Libros. Carles Senso: “el éxito del fascismo se explica por la avaricia capitalista, el desarraigo, las mentiras y la equidistancia”

Libros. Car­les Sen­so: “el éxi­to del fas­cis­mo se expli­ca por la ava­ri­cia capi­ta­lis­ta, el des­arrai­go, las men­ti­ras y la equidistancia”

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Por Enric Llo­pis, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 7 octu­bre 2020.-

Entre­vis­ta al perio­dis­ta Car­les Sen­so, autor del libro Fas­cis­mo mains­tream. Perio­dis­mo, cons­pi­ra­cio­nes, algo­rit­mos y bots al ser­vi­cio de la extre­ma dere­cha.

Proud Boys (Chi­cos orgu­llo­sos) son una orga­ni­za­ción neo­fas­cis­ta, vio­len­ta y supre­ma­cis­ta esta­dou­ni­den­se, sur­gi­da en 2016. En el pri­mer deba­te elec­to­ral con el can­di­da­to del Par­ti­do Demó­cra­ta, Joe Biden, el actual pre­si­den­te de Esta­dos Uni­dos, Donald Trump, afir­mó: “Proud Boys, retro­ce­dan y estén aler­ta” (los ata­ques terro­ris­tas de extre­ma dere­cha cau­sa­ron 335 muer­tos en Esta­dos Uni­dos entre 1994 y 2020, según el Cen­ter for Stra­te­gic Inter­na­tio­nal Studies).

En mar­zo de 2019 el pre­si­den­te de Bra­sil, Jair Bol­so­na­ro, pro­mo­vió la con­me­mo­ra­ción del gol­pe mili­tar que derro­có –en 1964- al Gobierno demo­crá­ti­co de Joao Gou­lart. La ame­na­za se extien­de. Tras las elec­cio­nes regio­na­les del pasa­do 21 de sep­tiem­bre, el can­di­da­to del par­ti­do ultra­de­re­chis­ta Her­ma­nos de Ita­lia acce­dió a la pre­si­den­cia en la región de Las Mar­cas. En las muni­ci­pa­les fran­ce­sas de junio, Reagru­pa­mien­to Nacio­nal (anti­guo Fren­te Nacio­nal) se hizo con la alcal­día de Per­pi­ñán, ciu­dad de 120.000 habi­tan­tes. En las elec­cio­nes a los par­la­men­tos de Sajo­nia y Bran­dem­bur­go –sep­tiem­bre de 2019‑, Alter­na­ti­va para Ale­ma­nia resul­tó el segun­do par­ti­do más votado. 

Para enten­der el cre­ci­mien­to glo­bal del fas­cis­mo, el perio­dis­ta e his­to­ria­dor Car­les Sen­so ha publi­ca­do el libro Fas­cis­mo mains­tream. Perio­dis­mo, cons­pi­ra­cio­nes, algo­rit­mos y bots al ser­vi­cio de la extre­ma dere­cha (Autoed., sep­tiem­bre 2020). Con­clu­ye que el éxi­to actual de la extre­ma dere­cha se expli­ca por fac­to­res como la ava­ri­cia capi­ta­lis­ta, el des­arrai­go social, el pro­ce­so des­hu­ma­ni­za­dor, la equi­dis­tan­cia, la fal­ta de empa­tía, las men­ti­ras o la cri­sis del perio­dis­mo. “El neo­fas­cis­mo no es un peli­gro para el capi­tal”, afir­ma. La extre­ma dere­cha ha uti­li­za­do la tec­no­lo­gía digi­tal y las redes socia­les para con­quis­tar el poder. Sobre el uso irre­fle­xi­vo y acrí­ti­co de estas por par­te de la izquier­da, “hace fal­ta más calle, más coor­di­na­ción social y for­ma­ción”, defien­de Sen­so, autor de tres libros sobre la depor­ta­ción de espa­ño­les a cam­pos nazis. La entre­vis­ta en torno a su últi­mo ensa­yo se reali­zó por correo electrónico.

-¿Qué es el fas­cis­mo mains­tream (ten­den­cia mayo­ri­ta­ria)? ¿Cuá­les son los ras­gos principales?

El fas­cis­mo mains­tream es una ten­den­cia mun­dial median­te la cual la extre­ma dere­cha ha usa­do las nue­vas posi­bi­li­da­des de las tec­no­lo­gías digi­ta­les de la infor­ma­ción para expan­dir­se de for­ma des­co­no­ci­da, alber­gan­do espa­cios de poder inima­gi­na­bles hace unos años, gra­cias a una mayor diges­tión ciu­da­da­na de sus plan­tea­mien­tos extre­mis­tas que basan su polí­ti­ca en la exclu­sión de par­te de la socie­dad. Acep­tan­do, eso sí, que la ideo­lo­gía de extre­ma dere­cha se expo­ne frag­men­ta­da y nacio­na­li­za­da, es decir, que cuen­ta con par­ti­cu­la­ri­da­des muy espe­cí­fi­cas en fun­ción del país en el que se desarrolla.

Sin embar­go, les une las polí­ti­cas de odio que favo­re­cen un tipo de aná­li­sis social y una res­pues­ta ante dicho examen que seña­la como enemi­go del pue­blo a las cla­ses subal­ter­nas y a los gru­pos his­tó­ri­ca­men­te mar­gi­na­das, a favor de una cla­se diri­gen­te y de un sis­te­ma capi­ta­lis­ta que nun­ca es pues­to en cues­tión. Eso y algu­nas inten­to­nas de coor­di­na­ción cana­li­za­das por per­so­na­jes como Ban­non y su Movi­mien­to o Inter­na­cio­nal de la Nue­va Dere­cha. El anti­guo (aun­que aho­ra rena­ci­do) anti­se­mi­tis­mo se ve com­ple­men­ta­do con nue­vos enemi­gos como son el Islam a nivel exte­rior y las comu­ni­da­des LGTBI o femi­nis­tas a nivel interno, por su supues­ta volun­tad de car­gar con­tra la esen­cia inta­cha­ble de la patria, obser­va­da ya como una nación into­ca­ble e irreductible.

-¿El neo­fas­cis­mo supo­ne un replie­gue iden­ti­ta­rio con­tra el efec­to des­es­ta­bi­li­za­dor de la globalización?

Sí, ya que ha des­trui­do las con­cep­cio­nes uni­ta­rias para favo­re­cer una uni­for­mi­za­ción que dilu­ye las par­ti­cu­la­ri­da­des, los fun­da­men­tos pro­pios que jus­ti­fi­can la exclu­sión. Tam­bién lo hace, en el caso de Euro­pa, la uni­fi­ca­ción con­ti­nen­tal, por lo que exis­tía una volun­tad pri­mi­ge­nia de aca­bar con la unión y, pos­te­rior­men­te, de trans­for­mar­la en una herra­mien­ta ins­ti­tu­cio­nal más favo­ra­ble al for­ta­le­ci­mien­to de las par­ti­cu­la­ri­da­des nacio­na­les a tra­vés de los Esta­dos, sobre todo tras los éxi­tos elec­to­ra­les que han per­mi­ti­do crear un poten­te núcleo reac­cio­na­rio en el Par­la­men­to Euro­peo. El fas­cis­mo mains­tream no se entien­de sin la épo­ca de la pos­ver­dad, la cri­sis del perio­dis­mo, el des­mem­bra­mien­to de las redes socia­les ana­ló­gi­cas, la des­le­gi­ti­ma­ción ins­ti­tu­cio­nal o la ava­ri­cia capi­ta­lis­ta de las pla­ta­for­mas tecnológicas.

-El libro recuer­da los segui­do­res en Ins­ta­gram de Trump (actual­men­te 22 millo­nes), Bol­so­na­ro (17,7 millo­nes), Sal­vi­ni (2,2 millo­nes), Boris John­son (1,2 millo­nes) o Netan­yahu (873.000). ¿Han sido las redes socia­les una herra­mien­ta impor­tan­te para que acce­die­ran a los gobiernos?

Las emo­cio­nes (alen­ta­das con mayor faci­li­dad en los extre­mos polí­ti­cos) inci­tan a la acción mucho más que el racio­ci­nio. “El odio moti­va más que el amor”, pro­nun­ció el ase­sor polí­ti­co ultra­de­re­chis­ta Roger Sto­ne. Pola­ri­zan­do a la socie­dad, las nue­vas pla­ta­for­mas tec­no­ló­gi­cas (redes socia­les) con­si­guen más inter­ac­cio­nes y, por tan­to, más bene­fi­cios. La nue­va polí­ti­ca digi­ta­li­za­da que tan­to atrae a las pla­ta­for­mas tec­no­ló­gi­cas por su capa­ci­dad de crear bene­fi­cios eco­nó­mi­cos está basa­da en el con­flic­to. Es una gue­rra para con­se­guir la aten­ción de los usua­rios. Para obte­ner más rédi­tos eco­nó­mi­cos Face­book, Goo­gle o You­tu­be nece­si­tan enfren­tar a la socie­dad. Cabrear­los para hacer­los reaccionar.

Y la solu­ción pasa por la crea­ción de glo­bos arti­fi­cia­les en los que la retro­ali­men­ta­ción con­si­gue acti­var un pro­ce­so de afian­za­mien­to que lle­va a las posi­cio­nes más radi­ca­les del espec­tro ideo­ló­gi­co. De ahí que la extre­ma dere­cha (que a dicho pro­ce­so ha uni­do ingen­tes can­ti­da­des de dine­ro y la com­pli­ci­dad del mun­do con­ser­va­dor) ha vis­to en las redes socia­les un autén­ti­co filón. Y las tec­no­ló­gi­cas lo han obser­va­do en el fas­cis­mo mains­tream, que ha sido ben­de­ci­do por los medios de comu­ni­ca­ción, otor­gán­do­les el pri­vi­le­gio de mar­car la agen­da polí­ti­ca gra­cias a sus sofla­mas mediá­ti­cas con un “pro­duc­to” atrac­ti­vo para las redes y la tele­vi­sión por su capa­ci­dad de enfren­ta­mien­to. Anti­in­mi­gra­ción, tra­di­cio­na­lis­mo, nati­vis­mo, euro­es­cep­ti­cis­mo y anti­is­lam en Euro­pa; todo ello y un poco más de supre­ma­cis­mo y cho­vi­nis­mo occi­den­tal en Esta­dos Uni­dos. La víc­ti­ma, la salud de la sociedad.

-¿Tie­ne rela­ción el ensa­yo con el caso de Cam­brid­ge Analy­ti­ca, con­sul­to­ra que obte­nía datos –sin auto­ri­za­ción- sobre millo­nes de usua­rios de Facebook‑, para desa­rro­llar cam­pa­ñas como la de Trump en 2016 o a favor del Brexit?

Según expre­só Brit­tany Kai­ser, una de las res­pon­sa­bles de la empre­sa: “Creo que en este momen­to es difí­cil pen­sar que la demo­cra­cia está sufi­cien­te­men­te pro­te­gi­da, que las elec­cio­nes son libres y jus­tas. El uso de los datos per­so­na­les ha cam­bia­do las reglas del jue­go. Por su par­te Chris­topher Wylie, el anti­guo ana­lis­ta de datos, adu­ce: “Era un expe­ri­men­to tre­men­da­men­te inmo­ral. Jugá­ba­mos con la psi­co­lo­gía de toda una nación sin su con­sen­ti­mien­to o cono­ci­mien­to. Y no solo juga­mos con la psi­co­lo­gía de toda una nación, sino que lo hacía­mos en un con­tex­to de un pro­ce­so demo­crá­ti­co”. Cam­brid­ge Analy­ti­ca adqui­rió rele­van­cia des­ta­ca­da gra­cias a los bene­fi­cios que repor­tó a las fuer­zas de extre­ma dere­cha en el acce­so a ele­men­tos de poder.

La infor­ma­ción se con­si­guió a tra­vés de un test de per­so­na­li­dad que se difun­dió en Face­book. Con­tes­ta­ban pre­gun­tas a medi­da. De hecho, for­mu­la­ban pre­gun­tas y res­pues­tas de for­ma casi per­so­na­li­za­da. Sabían dón­de debían expan­dir el odio con­tra los extran­je­ros, dón­de debían car­gar con­tra el esta­blish­ment o dón­de for­ta­le­cer los men­sa­jes con­tra la izquier­da. La publi­ci­dad per­so­na­li­za­da la com­ple­men­ta­ron con la ela­bo­ra­ción de miles de noti­cias fal­sas que se expan­die­ron como la espu­ma. La per­cep­ción de los votan­tes de los Esta­dos Uni­dos de Amé­ri­ca cam­bió radi­cal­men­te, como tam­bién los que vota­ron en el Bre­xit. De for­ma arti­fi­cial y por lo tan­to some­tien­do la liber­tad ciu­da­da­na. Se habla de prác­ti­cas simi­la­res en Méxi­co, Mala­sia, Bra­sil, Chi­na o Aus­tra­lia. Y todo ello a tra­vés del robo de la infor­ma­ción (de la iden­ti­dad) de la ciu­da­da­nía y su pues­ta al ser­vi­cio de la polí­ti­ca sin escrúpulos.

-En Esta­dos Uni­dos, los infor­ma­ti­vos del canal ultra­con­ser­va­dor Fox News tie­nen una audien­cia masi­va. ¿Qué influen­cia tie­ne la tele­vi­sión en la expan­sión pla­ne­ta­ria del fas­cis­mo mainstream?

Donald Trump seña­ló a la pren­sa “dis­cre­pan­te” poco des­pués de lle­gar al car­go, situán­do­los en el ojo del hura­cán de la ira de sus faná­ti­cos segui­do­res. Lle­gó a tui­tear “Los medios de las fake news no son mi enemi­go, son el enemi­go del pue­blo ame­ri­cano”. La tele­vi­sión es un espa­cio que, por la inme­dia­tez, ado­le­ce de capa­ci­dad de aná­li­sis por­me­no­ri­za­dos. Eso a nivel gené­ri­co. Es por ello que en ella un pro­duc­to super­fluo como Trump o cual­quier diri­gen­te del fas­cis­mo mains­tream fun­cio­na tan bien. Son men­sa­jes sim­ples, direc­tos, emocionales.

Según expu­so Pie­rre Bour­dieu en “Sobre la tele­vi­sión”: “Este mun­do lleno de gue­rras étni­cas y de odios racia­les, de vio­len­cia y de delin­cuen­cia, no es más que un entorno de ame­na­zas incom­pren­si­ble y preo­cu­pan­te ante el cual lo mejor que se pue­de hacer es reti­rar­se y pro­te­ger­se. Y, cuan­do va uni­da a expre­sio­nes de des­pre­cio etno­cén­tri­co o racis­ta (como ocu­rre a menu­do, par­ti­cu­lar­men­te en el caso de Áfri­ca o de los ‘barrios peri­fé­ri­cos’), la evo­ca­ción perio­dís­ti­ca del mun­do no está hecha para movi­li­zar y poli­ti­zar; al con­tra­rio, sólo pue­de con­tri­buir a aumen­tar los temo­res xenó­fo­bos, del mis­mo modo que la ilu­sión de que la delin­cuen­cia y la vio­len­cia no paran de cre­cer pro­pi­cia las ansie­da­des y las fobias de quie­nes temen por su seguridad”.

¿Y en cuan­to a la influen­cia, en tér­mi­nos gene­ra­les, de los medios de comunicación?

Los medios, ante el auge del neo­fas­cis­mo, no pue­den ser­vir de alta­voz para los men­sa­jes de odio. Si pre­ten­den jugar dicho papel para ganar vira­li­dad, mejor que no cubran la actua­li­dad polí­ti­ca por­que fla­co favor hacen a la con­vi­ven­cia con la dis­tri­bu­ción masi­va (y des­con­tro­la­da) de posi­cio­na­mien­tos que enfren­tan y pola­ri­zan. Es lo que han con­se­gui­do pro­gra­mas tele­vi­si­vos de gran audien­cia como los de Susa­na Gri­so o Ana Rosa Quin­ta­na que, bus­can­do subir los índi­ces, invi­ta­ron a dar su opi­nión a diri­gen­tes de Vox cuan­do no con­ta­ban con repre­sen­ta­ción par­la­men­ta­ria (y por lo tan­to no tenían la legi­ti­mi­dad del apo­yo social) y ade­más no para tra­tar temas emi­nen­te­men­te polí­ti­cos, sino suce­sos. Dicho perio­dis­mo es cóm­pli­ce del ascen­so de la extre­ma dere­cha por estar cen­tra­do en el bene­fi­cio eco­nó­mi­co y no en el for­ta­le­ci­mien­to de la democracia.

-“Los movi­mien­tos de extre­ma dere­cha que se pro­pa­gan por el mun­do en el siglo XXI son fas­cis­mo. Con todas las comas que se quie­ra poner, pero sólo a nivel aca­dé­mi­co. En la calle, son fas­cis­mo”, escri­bes. ¿Se corre el ries­go de con­fun­dir par­ti­dos neo­na­zis, como Ama­ne­cer Dora­do en Gre­cia, con el gobierno nacio­na­lis­ta y ultra­ca­tó­li­co de Polonia?

La carac­te­ri­za­ción o con­cep­tua­li­za­ción debe ser­vir para movi­li­zar a las fuer­zas opo­si­to­ras, más que para homo­ge­nei­zar o sim­pli­fi­car el ele­men­to de aná­li­sis. La His­to­ria es una con­fluen­cia ines­pe­ra­da de ele­men­tos que se enca­mi­nan hacia una direc­ción des­co­no­ci­da. Es cla­ve enten­der el momen­to en su con­jun­to. Emba­dur­nar­se de la filo­so­fía de dicho espa­cio tem­po­ral, com­pren­der la cul­tu­ra, la men­ta­li­dad de épo­ca. De cada lugar. Esta ase­ve­ra­ción es cla­ve tam­bién para saber dife­ren­ciar los dife­ren­tes neo­fas­cis­mos que se han desa­rro­lla­do en el mun­do del siglo vein­tiuno, con sus par­ti­cu­la­ri­da­des inigua­la­bles. El fac­tor reli­gio­so en Bra­sil es esen­cial, por ejem­plo, en el ascen­so de Bol­so­na­ro, con el inne­ga­ble apo­yo del lobby de las igle­sias evan­gé­li­cas. Nada se enten­de­ría sin él. Nue­vos lazos de unión entre ciu­da­da­nos que, en ante­rio­res elec­cio­nes, eli­gie­ron opcio­nes polí­ti­cas dife­ren­tes por­que se diri­gie­ron a las urnas movi­li­za­dos por otros ele­men­tos en lucha. Segu­ra­men­te la des­igual­dad social. Pero Bra­sil cam­bió y el ocu­pan­te del trono fue en este caso la con­se­cuen­cia y no la causa.

-¿Y en cuan­to al auge de la extre­ma dere­cha en el esta­do espa­ñol? ¿Difie­re del modo en que se ha pro­du­ci­do el ascen­so en Ita­lia, Hun­gría o Polonia? 

El resur­gir del lazo espa­ño­lis­ta, tra­di­cio­na­lis­ta y con­ser­va­dor ha supues­to una res­pues­ta al Pro­cés cata­lán, la con­so­li­da­ción de un par­ti­do a la izquier­da del PSOE y el avan­ce del femi­nis­mo. Se ha cana­li­za­do a tra­vés de un nacio­na­lis­mo que tam­bién repre­sen­ta una con­tes­ta­ción a los pro­ce­sos de glo­ba­li­za­ción que des­arrai­ga­ron a las comu­ni­da­des occi­den­ta­les duran­te déca­das a tra­vés de un doble fac­tor (con­tra­dic­to­rio) como la homo­ge­nei­za­ción bajo los pará­me­tros cul­tu­ra­les de los Esta­dos Uni­dos de Amé­ri­ca y la mez­co­lan­za gra­cias a los con­tac­tos (tan­to eco­nó­mi­cos como migra­to­rios) con múl­ti­ples comu­ni­da­des mundiales.

Por su par­te, en Ita­lia, Hun­gría o Polo­nia, el fac­tor de la migra­ción es trans­ver­sal, como se pudo obser­var con el recha­zo, duran­te el man­da­to de Sal­vi­ni al fren­te del minis­te­rio, de los inmi­gran­tes del bar­co Aqua­rius (que final­men­te aco­gió Espa­ña) y otras embar­ca­cio­nes, situan­do al país transal­pino como un ejem­plo de des­hu­ma­ni­za­ción galo­pan­te. Evi­den­te­men­te que cada movi­mien­to de la extre­ma dere­cha cuen­ta con par­ti­cu­la­ri­da­des en cada país, pero supo­nen dis­tin­tas caras de un ele­men­to común polié­dri­co que coin­ci­de en su res­pues­ta a los nue­vos tiem­pos, con su ape­la­ción a los sen­ti­mien­tos pri­ma­rios, las emo­cio­nes y la irra­cio­na­li­dad a tra­vés de las iden­ti­da­des nacio­na­les y reli­gio­sas. Mien­tras la segun­da (la iden­ti­fi­ca­ción basa­da en la fe) es mayor­men­te un mode­lo vital bas­tan­te ina­mo­vi­ble, el pri­me­ro está some­ti­do a inter­pre­ta­cio­nes, dada la fle­xi­bi­li­dad de tér­mi­nos como nación, país o pue­blo. Es por ello que dichos movi­mien­tos extre­mis­tas no dudan en mol­dear el “pro­duc­to” en con­flic­to a la medi­da de sus intereses.

-¿Qué res­pon­sa­bi­li­dad tie­ne la izquier­da? Si tie­ne algu­na, ¿cuá­les son, a tu jui­cio, los prin­ci­pa­les errores?

Corría por las redes un dise­ño que expo­nía un cla­ro “Tacha al facha”. Creó en un gru­po anar­quis­ta de Face­book un amplio deba­te sobre si es con­ve­nien­te o no plan­tar cara en el mun­do digi­tal a los múl­ti­ples per­fi­les que lan­zan men­sa­jes de odio y que pro­vo­can la pola­ri­za­ción social. Algu­nos defen­dían la con­ve­nien­cia al con­si­de­rar que no se pue­de dejar en manos de los neo­fas­cis­tas una pla­ta­for­ma tan impor­tan­te en la crea­ción del rela­to en la actua­li­dad, sobre todo entre los jóve­nes. Sin embar­go, dicho argu­men­to que­da en entre­di­cho si se con­si­de­ra que dicha con­fron­ta­ción no se pro­du­ce con per­so­nas con capa­ci­dad de reac­cio­nar y cam­biar de opi­nión, sino que cho­can con bots auto­ma­ti­za­dos para lan­zar los mis­mos men­sa­jes. De for­ma repe­ti­ti­va y macha­co­na. No hay deba­te. Como refle­jo y ana­li­zo en el libro, hay par­ti­dos polí­ti­cos sub­ven­cio­nan­do que se vuel­quen camio­nes de mier­da a tra­vés de las redes socia­les para con­tro­lar el deba­te gra­cias al domi­nio del tema en discusión.

Ni que decir tie­ne que bue­na par­te de las fuer­zas pro­gre­sis­tas han caí­do en el maca­bro jue­go, ayu­dan­do a ampli­fi­car mucho más (las redes socia­les pre­mian los con­te­ni­dos con más inter­ac­ción) los men­sa­jes de odio escu­pi­dos con­tra migran­tes pobres, muje­res, homo­se­xua­les o izquier­dis­tas. Por Inter­net corría un meme en el que se veían a dos per­so­nas con un perro y ella decía: “Que boni­to ¿Cómo se lla­ma?”, a lo que con­tes­ta­ba el pro­pie­ta­rio: “Revo­lu­cio­na­rio de Face­book”. La chi­ca insis­tía: “¿Pue­do aca­ri­ciar­lo?” y el rema­ta­ba: “Sí, cla­ro, no hace nada”. Pues eso. Hace fal­ta más calle, más coor­di­na­ción social y más formación.

-¿Qué rela­ción hay entre el cre­ci­mien­to del fas­cis­mo a esca­la glo­bal con lo que cali­fi­cas de “seres frus­tra­dos, hiper­ac­ti­vos e irreflexivos?

La iden­ti­dad públi­ca depen­de hoy más de la ima­gen que se tras­la­da a tra­vés del fic­ti­cio mun­do de las redes socia­les que de la vida ana­ló­gi­ca. Las redes socia­les per­mi­ten al indi­vi­duo ver­se refle­ja­do a modo de crea­ción artís­ti­ca, no tal cómo es, sino cómo le gus­ta­ría ser. O más bien, cómo le gus­ta­ría que le vie­sen los demás. El com­por­ta­mien­to pri­mi­ge­nio en dicha acción es la auto­cen­su­ra, la feroz crí­ti­ca sobre una repre­sen­ta­ción del yo que se cree débil. La bús­que­da de la reci­pro­ci­dad se ini­cia con la pre­ten­sión de la homo­ge­nei­za­ción para encau­zar en el gru­po, en la comu­ni­dad. Por­que la iden­ti­dad nace de la inter­ac­ción. Es nece­sa­rio el retorno. Pen­sa­mos que la irre­le­van­cia social está vin­cu­la­da a la fal­ta de éxito.

El pro­ce­so reiden­ti­ta­rio vivi­do en las últi­mas déca­das como res­pues­ta a la insen­si­ble glo­ba­li­za­ción ha pro­vo­ca­do una pre­ten­sión casi enfer­mi­za por for­mar par­te de algo. Pero dicho anhe­lo sólo res­pon­de al pavor que se expe­ri­men­ta cuan­do se pien­sa en la posi­bi­li­dad de que­dar social­men­te expul­sa­do. Es por eso que se siguen prác­ti­cas de moda para con­tar con argu­men­tos en la inte­gra­ción en el colec­ti­vo. La últi­ma APP la obser­va­mos como una lla­ve a la acep­ta­ción. Al reco­no­ci­mien­to de los otros. Las redes socia­les per­mi­ten un mitin en el que cada per­so­na pre­sen­te pue­de subir al estra­do y opi­nar. Es un baño de mul­ti­tu­des rega­do de la satis­fac­ción del aplau­so fácil y el elo­gio intere­sa­do. Vacío pero efec­ti­vo en el meca­nis­mo de unir a los ya con­ven­ci­dos y for­ta­le­cer las razo­nes de com­ba­te fren­te a los disi­den­tes. Suges­tión de masas sin salir de la como­di­dad de la cama.

-De nue­vo la impor­tan­cia de las redes sociales…

Las redes socia­les per­mi­ten for­ta­le­cer per­ma­nen­te­men­te los víncu­los afec­ti­vos con el sim­ple obje­ti­vo de ase­gu­rar la exis­ten­cia de los seres. El éxi­to social se mide en Likes. De for­ma arti­fi­cial, se esta­ble­cen víncu­los que, a tra­vés de accio­nes de reco­no­ci­mien­to, se uti­li­zan (sin que sir­van en el lar­go reco­rri­do) para ali­viar la incer­ti­dum­bre de un tiem­po fugaz y frag­men­ta­do. Al tras­la­dar­se las comu­ni­da­des de afec­to al telé­fono móvil, apa­gar­lo pro­du­ce angus­tia. Per­der­lo, pavor. Sin el móvil, vuel­ve la sole­dad en una socie­dad indi­vi­dua­li­za­da y sin bisa­gras. Un des­am­pa­ro agra­va­do por el ano­ni­ma­to en un tiem­po en el que nada pue­de ser peor que ser un ele­men­to insig­ni­fi­can­te dilui­do en la masa. Tu ami­go en Face­book sus­ti­tu­ye a tu vecino, pero el pri­me­ro nun­ca tie­ne sal y mucho menos te ayu­da cuan­do sufres un repen­tino sopon­cio al subir por la esca­le­ra. La ansie­dad de la sole­dad, a la lar­ga (cuan­do la refle­xión pau­sa­da y com­ple­ja se impo­ne) no des­apa­re­ce con las comu­ni­da­des ima­gi­na­das de pro­tec­ción crea­das a nivel digital.

-¿Y res­pec­to a la “cri­sis del perio­dis­mo”? ¿Qué casos con­cre­tos destacarías?

Se podrían citar miles, prác­ti­ca­men­te coin­ci­den­tes con cada redac­ción, emi­so­ra o pla­tó. Todos los medios viven sus cri­sis en la actua­li­dad por­que las nue­vas pla­ta­for­mas tec­no­ló­gi­cas han eli­mi­na­do las inter­me­dia­cio­nes y la ver­dad vive una épo­ca de depre­sión, ace­cha­da por aque­llos que se bene­fi­cian cuan­do todo va mal. Por supues­to, en dicha cri­sis han teni­do bue­na par­te de cul­pa un sec­tor del perio­dis­mo, que inter­pre­tó su apro­xi­ma­ción a la polí­ti­ca y los sec­to­res eco­nó­mi­cos como mag­ní­fi­cas opor­tu­ni­da­des para con­fi­gu­rar­se una vida de lujo, como bien reco­ge David Jimé­nez en su libro sobre su paso por la direc­ción de El Mundo.

Ha habi­do perio­dis­tas y medios ganan­do mucho dine­ro gra­cias a ven­der el códi­go deon­to­ló­gi­co. Cuan­do la tor­men­ta per­fec­ta ha ace­cha­do a la pro­fe­sión, no ha exis­ti­do red de segu­ri­dad por­que la ciu­da­da­nía ya no ha esta­do para sos­te­ner a unos medios que se inter­pre­tan como par­cia­les e intere­sa­dos. Sólo las pro­pues­tas ori­gi­na­les y sin­ce­ras se abren paso. Aque­llas que basan su inter­pre­ta­ción del perio­dis­mo en la bús­que­da de la ver­dad, sin ven­der­se al mejor pos­tor. Esas que cuen­tan con el apo­yo de la ciu­da­da­nía, que las sos­tie­ne con sus apor­ta­cio­nes por­que a tra­vés de ellas obtie­nen infor­ma­ción, no una cáma­ra de eco para escu­char lo que quie­ren oír.

-Citas en el libro movi­mien­tos rele­van­tes, aun­que posi­ble­men­te poco cono­ci­dos por el gran públi­co, como Gene­ra­ción Iden­ti­ta­ria. ¿Podrías caracterizarlo?

Gene­ra­ción Iden­ti­ta­ria es un nue­vo inten­to de lim­pie­za de cara a los vie­jos pará­me­tros extre­mis­tas que se venían desa­rro­llan­do. Ori­gi­na­rio de Fran­cia, se ha expan­di­do a más de vein­te paí­ses y abo­gan por reafir­mar la iden­ti­dad patria, pro­ta­go­ni­zan­do ata­ques a migran­tes, cade­nas huma­nas con­tra refu­gia­dos o inclu­so fle­tan­do bar­cos para vili­pen­diar a las ONG que inten­tan sal­var vidas en el Medi­te­rrá­neo. Aus­tria se ha defi­ni­do en las últi­mas déca­das como uno de los cen­tros neu­rál­gi­cos del neo­na­zis­mo, con su cénit con el gobierno entre el joven con­ser­va­dor del Par­ti­do Popu­lar, Sebas­tian Kurz, en coa­li­ción con la for­ma­ción ultra­de­re­chis­ta Par­ti­do de la Liber­tad, que duró más bien poco por el escán­da­lo de corrup­ción que se des­ve­ló en una dis­co­te­ca en Ibi­za. Sin embar­go, el país ha resul­ta­do la cuna de nue­vos movi­mien­tos que han ayu­da­do a ves­tir de Pra­da a los nue­vos fas­cis­tas. Son los nazis hípsters.

Es el caso de Mar­tin Sell­ner, líder de Gene­ra­ción Iden­ti­ta­ria en el país, que ha con­se­gui­do situar­se en el cen­tro del deba­te polí­ti­co. Con indu­men­ta­ria impro­pia del fas­cis­mo clá­si­co y un modo de vida más “cer­cano” al ciu­da­dano medio, Sell­ner y sus afi­nes han logra­do intro­du­cir men­sa­jes de odio en la dis­cre­pan­cia polí­ti­ca de Aus­tria, late­ra­li­zan­do hacia la dere­cha la opción elec­to­ral. En los nume­ro­sos videos que duran­te meses ha esta­do subien­do a la pla­ta­for­ma You­tu­be, se ha acom­pa­ña­do de la influen­cer ultra­de­re­chis­ta ame­ri­ca­na Brit­tany Pet­ti­bo­ne, con gran capa­ci­dad para cana­li­zar teo­rías de la cons­pi­ra­ción. Sell­ner defen­dió su mili­tan­cia neo­na­zi pura duran­te su juven­tud por­que defien­de que “no había alter­na­ti­va”. Un joven que man­tu­vo en su momen­to con­tac­to con Bren­ton Tarrant, el neo­na­zi que ase­si­nó a más de cin­cuen­ta per­so­nas en varias mez­qui­tas de Nue­va Zelan­da y que en los meses ante­rio­res había finan­cia­do a los gru­púscu­los de la for­ma­ción tan­to en Fran­cia como en Austria.

Gene­ra­ción Iden­ti­ta­ria se creó en Fran­cia en 2012 y des­de enton­ces se ha expan­di­do por dece­nas de paí­ses como Ale­ma­nia, Ita­lia o Rei­no Uni­do, con la pro­pa­ga­ción de las teo­rías del gran reem­pla­zo. Se le han encon­tra­do vin­cu­la­cio­nes direc­tas con las for­ma­cio­nes de extre­ma dere­cha clá­si­cas y con actos vio­len­tos y terroristas.

-¿Es posi­ble esta­ble­cer una rela­ción entre la extre­ma dere­cha y los pro­gra­mas eco­nó­mi­cos ultra­li­be­ra­les, como el que ele­vó a Bol­so­na­ro a la pre­si­den­cia de Brasil?

Como afir­ma­ba Pau­wels: “Para la Eli­te del Poder ame­ri­ca­na e inter­na­cio­nal el neo­fas­cis­mo no es sin embar­go una ame­na­za, sino más bien una ben­di­ción, por­que impi­de un diag­nós­ti­co de las cau­sas de los pro­ble­mas socio­eco­nó­mi­cos, diag­nós­ti­co que podría dete­rio­rar los pri­vi­le­gios de que dis­fru­tan den­tro del sis­te­ma y que ame­na­zan al sis­te­ma mis­mo (…) Hoy los neo­fas­cis­tas están espe­ran­do impa­cien­tes a que las Eli­tes del Poder nece­si­ten sus ser­vi­cios, y no hay garan­tía de que su momen­to no lle­gue nun­ca. Si esto ocu­rre, la his­to­ria no sólo no ten­dría final, sino que se repe­ti­ría”. El pro­tec­cio­nis­mo comer­cial que pro­cla­man los fas­cis­tas mains­tream inten­ta rever­tir la des­lo­ca­li­za­ción sufri­da duran­te déca­das pero sin lle­gar a cues­tio­nar el neo­li­be­ra­lis­mo y el capi­ta­lis­mo finan­cie­ro, con una pro­tec­ción de las éli­tes empresariales.

-Por últi­mo, ¿pue­de el fas­cis­mo mains­tream repre­sen­tar en algún caso una ame­na­za para el sistema?

El neo­fas­cis­mo no es un peli­gro para el capi­tal. El mode­lo eco­nó­mi­co no es inhe­ren­te al fas­cis­mo. Antes bien, el fas­cis­mo se carac­te­ri­za por una adap­ta­ción cama­leó­ni­ca a las cir­cuns­tan­cias para per­pe­tuar­se en el poder. Mode­lo eco­nó­mi­co y fas­cis­mo se expo­nen como ele­men­tos plás­ti­cos y adap­ta­bles a las cir­cuns­tan­cias. La extre­ma dere­cha nun­ca ha duda­do en pro­te­ger los dere­chos de las éli­tes empre­sa­ria­les y finan­cie­ras y los pri­vi­le­gios de las cla­ses más altas. Nun­ca han pro­tes­ta­do por el hecho de que per­so­nas de nacio­na­li­dad aje­na adquie­ran auto­má­ti­ca­men­te el dere­cho a pedir el per­mi­so de estan­cia o el de resi­den­cia en Espa­ña cuan­do com­pran un piso de más de medio millón de euros. En 2019 se batió por sép­ti­mo año con­se­cu­ti­vo la con­ce­sión de dichos visa­dos dora­dos, según la ter­mi­no­lo­gía colo­quial. Se con­ce­die­ron 681, un 14% más que en 2018. El visa­do que soli­ci­ten, ade­más, es de dos años reno­va­bles por perio­dos de cin­co. Chi­na, Bra­sil, India o Rusia son los prin­ci­pa­les paí­ses de pro­ce­den­cia de los deman­dan­tes. Sim­ple­men­te es un ejemplo.

Según el filó­so­fo Augus­to Klap­pen­bach: “El mal se escon­de. Y sus cau­sas nun­ca se pre­sen­tan como el resul­ta­do de deci­sio­nes toma­das por seres huma­nos de car­ne y hue­so, sino como sub­pro­duc­tos de una situa­ción eco­nó­mi­ca de la que nadie es res­pon­sa­ble. Ade­más de banal, el mal de hoy es imper­so­nal. Y así como los eje­cu­ti­vos dilu­yen su res­pon­sa­bi­li­dad en otros, los pode­res públi­cos jus­ti­fi­can sus polí­ti­cas en las exi­gen­cias de anó­ni­mos mer­ca­dos y en ins­ti­tu­cio­nes que están fue­ra de sus competencias”.

Itu­rria /​Fuen­te

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