Por Andrey Manchuk. Resumen Latinoamericano, 14 de septiembre de 2020.
Los sindicatos ucranianos parecen haber aumentado su actividad con el inicio del nuevo curso político. En Krivoy Rog, ciudad natal del presidente Zelensky, se está produciendo una huelga a gran escala de los mineros ucranianos que trabajan bajo tierra. Casi 400 mineros se niegan a salir a la superficie y exigen aumentos salariales y mejoras en las condiciones de trabajo. además, buscan recuperar los abolidos beneficios por veteranía para los trabajadores de la industria, que permite a los mineros jubilarse antes, derecho que los mineros heredaron de los tiempos soviéticos.
Todo comenzó el 3 de septiembre, cuando los mineros del turno nocturno de la mina Oktyabrskaya decidieron permanecer en la mina. Pronto se unieron los compañeros del turno de mañana. La huelga recibió el apoyo de los empleados de las minas Gvardeyskaya, Rodina y Ternovskaya. Se trata de las principales divisiones de la Combinada de Krivoy Rog, una de las más grandes empresas de hierro y minería subterránea, gestionada conjuntamente por los grupos Metinvest y Privat. Es más, los productos de la empresa no solo suministran a las plantas metalúrgicas ucranianas sino también al extranjero: República Checa, Eslovaquia, Polonia, Rumanía, Serbia e incluso China.
Miles de trabajadores han participado en las protestas: quienes no se han atrevido a encerrarse bajo tierra han iniciado una huelga italiana, con la que formalmente cumplen todas las normas del Código de Trabajo, pero retrasan al máximo la producción. La protesta de Krivoy Rog puede calificarse como la acción más notable del movimiento obrero este año, en el que la crisis social se ha agravado con las consecuencias de las restricciones de la cuarentena. Es más, tiene unas características que distinguen esta “ofensiva” de otras protestas habituales en el movimiento sindical ucranianos, hace tiempo limitadas a batallas en la retaguardia y exigencias sin mucho éxito de pagos de salarios atrasados.
La huelga en la mina subterránea ha demostrado ser una herramienta efectiva para presionar a los dueños, que no pueden forzosamente extraer a los mineros a la superficie. “En la Ucrania moderna, donde los trabajadores han tenido prácticamente imposible hacer huelga por el complejo procedimiento de organizarla ‑ya que, según la legislación laboral, el dueño puede impedir las acciones de los empleados ‑la negativa a salir de la mina ha sido una de las principales herramientas para luchar por sus derechos. Además, las exigencias de los mineros son ofensivas, no se limitan a la habitual demanda de recibir los salarios atrasados, sino que exigen a las autoridades que realicen inmediatamente reformas laborales y sociales”, escribió el conocido defensor de los derechos humanos Vladimir Chemeris.
Con ayuda de activistas que les apoyan, los mineros activamente publicitan su trabajo desde el subsuelo, ya que la presencia de teléfonos móviles permite grabar vídeos sobre la movilización en la mina que posteriormente se emiten en las redes sociales. Por ejemplo, jóvenes mineros se graban recitando sus propios poemas, que se publican en VKontakte y en Facebook y en los que se muestran emotivos, sinceros y sin amargura.
Krivoy Rog ha expresado la solidaridad con los mineros. El 7 de septiembre se celebró una gran concentración de apoyo frente al ayuntamiento. Al fin y al cabo, todos los ciudadanos se benefician si los salarios de los mineros aumentan. También ha llegado apoyo de otras regiones: de Donbass y de la región minera de Ucrania occidental, donde, con una huelga similar, los mineros lograron recientemente que se les pagaran los salarios atrasados.
Todo esto es incómodo para los oligarcas dueños de la planta de Krivoy Rog y para los oficiales ucranianos, que temen que se extiendan las protestas sociales, ya que hace tiempo que se han sentado las bases para ello. Según el Ministerio de Energía, la deuda con los mineros ucranianos asciende de 26,25 millones de dólares, aunque la deuda real puede duplicar ese dato.
También hay movimiento en otras industrias, como, por ejemplo, las protestas en el puerto de Berdyansk contra los recortes que afectarán a prácticamente el 60% de los empleados. Se trata del importante puerto del mar de Azov por el que se exporta el metal y el grano y que está siendo cínicamente arruinado con el objetivo de privatizarlo. Es más, participó en el proceso el exministro Omelyan, que habló con el espíritu de Bandera, prometió construir un hyperloop, quemar Moscú y anexionarse Kuban. Ahora descansa tranquilo, riéndose de los pobres a los que ha engañado.
La consecuencia es que los principales medios ucranianos apenas hablan de las huelgas, algo especialmente notable en el contexto de apoyo activo de cualquier acción huelguística en Bielorrusia. Y el Gobierno intenta apagar el conflicto laboral en la región del presidente, lo que no ayuda a mejorar la popularidad del gabinete.
“Como las minas son de propiedad privada, el Estado está dispuesto a ayudar como mediación para resolver las tensiones en la empresa. He dado orden al presidente de la Administración Regional de Dnipropetrovsk, Alexander Bondarenko, de iniciar un consejo trilateral con la participación de los sindicatos, la empresa y la administración regional”, afirmó el primer ministro Denis Shmigal, que envió a la viceministra de Desarrollo Económico, Comercio y Agricultura, Yulia Sviridenko, a Krivoy Rog.
Lo más probable es que consigan persuadir a los dueños de satisfacer parcialmente las demandas de los trabajadores para así obligarles a parar la huelga. Sin embargo, la acción ya ha llamado la atención sobre la situación de crisis en las empresas privatizadas. Al fin y al cabo, el principal motivo de las protestas es la excesiva codicia de los oligarcas ucranianos que se enfrentan a los trabajadores. “Tras la privatización, KZHRK se convirtió en una empresa copropiedad de los grupos empresariales de Rinat Ajmetov e Ihor Kolomoisky. Los intereses de los dueños siempre se limitan a aumentar los beneficios y reducir los costes, en primer lugar los costes laborales.
La extracción de materias primas es una de las industrias más lucrativas del país, que ha recibido el papel de fuente de materias primas en la división internacional del trabajo. Para evitar pagar impuestos y mantener sus beneficios, los dueños utilizan cuentas offshore. Y para reducir costes, los oligarcas categóricamente se niegan a indexar los salarios en base de la devaluación de la moneda y la inflación.
“Alegan también que las condiciones laborales de los mineros de Krivoy Rog no cumplen con la definición regulatoria de producción peligrosa, base sobre la que se establecen los beneficios. Esto es lo que más ha enfadado a los mineros”, explica Chemeris.
La victoria de los mineros animaría la actividad de protesta de los trabajadores ucranianos, que están aprendiendo a luchar por sus intereses. Y eso es importante porque son ellos quienes reflejan el interés general de los ciudadanos ucranianos.
Fuente: Slavyangrad.es