Resumen Latinoamericano, 13 de septiembre de 2020.
Desde que Juan Guaidó se autoproclamó como presidente de la República se pretendió crear la ilusión de que era apoyado por toda la sociedad venezolana. Entre estos sectores que respaldaban al gobierno fake estaba el cultural e intelectual, cuya influencia en la población es mayor que la de otros.
Durante los primeros meses de la autoproclamación, en enero de 2019, se convocaron grandes movilizaciones que buscaban proyectar un consenso de todos los factores del país y con ello “vaciar” al chavismo de estos elementos que le dan sentido a la sociedad.
Auge y caída
Sin embargo, conforme fue pasando el tiempo, el apoyo a Guaidó se fue desdibujando y su imagen pueril se convirtió en una anécdota risible de la política venezolana. Esto podría tomarse literal si desde su aparición no hubiera promovido el despojo de activos de la nación en el exterior, el bloqueo e intentos de golpes de estado.
Organizar un concierto en la frontera para el ingreso ilegal de supuesta “ayuda humanitaria” sin resultados, en febrero, una gira infructuosa, nombramientos de embajadores paralelos y directivos de empresas y simular la toma de la Base Aérea Francisco de Miranda (La Carlota) el 30 de abril de 2019, fueron eventos que mantuvieron a flote a Guaidó, al menos hasta mediados del año pasado.
Poco a poco las marchas se transformaron en pírricas concentraciones por falta de convocatoria. Posteriormente, el gobierno fake pasó a tener una presencia solo virtual, replicado por figuras influyentes y cuentas desde el exterior, lo que terminó de mermar el apoyo.
Así como la aparición de Guaidó logró congregar de forma esperanzada a todos los sectores antichavistas, incluyendo el intelectual, el desgaste temporal de las propuestas del “interino” hizo que estos se fueran desprendiendo, incluso que algunos tomaran posturas completamente adversas.
Ya en julio de 2019 el espaldarazo al autoproclamado por parte de los intelectuales de forma pública se reducía a un comunicado firmado por 32 intelectuales y escritores reconocidos. En la carta se repudiaba “la sistemática campaña de difamaciones que se tejen en su contra” y buscaban rescatar el espíritu de unidad que existió en un principio.
Con esto se reducía parte de este sector, que penosamente intentaba detener la debacle de Guaidó y su estribillo “cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”.
La carta se publica un mes después de que se descubriera una trama de corrupción que vinculaba al equipo designado por el autoproclamado. El intento de lavado de cara dejó mal parado a este sector en la sociedad venezolana.
Muchos de los firmantes del documento siguieron fieles a su oposición contra Maduro, pero dejaron de manifestar abiertamente su apoyo a Guaidó; algunos dejaron de llamarlo presidente. Tal es el caso de Ana Teresa Torres, Laureano Márquez, Leonardo Padrón, entre otros. Por su parte, Alberto José Barrera Tyszka sí ha criticado la presidencia virtual de Guaidó.
En cambio, en otros fue más evidente el viraje y tomaron una posición completamente adversa. Tal fue el caso del profesor de filosofía y escritor, Erik del Búfalo, quien en marzo del año pasado creía en el poder del presidente fake y en su “legitimidad” para tomar decisiones políticas con impacto internacional.
Unos meses después la decepción y rechazo del intelectual contra el autoproclamado son inocultables.
Con todo esto queda claro que el supuesto liderazgo de Juan Guaidó realmente fue sostenido por el apoyo de Estados Unidos y sus países satélites y no por ningún sector social del país.
Gobierno virtual y aislamiento
Esta imagen se terminó de diluir con la llegada de la pandemia. Mientras el presidente Maduro tomaba el control de la coyuntura con la aplicación de medidas, el gobierno fake montó su teatro de operaciones vía streaming, lo que consolidó la burla por parte de los propios sectores de la oposición.
Recientemente, su aislamiento político se terminó de concretar con la reaparición de otros líderes opositores. Ante el escenario electoral que se avecina, Guaidó y otras organizaciones políticas proponen Pacto Unitario — que no es muy novedoso de acuerdo a la propuesta desde su autoproclamación, mientras María Corina Machado la rechaza y se va al extremo y Henrique Capriles Radonski inscribe candidatos para las elecciones parlamentarias de diciembre.
En esta nueva fragmentación de la oposición venezolana se ve reflejada, también, en la intelectualidad antichavista. La reaparición de Capriles fue cuestionada por Elías Pino Iturrieta, quien arremetió contra el político por señalar la inutilidad del “gobierno de Internet” y las figuras estelares de Primero Justicia.
Visto el panorama desde su aparición hasta hoy día, el liderazgo del autoproclamado no fue algo ganado, sino que, por una parte, se pretendió proyectar una imagen de gobierno sólido y de consenso nacional en el exterior, y por otra, muchos sectores, incluido el intelectual, vio una oportunidad para concretar la esperanza, siempre derrotada, de acabar con el chavismo.
Fuente: Misión Verdad
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