Resumen Latinoamericano, 16 de septiembre de 2020
El pasado 11 de septiembre la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios de la Araucanía y la Agrupación de ex Prisioneros Políticos de la Araucanía, convocaron a una marcha para recordar a las víctimas de los crímenes de lesa humanidad durante y después dictadura militar. “El objetivo era marchar con destino al frontis del cementerio general de Temuco, para realizar una velatón por las víctimas”, comenta María Ulloa Presidenta de la Agrupación de Ex Presos Políticos de La Araucanía Enrique Perez Rubilar.
Este encuentro representaba el cruce de dos generaciones, la de los ex prisioneros políticos, padres y abuelos de los hoy estudiantes secundarios, herederos de una historia luchas y esperanzas aplacada, por la crueldad y la injusticia vivida tras el golpe militar de 1973.
Violencia policial una constante en la región
Tras reunirse en la Plaza Manuel Recabarren, en pleno centro de Temuco, con lienzos y banderas los asistentes intentan avanzar de manera pacífica hacia el cementerio general, acción exageradamente reprimida por un gran contingente de carabineros, con carros lanza gases y lanza agua, que impidieron la pacífica manifestación desde el primer momento en que cruzan la calzada, lógica de las últimas jornadas en la región, cero tolerancia a manifestación en espacio público, violencia desmedida, maltrato hacia la mujer, detenciones injustificadas.
El sinsentido represivo
Sin mayor preámbulo, Fernanda Mora Honorato, estudiante de 18 años, vocera del movimiento estudiantil fue detenida junto a otros compañeros y compañeras incluidas su madre y hermana. Fernanda y los demás detenidos denunciaron vulneración de sus derechos, a la Vocera la golpearon y obligaron a desvestirse en la 2º Comisaría de Carabineros de Temuco, según lo expresado por su organización. El motivo de su detención; portar una bandera, recordar y luchar por la memoria junto a su madre. En las imágenes se aprecia el actuar policial, irracional y desmedido pero también, el sentimiento de unidad de los participantes de la manifestación, quienes ante el peligro del descriterio y desproporción del personal policial, mantienen una actitud de protección mutua, quizás uno de los legados más importantes que dejó el levantamiento de octubre.
«No se la lleven, es mi hija»
Una frase cruda que resonó en tantas de las detenciones arbitrarias vividas en 2019, un grito desgarrador cargado de temor, heridas que reabrió el actuar represivo vivido desde octubre, sin duda, secuelas de la dictadura cívico militar en Chile. Madres, padres y abuelos obligados nuevamente a convivir con el riesgo permanente de las detenciones ilegales, la tortura, desaparición y ejecuciones justificadas como suicidios o muerte accidental en incendios de supermercados saqueados. Riesgo por manifestarse o simplemente por salir a tomar una micro al paradero. Familias reviviendo el miedo, reviviendo el dolor, también familias marchando juntas, contra la injusticia, intentando derribar el temor instalado, como la familia de Fernanda Mora Honorato. En las imágenes vemos la impotencia y desesperación de una madre que le arrebatan de sus brazos a su joven hija por marchar, por recordar, por mantener viva la memoria de hijos e hijas arrebatadas, por esa psicópata y brutal autoridad.
FUENTE : ACIWA