Resumen Latinoamericano, 4 de octubre de 2020.
Luego de un mes de reforzamiento de las medidas restrictivas se ha reducido el número de eventos activos, controles de focos, enfermos y pacientes graves con covid-19.
Sin bares, discotecas, gimnasios ni viajes interprovinciales, La Habana, aún en fase de transmisión autóctona limitada de la epidemia, entra en una nueva etapa de flexibilidad de las medidas y busca reactivar la economía luego de un mes de cuarentena con toque de queda.
“Eso había que hacerlo ya, no hay economía que aguante. La gente tiene que ponerse a trabajar ya porque hasta cuándo, con lo que está costando la covid-19”, dijo Rolando Arcia, profesor jubilado.
Hasta el momento, los gastos asociados a la pandemia en la capital ascienden a 125 millones de pesos, fundamentalmente en alimentación en centros de aislamientos, medicamentos, prestaciones monetarias a los trabajadores, transportación e higiene, dijo en la televisora local Jorge Villa, al frente de la economía en el gobierno provincial.
Sin embargo, más que los gastos, pesan sobre el presupuesto los ingresos dejados de captar debido a las medidas adoptadas desde marzo para contener la pandemia.
Según Villa, entre estos se encuentran los prevenientes de las ventas minoristas de alimentos, industriales y materiales de construcción; gastronomía, el aporte de las empresas por concepto de utilidades y rendimientos de la inversión, por la reducción de los niveles de actividad.
“Desde el inicio de la pandemia a la fecha, aproximadamente el 13 por ciento del presupuesto inicial previsto en cuanto a los ingresos, ha sido afectados”, sentenció Villa, quien señaló que los montos dejados de ingresar serían de unos 680 millones de pesos.
En esa suma se incluyen cerca de 201 millones de pesos asociados al trabajo por cuenta propia, en el cual en los casi siete meses que dura la epidemia se han registrado 130 000 suspensiones temporales y afectaciones a los niveles de actividad, sobre todo en aquellos vinculados al alojamiento, la gastronomía y el transporte.
Regresar a la nueva normalidad
Según el responsable de la economía en La Habana, los gastos y el impacto en los ingresos justifican la necesidad de reactivar la economía y la entrada en vigor de nuevas medidas a partir del primero de octubre, luego de un cierre casi total de la ciudad por un mes.
Con el regreso del transporte público y privado de pasajeros desde el 3 de octubre, la mayoría de las personas regresarán a sus puestos, mientras se espera que otras 120.671 se mantengan laborando a distancia o en la modalidad de teletrabajo.
El gobernador de la ciudad, Reinaldo García, dio a conocer a medios de prensa que se analizará la probable reincorporación a sus centros laborales de unos 53.666 trabajadores interruptos, de los que fueron reubicados apenas alrededor de 10.182.
De acuerdo con Villa, reciben tratamiento salarial 21.022 madres que cuidan en sus casas a hijos pequeños, 17.021 trabajadores en riesgo y 12.942 personas aisladas, que cobran alguna garantía salarial. Del total, más de 15.000 cobran la totalidad del salario y más de 26.000 perciben el 60 por ciento.
Otras medidas en camino
Además del levantamiento de las prohibiciones relacionadas con la movilidad de las personas y los equipos, la reactivación del comercio y el restablecimiento del transporte por ómnibus, lanchas y metrobús –para el traslado de ciclos por el túnel de la bahía de La Habana‑, se han adoptado otras medidas sectoriales.
Recientes informaciones indican que entre el 15 y el 20 de octubre se procederá a la desinfección de instalaciones del sector de la educación y el traslado de profesores de provincias orientales que prestan servicios en escuelas habaneras, para la reanudación del curso escolar el 2 de noviembre.
Medios locales dieron a conocer que los cines abrirán desde el 3 de octubre, mientras que los teatros programarán funciones progresivamente.
Según trascendió, se esperan otras medidas relacionadas con el sector de la salud.
Algunos criterios
Las medidas anunciadas por el gobernador en el programa televisivo Mesa Redonda son todavía el plato fuerte en los diálogos de la ciudadanía. Para unos, son adecuadas, mientras otros las consideran exageradas o desacertadas, y muchos lo expresaron en los foros virtuales de los medios de comunicación.
Sonia Jiménez escribió en la web del periódico local Tribuna de La Habana: “considero que La Habana no está en condiciones para la entrada en vigor de nuevas medidas, como acceso a playas y piscinas y la derogación de otras que se tomaron. Aún hay focos abiertos y a pesar de las multas, el distanciamiento local no se cumple”.
En Cubadebate, el internauta que firma como Ojo consideró “un error garrafal” el levantamiento de la prohibición de las fiestas, pues “al final de dos tragos nadie se acuerda del nasobuco”. Mientras Pedro señaló: “gracias por abrir, mi economía y mi cerebro lo necesitaban”.
Desde su perfil de la red social Facebook, la cineasta cubana Marilyn Solaya comentó: “Nadie está obligado a ir a la playa, piscinas, fiestas…La nueva normalidad implica ¡Responsabilidad ciudadana! ¡Tenemos que seguir adelante!”.
Fuente: Rebelión