Un grupo de mujeres palestinas ha denunciado los abusos sexuales, las torturas y la exposición a registros corporales extremos en las cárceles israelíes.
En una entrevista concedida este lunes a la agencia oficial turca de
noticias Anadolu, Dena Karmi, una palestina de 41 años, ha revelado
varios casos de acoso sexual y verbal que sufrió durante sesiones de
interrogatorios por parte de oficiales israelíes.
Karmi, que pasó 16 meses en cárceles israelíes, ha
señalado que un agente de inteligencia israelí la amenazó y hostigó
físicamente durante dos días en el Centro de interrogatorios de Shikma, en la
ciudad de Ascalón, sita en el sur de los territorios ocupados palestinos.
“Cuando me negué a quitarme la ropa, el agente me atacó. Me rompió los
pantalones y me sometió a registros vergonzosos”, ha detallado Karmi, sobre
los primeros momentos de su llegada al mencionado centro de detención israelí.
Karmi fue detenida, junto con otras seis mujeres, en la ciudad de
Al-Jalil (Hebron), en la ocupada Cisjordania, bajo la acusación de haber
participado en actividades sociales vinculadas al Movimiento de
Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS).
La mujer palestina recuerda que las sesiones de interrogatorio, sobre todo
durante las noches, eran momentos de mucha angustia, debido a que los agentes
israelíes intentaban abusar de ella y utilizaban un lenguaje obsceno e
insultante.
“Era muy humillante y horrible,
especialmente, cuando el interrogador se comportaba de manera promiscua
tratando de provocarme. Había momentos, durante los interrogatorios nocturnos,
en que el interrogador trataba de acercarse y me mostraba fotos inapropiadas en
que estaba semidesnudo”, ha indicado.
Otra joven palestina, que habló bajo condición de anonimato con Anadolu,
ha denunciado que fue blanco de acoso sexual cuando los soldados israelíes
la estaban transportando, junto con varios presos judíos, a una cárcel en
Ramalá, en la ocupada Cisjordania.
“Uno de los presos judíos sentado frente a mí en el
vehículo comenzó a lanzarme insultos sexuales. Me sorprendió y golpeé las
rejas de metal en busca de ayuda. Pero nadie respondió a mis llamados. El
preso se quitó los pantalones e hizo movimientos sexuales que no puedo
describir”, ha relatado la prisionera palestina de 30 años.
Más de 7000 palestinos están retenidos en las cárceles israelíes, entre
ellos 180 menores de edad, 43 mujeres y 700 enfermos, la mayoría de los cuales
padece enfermedades crónicas, según las cifras ofrecidas por el Centro de
Estudios de los Prisioneros Palestinos (PPCS, por sus siglas en inglés).
A pesar de que varias organizaciones defensoras de los derechos humanos han
denunciado los malos tratos que sufren los prisioneros palestinos y, en
especial, los menores de edad, no se ha producido
ningún cambio en las políticas de Israel y los encarcelados siguen
siendo blanco de torturas.
Los prisioneros palestinos también corren el riesgo de contagiarse con el nuevo coronavirus, causante de la COVID-19. La Sociedad de Prisioneros Palestinos (PPS, por sus siglas en inglés) denunció el pasado mes de marzo que Israel priva a los presos palestinos del acceso a productos de limpieza, pese a la propagación de la enfermedad.
Fuente: hispantv.com
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