Resumen Latinoamericano, 7 de octubre de 2020.
Más de 12.000 focos de incendios envolvieron nuestro país y se sumaron a toda la región, en una oleada ardiente que generó una enorme cortina de humo contaminante cuyas consecuencias a la salud se extenderán en el tiempo.
La cortina de humo es la infernal expresión de la crisis del capitalismo, consecuencia de su producción caótica, irresponsable, violenta, explotadora, depredadora, insaciable, excluyente, en síntesis, contraria al bienestar de la humanidad en su conjunto. Pero vayamos por parte.
Caótica a la hora de resolver las condiciones básicas de subsistencia de todos los seres humanos, atendiendo a que existen suficiente capacidad productiva para hacerlo; irresponsable porque esa concentración en la ganancia desfinancia los sistemas de educación, salud, así como mercantiliza los servicios básicos, generando mayores riesgos para la niñez, la adolescencia, los adultos mayores y en general, toda la población; violenta porque impone la “ley del todos contra todos”, con una competencia salvaje ante la total ausencia de derechos, incluido el de la seguridad, además de perseguir y reprimir a quienes reclaman justicia y la vigencia de derechos básicos; explotadora de mujeres y hombres, como condición para que existan patrones, y además sin estabilidad laboral, horas extras, seguro médico, jubilación, condenada al “cuentapropismo” para salvar el día a día; depredadora devorando, quemando, aplastando todo a su paso, con la ansiedad que la cultura del dinero y el consumo le marca; insaciable, como su historia ha demostrado, llevando al extremo las posibilidades de ganancia y retrocediendo solamente cuando encuentra resistencia férrea de la clase trabajadora; excluyente porque su lógica de competencia y explotación, la lleva a cosificar al ser humano, convirtiéndolo en una mercancía más, que puede servir o no, y si no sirve queda excluido.
Todas estas condiciones se reproducen en el Paraguay, y año tras año se agudizan, gracias a un modelo productivo que utiliza al Estado para permitir privilegios a patronales imperialistas de EEUU, Brasil, países de la Unión Europea y otros, con la colaboración de patronales locales. Este conjunto explotador organiza la política con el Presupuesto General de la Nación (PGN), planteando la manera de recaudar y gastar el dinero de quienes habitamos el país, y otros miles de compatriotas que tuvieron que ir a otros países para trabajar y poder enviar dinero a sus familiares que quedaron en el Paraguay.
El Estado paraguayo, sostenido por las mayorías trabajadoras y al servicio de las minorías explotadoras, va camino a no poder pagar sus deudas, porque recauda muy poco, gasta muy mal y debe recurrir a más deudas para sostener su estructura y para pagar deudas. Está en una espiral que está siendo consumida por su propia dinámica.
Y esta situación generada por los monopolios imperialistas y sus representantes locales, tanto en la economía como en la política, no solo nos golpea a la gran mayoría, además nos traslada los costos de la situación profundizando nuestra inseguridad, nuestra incertidumbre, nuestra caída en la calidad de vida, generando hambre y desmoralizando.
El PGN para el 2021 presenta la continuidad del proyecto de saqueo. Continuará con un sistema tributario totalmente injusto, sin capacidad de combatir la evasión fiscal, gastando muy mal sus escasos recursos, desfinanciando la educación y la salud, favoreciendo a las patronales en las condiciones laborales existentes, sosteniendo programas inservibles como el de la Fuerza de Tarea Conjunta, facilitando licitaciones a empresas amigas con tráfico de influencias, buscando privatizar la ANDE y todo lo que pueda generar ganancias al capital privado. ¿Qué podemos hacer para frenar todo eso?
Identificar al enemigo y ubicar a quienes sufrimos el perjuicio de esta situación, para fortalecer el trabajo por la unidad. En esta lucha por un PGN justo y necesario, que nos llevará a luchar por un Estado al servicio de las mayorías, necesitamos reestructurar el sistema tributario para que los impuestos sean justos, los explotadores paguen más y la clase trabajadora pague menos; necesitamos planificar la reactivación económica de ANDE, ESSAP, COPACO, que pueden generar grandes ganancias para fortalecer las políticas públicas que las mayorías necesitan, además de sectores que puedan garantizar derechos, como salud y educación; necesitamos invertir en recuperación de tierras y en producción agroecológica y sustentable; necesitamos retirar el presupuesto a la FTC para reinvertirlo en políticas de seguridad que involucren proyectos productivos y fortalezcan todas las unidades de bomberos voluntarios; necesitamos exigir el castigo de los malversadores de fondos públicos, como son los casos en torno a FONACIDE, y otros relacionados a varias gestiones de gobiernos, desde el stronismo a esta parte. Necesitamos el juicio y castigo a saqueadores, torturadores, asesinos, con la consecuente recuperación de bienes y tierras malhabidas.
Todo esto y muchas políticas más que favorezcan los intereses de las mayorías, son posibles. Pero para que sean realidad, debemos derrotar a quienes desarrollan políticas totalmente opuestas a las que necesitamos las trabajadoras y los trabajadores. La cortina de humo suele impedir que veamos claro, pero en este caso ocurre lo contrario, porque evidencia el proyecto mezquino orquestado por una minoría angurrienta a la que debemos sacarle poder.
Fuente: Adelante Noticias Ilustración de portada: David Eusebio.