Por Pablo Russo, 26 de octubre de 2020.
Como contracara del banderazo del domingo, denunciaron que la familia que hoy está en litigio sucesorio le robó 70 hectáreas y el aljibe a la vecina escuela agrotécnica.
Por otro lado, aviones de fumigación agraria se están convocando para un sobrevuelo sobre el campo de Casa Nueva como “abrazo simbólico en repudio a la violación de la propiedad privada y a los atropellos institucionales por parte del gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner”. La singular acción de protesta tendrá lugar el miércoles 28 al mediodía.
Imagen: Télam
Organizaciones sociales de diversas localidades de Entre Ríos y de la región realizaron un acto de apoyo al Proyecto Artigas, en la puerta de la Escuela Agrotécnica N°151, vecina de la tranquera de acceso que sigue bloqueada por los Etchevehere varones. El objetivo era demostrar que lo que ocurre campo adentro de Casa Nueva tiene su sostén también del lado de afuera. Mientras tanto, se suceden amenazas de distinta índole: propietarios de aviones de fumigación agraria se están convocando para un sobrevuelo sobre el campo de Casa Nueva como “abrazo simbólico en repudio a la violación de la propiedad privada». «De salir airoso este experimento del Plan Artigas de la CTEP, por delirante restitucion histórica, el país arderá trágicamente en llamas», alertó la Sociedad Rural de Concordia.
La contracara del banderazo del domingo, organizado por quienes bloquean el ingreso, ocurrió este lunes a pocos metros del campamento ruralista, cuando por la tarde se manifestaron unas doscientas personas integrantes de agrupaciones del campo popular. Por la tarde, la caravana de vehículos llegó hasta el borde del cordón formado por un centenar de efectivos de la Policía de Entre Ríos.
“Apoyo al Proyecto Artigas”, “¡Fuera Etcheveheres corruptos! Machos patoteros”, se leía en los carteles. También: “Feminismo para sembrar” y “Dolores no estás sola ante la violencia económica y patriarcal». En el acto en medio de los pastizales hablaron vecinos del pueblo, integrantes de agrupaciones sindicales y políticas, se intentó escuchar la voz de Dolores Etchevehere y se leyó un comunicado formal.
Desde el ingreso al campo, custodiados por varias decenas de policías de la división abigeato, los ruralistas siguieron la actividad desde el acampe que tiene epicentro en un gran camión que bloquea el paso.
Que la dignidad se haga costumbre
Los oradores comenzaron sobre la ruta, de forma improvisada, y enseguida el acto se transformó en asamblea que, para no interrumpir el tránsito del acceso a Santa Elena, continuó en la banquina, frente al arco de ingreso a la escuela rural.
“Estoy emocionado, acá se está expresando el pueblo de Entre Ríos que quiere empezar a cambiar la historia. Acá se expresan distintas organizaciones, vecinos, campesinos, estudiantes a los que les sacaron la escuela. Acá venimos a decir que hay una forma de producir alimentos sin venenos que no mate a los pibes, que de acá se van al Garraham de Buenos Aires. Venimos a decir que eso basta. Esto dejó de ser un acto y pasó a ser una verdadera asamblea”, expresó Víctor, integrante del Movimiento de Trabajadores Excluidos.
Fabián Casals, profesor de dibujo técnico en la escuela rural, sostenía un cartel que exigía “Devolución inmediata de las hectáreas de la Escuela Agrotécnica E.E.A.T. N°151. Por una educación pública de calidad. Ya las escrituras”. El docente autoconvocado afirmó que los Etchevehere le hurtaron 70 hectáreas y el aljibe a la institución: “Lamentablemente se cortó la torta por la parte más grande y se la repartieron. Los chicos, la educación pública, perdieron una cantidad de hectáreas productivas. También levantamos la voz para que paren las fumigaciones que llegaban a cinco o seis metros, pero no hubo forma, porque el poder que tienen nos pasa por encima a todos, sobre todo a los que vienen a estudiar a esta escuela”, aseguró.
«Aplaudo el Proyecto Artigas, pero le pido a la señora Dolores que incluya gente de Santa Elena, porque esas tierras fueron de nuestros abuelos, muchos de ellos murieron de tristeza”, agregó el docente. Una mujer de la localidad, Alicia Dolores Mauri, que trabaja en el frigorífico (Santa Elena Alimenta), apoyó esa tesis: “Necesitamos trabajo, necesitamos que nos incluyan. Vamos a apoyar, vamos a hacer una campaña para juntar alimentos, porque nos preocupa esa gente que tienen sitiada como en la época de los indios. ¿Quiénes se creen que son?”, preguntó.
“No está sola, Dolores no está sola”, cantó la concurrencia, alzando los brazos y saludando en dirección a los cinco vehículos estacionados debajo de un árbol, a mitad de camino entre la ruta y el casco de la estancia, desde donde Dolores observaba el acto solidario junto a algunos de quienes la acompañan en la casa. Debe haber sido el momento en que más cerca estuvo de sus hermanos en todo este tiempo, ya que a Juan Diego y a Sebastián se los vio entre los tractores de la puerta. Allí, al igual que en la concentración artiguista, había señoras, peones y dirigentes con las banderas de Argentina y de Entre Ríos.
Ante la imposibilidad de acercarse y tomar la palabra, Dolores optó por mandar un audio que fue difundido poco a poco entre la gente del acto. “Compañeros, compañeras, lo primero que quiero decirles es gracias. Hace once años que vengo peleando sola por esta causa y hoy me encuentro compartiendo esta lucha junto a un pueblo que también busca verdad, justicia y reparación. Cuando decimos que queremos llegar a la verdad no se trata solo de lo que yo sufrí, se trata de develar el entramado oculto de poder que opera acá en Entre Ríos; y estoy segura que también en muchos otros pueblos, con otros apellidos y otras complicidades políticas y judiciales, pero siempre a base de violencia y corrupción”, les dijo.
“Gracias a todos y a todas las mujeres que me expresaron su apoyo, junto a ustedes aprendí el significado de la palabra compañero, compañera, sigamos construyendo este proyecto, no nos dejemos intimidar, hasta que la dignidad se haga costumbre”, concluyó.
El comunicado de apoyo, entre otras cosas, sostenía: “La Patria son, también, las familias humildes, campesinas y obreras, la maestra, el gurí y la gurisa de guardapolvo blanco en medio de la fumigación, Fabián Tomassi y su lucha, la resistencia charrúa, afro, chaná y guaraní, la juventud comprometida en política, en sindicatos, en organizaciones ambientales, la fuerza del feminismo y tantos rostros anónimos que hacen inmensamente potente nuestra amada Entre Ríos”.
Para el final, quienes habían viajado tantos kilómetros para formar parte de esta manifestación a cielo abierto caminaron algunos pasos más hacia el cordón policial, cantando el himno nacional. Cerca de las siete, cuando la mayoría de los vehículos había desconcentrado, una camioneta de la Unión de Trabajadores de la Tierra logró llevar, previa consulta de la policía a los fiscales, mercadería agroecológica hasta la puerta del campo. A través de un pasamano por sobre la cadena gris de los Etchevehere entró la acelga, el tomate y la rúcula que crecieron en tierras sin venenos de Villaguay, Diamante, Strobel, Spasenkuter y Crespo, y que llegaron hasta Santa Elena para abastecer a quienes sostienen el Proyecto Artigas desde adentro de Casa Nueva.
Casa de brujas
En la localidad de María Grande, distrito de Paraná, el docente Mauricio Castaldo denunció ataques y hostigamiento por haber apoyado públicamente al Proyecto Artigas. Castaldo alojó en la sede gremial a un grupo que viajaba hacia el campo; luego, él mismo estuvo en Santa Elena y se fotografió con Dolores Etchevehere, y por eso ahora sufre la persecución de sectores que apoyan a los ruralistas.
La Sociedad Rural de Concordia, por su parte, dijo ver “con profunda preocupación la inacción por parte del gobierno provincial ante la injerencia de funcionarios nacionales en la justicia provincial, máxime cuando defienden a la parte acusada de cometer un delito”. Y alertaron: «De salir airoso este experimento del Plan Artigas de la CTEP, por delirante restitucion histórica, el país arderá trágicamente en llamas».
En su cuenta de Twitter, el gobernador Gustavo Bordet expresó el domingo por la noche que “en Entre Ríos las instituciones democráticas y el Estado de Derecho están plenamente vigentes. Y en ese marco la propiedad privada. Por eso debemos ajustarnos a derecho y respetar las decisiones del Poder Judicial”. Agregó que “convertir un conflicto familiar hereditario en un acto político y partidario no es la vía para llegar a una solución. Forzar los hechos y atemorizar a la población con miedos infundados en torno a la pérdida de sus derechos tampoco es el camino para la convivencia democrática”.
El grupo ultra del campo, en guerra contra el Gobierno
Con “la guillotina” en Plaza de Mayo
El conflicto de los Etchevehere alimentó la tensión de un sector con el peronismo. «Que el gobierno caiga si es necesario», agitaron. Por Leandro Renou
Imagen: Télam
“Hay que hacer una guillotina en Plaza de Mayo… y que se pongan en fila”. La frase la escribió un dirigente de la Sociedad Rural, de una seccional del interior del país, en el grupo de Whatsapp “Gurú Política”, en el que conviven empresarios, consultores y ruuralistas. El escriba reclamó el artefacto medieval para los funcionarios del Gobierno Nacional, que una parte del campo entiende están jugando en la disputa de la familia Etchevehere por un terreno en la provincia de Entre Ríos donado a un proyecto de economía sustentable.
La frase, complementada por comentarios aún más duros que muestran un perfil destituyente abierto, grafica el fondo de la cuestión del caso: el campo más conservador y ultra, en guerra declarada contra el gobierno de Alberto Fernández. Una batalla que, aún con antecedes frescos de desaveniencias entre el agro y el peronismo, plantea una discusión por el poder, las leyes y el orden democrático. A la luz de los hechos y teniendo en cuenta lo que se conversa en el sector, una parte de la ruralidad está dispuesta a ir a fondo y establecerse como el único segmento del Círculo Rojo desinteresado en la negociación y definidamente opositor casi en términos bélicos. Un límite que se vuelve peligroso por las características mostradas hasta ahora.
Naturalmente, el Gobierno afronta un problema político condicionado por los antecedentes y hasta por situaciones que lo comprometen sin haber puesto las manos, como la aparición en escena de Juan Grabois, abogado de Dolores Etchevehere, que el campo lee como una intromisión oficial. Pero a decir verdad, la contraparte empresaria ya se manejaba con este nivel de prejuicios bastante antes de este hecho que exacerbó los ánimos. “Tenemos que entrar en estado de deliberación y movilización del sector agropecuario. Salgamos de la zona de confort hasta el gobierno de mierda caiga, si es necesario”, se envalentonó otro dirigente en ese chat de Whatsapp. Nadie decidió ponerle freno al comentario, como ha ocurrido con otras afrentas similares.
De hecho, fueron aún más allá y se plegaron algunos otros dirigentes con consignas similares: “que cumpla su mandato y no usurpe al ciudadano. Yo estoy de acuerdo! Que la gente los saque a patadas por inútiles! Por ladrones!”, escribió otro terrateniente de Entre Ríos, corazón de la disputa de los Etchevehere. A continuación y ante lo que entendieron como una parte de un plan de ocupación de tierras, llamaron a tomar un grupo de hectáreas que pertenecerían a la familia de Grabois. “Campo disponible para usurpar. Está en Elortondo, Santa Fe. No creo que la madre de Grabois se moleste si la privan de su propiedad…”, disparó otro ruralista y copió una foto aérea de ese campo.
La Asociación de Criadores se sumó a la idea de un plan fomentado por el Estado para atentar contra la propiedad privada, aún cuando el propio gobierno provincial y nacional se había despegado. “Asistimos a tomas y ocupaciones ilegales de propiedades privadas en todo nuestro país, ante la pasividad de los poderes públicos competentes. Tales hechos vandálicos, en forma casi permanente, aparecen justificados por los transgresores en supuestos derechos ancestrales, o contar con una vivienda o derechos sucesorios, sin reparar que tales argumentos no pueden justificar el apartamiento de la ley. También, en muchos de estos casos, parecieran estar acompañados de la complicidad de un inexplicable silencio estatal que indudablemente, corroe la seguridad pública”, firmaron los criadores.
En la misma línea se expresó la Mesa de Enlace, que también está en una pulseada de poder, luego de negarse a negociar mayores beneficios para sus asociados. Todo después de que el Gobierno le diera una baja de retenciones que, aunque acotada y temporaria, debería ser un gesto para iniciar una conversación con la política. El campo parece negado incluso a esa interlocución, que sí le ha dado resultados a otros sectores, como el de los autos, la agroindustria y la construcción, que ya tiene leyes y medidas para apalancarse en la crisis. Cualquier cosa que el Gobierno haga, será de nulo o escaso impacto para esa parte del agro, penetrada ideológicamente por Cambiemos y enemistada con el peronismo.
La rebeldía de los ganaderos de la zona núcleo promete alzamientos y cortes de ruta, según avisaron en los chats. E incluye gestos concretos de pelea, como la ausencia de los Etchevehere en la audiencia de mediación por el campo en cuestión. Como ya se ha escrito en diferentes artículos de Página I12, este conglomerado de ruralistas rechazará al Gobierno aún ante medidas positivas. Y terminará forzando una nueva 125 en un caso netamente de privados.
En la otra esquina, en el Gobierno dijeron a este diario que «el diálogo con el campo nunca estará cerrado», y recordaron los acercamientos que el propio Fernández hizo con la Mesa de Enlace, a meses de iniciada la gestión. En paralelo, seguirá el Ejecutivo con la misma tesitura respecto al caso Etchevehere. En las próximas horas habrá acción de funcionarios de Justicia en las redes sociales, recordando que ningún funcionario aleinta la toma de tierras. Y aclarando que la presencia de funcionarios en la zona fue siempre en cumplimiento de un pedido del fiscal o de una denuncia, como el caso del INADI.