cuen­ta Lilia­na Váz­quez que al día siguien­te alguien lla­mó a su puer­ta en la madru­ga­da. Cuan­do ella habla sobre Samir Flo­res no lo des­cri­be como una per­so­na que tuvie­ra la valen­tía como ban­de­ra, pero sí con un com­pro­mi­so tal con sus cau­sas, que el mie­do no esta­ba en él.

Esa madru­ga­da, el acti­vis­ta salió con­fia­do a ver quién lo bus­ca­ba y eran sus ase­si­nos con armas de fuego.

Samir Flo­res. Foto: Ana Cris­ti­na Ramos /​Lado B.

El 20 de febre­ro de 2019, en “el año de Zapa­ta”, un día des­pués de haber enca­ra­do al dele­ga­do de López Obra­dor, mata­ron a Samir Flo­res, el prin­ci­pal opo­si­tor del PIM

El pre­si­den­te López Obra­dor reac­cio­nó al suce­so en su con­fe­ren­cia de pren­sa de las maña­nas. Anun­ció que no había resul­ta­dos de la inves­ti­ga­ción y que posi­ble­men­te a Samir Flo­res lo habían mata­do “con­ser­va­do­res” para afec­tar a su gobierno.

Tres días des­pués del cri­men comen­zó la con­sul­ta para deci­dir si con­ti­nua­ban o no los tra­ba­jos de cons­truc­ción de la ter­mo­eléc­tri­ca. El voto a favor ganó con un 59% según el gobierno.

De acuer­do con las pri­me­ras pes­qui­sas, los ase­si­nos deja­ron un men­sa­je que rela­cio­na­ría a Samir con acti­vi­da­des ilí­ci­tas, una ver­sión que ya está des­car­ta­da, cuen­ta Samantha César. Aho­ra hay seis líneas de inves­ti­ga­ción abier­tas, según ha dado a cono­cer la Fis­ca­lía de Morelos.

El fis­cal de More­los, Uriel Car­mo­na Gán­da­ra, dijo el pasa­do 25 de sep­tiem­bre fren­te a legis­la­do­res de ese esta­do, que la depen­den­cia a su car­go ya tenía iden­ti­fi­ca­dos a los pro­ba­bles res­pon­sa­bles del cri­men de Samir Flo­res y que “pron­to” serían detenidos.

Mon­ga­bay Latam tam­bién inten­tó con­tac­tar con la Fis­ca­lía more­len­se pero has­ta el cie­rre de este repor­ta­je no res­pon­die­ron a nues­tro pedido.

Recién ocu­rri­do el ase­si­na­to, el pre­si­den­te Obra­dor tam­bién lla­mó “radi­ca­les” y “con­ser­va­do­res de izquier­da” a inte­gran­tes del movi­mien­to opositor.

“Esa era su pala­bra. Si nos lla­man con­ser­va­do­res, sí, nos gus­ta con­ser­var nues­tras cos­tum­bres, nues­tras tie­rras, nues­tras aguas”, dijo Lilia­na Vázquez.

Des­pués de la muer­te de Samir Flo­res, el movi­mien­to que enca­be­zó ha gene­ra­do una poten­te ico­no­gra­fía en la que se le com­pa­ra con Emi­liano Zapa­ta. “Está fuer­te eso. Se sien­te bien, se sien­te boni­to pero fue­ron dos per­so­nas total­men­te dife­ren­tes. Él nun­ca qui­so ser otro Zapa­ta. Son per­so­nas con las mis­mas ideas, defen­der su terri­to­rio, pero dife­ren­tes”, dijo Velásquez.

La vida de Lilia­na Váz­quez, ade­más de los cam­bios que ha teni­do por las modi­fi­ca­cio­nes a su casa y las medi­das de segu­ri­dad que se le impu­sie­ron, tam­bién ha toma­do un giro que le da una res­pon­sa­bi­li­dad fuer­te. “Al ya no estar él, me han vis­to como una pie­za impor­tan­te en la radio. Enton­ces en la medi­da en que pode­mos, vamos apoyando”.

Radio Boci­na

Amil­cin­go es la tie­rra de Vinh Flo­res, un his­tó­ri­co líder magis­te­rial parien­te de Samir quien que murió hace 44 años en un supues­to acci­den­te auto­mo­vi­lís­ti­co, cuan­do enca­be­za­ba dos impor­tan­tes movi­mien­tos: la decla­ra­ción de Temoac como muni­ci­pio libre y la fun­da­ción de la Escue­la Nor­mal Emi­liano Zapa­ta que hoy sigue funcionando.

La casa de Lilia­na Velás­quez y Samir Flo­res está en Amil­cin­go, muni­ci­pio de Temoac. Ambos son indí­ge­nas nahuas y sus vidas están liga­das al cul­ti­vo de las tie­rras. Se cono­cie­ron cuan­do aún eran estu­dian­tes, en tiem­pos en que no se ima­gi­na­ban lo que esta­ba por venir.

“Cuan­do nos cono­ci­mos —narra Lilia­na Velás­quez— no está­ba­mos meti­dos en nin­gún tipo de movi­mien­to, pero él por ser de aquí ya tenía esas nocio­nes e inquie­tu­des y par­ti­ci­pa­ba de vez en cuan­do en las acti­vi­da­des que se hacían aquí, en la Nor­mal o en el pue­blo; enton­ces cuan­do yo lo cono­cí sólo me pla­ti­ca­ba que par­ti­ci­pa­ba en todo eso, enton­ces él ya traía noción de todo lo que pasa­ba en el pue­blo, de todo lo que eran las luchas y las defensas”.

Lilia­na cuen­ta que fue en el 2010 que lle­ga­ron a la casa las pri­me­ras noti­cias sobre la rea­li­za­ción del PIM. Ese mis­mo día —recuer­da— Samir Flo­res tomó una boci­na y salió a la calle para difun­dir los efec­tos nega­ti­vos que un pro­yec­to de tal enver­ga­du­ra trae­ría a las comunidades.

“Empe­zó con unas boci­nas que las ins­ta­la­ba en las casas don­de le daban per­mi­so. Su sue­ño siem­pre fue el de tener una radio comunitaria…pensaba cómo le fun­cio­na­ría, en los recur­sos para ins­ta­lar­la. Era caro”, expli­ca Lilia­na. Así fue como nació Radio Boci­na, sin un trans­mi­sor, sin una ante­na, pero sí con la urgen­cia de infor­mar a las comu­ni­da­des del pro­yec­to que se venía.

El repu­dio al cri­men de Samir Flo­res ha lle­ga­do a nume­ro­sos movi­mien­tos socia­les que defien­den el terri­to­rio en Méxi­co. Foto: Ani­mal Político.

“Con Radio Boci­na, [Samir] empe­zó a invo­lu­crar­se y a reci­bir talle­res de otros com­pa­ñe­ros que ya tenían una radio comu­ni­ta­ria en sus comu­ni­da­des. Empe­za­ban a com­par­tir cómo fun­cio­na­ba. Y en lo que todo se cons­truía él seguía con su Radio Boci­na, expli­can­do a la gen­te lo que se venía, qué era lo que iba a pasar si se lle­ga­ba a ins­ta­lar el gaso­duc­to”, narra Lilia­na Vázquez.

El 6 de enero de 2013, Radio Boci­na se con­vir­tió en Radio Amil­cin­go, una emi­so­ra radial que has­ta hoy sigue al aire y que fun­cio­na en una peque­ña habi­ta­ción cons­trui­da con ladri­llos. Lilia­na Váz­quez, quien par­ti­ci­pa en una bri­ga­da de salud que atien­de a inte­gran­tes del movi­mien­to con­tra el PIM, tie­ne un pro­gra­ma radial en don­de habla de salud herbolaria.

Las foto­gra­fías de Samir Flo­res están pega­das en las pare­des de la cabi­na de radio. Y ella sigue infor­man­do a la comu­ni­dad de Amil­cin­go y alre­de­do­res de los acon­te­ci­mien­tos rela­cio­na­dos al pro­yec­to. Si hay que pro­gra­mar músi­ca y hablar de músi­ca, tam­bién lo hace.

“No se pue­de decir que estoy como él (Samir) al 100% meti­da —dice Lilia­na Velás­quez— por­que me que­dó una res­pon­sa­bi­li­dad muy gran­de que son mis hijos y les ten­go que poner atención”.

Samantha César cuen­ta que el PIM “está casi todo cons­trui­do ya”. Fal­tan 200 metros del acue­duc­to y una de las ter­mo­eléc­tri­cas. La opo­si­ción ganó un ampa­ro para sus­pen­der el gaso­duc­to y hay un plan­tón per­ma­nen­te en una de las zonas de ries­go “cui­dan­do que no avancen”.

No obs­tan­te, el pre­si­den­te López Obra­dor anun­ció el 09 de sep­tiem­bre, en otra de sus con­fe­ren­cias de pren­sa, que el PIM se va a seguir cons­tru­yen­do por­que “ya no hay pro­ble­ma legal”. Es decir, que su gobierno logró sor­tear los ampa­ros. No pue­de per­mi­tir­se —dijo el pre­si­den­te— que se pier­da la inver­sión rea­li­za­da has­ta el momen­to, que ron­da­ría los 20 mil millo­nes de pesos (poco más de 96 millo­nes de dólares).

Mani­fes­ta­ción en repu­dio al ase­si­na­to de Samir Flo­res y en apo­yo a la vigen­cia del movi­mien­to que enca­be­zó. Foto: archi­vo Facebook.

La acti­vis­ta Samantha César des­cri­be cómo es la vida en la comu­ni­dad aho­ra que Samir Flo­res ya no está: “Por un lado la comu­ni­dad con­ti­núa orga­ni­za­da. Sigue luchan­do y defen­dien­do, tan­to el gobierno por usos y cos­tum­bres como el emba­te con­tra el PIM. Se con­ti­núa en ese sen­ti­do luchan­do por el tra­ba­jo de Samir. Y tam­bién a la par un vacío, una situa­ción que te lle­va como movi­mien­to a rees­truc­tu­rar, a replan­tear­te. Impac­tó mucho. Enton­ces es un pro­ce­so. Aun­que él era el visi­ble, no era un líder auto­ri­ta­rio, per­mi­tía que la gen­te par­ti­ci­pa­ra, se invo­lu­cra­ra y se crea­ra cons­cien­cia. Por eso hace fal­ta Samir. Ha sido duro, tris­te. Nos hace fal­ta. Lo recor­da­mos mucho en el pue­blo, en la memo­ria de la gente”.

La vida des­pués de Samir es otra. En casa de Lilia­na Váz­quez salen cuan­do es real­men­te nece­sa­rio, el res­to del tiem­po pre­fie­ren per­ma­ne­cer detrás del muro y la alam­bra­da que el Meca­nis­mo de Pro­tec­ción a Defen­so­res del gobierno mexi­cano cons­tru­yó para su familia.

“¿Qué te pue­do decir? ¿qué nos sen­ti­mos segu­ros?… ¿que no va a pasar nada? Pues obvia­men­te no. Ni así, aquí en la casa. Pero tene­mos que seguir con nues­tras vidas, mis hijos tie­nen que salir por­que van a la escue­la, enton­ces creo que la segu­ri­dad nadie nos la pue­de garan­ti­zar por­que en la calle nadie está segu­ro. Ni en la casa ni mucho menos en la calle”, pre­ci­sa la activista.

***

Ima­gen prin­ci­pal: Lilia­na Velás­quez sos­tie­ne una foto­gra­fía de su espo­so, Samir Flo­res. Foto: Ani­mal Político.

Publi­ca­do ori­gi­nal­men­te en Mon­ga­bay Latam

Itu­rria /​Fuen­te

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *