Colom­bia. ¿Por qué Petro en el 2022?

Por Emi­lio Lagos Cor­tés. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 30 de noviem­bre de 2020.

Ya se agi­ta el deba­te polí­ti­co en rela­ción con las elec­cio­nes pre­si­den­cia­les de 2022. Millo­nes de colom­bia­nos las ven con espe­ran­za; pien­san que hay posi­bi­li­da­des sóli­das de dar­le un vira­je radi­cal al rum­bo del país. Otros, con Jesu­ri­be a la cabe­za, tie­nen mie­do y gri­tan de mane­ra cons­tan­te “cui­da­do con el 2022”; temen seria­men­te que pue­dan ser des­pla­za­dos del poder polí­ti­co y de los pri­vi­le­gios que se le asocian.

A la com­pe­ten­cia pre­si­den­cial acu­den varios sec­to­res: el uri­bis­mo, bus­can­do su per­ma­nen­cia en el poder, pro­ba­ble­men­te con Tomás Uri­be, el de las mani­llas y zonas fran­cas; Petro su anta­go­nis­ta más nota­ble; Fajar­do, el que no es ni uri­bis­ta ni anti­uri­bis­ta, pero decla­ra­do y reite­ra­do anti­pe­tris­ta; y otros como Maru­lan­da, Rome­ro, de La Calle, etc…

Sec­to­res de la socie­dad colom­bia­na, cada vez mayo­res, ven en Petro la posi­bi­li­dad de cam­bios ver­da­de­ros en la polí­ti­ca y la eco­no­mía de Colom­bia. ¿Por qué?

Sin duda, el mayor de sus acti­vos es la cohe­ren­cia y la con­se­cuen­cia de su lucha en favor de los sec­to­res popu­la­res menos favo­re­ci­dos, a lo lar­go de su vida polí­ti­ca. Des­de que lle­gó a la polí­ti­ca, en las filas del M‑19, Petro se la ha juga­do por los más humil­des; con sus pro­pias manos impul­só la cons­truc­ción de Bolí­var 83, un barrio para las fami­lias más humil­des de Zipa­qui­rá. Su com­pro­mi­so con los pobres se evi­den­ció en su ges­tión en la alcal­día de Bogo­tá. Allí des­ta­ca­ron sus esfuer­zos por bene­fi­ciar a reci­cla­do­res, a tra­ba­ja­do­res infor­ma­les como los zorre­ros, a madres cabe­zas de fami­lia, a muje­res que ejer­cían la pros­ti­tu­ción, y a los ven­de­do­res ambu­lan­tes. El eje de su admi­nis­tra­ción fue­ron las polí­ti­cas socia­les, bus­can­do for­ta­le­cer la salud y la edu­ca­ción públi­cas, que en pri­mer lugar bene­fi­cian a los más pobres. Sin olvi­dar polí­ti­cas como el sub­si­dio a la tari­fa en el tras­por­te públi­co, que lle­vó a que se redu­je­se el pre­cio de los pasa­jes de Trans­Mi­le­nio en horas valle.

Jun­to a la defen­sa de los humil­des esta su lucha fron­tal con­tra la corrup­ción gene­ra­li­za­da de la oli­gar­quía colom­bia­na, ese redu­ci­do gru­po de pode­ro­sos que mane­jan el país como su fin­ca per­so­nal. Petro ha denun­cia­do la corrup­ción des­de cuan­do era un joven con­gre­sis­ta; enton­ces la dejó en evi­den­cia en el sec­tor ban­ca­rio y en los cupos indi­ca­ti­vos en el con­gre­so. Lle­ga­do a la alcal­día de Bogo­tá, denun­ció y enfren­tó una alian­za cri­mi­nal entre polí­ti­cos y con­tra­tis­tas que se creían pro­pie­ta­rios de la con­tra­ta­ción en el dis­tri­to. Par­te de los con­ce­ja­les ter­mi­na­ron en la cár­cel; los con­tra­tis­tas no le die­ron tre­gua, inclu­so, con la ayu­da de entes de con­trol “par­cia­li­za­dos”, logra­ron des­ti­tuir­lo de la alcal­día. El tiem­po puso las cosas en su lugar; Petro regre­só a la alcal­día, y las mul­tas y san­cio­nes dis­ci­pli­na­rias se han ido cayen­do una a una, con­for­me se dan las deci­sio­nes judi­cia­les respectivas.

En rela­ción con esa mis­ma alian­za entre polí­ti­cos y cri­mi­na­les (¿es redun­dan­cia?), Petro bri­lló como sena­dor en la denun­cia que des­en­mas­ca­ró la com­pli­ci­dad entre polí­ti­cos y para­mi­li­ta­res, la lla­ma­da para­po­lí­ti­ca; sin duda ha sido el más enco­na­do denun­cian­te de la corrup­ción al inte­rior de los gobier­nos uri­bis­tas, inclui­do el que pade­ce­mos actual­men­te, que, ade­más de domi­na­do por los corrup­tos, tam­bién se carac­te­ri­za por la más abso­lu­ta inca­pa­ci­dad para rea­li­zar las acti­vi­da­des pro­pias de la admi­nis­tra­ción públi­ca; solo gobier­na en bene­fi­cio de sus ami­gos de uni­ver­si­dad y de la empre­sa don­de tra­ba­ja su her­ma­na, y para pro­te­ger a su titiritero.

Pero lo más valio­so de Petro es la pro­pues­ta que le pre­sen­ta a los colom­bia­nos, para imple­men­tar en caso de ser ele­gi­do pre­si­den­te. Colom­bia Huma­na pro­po­ne ter­mi­nar las vio­len­cias y desa­rro­llar una polí­ti­ca de paz; gene­rar empleo y rique­za median­te la reac­ti­va­ción de la pro­duc­ción cam­pe­si­na y, con base en esta, desa­rro­llar una indus­tria livia­na de trans­for­ma­ción de mate­rias pri­mas orien­ta­da al con­su­mo interno y a la expor­ta­ción; sus­ti­tuir las ener­gías fósi­les por ener­gías lim­pias, con miras a enfren­tar el cam­bio cli­má­ti­co, dejan­do de ser una eco­no­mía depen­dien­te de los recur­sos mine­ros; desa­rro­llar rela­cio­nes fra­ter­nas con todos nues­tros veci­nos, recu­pe­ran­do así el mer­ca­do vene­zo­lano, des­tino ideal para la expor­ta­ción de pro­duc­tos colom­bia­nos; e impul­sar la expan­sión de los sis­te­mas de edu­ca­ción y salud públi­cas, como mate­ria­li­za­ción de dere­chos de los colom­bia­nos, para men­cio­nar solo algu­nos de las pro­pues­tas más notables.

A lo ante­rior se suma que, como en el 2018, en el 2022 a Petro se le va a enfren­tar una alian­za de la tra­di­cio­nal cla­se polí­ti­ca y el uri­bis­mo, esa par­te de la cla­se polí­ti­ca ínti­ma­men­te aso­cia­da con los dis­tin­tos fac­to­res de la gran cri­mi­na­li­dad colom­bia­na. Con­ser­va­do­res, libe­ra­les, la U, Cam­bio Radi­cal, Cen­tro demo­crá­ti­co, Gavi­ria, Pas­tra­na, Uri­be, cada fuer­za polí­ti­ca y cada polí­ti­co corrup­to com­pe­ti­rán uni­dos con­tra Petro. Los colom­bia­nos en el 2022 podrán esco­ger entre un repre­sen­tan­te de la cla­se polí­ti­ca que ha lle­va­do a Colom­bia al desas­tre y el diri­gen­te polí­ti­co que pre­sen­ta una genui­na alter­na­ti­va polí­ti­ca; podrán esco­ger entre Polom­bia y Colombia.

De mane­ra que Gus­ta­vo Petro, por su com­pro­mi­so con los más humil­des, su lucha con­tra la corrup­ción, la cri­mi­na­li­dad y la inca­pa­ci­dad de los gobier­nos del uri­bis­mo, y por la per­ti­nen­te pro­pues­ta de gobierno que encar­na la Colom­bia Huma­na, se posi­cio­na como la pro­pues­ta más sóli­da de cara a las veni­de­ras elec­cio­nes presidenciales.

Aden­da. Es nota­ble el silen­cio de los gran­des medios de comu­ni­ca­ción ante la pali­za que en el con­gre­so reci­bió el exfis­cal Nés­tor Hum­ber­to Mar­tí­nez por su ope­ra­ción de sabo­teo al pro­ce­so de paz.

Fuen­te: Las 2 orillas

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