Méxi­co. Tila, caci­caz­go, para­mi­li­ta­res y autonomía

Luis Her­nán­dez Nava­rro /​Resumen Lati­no­ame­ri­cano, 22 de sep­tiem­bre de 2020

Enfren­tar el poder del caci­caz­go en Chiapas

Duran­te siglos, el Señor de Tila ha sido vene­ra­do con fer­vor. En la Fies­ta de Cor­pus Chris­ti, la San­ta Cruz, en Sema­na San­ta y la reno­va­ción mila­gro­sa del 15 de enero, miles de devo­tos fie­les lo cele­bran. La devo­ción que le pro­fe­san reba­sa fron­te­ras. Cada año, via­jan de Cen­troa­mé­ri­ca, Tabas­co, Cam­pe­che y Vera­cruz a ren­dir­le cul­to. Can­tan­tes como Chi­co Che, Joan Sebas­tian y José Manuel Figue­roa lo veneraron.

Tila, el lugar don­de se encuen­tra la ima­gen de ébano, cono­ci­do como tie­rra de mila­gros, es simul­tá­nea­men­te un eji­do, un pobla­do y un muni­ci­pio en el esta­do de Chia­pas. Des­gra­cia­da­men­te, es lugar de paso no sólo de pere­gri­na­cio­nes reli­gio­sas, sino ruta por don­de tran­si­tan, pro­ve­nien­tes de Cen­troa­mé­ri­ca, migran­tes indo­cu­men­ta­dos, armas y drogas.

Des­de fina­les de 1994, el nor­te de Chia­pas es cono­ci­do no sólo por ser la sede cere­mo­nial del Cris­to Negro, sino, tam­bién, por la san­gui­na­ria vio­len­cia des­ata­da en sus muni­ci­pios y comu­ni­da­des por el gru­po para­mi­li­tar Desa­rro­llo, Paz y Jus­ti­cia. Aun­que la orga­ni­za­ción naci­da de Soli­da­ri­dad Cam­pe­sino-Magis­te­rial for­mal­men­te se escin­dió, y dio ori­gen a dos agru­pa­cio­nes dis­tin­tas, a las que bau­ti­za­ron como Unión de Comu­ni­da­des Indí­ge­nas, Agro­pe­cua­rias y Fores­ta­les (Uciaf) y Orga­ni­za­ción de Pro­duc­to­res Agrí­co­las Cam­pe­si­nas (Opac), siguen actuan­do con pro­tec­ción ofi­cial como civi­les armados.

A pesar de los años trans­cu­rri­dos des­de enton­ces, los ata­ques con­tra los cho­les rebel­des no cesan. Ape­nas el pasa­do 11 de sep­tiem­bre una mani­fes­ta­ción de eji­da­ta­rios de Tila fue agre­di­da con armas de fue­go por para­mi­li­ta­res. Al menos dos per­so­nas murieron.

El con­flic­to no es en esen­cia un pro­ble­ma entre pobres ni entre indí­ge­nas. Tam­po­co un pro­ble­ma reli­gio­so o inter­co­mu­ni­ta­rio. Su matriz es otra. En Tila hay un terri­ble caci­caz­go, liga­do, entre otras fuer­zas, a la fami­lia chia­pa­ne­ca que con dis­tin­tas siglas par­ti­da­rias gobier­na el esta­do, y a la polí­ti­ca de con­tra­in­sur­gen­cia con­tra los pro­ce­sos auto­nó­mi­cos zapa­tis­tas y de los pue­blos que inte­gran el Con­gre­so Nacio­nal Indí­ge­na (CNI).

El caci­caz­go en Tila está enca­be­za­do por el arqui­tec­to y cons­truc­tor de Petal­cin­go Lím­berg Gre­go­rio Gutié­rrez Gómez y su espo­sa, San­dra Luz Cruz Espi­no­sa, ori­gi­na­ria de Piji­jia­pan. Con las siglas del Par­ti­do Ver­de Eco­lo­gis­ta de Méxi­co (PVEM) han ocu­pa­do inin­te­rrum­pi­da­men­te la pre­si­den­cia muni­ci­pal, direc­ta­men­te o a tra­vés de sus fami­lia­res, des­de el perio­do 2008 – 2010 (https://​bit​.ly/​2​Z​S​7​A5K).

Antes de esa fecha, Lím­berg –enton­ces mili­tan­te del Par­ti­do Revo­lu­cio­na­rio Ins­ti­tu­cio­nal (PRI)– se desem­pe­ñó como direc­tor de Obras Públi­cas duran­te la alcal­día de Juan José Díaz Solór­zano (2005−07), invo­lu­cra­do con Paz y Jus­ti­cia. Lo acu­sa­ron de uti­li­zar el pre­su­pues­to para finan­ciar su cam­pa­ña polí­ti­ca para alcal­de, dejan­do varios pro­yec­tos en malas con­di­cio­nes y otros sin concluir.

Con­clu­yó su pri­mer perio­do como pre­si­den­te muni­ci­pal con ran­chos, gana­do de regis­tro, caba­llos cuar­to de milla, resi­den­cias, vehícu­los de lujo y con­ce­sio­nes de trans­por­te públi­co de las rutas Sal­to de Agua-Palen­que. Lo sus­ti­tu­yó en el car­go, entre 2011 y 2012 , su espo­sa San­dra (https://​bit​.ly/​3​m​x​v​w7Y). La jun­ta de buen gobierno del cara­col zapa­tis­ta Que habla para todos denun­ció ame­na­zas de muer­te, robos, daños en pro­pie­dad pri­va­da y des­po­jos con­tra la comu­ni­dad San Patri­cio, por par­te de los para­mi­li­ta­res de Paz y Jus­ti­cia y sus derivados.

Lím­berg fue elec­to alcal­de de nue­vo para el perio­do 2012 – 15, en medio de acu­sa­cio­nes de com­pra de votos, frau­de y vio­len­cia (con varios heri­dos y un muer­to entre sim­pa­ti­zan­tes del Ver­de y priístas).

Para la admi­nis­tra­ción 2015 – 18, el arqui­tec­to pone como alcal­de a su pri­mo, el pro­fe­sor Édgar Leo­pol­do Gómez Gutié­rrez, y a su espo­sa como dipu­tada local, su espo­sa la licen­cia­da San­dra Luz Cruz Espi­no­sa, ambos por el Par­ti­do Ver­de. Final­men­te, argu­men­tan­do pari­dad de géne­ro, el Ver­de pos­tu­ló como can­di­da­ta a la jua­ni­ta Fabio­la Veláz­quez, quien, des­pués de ganar, soli­ci­tó licen­cia inde­fi­ni­da para que lle­ga­ra a la pre­si­den­cia muni­ci­pal el pri­mo de Lím­berg, acu­sa­do des­pués por varias comu­ni­da­des de robo (https://​bit​.ly/​2​H​c​9​3x2).

Para refor­zar su domi­nio, Lím­berg se hizo nue­va­men­te de la pre­si­den­cia muni­ci­pal de Tila para el perio­do 2018 – 21. Cuen­ta para ello con el apo­yo de cons­truc­to­res (se le acu­sa a él mis­mo de ser­lo), trans­por­tis­tas, comer­cian­tes, gana­de­ros, para­mi­li­ta­res de Paz y Jus­ti­cia y deri­va­dos, la fami­lia chia­pa­ne­ca y fuer­zas del orden.

El caci­que ha enfren­ta­do con todo, para­mi­li­ta­res y terror inclui­dos, a los eji­da­ta­rios cho­les de Tila, a las bases de apo­yo zapa­tis­tas y a los agen­tes de la pas­to­ral que recu­pe­ra­ron el eji­do Tila, expul­sa­ron de su terri­to­rio al muni­ci­pio el 16 diciem­bre de 2015 y comen­za­ron a gober­nar­se a sí mis­mos sin pedir permiso.

Ade­más de recha­zar entrar al Pro­gra­ma de Cer­ti­fi­ca­ción de Dere­chos Ejida­les y Titu­la­ción de Sola­res Urba­nos (Pro­ce­de), los eji­da­ta­rios de Tila han gana­do, una tras otra, las bata­llas lega­les que han empren­di­do para que regre­sen a sus manos las 130 hec­tá­reas del Fun­do Legal, que el ayun­ta­mien­to ha pre­ten­di­do quitarles.

La con­tro­ver­sia agra­ria en Tila no es sólo asun­to de tie­rras; es, tam­bién, una dispu­ta para enfren­tar el poder del caci­caz­go, fre­nar la pri­va­ti­za­ción de la tie­rra, recons­ti­tuir el pue­blo chol, cons­truir la auto­no­mía y resis­tir la polí­ti­ca de contrainsurgencia.

@lhan55

Itu­rria /​Fuen­te

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