Resumen Latinoamericano, 5 de noviembre de 2020.
Las Ligas Agrarias fue un movimiento de campesinos y productores rurales que se produjo en la región nordeste de Argentina en la década de 1970. El movimiento surgió en 1970 y tuvo su epicentro en la provincia del Chaco, en torno a la producción del algodón, pero también tuvo importancia en las provincias de Misiones, Corrientes, Formosa y norte de Santa Fe.
Las Ligas Agrarias organizaron a los trabajadores y pequeños productores rurales, con el fin de enfrentar a las grandes empresas y latifundios que controlaban el ciclo económico de productos agrícolas extra pampeanos, como el algodón, el tabaco, la yerba mate y el té. El movimiento movilizó a unas 20.000 familias y 54.000 jóvenes.Entre sus dirigentes se destacó Osvaldo Lovey, secretario general de las Ligas Agrarias del Chaco, quien militó en Montoneros.
Las Ligas Agrarias fueron duramente reprimida por el terrorismo de Estado, especialmente durante la dictadura cívico-militar-religiosa-empresarial implantada en marzo de 1976. Varios de sus dirigentes pasaron a la clandestinidad, otros fueron detenidos, y muchos de ellos y ellas ocultados y apoyados por los agricultores. Hoy, a 48 años años de su creación, el legado de las Ligas sigue vigente y muchas de las cuestiones que se planteron en su documento fundacional tienen absoluta vigencia, entre ellas la de la Reforma Agraria.
«Grita lo que sientes»
Las Ligas Agrarias surgieron formalmente en el Primer Cabildo Abierto del Agro Chaqueño que se realizó el 14 de noviembre de 1970 en la localidad chaqueña de Presidencia Roque Sáenz Peña, centro por entonces de la producción del algodón. El Cabildo se reunió bajo el lema «Grita lo que sientes» y convocó a 5.000 productores para debatir problemas y reivindicaciones.
El documento de este congreso agrario también reclama el castigo a los burócratas que, desde los organismos reguladores, hayan estado al servicio de los monopolios y la oligarquía. Se fija también la solución fundamental del problema del agro: castigo para los terratenientes que
sabotean las posibilidades productivas de la tierra, encareciendo los productos. Mientras el 25 % de las tierras en manos de pequeños productores produce el 54 54 % de la producción agropecuaria; el 12% de terratenientes posee el 75 % de las tierras que sólo producen el 46 %.
En relación al régimen de tenencia de tierras, el documento declara que los trabajadores han tomado clara conciencia de que el camino hacia una verdadera justicia agraria no puede ser una reforma aislada, sino que implica una transformación revolucionaria de toda la vida
económica y social del país.
Exigen la expropiación inmediata de todas las propiedades de capitales mixtos, denunciando que bajo esta forma y con la complicidad de testaferros, se enajenó gran parte de las mejores tierras.
Para empezar, se recomiendan los latifundios que poseen en Lincoln las firmas: Omega S.A.; María Malcom de Taddei, «quien vive en Francia desde hace 35 años; J. y S. Maguirre; Lacau; María C. Videla Zemborain y familia. También piden la expropiación de 14.500 hectáreas del latifundio «Colonia La Lía», de Gregorini Hnos.
«Esas tierras deben ser puestas en manos de los trabajadores desalojados de esos campos, que actualmente trabajan a la vera de los camino: sembrando trigo y sorgo»
Las ligas agrarias en la resistencia
El año 1976 fue un año contradictorio para los compañeros agricultores del Chaco. Por un lado la buena cosecha 76 – 77 fue acompañada por precios internacionales favorables para los productores de algodón. Además, ese año las cooperativas pudieron comercializar libremente el producto, en un esfuerzo del gobierno militar para aliviar las tensiones en el sector. Aliviar las tensiones era parte del plan represivo que desató ferozmente en octubre de ese año, cuando las fuerzas del II Cuerpo de Ejército detuvieron a más de 200 agricultores, torturándolos frente a sus familias, interrogándolos y acusándolos de colaborar con la subversión, es decir, con los Montoneros. Esta ofensiva militar de la Dictadura tenía dos claros objetivos. En primer lugar, aislar a los máximos dirigentes de las Ligas de sus bases, para de esta manera poder eliminarlos y desarticular la organización gremial de los pequeños y medianos agricultores. En segundo lugar, producida esa desarticulación, estructurar al movimiento cooperativo de la provincia bajo la hegemonía de sectores apolíticos, es decir, mansos hacia la política de la Dictadura.
Esta ofensiva fue acompañada por una intensa campaña de propaganda, llamando a la población a delatar el paradero de los máximos dirigentes de las Ligas, utilizando para tal fin tanto los medios radiales como el volanteo en helicópteros en las distintas colonias. Los años de lucha y organización llevados adelante por las Ligas Agrarias pudo más que la pretensión de los gorilas del II Cuerpo. Los dirigentes fueron ocultados y ayudados por los agricultores, demostrando una vez más que no hay mejor retaguardia que un pueblo organizado. Defendiendo al Secretario General de las Ligas Agrarias, Osvaldo Lovey, y a los miembros de la Comisión Central de las mismas, Adolfo D’Alessandro, Miguel Ríos, Alejandro Sculetich, Francisco Mussini, y el compañero Ulrich, los agricultores del Chaco estaban defendiendo su propia organización gremial y reivindicativa.
Al no poder golpear sobre la conducción de las Ligas, el enemigo reprimió duramente a los dirigentes medios de las mismas, en las distintas colonias. Eso no hizo más que recrudecer el odio y el repudio del conjunto del pueblo chaqueño, que heroicamente resistió ese primer embate dictatorial.
COSECHA 77 – 78: LA OTRA CARA DE LA MONEDA
Los excelentes precios obtenidos durante la cosecha anterior, llevó al conjunto de los agricultores a intentar mejorar la producción de la presente cosecha, extendiendo las áreas sembradas y tecnificando sus campos con la compra a crédito de tractores y otros elementos avanzados de labranza. El resultado fue la obtención de una cosecha de algodón récord, que alcanzó las 421.000 toneladas. Este esfuerzo, también significó el endeudamiento de los agricultores, que en su conjunto deben hacer frente a créditos que suman los 90 millones de dólares, de la cual aún resta pagar cerca de 60 millones, supuestamente con las ganancias de la cosecha 77 – 78.
La cosecha excelente de este año, tropieza sin embargo con innumerables problemas para su comercialización. Bajaron los precios internacionales y por ende la demanda. Teniendo en cuenta que la principal colocación del algodón es el mercado interno, se agrava el panorama, ya que la industria textil se encuentra en plena recesión con una producción que ha disminuido un 40 por 100 el último año.
Todo esto produce un gran desastre financiero, al no poder los pequeños y medianos agricultores hacer frente a las deudas contraídas al calor de la cosecha 76 – 77. En la actualidad se han producido 800 secuestros de tractores y hay más de 1000 que están a punto de ser embargados. La situación se agrava y tendrá consecuencias para la futura cosecha, ya que el 60 por 100 de los agricultores no puede pagar siquiera los créditos para comprar la semilla. El año pasado con 800 kg de algodón se compraba una tonelada de semilla. Este año se necesitan 3500 kg para hacer la misma compra.
AGOTADA LA OFENSIVA ENEMIGA, LAS LIGAS AGRARIAS SE ORGANIZAN
Al no haber logrado ninguno de sus dos objetivos principales, los gorilas del II Cuerpo, llevan adelante una política represiva al mejor estilo de las patotas que operan en las grandes ciudades del país. Visitas inesperadas a las casas de los agricultores, secuestro e inmediata tortura en busca de datos operativos y abandono de los cuerpos mutilados y maltrechos en los caminos de la provincia del Chaco. Pero ya han perdido la batalla y el tiempo comienza a jugar a favor de los agricultores nucleados en las Ligas Agrarias.
Los dirigentes de las mismas, junto a los agricultores que han debido alzarse de sus colonias, forman hoy una fuerza política y militar considerable, estrechamente unidas al pueblo chaquéño. Lo que tanto temían los hombres de Videla se ha hecho realidad, y si antes los querían muertos, hoy son leyenda viviente en pleno corazón del Chaco. Los operativos cívico-militares, esas engaña pichanga a la que son tan propensos los milicos, contrastan con la realidad de una provincia en donde la mortalidad infantil alcanza al 81 por mil, en donde sobre una población de 620.000 habitantes, 170.000 no gozan de ningún servicio médico asistencia).
Templados en estos dos años y medio de lucha y resistencia, negándose a colaborar con los opresores, defendiendo sus organismos de masas, los agricultores nucleados en las Ligas Agrarias comienzan la tarea de organizarse.
LAS PROPUESTAS BÁSICAS DE LAS LIGAS AGRARIAS
Los objetivos que se han propuesto llevar adelante los agricultores nucleados en las Ligas Agrarias en la presente etapa, guardan estrecha relación con los objetivos que el conjunto de nuestro pueblo intenta también concretar.
En primer lugar, la lucha por la legalización efectiva de las Ligas Agrarias, como genuinas representantes de los intereses de los pequeños y medianos agricultores. Este objetivo está en estrecha relación con el de impulsar la reorganización de las Ligas a nivel nacional.
Para lograrlo, los compañeros proponen la unidad de los pequeños y medianos agricultores en las cooperativas, para expresar su desacuerdo y repudio a la actual política económica de Martínez de Hoz. Esta unidad a nivel de las cooperativas, pretende rescatar la política de reclamar en conjunto, utilizando para ello la movilización en asambleas.
Frente a la actual situación, producto de la desquiciante política económica, que sólo favorece a los grandes productores que son a su vez quienes monopolizan la comercialización del algodón, como es el caso de Bunge y Born, las Ligas Agrarias se plantean ta lucha por lograr que se declaren inembargables las herramientas de trabajo, por ley nacional.
De la misma manera se proponen la creación de un organismo regulador para mantener un precio sostén del algodón, para que la siembra y la comercialización de la cosecha no pongan cíclicamente en quiebra a la mayoría de los agricultores. Y por último, el control y planificación de la producción por parte de las cooperativas.
LA RAMA AGRARIA DEL MOVIMIENTO PERONISTA MONTONERO
Los problemas crónicos de los pequeños y medianos agricultores, tanto del Chaco como de las otras provincias del Noreste del país, sólo pueden encontrar una justa solución dentro de un cambio profundo de las estructuras político-sociales y económicas. La crisis del sistema capitalista dependiente también afecta a los compañeros agricultores. Por ese motivo, la presencia del Secretario General de las Ligas Agrarias, compañero Osvaldo Lovey, en la Rama Agraria del Movimiento Peronista Montonero, es la demostración de que los agricultores del Noreste argentino se han sumado a la resistencia popular para derrotar a la Dictadura e iniciar la construcción de una patria libre, justa y soberana.
fuentes: El Descamisado y Evita Montonera