Cul­tu­ra. Entre­vis­ta a Ana Tijoux «La nue­va nor­ma­li­dad es un esta­lli­do permanente»

Por Nancy Garin, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 27 de octu­bre de 2020.

Su músi­ca y sus letras son ban­da de soni­do de la calle, casi resul­ta impo­si­ble ima­gi­nar una mar­cha femi­nis­ta sin escu­char de fon­do su tema «Anti­pa­triar­ca». Sabe com­bi­nar la rabia y el bai­le, el com­pro­mi­so polí­ti­co con la inves­ti­ga­ción artís­ti­ca. Ana Tijoux nació en Chi­le, es hija del exi­lio y el año pasa­do, cuan­do el esta­lli­do social toma­ba las pla­zas del país, vivió como un segun­do exi­lio haber deja­do la cor­di­lle­ra para par­tir hacia Euro­pa. Sin embar­go usó la extran­je­ría como tri­bu­na, no dejó de com­po­ner can­cio­nes que se ento­nan en la calle y ya está vol­vien­do a su terri­to­rio des­de don­de habla en esta nota sobre la revuel­ta, la nue­va nor­ma­li­dad, el anti­co­lo­nia­lis­mo y anti­rra­cis­mo, sus nue­vas pro­duc­cio­nes y, por supues­to, el feminismo.

El 18 de octu­bre del 2019 el esta­lli­do social se levan­ta­ba en Chi­le, ese país mode­lo del neo­li­be­ra­lis­mo, con la mayor des­igual­dad social del con­ti­nen­te, un esta­do que lejos de rom­per la con­ti­nui­dad con la dic­ta­du­ra de Pino­chet ase­gu­ró la impu­ni­dad para los crí­me­nes de lesa huma­ni­dad y con­ti­nuó valien­do­se del apa­ra­to repre­si­vo. Y con las cifras más altas de con­su­mo de anti­de­pre­si­vos del mun­do. Sin embar­go, hace un año, cien­tos de estu­dian­tes secun­da­ries, con el sim­ple ges­to de lla­mar a eva­dir el pago del bole­to de sub­te fren­te a una nue­va alza de 30 pesos, des­en­ca­de­na­ron un deve­nir que segu­ra­men­te ni ellxs sospechaban.

La repre­sión des­ata­da por el Esta­do chi­leno con­vo­có rápi­da­men­te a la resis­ten­cia. Cien­tos de miles de per­so­nas se suma­ron con cace­ro­la­zos y pro­tes­tas a mani­fes­tar el har­taz­go fren­te a un sis­te­ma que pro­me­te con­su­mo y aho­ga con deu­das que deben tomar­se has­ta para gozar del dere­cho a la salud o la edu­ca­ción. Las calles fue­ron toma­das a lo lar­go y ancho del terri­to­rio. Ni el esta­do de sitio, ni el toque de que­da decla­ra­do por el gobierno de Sebas­tian Piñe­ra pudo fre­nar la revuel­ta: déca­das de mie­do y letar­go que­da­ron atrás.

En esa nue­va arti­cu­la­ción, gene­ra­da por jóve­nes pro­ta­go­nis­tas, no solo reso­na­ban las his­tó­ri­cas rei­vin­di­ca­cio­nes de jus­ti­cia social, sino que se acti­va­ban nue­vas mira­das que daban este carác­ter que no se deja­ba enca­si­llar, ni ana­li­zar con mar­cos habi­tua­les. Apa­re­ció en la calle una gene­ra­ción que levan­ta posi­cio­nes des­de el femi­nis­mo y las disi­den­cias sexua­les; pro­fun­da­men­te anti­pa­triar­cal, anti­co­lo­nial y anti­ca­pi­ta­lis­ta, apos­tan­do por lo plu­ri­na­cio­nal, por un buen vivir y rei­vin­di­can­do el dere­cho al goce, a la ter­nu­ra, a los afectos.

El arte y la cul­tu­ra fue­ron cen­tra­les en este des­per­tar chi­leno (o el terri­to­rio que hoy cono­ce­mos como Chi­le). Des­de los pri­me­ros días y en el año que lle­va pren­di­da esta lla­ma, la calle se ha trans­for­ma­do en un gran esce­na­rio, un enor­me tea­tro, un museo vivo. Artis­tas visua­les, acto­res, escri­to­res, bai­la­ri­nes, se lan­za­ron a las calles unién­do­se des­de su queha­cer a este movi­mien­to que a pesar de la repre­sión siguió toman­do las calles y las plazas. 

Entre las voces más emble­má­ti­cas, no solo del esta­lli­do sino de los últi­mos 30 años en Chi­le, por sus letras que denun­cia todo un gran aba­ni­co de pro­ble­má­ti­cas socia­les está Ana Tijoux que acom­pa­ñó con su voz y su «cara de nana» ‑mote des­pec­ti­vo con el que qui­sie­ron denos­tar­la por sus ras­gos indí­ge­nas- la lucha de quie­nes resis­ten en la calle y que con temas como Anti­pa­triar­ca se con­vir­tió en la ban­da de soni­do de las deman­das femi­nis­tas del continente.

Su pri­me­ra ban­da, “Maki­za”, allá en los 90’ aún res­pi­ra­ba ese aire de juven­tud incon­for­me, con rit­mo de Hip Hop fres­co y con letras que arras­tra­ban el eterno peso del des­arrai­go como con­se­cuen­cia del exi­lio y el retorno a Chi­le. De esos pri­me­ros tiem­pos temas como En Paro o La Rosa de los Vien­tos aún man­tie­nen su vigencia.

Con Maki­za vinie­ron éxi­tos, giras y mucha deman­da que en poco tiem­po la hicie­ron tomar una pau­sa para mirar con pers­pec­ti­va su carre­ra. Ya entra­do en nue­vo siglo, la madu­rez musi­cal de Tijoux se va a ver refle­ja­da en temas emble­má­ti­cos como Shock, Anti­pa­triar­ca, La Bala o Somos Sur en cola­bo­ra­ción con la artis­ta pales­ti­na Sha­dia Mansour.

Entre Octu­bre del 2019 y este mes ha saca­do tres temas que mar­can otro momen­to de su reco­rri­do en la indus­tria musi­cal, pero que reafir­ma su com­pro­mi­so polí­ti­co y social con letras que no hablan de esta nue­va nor­ma­li­dad que pre­ten­de ins­ta­lar­se. Uno de estos temas, Cace­ro­la­zo, se con­vir­tió en todo un himno de la revuel­ta chilena.

¿Cómo vivis­te esos pri­me­ros días del Esta­lli­do social en Chi­le en Octu­bre del año pasa­do? Por­que ade­más, te toco estan­do fue­ra, ya en Francia?

Yo esta­ba en Chi­le la sema­na ante­rior a que esta­lla­ra todo. O sea que me sal­té el esta­lli­do por 8 días. Lle­gué a Fran­cia el día 10 y esta­lló todo el 18. Me sen­tí como gato ence­rra­do. Creo que el celu­lar y yo éra­mos uno. Pega­da en todo minu­to al móvil. Vien­do noti­cias de todo lo que esta­ba pasan­do. Ade­más que era tan vio­len­to lo que pasa­ba que por más que había sabor cono­ci­do en lo que veía, no dejó de ultra vio­len­tar. Pen­sé en ese momen­to, ¿de ver­dad de esta mane­ra, de esta for­ma? No sé, había mucha ima­gen de pacos (poli­cía) tiran­do los cuer­pos en las vere­das, muchas imá­ge­nes de rete­nes con gen­te dete­ni­da, hacían des­nu­dar los cabros (jóve­nes), los torturaban.

Fue una sen­sa­ción por una par­te de gato ence­rra­do, ¿Por­que estoy acá y no allá? Como de este nue­vo exi­lio de la segun­da ola. Y por otro lado, decir­me, a ver, pare­mos, estoy acá y hay que ser estra­té­gi­ca y empe­zar a lla­mar y ver que se nece­si­ta, en que se pue­de ayu­dar, que se pue­de hacer.

Inclu­so me tocó esos días dar entre­vis­tas en medios y obvia­men­te lla­mé a mis ami­gos de los movi­mien­tos pre­gun­tan­do qué era impor­tan­te decir hacia afue­ra. Y creo que muchos que esta­mos fue­ra, ter­mi­na­mos por inten­tar ser estra­té­gi­cos. Por algo esta­mos fue­ra, en vez de lamen­tar­se por­que estoy afue­ra, ya que ese lamen­to no sir­ve para nada, hay que accio­nar polí­ti­ca­men­te des­de el exterior.

¿Des­de el esta­lli­do en octu­bre del año pasa­do has esta­do tra­ba­jan­do en tu nue­vo dis­co, que va en un pro­ce­so más pausado?

Des­de hace un par de años no con­se­guía hacer un dis­co como una tota­li­dad. Des­de un tiem­po has­ta esta hora, la indus­tria musi­cal dio un vuel­co muy extra­ño, muy en para­le­lo con lo que está pasan­do mun­dial­men­te. Yo siem­pre veo un para­le­lo entre la indus­tria musi­cal y los movi­mien­tos polí­ti­cos y el capitalismo.

Aho­ra en la indus­tria musi­cal todo se glo­ba­li­za. Se escu­cha un solo tipo de músi­ca, todo se auto­tu­nea de mane­ra que solo hay un carril. Se pier­de todo el otro aba­ni­co de colo­res en tér­mi­nos musicales.

Ade­más, en este últi­mo tiem­po, en el arte creo que todas esta­mos tra­tan­do de resol­ver los pro­ble­mas coti­dia­nos, hacien­do pro­yec­tos para poder vivir dig­na­men­te y tam­bién no per­der el pun­to de vis­ta crí­ti­co. Y cla­ro, con todas las con­tra­dic­cio­nes que uno tie­ne. Enton­ces deci­dí hacer un dis­co con otra tem­po­ra­li­dad, que fue­ra salien­do temas uno a uno. Muy como se hace aho­ra. Aho­ra la gen­te no escu­cha un dis­co como antes y se vue­vle un clá­si­co. Escu­cha un tema y ese se vuel­ve un clásico.

Eso es lo que estoy hacien­do con este dis­co el “Anti­fa Dan­ce”, de tema en tema con un lap­sus de tiem­po inde­fi­ni­do entre uno y otro. Por­que en el actual esta­do de cosas me cues­ta pen­sar en tér­mi­nos de tota­li­dad. Voy tra­ba­jan­do a un rit­mo muy con­ve­nien­te a la con­tin­gen­cia mun­dial. Por ejem­plo, saque Cace­ro­la­zo a tres días del esta­lli­do del 18O. Des­pués el Anti­fa Dan­ce en el mes de enero, lue­go Pa qué en pleno con­fi­na­mien­to y aho­ra Rebe­lión de Octu­bre que he rea­li­za­do en cola­bo­ra­ción con una rape­ra muy lin­da, MC Milla­ray , que está empe­zan­do, y que es la voce­ra de la Red por la Defen­sa de la Niñez Mapuche.

Estoy en ese lim­bo entre tra­tar de no per­der el nor­te, no per­der la iden­ti­dad, y tam­bién son­reír y jugar un poco con este nue­vo modus ope­ran­di de la indus­tria musical.

¿Cómo te influ­ye todo ese des­per­tar de nue­vos ima­gi­na­rios acti­va­dos en las calles?

Yo creo que ha sido súper intere­san­te la res­pues­ta en la calle y sobre todo esa res­pues­ta artís­ti­ca a la repre­sión. Esta ira colec­ti­va empe­zó a pro­du­cir un des­per­tar crea­ti­vo que a mí me alucina.

De hecho creo que Las Tesis, por ejem­plo, logra­ron lo que nin­guno de noso­tros logró en la músi­ca, hacer un dis­cur­so extre­ma­da­men­te sen­ci­llo, refle­xi­vo, super­di­rec­to, extre­ma­da­men­te pro­fun­do, con dan­za, per­for­man­ce y arte. El arte ya no es pro­pio de una per­so­na, sino que es de un colec­ti­vo social, es calle­je­ro y se retroalimenta.

Per­for­man­ce de denun­cia fren­te a cara­bi­ne­ros por los bala­zos de goma que apun­ta­ron a los ojos.

Aho­ra hay una músi­ca pop y una esté­ti­ca ultra­pop gue­rri­lle­ro lle­na de mez­cla y creo que eso le hace muy bien al ter­mi­nar con el cau­di­llis­mo polí­ti­co. Como lo de des­cons­truc­ción de las esta­tuas polí­ti­cas. Decons­truir para recons­truir me pare­ce que es lo más lin­do que ha de pasar en un lar­go tiempo.

En tér­mi­nos artís­ti­cos nun­ca había exis­ti­do tan­ta y tan varia­da pro­duc­ción en la calle.

A nivel grá­fi­co, a nivel per­for­má­ti­co, a nivel músi­ca, a nivel car­na­val. Con un ima­gi­na­rio súper Pop. Todo esto del Spi­der-Man, de la tía Pika­chu. Como la sim­bo­lo­gía del Perro Mata­pa­co, duran­te la Navi­dad todos los niños que­rían un pelu­che matapaco.

Cla­ro, eso ayu­dó a que yo mis­ma pen­sa­ra mi tra­ba­jo des­de otro lugar. Tomar liber­ta­des. En el video de Pa qué por ejem­plo. Yo siem­pre había que­ri­do hacer un video de gati­tos galác­ti­cos gue­rri­lle­ros y acá logré hacer­lo. Me di la liber­tad de hacerlo.

Un nivel de crea­ti­vi­dad que le ha hecho extre­ma­da­men­te bien esta nue­va for­ma de hacer política.

Me hice feminista

En este esta­lli­do, el rol de las muje­res y tam­bién de los espa­cios de disi­den­cia sexual han sido fun­da­men­ta­les para dibu­jar nue­vos dis­cur­sos, nue­vos esque­mas rei­vin­di­ca­ti­vos y nue­vas posi­bi­li­da­des de futuro.

El movi­mien­to femi­nis­ta, orga­ni­za­cio­nes como la Coor­di­na­do­ra 8M, pero tam­bién espa­cios de auto­or­ga­ni­za­ción de base en los barrios, ollas comu­nes, jun­tas de vecinxs, asam­bleas y un lar­go etcé­te­ra, han sido pro­ta­go­nis­tas de este nue­vo capí­tu­lo de historia.

En el tra­ba­jo de Tijoux, la mira­da femi­nis­ta está pre­sen­te des­de los comien­zos. Qui­zás cada vez con más cons­cien­cia de ello, pero ya des­de el mis­mo hecho de haber incur­sio­na­do en el Hip-Hop, un movi­mien­to musi­cal, artís­ti­co y cul­tu­ral has­ta hace poco muy res­trin­gi­do para muje­res, se daba un pun­to de ini­cio en este camino.

¿Qué lugar ocu­pa el femi­nis­mo en tu vida y en tu tra­ba­jo artístico?

Bueno, como yo siem­pre digo, yo no nací femi­nis­ta, yo me hice femi­nis­ta y me sigo hacien­do. Hay muchas cosas que aún des­co­noz­co mucho. Me siguen ense­ñan­do todo el tiem­po y creo que eso es lo más lin­do. Es un movi­mien­to per­ma­nen­te, no es está­ti­co. Hay muchas cosas que yo me cues­tiono y que a veces no estoy de acuer­do con mi mis­ma ayer.

Enton­ces, creo que una músi­ca, así como una Revo­lu­ción no pue­de ser sin feminismo.

Creo que par­te por ahí, en cómo decons­truir la ima­gen mas­cu­li­na que está ins­ta­la­da en nues­tra edu­ca­ción, en nues­tra mane­ra de ves­tir, de hablar, de actuar, de can­tar, en cómo rela­cio­nar­nos con el otro, con la otra, con le otre, la for­ma de hablar, de seguir cre­yen­do en el amor román­ti­co, en las rela­cio­nes de pare­ja, con los padres y madres, con las abue­las y abue­los, con les hijes mismxs.

Creo que mi tra­ba­jo está toda­vía en eso. Sigue sien­do algo que me atra­vie­sa, que me intri­ga, que me con­mue­ve y que me intere­sa tra­ba­jar y pro­fun­di­zar. Pero tam­bién creo que uno tie­ne dere­cho a ese pudor, a recons­truir­me permanentemente.

Y cómo madre, ¿cómo vas tra­ba­jan­do todo esto?

Como la crian­za es un coti­diano, es muy com­ple­jo. Por­que al ser un coti­diano uno a veces va repi­tien­do, y no se da cuenta.

En el caso de mi hija, la ver­dad es que ella me ense­ña un mon­tón de cosas. Dice cosas que yo no decía a su edad, por ejem­plo que ella diga que le gus­tan los huma­nos. Cosa que yo jamás pensé.

Me pasa que, al revés, es mi hija la que me está des­tru­yen­do. Es permanente.

Por ejem­plo un gran tra­ba­jo que como madre enfren­to es que aun­que yo ten­ga todo un dis­cur­so de liber­tad, soy super cul­po­sa y estoy en ese tra­ba­jo de poder borrar eso.

Estoy en un tra­ba­jo aho­ra mis­mo que pue­do resu­mir en: anti­pa­triar­cal, anti­yu­ta y anti culpa.

Racis­mo y movi­mien­to anticolonial.

El facis­mo, la radi­ca­li­dad del neo­ex­trac­ti­vis­mo, los pro­ce­sos neo­co­lo­nia­les, el racis­mo van in cres­cen­do a esca­la pla­ne­ta­ria. Para­le­lo a ellos, se levan­tan diver­sas res­pues­tas anti extrac­ti­vis­tas, anti­co­lo­nia­les y anti­rra­cis­tas a nivel global.

En tu expe­rien­cia como artis­tas y tam­bién como per­so­na que habi­ta terri­to­rios don­de el racis­mo fun­cio­na coti­dia­na­men­te, ¿cómo se refle­ja en tu trabajo?

Yo lo he vivi­do en car­ne pro­pia. Lo he vivi­do casi más en Chi­le que en Fran­cia por ejem­plo. Me tocó hace un par de años: fuí tema nacio­nal por­que se me dijo que era “cara de nana”, cara de tra­ba­ja­do­ra domés­ti­ca, cosa en la que tam­bién vi cla­ra­men­te el tema de la lucha de cla­ses ope­ran­do en todo este discurso.

Es intere­san­te ver el cuer­po poli­ti­za­do en ese sen­ti­do. Enton­ces me sien­to muy en un pun­to medio, por­que por otra par­te en com­pa­ra­ción con otras com­pa­ñe­ras acá en Euro­pa, yo sí ten­go pape­les. Enton­ces yo soy pri­vi­le­gia­da, por­que yo no ten­go pro­ble­mas res­pec­to a la Visa o tener que ir a Extran­je­ría. Pero casi todas mis ami­gas acá, la están pasan­do mal con todo esto. Sopor­tan­do colas o espe­ran­do tener cita pre­via, con docu­men­tos que se ven­cen y que no pue­den reno­var, sin garan­tías para sus derechos.

Y es una reali­dad. Una cosa es que yo ten­ga una situa­ción de pri­vi­le­gio y otra que yo no quie­ra ver la situa­ción real.

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Creo que es súper intere­san­te lo que se está plan­tean­do en tér­mi­nos de lo lati­no­ame­ri­cano acá en Espa­ña. Pero lle­vo tan poco tiem­po acá y con el con­fi­na­mien­to todas las arti­cu­la­cio­nes polí­ti­cas que hay y en las cua­les pue­do sumar­me no son posi­bles aho­ra. Es extra­ño arti­cu­lar­se polí­ti­ca­men­te en estos tiem­pos. Pero veo lo que pasa por ejem­plo con los Top Man­ta, lo que pasa con las com­pas femi­nis­tas afro acá. El cues­tio­na­mien­to res­pec­to de la usur­pa­ción de la músi­ca o de los pei­na­dos es super intere­san­te. Y hay momen­tos don­de me sien­to en un lugar entre den­tro y fuera.

Y en mi tra­ba­jo cla­ro que lo sien­to, lo veo y tam­bién me da mucho pudor por­que me da mie­do ser como una pos­tal fol­cló­ri­ca. Como cuan­do te ponen en un fes­ti­val por­que igual hay que tener a la india, suda­ka y mujer. Y sal­ta la duda. ¿seré pos­tal? ¿seré la cuota?

Pero ese es el pun­to, cuestionarlo.

A mi me da más mie­do la gen­te que no se cues­tio­na su pro­pio pri­vi­le­gio y no ve cual es su posi­ción en todo esto.

En momen­tos don­de esta­mos vien­do tan­ta cons­truc­ción de fron­te­ras, el muro de Méxi­co con EE.UU, de Méxi­co con Cen­troa­mé­ri­ca, en Euro­pa con Áfri­ca; nun­ca hubo tan­to com­pa­ñe­ro y com­pa­ñe­ra muer­ta en el Medi­te­rra­neo, com­pa­ñe­ros y com­pa­ñe­ros afrodescendientes.

Y nun­ca en la his­to­ria de la músi­ca hubo tan­to blan­co que­rien­do pare­cer ser negro. Apro­pián­do­se de su músi­ca, de sus cuer­pos, de su esté­ti­ca. Nun­ca hubo tan­to botox, nun­ca hubo tan­to pelo fal­so para pare­cer­lo. Es de un nivel de con­tra­dic­ción y apro­pia­ción. Onda, no quie­ro tener tu color de piel, pero quie­ro tener toda la onda tuya, pero sin ti. Nun­ca ha habi­do tan­to racis­mo a lo Lati­no­ame­ri­cano y suda­ka en el mun­do y nun­ca hubo tan­to músi­co, que­rien­do sus rit­mos y has­ta hablan­do como si fue­ran cari­be­ños. Nun­ca la músi­ca lati­na y afro ha esta­do tan de moda en el mun­do como ahora.Y cla­ro, ahí yo estoy siem­pre aten­ta y vivo mis pro­pias contradicciones.

Hay que cor­tar con el exo­tis­mo en todo esto. Una cosa es que yo me soli­da­ri­ce con luchas y otra cosa es que usur­pe. Y es allí don­de siem­pre estoy yo mis­ma dicién­do­me y cues­tio­nan­do don­de esta el lími­te. Hay una línea muy del­ga­da entre usar un movi­mien­to polí­ti­co y social a tu favor, otra cosa es apo­yar o ser un acom­pa­ñan­te his­tó­ri­co de un proceso.

La Nue­va Normalidad.

“No vol­ve­re­mos a la nor­ma­li­dad, por­que la nor­ma­li­dad era el pro­ble­ma”. [Graf­fi­ti]. Cen­tro de San­tia­go de Chi­le. 2020

Ya con un año de avan­za­do des­de el esta­lli­do, con una situa­ción como la pan­de­mia del COVID 19 que ha posi­bi­li­ta­do a los esta­dos una ges­tión polí­ti­ca regre­si­va de par­te de los esta­dos y el dis­cur­so muy ins­ta­la­do de una lla­ma­da “Nue­va Nor­ma­li­dad” ‚que crees que pue­da ocu­rrir des­pués del ple­bis­ci­to. ¿Cómo ves la situa­ción post plebiscito?

La Nue­va nor­ma­li­dad es un Esta­lli­do permanente.Y capaz que me equi­vo­que pero me da la impre­sión que la nue­va nor­ma­li­dad tie­ne olor a lacri­mó­ge­na. Se ins­ta­ló como un aire espe­so. Y pare­ce que esa es la nue­va nor­ma­li­dad en Chile.

Es tal la vio­len­cia que la con­tra­rres­pues­ta calle­je­ra es igual de álgi­da. Con lo cual no es com­pa­ra­ble esa nue­va nor­ma­li­dad que se da en Chi­le con Espa­ña o con Fran­cia, don­de aún tie­nen segu­ro de cesan­tía de ayu­das del esta­do. No tie­ne comparación.

Las con­cen­tra­cio­nes que vol­vie­ron con fuer­za a un año de la revuelta.

Pero no voy a com­pa­rar por­que las pro­ble­má­ti­cas son otras y creo que no es bueno com­pa­rar por­que tam­bién hay sin­gu­la­ri­da­des. Lo que me da mie­do es que tan­to en Chi­le como en Fran­cia, Espa­ña, Esta­dos Uni­dos y en el res­to del mun­do, la nue­va nor­ma­li­dad es que los nue­vos fas­cis­mos no tie­ne pudor alguno es mos­trar todas la cara y todas sus caretas.

Es decir, pen­sa­ba en una ima­gen muy poten­te hace unos día en Fran­cia don­de en una mar­cha LGTB los nazis hicie­ron una con­tra­mar­cha. En Madrid ayer, no sé cuan­do, los nazis mar­cha­ron tam­bién, o sea aho­ra pare­ce es súper nor­mal que los nazis mar­chen tam­bién bajo el para­dig­ma de la liber­tad de expresión.

Yo creo que la nue­va nor­ma­li­dad abre una fase en que los fas­cis­mos pue­dan decir y hacer lo que quie­ran. Pue­dan decir a des­ta­jo: Sí, yo odio a los ára­bes o los negros, odio al pobre, odio el flai­te (mar­gi­nal), odio a la mise­ria, odio a la otra cla­se y pare­cie­ra que fue­ra como una pola­ri­za­ción mundial.

¿Cómo crees que será el des­pués del Ple­bis­ci­to en Chi­le este Domingo?

¿Qué se vie­ne? Difí­cil decir­lo. Por­que esta rebe­lión tie­ne una pro­fun­da ale­gría, y creo que nin­gu­na bala va a ser capaz de apa­gar­la u opa­car este cla­mor popu­lar. Por­que tene­mos un cuer­po social popu­lar al cual nos han tira­do tan­tas balas que vamos a seguir de pie.

Lo que si me da mie­do es que sol­tar esto es sol­tar muchas cosas. Pero lo que ver­da­de­ra­men­te me da mie­do, ade­más de esta vio­len­cia mili­tar y poli­cial, es la social­de­mo­cra­cia. Esta nue­va mayo­ría que está nego­cian­do por aba­jo y lo han hecho des­de el día uno entra­do a la tran­si­ción demo­crá­ti­ca y que hoy pre­ten­de vol­ver a instalarse.

Y por eso, votar para el ple­bis­ci­to sí, pero la pelea no pue­de que­dar­se allí. La lucha hay que seguir­la en la calle, no hay que sol­tar la calle y hay que poten­ciar las orga­ni­za­cio­nes de todo tipo.

Será un tra­ba­jo de joye­ria de todas las orga­ni­za­cio­nes y asam­bleas coor­di­na­do­ras des­de Ari­ca a Pun­ta Arenas.

Esta­mos en un momen­to álgi­do de pan­de­mia racis­ta y de cri­sis, todo movi­mien­to que se levan­te con­tra esto, suma. Todo suma y es necesario.

Creo que este dis­cur­so de la nor­ma­li­dad, que este dis­cur­so pan­dé­mi­co se pue­de con­tra­rres­tar con soli­da­ri­dad y afec­to. Para mí, va a ser con el noso­tres, jun­tes, des­de lo colec­ti­vo, des­de los afec­tos, des­de la cal­ma. Por­que creo que vie­nen tiem­pos muchí­si­mos más duros de los que pen­sa­mos. Y como se vie­ne algo tan duro, quie­ro estar cal­ma­da para poder tomar deci­sio­nes de la mis­ma for­ma. No quie­ro per­mi­tir­le a esta pan­de­mia que se incrus­te en mis afec­tos, en la capa­ci­dad de soli­da­ri­dad y de orga­ni­za­ción política.

Itu­rria /​Fuen­te

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