Resumen Latinoamericano, 5 de octubre de 2020.
Estamos en una pandemia y, aunque el mundo que conocíamos parece anunciar el fin de todo o de algo, el amor ‑en sus múltiples versiones- sigue decorando los trazos de los días. Para bien y para mal, hay ensayos para desear, amar, sufrir y coger en tiempos de barbijos y distanciamientos. Corazón Febril es un podcast que nos trae voces de pasiones pandémicas.
“Comenzó como un juego, una charla hot de lo que nos haríamos cuando nos viéramos, esa promesa estéril y casi capitalista. ‘Ah, pero cuando te vea…’. Qué patético. ‘Cuando nos veamos, será mejor’. Quién puede asegurarlo”.
Corazón Febril es un podcast que surge de un grupo de jóvenes cordobeses que se reencontraron en la pandemia. Ma Lena Sbarato, Pola Halaban, Alba Cravero, Francisco Beltran y Guilano Pesetti necesitaban contar historias. Se conocen desde hace muchos años y algunes ya habían trabajado juntes. Son actores, performers, hacen música, dirigen, escriben y encontraron en el formato podcast ficcional un espacio de convergencia entre estos lenguajes. Desde La tinta, conversamos con elles, que nos contaron de qué va esta aventura.
“La pandemia nos llenó de una infinidad de vivencias que no podíamos convertir en escenas teatrales o en anécdota para el bar. A la vez, esas eran historias que, probablemente, nunca hubiéramos vivido ni oído si esos espacios no nos hubieran sido arrebatados por esta situación extraordinaria”, relata Alba, quien plasmó su universo de amor en la gráfica.
Pola, una de las productoras, nos cuenta que la idea surgió entre los primeros días de la cuarentena en medio de las primeras videollamadas de salvataje: “Con Male, hablábamos sobre los vínculos en el encierro y la dificultad como artistas de encontrar una manera para seguir conectades con la producción artística del teatro, que es la herramienta principal por la cual nos expresamos”. Entonces, en ideas entrelazadas, se preguntaron: ¿Y por qué no retomar el radioteatro?
Ma Lena, otra de las productoras, nos cuenta que les interesaba indagar sobre el lugar de intercambio con otres en el aislamiento y las formas posibles de resignificar las relaciones. También, de qué modo nos influencian los encuentros no-físicos en la construcción de vínculos. “Recolectamos historias de experiencias de pasiones durante la pandemia y, a partir de esos relatos, creamos los guiones para los episodios. La intención es crear un mapa sensible que puede ser interpretado como un registro de los vínculos de este tiempo y también como un canal de comunicación con otras personas y con otras historias que ofrecen un universo referencial compartido”. Con estas palabras, Ma Lena contornea los sentidos del proyecto.
Llamaron a otres colegas y así les fue naciendo esta experiencia de conformar un colectivo de artistas que, en medio de la pandemia, ponen a rodar historias. “Corazón Febril genera un espacio donde escuchar historias de amor, ficticias o reales. Un podcast donde podés encontrar relatos escritos y enviados por distintas personas, y donde, en cada capítulo, hay una voz distinta que abre y cierra el programa, además de otra que interpreta la historia. Todes somos esas voces, unos minutos para encontrarse en la voz de un otre, que la historia de un otre te refleje o te rechace, y te encuentre pensándote a vos en tus vínculos”, dice Pola. Male trajo la idea de aprovechar el formato del podcast para retomar la lógica del radioteatro, en vista de la afectación que la pandemia tuvo sobre las artes escénicas y su desenvoltura”.
“Mientras compro los bombones, peleamos porque Julio no entiende que también tiene que taparse la nariz.
-Dame dos “Dos corazones”, Julio.
-¿Para quién es? Pregunta siempre.
Y siempre le respondo: “Aún no lo sé”.
¿Cómo no hablar de amor en medio de una pandemia?
“Uno de los puntos más traumáticos de la cuarentena fue justamente el desencuentro con las personas que amamos. La pandemia atravesó la dinámica de todos nuestros vínculos y nos volvimos, ante un mundo detenido, extremadamente vulnerables ante nuestras emociones. No se me ocurre un terreno más fértil para el drama y la ficción que ese”, dice Alba.
La cuarentena como consecuencia de la pandemia trajo nuevos órdenes para el mundo de los afectos que aún estamos procesando, a la vez que entendiendo o sobreviviendo. Las dinámicas vinculares se modificaron: “¿Quién no revalorizó los vínculos en esta situación?, nos pregunta Pola y nos deja en un remolino de escenas propias y ajenas. Bueno, Corazón febril, nos dice, se sitúa en los vínculos pasionales porque nos gusta el drama y el amor está lleno.
“No te conozco y tampoco sé si alguna vez te conoceré, ¿de qué hablamos cuando decimos conocer? (…) No sé a qué saben tus besos, no sé qué tan gruesa y rica es tu piel, no sé si sabés mentir y tampoco sé si te gusto. Pero me lo imagino, lo percibo”.
“La pandemia potenció un montón la comunicación vía plataformas, apps, videos, etc. Acudimos a lo tecnológico como herramienta de comunicación. Y eso pone en riesgo algo de lo “palpable” dentro de los vínculos sexo-afectivos. Al escuchar otras historias, sean ficcionales o reales, se nos abren preguntas sobre nuestros vínculos y también sobre nuestra manera de entender el amor en los vínculos sexo-afectivos”, explica Pola.
Corazón Febril no pretende romantizar la cuarentena, afirma con algunas certezas Ma Lena, y agrega: “Queremos más bien ofrendar los encuentros, tornando audibles las narrativas que nos permean durante este periodo con las angustias, miedos, miserias y vulnerabilidades que las componen, sin perder el humor ni la ternura. Hablamos de amor porque, en la época en la que el encuentro significa peligro, queremos afirmar la potencialidad que existe en el acto de arrojarse a y con otres”.
“Hoy, todo está en imágenes, pero, ¿hace cuánto no proyectás las propias?”.
Autogestión, una de las formas del amor
Este grupo de jóvenes está creando y experimentando nuevas posibilidades de creación en la distancia, funcionan como una cooperativa de trabajo autogestiva y generan proyectos con las herramientas que disponen. Ma Lena plantea que este contexto claramente se volvió un desafío para actuantes de las artes escénicas: “Muches estamos intentando experimentar la utilización de herramientas que ya estaban disponibles para poder adecuarlas a nuevas necesidades, sin perder de vista que volveremos y nos transformaremos de las maneras y las veces que sean necesarias”.
Fran, que es quien hace la artesanal tarea de edición, nos cuenta que, para elles, la autogestión y cooperación es un modo de resistencia frente al aislamiento, y nos explica: “Hay una grieta en la tendencia al individualismo y al emprendedurismo que fomenta la productividad, un discurso muy presente en la romantización de la cuarentena ‑sobre todo, cuando nadie sabía que esta terminaría siendo tan larga-. Así, nos hallamos entrelazades. Hoy más que nunca, cuando el único entorno en que podemos proyectar nuestro arte es el virtual, combatir la visión emprendedurista donde prima la producción de “contenido” es vital. Esta visión es peligrosa porque oculta los procesos productivos, que son donde se encuentra finalmente la riqueza del arte. Músicxs, técnicxs, performers, escritorxs intercambian, no para generar contenido, sino por la cooperación misma, por el DoItYourself, que es nuestro”.
Para Ma Lena, la situación dejó en evidencia la vulnerabilidad de les trabajadores del área cultural ‑así como de muchas otras áreas- y de una organización que no prioriza el desarrollo de la misma. Y entiende que “el carácter bidimensional y ensimismado que el mundo parece haber adquirido con más fuerza, desde que la pantalla del celular se ha convertido en interlocutora protagonista, y se presenta como una vidriera que nos estimula a producir nuestras versiones editadas en el que la apariencia juega un rol protagonista en las construcciones de afectos, queremos crear un espacio que rescate el acto de la escucha en conexión con la otredad”.
No queda nada más para decir, solo que se dejen llevar entre los relatos ajenos que nos reflejan el mundo propio, de estas voces pandémicas. Buen viaje.
“Decir lo que nunca se dijo no es sencillo. Pero todo se aliviana expresando, expulsando. Lo hice. Comencé directo: ‘Quiero sólo tener sexo virtual’”.
Escuchá los episodios de Corazón Febril
Corazón Febril. Arte de tapa: Alba | Música, sonorización y musicalización: yull (Giuliano Pesetti) | Edición: pascual (Francisco Beltran) | Idea y Producción: Ma Lena Sbarato y Pola Halaban
Fuente: La tinta