Por Miguel H. López*, Resumen Latinoamericano, 24 de octubre de 2020.
La situación de la tierra en Paraguay sigue siendo la principal dificultad que impide avanzar hacia un escenario diferente de institucionalidad y de mejoría en la distribución equitativa de la riqueza del país. Por estos días el tema de las miles de hectáreas mal habidas, regaladas de modo sucio e ilegal a amigos de la dictadura stronista, está nuevamente en el tapete, llenando los medios de discursos de confrontación y tratando de desviar la atención del fondo del problema: la necesidad de recuperar esas 7.851.296 hectáreas y aplicarlas a la reforma agraria como modo de devolver, de alguna manera, cierta justicia social al campo y al campesinado.
En el centro de las discusiones se colocó el senador del conservador Partido Patria Querida, Fidel Zavala. Primeramente como rasero moral exigiendo el respeto a la propiedad privada y contraatacando a sectores políticos y organizaciones que defienden la recuperación de algunas propiedades públicas usurpadas, reivindicadas por grupos de labriegos ocupantes y sintierras. Su ensayada catadura de honorabilidad duró poco. Una auditoría de 2019 del Ministerio del Ambiente y el Desarrollo Sustentable, hizo que la realidad lo vistiera como es y quedara en evidencia que el ladrón juzga por lo que es o hace: El insigne legislador invade (y se apropia de) 115 hectáreas del Parque Nacional Ybycuí, en el Departamento de Paraguarí [1]. Aunque negó tal situación y alegó que los límites están dados por los cauces naturales, la investigación del organismo del Estado cuenta otra verdad [2].
Allí no acaba la cosa. La familia Zavala figura en la larga lista de apellidos “honorables” de familias que se enriquecieron y recibieron cientos o miles de hectáreas de la mejor tierra del Paraguay, que iba destinada a planes agrarios. No se la merecían, no constituían sujeto de la reforma agraria, pero como eran prohijados del sanguinario dictador Stroessner, recibieron de gracia y por lealtad esas extensiones de un modo espurio.
El conservador legislador siguió espetando supuestos atributos de decencia y acusando a otros de lo que él y su familia vienen haciendo hace mucho. Entre los antecedentes destacables figura que en 2011 su hermano César Zavala vendió al Estado Paraguayo, a precio de mercado, parte de las tierras mal habidas recibidas en 1984 de la dictadura, en Itapúa. Desde esos mismos años, el mismo estuvo tratando de quedarse con tierras de los indígenas Mbya de Makutinga, en el mismo departamento. Esta parte de la historia tiene circunstancias y denuncias de atropellos, de incursión de civiles armados y de prepotencia con tráfico de influencia en contra de los habitantes ancestrales de la región que se amparan en un título legal del INDI [3].
La historia de los Zavala, de recibir tierras de forma ilegal bajo la dictadura, está registrada en los informes de la Comisión de Verdad y Justicia [4]. Pero, ahora que sus casos están evidenciados como muestra del peor latrocinio al país, el senador pretende desconocer la validez del resultado de las investigaciones e informe de la Comisión, que en definitiva son la verdad asumida oficialmente por el Estado sobre lo que fue la dictadura stronista y sus consecuencias [5]. Echando verso al perimido estatuto agrario, puso bajo duda hasta el análisis de los investigadores sobre la posesión de aquellas tierras de origen irregular. Aunque en el fondo, todos sabemos que el discurso político nunca resistirá ante la evidencia de los archivos y documentos. Por ahora son solo sus palabras contra los registros que lo desmienten.
El viejo juego del ataque como defensa, solo pone en entredicho la situación del legislador patriaqueridista que hace tiempo viene confrontando con diversos sectores de la sociedad al defender a los gremios de la producción y la ganadería; y con ellos la destrucción masiva de bosques alegando además que el calentamiento global es un asunto irreal que responde a razones ideológicas. Para no traicionar la prosapia familiar, a tales dislates se había sumado su hermano, Diego Zavala, alegando en infelices declaraciones que si alguien está en contra de la deforestación debe mudarse de planeta.
Los Zavala son uno de los muchos ejemplos de grupos que se alzaron con bienes del país. Por estos actos deben rendir cuentas, más temprano que tarde ante la Justicia y la sociedad.
El problema de la tierra y su tenencia es uno de los asuntos centrales para entender y definir el país. Es por ello que la recuperación de las casi 8 millones de hectáreas mal habidas y su redistribución entre los campesinos –como parte de un plan sostenido y asistido, con capacidad, infraestructura e inversión- es la única manera de incorporar algo de justicia en un país tan desigual como Paraguay.
[1] https://www.rdn.com.py/2020/10/20/fidel-zavala-tiene-115-hectareas-del-parque-nacional-de-ybycui-segun-documentos/
[2] https://www.adndigital.com.py/zavala-niega-que-sus-tierras-esten-en-el-parque-la-rosada-de-ybycui/
[3] https://elsurti.com/oligarquia/reportaje/2020/10/16/hermano-de-senador-zavala-vendio-tierras-malhabidas-al-indert/
[4] http://www.dhnet.org.br/verdade/mundo/paraguai/cv_paraguai_tomo_04_parte_1.pdf
[5] https://www.ultimahora.com/fidel-zavala-critica-informe-verdad-y-justicia-tierras-malhabidas-n2910557.html
*Fuente: Adelante Noticias