Resumen Latinoamericano, 25 de octubre de 2020.
El militante fascista y terrorista reconocido Lorent Saleh visitará Euskal Herria este martes 27 de octubre por invitación del PNV
Convocatorias de REPUDIO:
En GERNIKA 12:00 – frente a la Casa de Juntas
En BILBO 19:00 – frente a la fundación Sabino Arana (Mandobide kalea, 6)
¿Quién es el terrorista fascista Lorent Saleh?
Saleh, al que el pro español «Partido Nacionalista Vasco» (PNV) recibe como si fuera una cándida paloma, es conocido por organizar y programar diferentes atentados contra instituciones venezolanas, llegó a España de la mano de Juan Pablo de Laiglesia, secretario de Estado para Iberoamérica, y ofreció este martes 23 de octubre una rueda de prensa agradeciendo la “increíble” labor del ejecutivo español. De nuevo el gobierno asume un papel activo del lado de la oposición con voluntad golpista que ataca al pueblo venezolano y al gobierno de Maduro.
Lorent Saleh, aprovechando su perfil de joven “defensor” de los derechos humanos, se ha erigido como vocal de una supuesta “oposición” pacífica y duramente reprimida por el gobierno de Venezuela. Nada más lejos de la realidad. Su actividad comienza en movilizaciones estudiantiles de tipo vandálico, relacionándose con grupos de acción desestabilizadora como el OTPOR, de origen europeo.
Los vínculos de Lorent Saleh con la ultraderecha no se restringen a las acciones en Venezuela. Tras huir del país evadiéndose de una condición de libertad bajo régimen de presentación se instaló en Colombia, donde bajo el paraguas del propio Uribe continuó su actividad dirigida a deponer violentamente al gobierno de Venezuela. En Colombia estuvo vinculado a la Alianza Nacionalista por la Libertad, un grupo neonazi. En este marco, Saleh llega a ser detenido y deportado por funcionarios colombianos por “realizar actividades que atentan contra la seguridad nacional”. Como se mostró en unos videos conseguidos por los servicios secretos venezolanos, el “pacífico” joven “defensor” de los derechos humanos preparaba actos terroristas en Venezuela, y recibía entrenamiento militar en Bogotá para ello. Él mismo reconoce en dichas grabaciones su voluntad de “calentar” Táchira y tomar el puente Simón Bolívar. Para ello reconoce que existe un plan integral para a entrenar a un grupo de diez opositores, un plan que incluye “desde disparar, explosivos, estrategia, hasta defensa personal, paracaidismo, todo”. Para su plan “faltan los chalecos, las ‘9’ y los fusiles […], yo pongo el explosivista, vamos a hacerlo con gene profesional”. Merece la pena resaltar que son estas declaraciones las que llevan a las autoridades colombianas a expulsarlos del país, reconociendo por tanto la veracidad de dichos entrenamientos militares.
Entre los “méritos” que la prensa española resalta, se destaca su “premio Sájarov” por la defensa de los derechos humanos. Un premio que, entre otros, reconoce la labor de destacados agentes del imperialismo como las “cubanas” Damas de Blanco, Oswaldo Payá o Guillermo Fariñas. Saleh compartió el premio con el resto de la “oposición de Venezuela”, entre la que se encontraban Leopoldo López o Antonio Ledezma.
El rol del gobierno español demuestra los importantes vínculos del estado y el capital español con los intereses de la oposición violenta de Venezuela, y la extrema derecha que opera en el país. El gobierno del PSOE ha mantenido la línea de sus predecesores, apoyando la desestabilización golpista en el país latinoamericano. Lejos de retórica pacifista y una presunta línea política “de izquierdas”, este gobierno ya ha demostrado que en el plano internacional no moverá un dedo, y seguirá apoyando las actividades imperialistas del capital español: no es solamente la venta de armas a Arabia Saudí, que se ha ratificado recientemente, sino también, entre otros ejemplos, el apoyo a la oposición golpista de Venezuela. Los lazos del PSOE con el imperialismo vienen de lejos, y ningún lavado de cara podrá ocultarlos. Este gobierno será incapaz de desarrollar una política antiimperialista en el plano internacional. Del mismo modo, en el plano estatal, más allá de gestos hacia la clase obrera, seguirá defendiendo los intereses del capital español.