Resumen Latinoamericano, 25 de noviembre de 2020.
El Diego, al igual que Fidel, no necesita apellido, porque el pueblo sabe que es uno de los suyos. Hoy despedimos a Diego, y Nuestra América llora a unos de sus luchadores, a un pibe de la patria profunda que supo destellar por el mundo sin perder nunca ese potrero y ese barrio que llevaba con orgullo a cada rincón donde iba. Y por esas casualidades de la historia también, al igual que Fidel, parte un 25 de noviembre.
Pero el Diego es gigante, sobretodo, por su irreverencia contra los poderosos, contra los opresores, tan gigante como su ternura con los pueblos y con las causas justas: No importaba la latitud, no importaban las contradicciones: el Diego siempre decidió estar del lado de las y los más humildes. Los grandes poderes mediáticos y económicos nunca le perdonaron su rebeldía, sus contradicciones y sus flaquezas porque ellos querían un ídolo del fútbol aséptico que solo haga goles y cierre la boca. Pero con el Diego nunca pudieron. Maradona siempre tuvo en primer orden de prioridad la solidaridad con las causas del pueblo nuestroamericano: Desde abrazar a Fidel, recordar al Che, defender la Revolución Cubana, la Revolución Bolivariana, el proceso de cambio en Bolivia y denunciar el Golpe, pasando por jugar un partido de fútbol en Bogotá por el derecho del pueblo colombiano a consolidar su sueño de un país en paz, hasta seguir, con los pies en el barro, el camino en tren de Buenos Aires a Mar del Plata para plantarse junto al Comandante Chávez y gritarle a Bush y sus cipayos que este es un continente digno, con la bandera en alto del NO al ALCA.
Los pueblos no olvidan a aquellos que estuvieron en los momentos más dificiles en primera línea de batalla. Mientras tantos otros y otras, desde la comodidad de la fama o la supuesta corección política le daban la espalda a la Venezuela Bolivariana y bloqueada por el Imperio, el Diego aparecía para defender el proyecto que nos dejó Chávez y que continúa Nicolás. Mientras tantos otros y otras dudaban con tecnicismos y tibieza si lo del 2019 había sido un Golpe en Bolivia, el Diego salía a respaldar a Evo y darle fuerza al pueblo boliviano. Mientras tantos otros y otras aparecían en los medios hegemónicos posando en cómodos sillones, el Diego elegía los estudios de TeleSUR mostrando con orgullo su tatuaje del Che, para denunciar la corrupción de los autoproclamados dueños y señores del Fútbol.
Además de todo esto, y también por todo esto, el Diego fue el mejor jugador de Fútbol de la historia. Y salió de la villa con la magia de la zurda, y todas sus gambetas para dignificar a los pueblos.
El Gol de Maradona a los ingleses, fue el gol de Nuestra América contra el imperialismo. El Diego es la victoria de los pueblos.
Y como los pueblos no olvidamos, así como a Fidel, como Chávez y como al Che, lo recordaremos y lo llevaremos en el corazón.
Así como la pelota, las ideas y los principios no se manchan.
Hasta la victoria siempre, Diego.