Perú. El reto es diseñar políticas inclusivas con enfoque de interseccionalidad

Perú. El reto es dise­ñar polí­ti­cas inclu­si­vas con enfo­que de interseccionalidad

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Por Juan Takehara*/ Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 30 de sep­tiem­bre de 2020

Al con­cluir el 2019, Lati­noa­mé­ri­ca aún mues­tra gra­ves pro­ble­mas de des­igual­dad a pesar del auge de la deman­da de mate­rias pri­mas des­de la déca­da del 2000. Diver­sas y fre­cuen­tes mani­fes­ta­cio­nes socia­les en nues­tro país y en la región evi­den­cian las des­igual­da­des eco­nó­mi­cas a pesar del cre­ci­mien­to. La lle­ga­da del COVID-19 solo ha acre­cen­ta­do estas bre­chas. Miles de per­so­nas y, en espe­cial, los adul­tos mayo­res, migran­tes, niñas, niños y muje­res, han sido con­si­de­ra­dos los gru­pos más vul­ne­ra­bles. Para abor­dar esta situa­ción en la región y cono­cer más sobre ella con­ver­sa­mos con Betil­de Muñoz, poli­tó­lo­ga vene­zo­la­na y direc­to­ra del Depar­ta­men­to de Inclu­sión Social de la Orga­ni­za­ción de los Esta­dos Ame­ri­ca­nos (OEA). 

Betil­de Muñoz: “El reto más impor­tan­te que tie­ne la región es cómo dise­ñar polí­ti­cas públi­cas para la inclu­sión no solo basa­das en un enfo­que de dere­chos, sino tam­bién el de interseccionalidad”

Al con­cluir el 2019, Lati­noa­mé­ri­ca aún mues­tra gra­ves pro­ble­mas de des­igual­dad a pesar del auge de la deman­da de mate­rias pri­mas des­de la déca­da del 2000. Diver­sas y fre­cuen­tes mani­fes­ta­cio­nes socia­les en nues­tro país y en la región evi­den­cian las des­igual­da­des eco­nó­mi­cas a pesar del cre­ci­mien­to. La lle­ga­da del COVID-19 solo ha acre­cen­ta­do estas bre­chas. Miles de per­so­nas y, en espe­cial, los adul­tos mayo­res, migran­tes, niñas, niños y muje­res, han sido con­si­de­ra­dos los gru­pos más vul­ne­ra­bles. Para abor­dar esta situa­ción en la región y cono­cer más sobre ella con­ver­sa­mos con Betil­de Muñoz, poli­tó­lo­ga vene­zo­la­na y direc­to­ra del Depar­ta­men­to de Inclu­sión Social de la Orga­ni­za­ción de los Esta­dos Ame­ri­ca­nos (OEA).

– ¿Qué debe­mos enten­der cuan­do alguien men­cio­na la pala­bra inclu­sión?

El con­cep­to de inclu­sión no pue­de ser defi­ni­do sin enten­der antes lo que es la des­igual­dad. Mien­tras que muchas orga­ni­za­cio­nes finan­cie­ras defi­nen la des­igual­dad como la dife­ren­cia de ingre­sos, y se habla siem­pre de la con­cen­tra­ción de ingre­sos en solo unos pocos, des­de la Orga­ni­za­ción de los Esta­dos Ame­ri­ca­nos (OEA) usa­mos, ade­más de esa medi­da, tam­bién un enfo­que mul­ti­di­men­sio­nal. Es decir, cuan­do nos refe­ri­mos a la des­igual­dad, no sola­men­te habla­mos de una dis­tri­bu­ción des­igual del ingre­so y del patri­mo­nio y de bre­chas en cuan­to a opor­tu­ni­da­des a lo lar­go de todo el ciclo de vida de una per­so­na, y en el acce­so y cali­dad de bie­nes y ser­vi­cios, sino tam­bién de con­di­cio­nes y carac­te­rís­ti­cas de algu­nas per­so­nas o gru­pos que gene­ran situa­cio­nes de dis­cri­mi­na­ción y exclu­sión que ter­mi­nan, lamen­ta­ble­men­te, impi­dien­do, anu­lan­do o redu­cien­do el goce o ejer­ci­cio pleno de los dere­chos huma­nos de las personas.

El con­cep­to de inclu­sión no pue­de ser defi­ni­do sin enten­der antes lo que es la desigualdad 

– ¿Es un con­cep­to que pue­de cam­biar con el tiempo?

El con­cep­to de inclu­sión social se refie­re al pro­ce­so a tra­vés del cual se alcan­za la igual­dad, y se van cerran­do las bre­chas en cuan­to al acce­so a dere­chos. Es tam­bién un pro­ce­so que per­mi­te mejo­rar los tér­mi­nos en los que los indi­vi­duos y gru­pos for­man par­te de una socie­dad. Es reco­no­cer la dig­ni­dad de todas las per­so­nas, y faci­li­tar las opor­tu­ni­da­des para con­tri­buir a sus socie­da­des. La meta de alcan­zar la inclu­sión no varía; es en efec­to una deu­da pen­dien­te en nues­tra región, y los esfuer­zos por lograr­la deben ser cons­tan­tes. Lo que si pue­de cam­biar son las medi­das y polí­ti­cas públi­cas que los esta­dos defi­nan para incluir a gru­pos en situa­ción de vulnerabilidad.

Esas polí­ti­cas públi­cas tra­di­cio­nal­men­te se han enfo­ca­do en gru­pos espe­cí­fi­cos como, por ejem­plo, per­so­nas con dis­ca­pa­ci­dad, per­so­nas indí­ge­nas o afro­des­cen­dien­tes, per­so­nas LGBTI y muje­res, entre otros. El reto más impor­tan­te que tie­ne la Región es dise­ñar polí­ti­cas públi­cas para la inclu­sión no solo basa­das en un enfo­que de dere­chos, es decir, tenien­do como nor­te los ins­tru­men­tos inter­ame­ri­ca­nos e inter­na­cio­na­les de dere­chos huma­nos, sino tam­bién en el de la interseccionalidad.

enten­de­mos este con­cep­to [inter­sec­cio­na­li­dad] como una situa­ción en la que se cru­zan de mane­ra simul­tá­nea e inte­gral múl­ti­ples ejes de des­igual­dad y estig­ma­ti­za­ción de la diferencia 

Des­de la OEA, enten­de­mos este con­cep­to como una situa­ción en la que se cru­zan de mane­ra simul­tá­nea e inte­gral múl­ti­ples ejes de des­igual­dad y estig­ma­ti­za­ción de la dife­ren­cia —eco­nó­mi­ca, polí­ti­ca, cul­tu­ral, bio-psi­co-social, racial, de géne­ro, de etnia, iden­ti­da­des y expe­rien­cias— pro­du­cien­do afec­ta­cio­nes úni­cas e indi­vi­si­bles. El reto que tene­mos es dise­ñar polí­ti­cas públi­cas para la inclu­sión y el acce­so a dere­chos que res­pon­dan a las nece­si­da­des espe­cí­fi­cas de estos gru­pos pero que no des­co­noz­can que en las per­so­nas pue­den coexis­tir múl­ti­ples ejes de dis­cri­mi­na­ción y, por tan­to, la res­pues­ta de polí­ti­ca debe abor­dar todas las dimen­sio­nes de exclusión.

“Aun­que habla­mos ya de una rece­sión eco­nó­mi­ca mun­dial, esta afec­ta­rá de for­ma par­ti­cu­lar a las muje­res, quie­nes son la mayo­ría de los tra­ba­ja­do­res en el sec­tor informal”

– Tras meses de pan­de­mia, ¿cuá­les han sido los prin­ci­pa­les pro­ble­mas que detectaron?

La pan­de­mia del COVID-19 ha veni­do a pro­fun­di­zar las bre­chas de des­igual­dad que ya enfren­tá­ba­mos a nivel regio­nal, y las con­se­cuen­cias de las medi­das de con­ten­ción y miti­ga­ción del virus están afec­tan­do más pro­nun­cia­da­men­te a gru­pos en situa­ción de vul­ne­ra­bi­li­dad tales como las muje­res, las per­so­nas mayo­res y con dis­ca­pa­ci­dad, los niños, niñas y ado­les­cen­tes, las per­so­nas afro­des­cen­dien­tes e indí­ge­nas, las per­so­nas migran­tes y refu­gia­das y des­pla­za­das for­za­das, las per­so­nas pri­va­das de liber­tad, y las per­so­nas en situa­ción de pobreza.

¿Cuá­les son esas afec­ta­cio­nes par­ti­cu­la­res? Esta­mos hablan­do de las muje­res, quie­nes están en la pri­me­ra línea de res­pues­ta y de expo­si­ción al ries­go, pues alre­de­dor del 80% del sec­tor salud en las Amé­ri­cas está con­for­ma­do por muje­res. Tam­bién están enfren­tan­do la car­ga más pesa­da en la dis­tri­bu­ción del cui­da­do de lo pri­va­do, es decir, la mis­ma des­pro­por­cio­na­da car­ga, pero acen­tua­da por las medi­das de cua­ren­te­na. Habla­mos tam­bién de que aho­ra están más expues­tas a vio­len­cia domés­ti­ca al incre­men­tar­se la pro­ba­bi­li­dad de ser víc­ti­mas de algún acto de vio­len­cia en sus hoga­res, y tam­bién a otras afec­ta­cio­nes, inclui­das las eco­nó­mi­cas, por estar ellas sobre­rre­pre­sen­ta­das en la eco­no­mía informal.

Esta­mos hablan­do de las per­so­nas mayo­res, y per­so­nas con dis­ca­pa­ci­dad que son pobla­cio­nes de alto ries­go ante el coro­na­vi­rus, según la pro­pia Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud (OMS), pero que ya sufrían de situa­cio­nes de ais­la­mien­to y aban­dono aho­ra acen­tua­das, y que con fre­cuen­cia no cuen­tan con la infor­ma­ción nece­sa­ria sobre las medi­das de con­ten­ción del virus. Esta­mos hablan­do de migran­tes y refu­gia­dos, cuya prin­ci­pal fuen­te de empleo está en el sec­tor infor­mal de nues­tras eco­no­mías, y que al no poder salir a bus­car su sus­ten­to dia­rio está enfren­tan­do, jun­to a sus fami­lias, situa­cio­nes de seve­ra inse­gu­ri­dad ali­men­ta­ria. Esta­mos hablan­do de que muchos no han coti­za­do a la segu­ri­dad social por su situa­ción de irre­gu­la­ri­dad y, por tan­to, no tie­nen acce­so a ser­vi­cios de salud, y medicamentos.

Habla­mos tam­bién de los niños y ado­les­cen­tes migran­tes que no están pudien­do ali­men­tar­se en las escue­las, que era el lugar don­de prin­ci­pal­men­te se ali­men­ta­ban. Podría­mos con­ti­nuar hacien­do ese repa­so de gru­pos en situa­ción de vul­ne­ra­bi­li­dad, pero qui­sie­ra más bien refe­rir la Guía Prác­ti­ca de la OEA de Res­pues­tas Inclu­si­vas y con Enfo­que de Dere­chos ante el COVID-19, que bus­ca guiar las res­pues­tas de los paí­ses miem­bros de la OEA en cuan­to a las polí­ti­cas públi­cas o res­pues­tas ante el COVID19, tenien­do en cuen­ta que hay afec­ta­cio­nes dife­ren­tes a pobla­cio­nes en situa­ción de vul­ne­ra­bi­li­dad. Esto lo hace­mos toman­do en cuen­ta 3 prin­ci­pios cla­ves para estas res­pues­tas. En pri­mer lugar, garan­ti­zar el enfo­que de dere­chos; en segun­do, garan­ti­zar el prin­ci­pio de igual­dad y no dis­cri­mi­na­ción, y final­men­te, intro­du­cir el con­cep­to de interseccionalidad.

Des­car­gar docu­men­to en el siguien­te enla­ce: http://​www​.oas​.org/​e​s​/​s​a​d​y​e​/​p​u​b​l​i​c​a​c​i​o​n​e​s​/​G​U​I​A​_​S​P​A​.​pdf

– Un pro­ble­ma que se bus­ca­ba redu­cir era la bre­cha de géne­ro en la mayo­ría de sec­to­res, tan­to empre­sa­ria­les como polí­ti­cos, mejo­ran­do la apli­ca­ción de los prin­ci­pios de pari­dad y alter­nan­cia.

Tene­mos un vaso medio lleno en cuan­to a la situa­ción de las muje­res en la polí­ti­ca en la región. Nadie pue­de negar que ha habi­do pro­gre­sos; sin embar­go, dado que repre­sen­tan el 50% de la pobla­ción, 50% del elec­to­ra­do y en la mayo­ría de los par­ti­dos polí­ti­cos, tam­bién 50% de la mili­tan­cia, debe­ría­mos ver simi­la­res nive­les de repre­sen­ta­ción en las esfe­ras de toma de deci­sio­nes polí­ti­cas, al igual que en el sec­tor empre­sa­rial. Esto no está pasan­do. Los obs­tácu­los son varios, pero los estruc­tu­ra­les y socia­les que asig­nan a muje­res un rol en lo pri­va­do, exclu­yén­do­las de lo públi­co, son qui­zás los más difí­ci­les de derribar.

Sin embar­go, los recien­tes ejem­plos de jefas de esta­do que ha demos­tra­do un efec­ti­vo mane­jo de la cri­sis del COVID-19 demos­tran­do cua­li­da­des como la empa­tía, el sen­ti­do de huma­ni­dad, de conec­tar con la gen­te, de comu­ni­ca­ción aser­ti­va, y de prac­ti­car el lide­raz­go hori­zon­tal para mane­jar la cri­sis. La pre­gun­ta más amplia es si estas bue­nas expe­rien­cias pue­den con­tri­buir a cam­biar la narra­ti­va sobre las muje­res en pues­tos de lide­raz­go hacia una que las valo­ra, y requie­re en estos roles.

– Al poseer un empleo, miles de muje­res han logra­do inde­pen­di­zar­se y refor­zar sus fami­lias, pero la epi­de­mia gene­ró que muchas de ellas pasen al des­em­pleo o al tra­ba­jo infor­mal. ¿Qué pla­nes se tie­ne en la OEA para aten­der este pro­ble­ma?

Una de las prin­ci­pa­les secue­las de esta pan­de­mia se ha dado en el ámbi­to eco­nó­mi­co. Aun­que habla­mos ya de una rece­sión eco­nó­mi­ca mun­dial, esta afec­ta­rá de for­ma par­ti­cu­lar a las muje­res, quie­nes son la mayo­ría de los tra­ba­ja­do­res en el sec­tor infor­mal. Ya sea como ven­de­do­ras ambu­lan­tes, emplea­das domés­ti­cas, o en el sec­tor ser­vi­cios, tra­ba­ja­do­ras de la agri­cul­tu­ra de sub­sis­ten­cia o tem­po­re­ras, y hoy en día, como repar­ti­do­ras de comi­da, más del 50% de las muje­res que tra­ba­jan lo hacen en el sec­tor infor­mal. Estas muje­res no cuen­tan con segu­ri­dad social, ni acce­so a salud, y su fra­gi­li­dad sala­rial es direc­ta­men­te pro­por­cio­nal a la fra­gi­li­dad de la eco­no­mía infor­mal en tiem­pos de pandemia.

La mayo­ría de los paí­ses de la región han veni­do dan­do res­pues­tas de polí­ti­ca públi­ca en la medi­da que sus espa­cios fis­ca­les han per­mi­ti­do. En cuan­to a res­pues­tas, des­de la OEA apo­ya­mos a los esta­dos miem­bros en el dise­ño e imple­men­ta­ción de polí­ti­cas tales como los sub­si­dios, trans­fe­ren­cias u otros apo­yos eco­nó­mi­cos direc­tos, con­di­cio­na­dos o no con­di­cio­na­dos, la pro­vi­sión de canas­tas bási­cas ali­men­ta­rias sin con­di­cio­na­mien­tos. Todas estas medi­das deben ase­gu­rar que las muje­res estén como bene­fi­cia­rias direc­tas, ya que apos­tar por el empo­de­ra­mien­to eco­nó­mi­co de las muje­res es apos­tar por el de sus fami­lias, y en el mediano y lar­go pla­zo, mejo­rar las pro­ba­bi­li­da­des de desa­rro­llo humano en los paí­ses que así lo prio­ri­cen.
Fuen­te: Ins­ti­tu­to de Dere­chos Huma­nos de la Pon­ti­fi­cia Uni­ver­si­dad Cató­li­ca del Perú (IDEHPUCP): https://idehpucp.pucp.edu.pe/entrevistas/betilde-munoz-el-reto-mas-importante-que-tiene-la-region-es-como-disenar-politicas-publicas-para-la-inclusion-no-solo-basadas-en-un-enfoque-de-derechos-sino-tambien-el-de-interseccionalidad/​

FUENTE: SERVINDI

Itu­rria /​Fuen­te

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