Por Raúl Antonio Capote, Resumen Latinoamericano, 25 de noviembre de 2020.
La cotidianidad de San Isidro, en La Habana Vieja, se ha visto alterada por un grupo de personas ‑14 en total, 4 de ellas pertenecientes al llamado Movimiento San Isidro‑, quienes se han convertido en centro de un nuevo show contrarrevolucionario, auspiciado y apoyado por el gobierno estadounidense.
Desde fines del siglo XIX, el barrio de San Isidro, en La Habana Vieja, se convirtió en «zona de tolerancia».
Barrio de gente humilde, vejado por la presencia de marines yanquis que desembarcaban en busca de diversión y sexo barato. Su vida cambió al triunfar la Revolución en 1959.
La otrora escarnecida barriada habanera cuenta hoy con 14 consultorios médicos, una clínica de medicina tradicional, una clínica veterinaria, tres círculos infantiles, un jardín infantil y cuatro escuelas.
Tuve la oportunidad de compartir con los vecinos del lugar, en un barrio-debate organizado por los cdr hace unos dos años, en homenaje al Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz.
Nos reunimos, sin tribunas ni discursos preelaborados, al pie de la Ceiba del parque. Recuerdo dos intervenciones, una en la que, a nombre de todos los vecinos, un compañero, desde su fe religiosa, declaró su apoyo incondicional a la Revolución.
La otra fue la de un anciano, quien llamó a sus conciudadanos a recordar lo que era aquel lugar antes del 59 y cómo muchos de ellos, siendo niños, conocieron casos de mujeres que fueron ultrajadas por los marines yanquis.
Sin embargo, estas historias conmovedoras de transformación social no son las que trascienden a los medios transnacionales de prensa y las redes virtuales que por estos días han fijado su atención en este populoso barrio.
Nuevo show anticubano
La cotidianidad en esta barriada se ha visto alterada por un grupo de personas ‑14 en total, cuatro de ellas pertenecientes al llamado Movimiento San Isidro‑, quienes se han convertido en centro de un nuevo show contrarrevolucionario, auspiciado y apoyado por el gobierno estadounidense.
El espectáculo es muy similar al que, en otras oportunidades, han escenificado otros grupos mercenarios o títeres al servicio del gobierno de Estados Unidos. No olvidemos la connotada, por ridícula y falsa, «huelga del aguacate», en la que su promotora fue sorprendida degustando apetitosos menús.
No todos desempeñan el mismo papel en el performance: unos dicen estar en huelga de privación de comida y de agua, otros de comida y varios guara-cheando, según se puede apreciar en las transmisiones en vivo, especie de reality show que acostumbra a realizar el «movimiento» por las redes sociales, en actos de autopromoción o de reportes a quienes los financian.
El grupo, por el momento, exige dos cuestiones: la primera, la liberación de Denis Solís González, presentado como un joven artista censurado, quien según alegaban estaba desaparecido después de ser detenido por la Policía.
Denis Solís actualmente se encuentra sancionado a ocho meses de privación de libertad por el delito de desacato a las autoridades. Este ciudadano no presentó recurso de apelación contra la pena.
La Agencia Cubana de Rap, institución cultural de reconocimiento internacional, desmontó el burdo argumento que esgrimen los manipuladores sobre su relación con el arte: «La voz de un principiante sin obra consolidada no puede invocarse como representativa de nuestro hip hop, mucho menos cuando se conoce que los intereses que defiende hacen parte del plan subversivo orquestado contra la Revolución Cubana».
La naturaleza de esta trama no demoró mucho en ser esclarecida hasta por el propio Solís González, quien, en un video difundido en las redes sociales, reconoció tener vínculos con personas que han financiado actos violentos contra Cuba, como es el caso de José Luis Fernández Figueras, acusado por la justicia cubana por pertenecer a un grupo terrorista radicado en Miami, quien le prometiera el envío de 200 dólares si cumplía con sus instrucciones.
¿Qué es el supuesto Movimiento San Isidro?
El fabricado Movimiento San Isidro, centro de un boom mediático orquestado por la articulada red de medios al servicio de los intereses de los EE. UU., no representa para nada al barrio humilde, laborioso y revolucionario del que han tomado el nombre y que repudia la presencia de personas que viven del escándalo, cometen acciones degradantes e incluso manipulan a menores de edad para sus performances groseros y provocadores.
Luis Manuel Otero Alcántara, a quien identifican como cabecilla del grupúsculo, tiene un abultado expediente de provocaciones, aupadas y arropadas por Mara Tekach, cuando fungía como encargada de negocios de la embajada estadounidense en La Habana. Entre los políticos a los que profesa admiración destacan congresistas que han impulsado el arreciamiento del genocida bloqueo en contra del pueblo de Cuba.
En los reality shows que acostumbran a hacer se puede apreciar la degradación existencial y cultural de su grupo y el vínculo con terroristas de Miami, que han ejecutado acciones violentas contra nuestro país.
En una de las transmisiones en vivo que hicieron, uno de los miembros del pretendido Movimiento saludó al terrorista William González Cabrera, responsable de financiar acciones contra instalaciones y establecimientos en Cuba, como fueron los intentos de incendio de una cafetería, de una barbería y de una bodega, y otro integrante del grupo preguntó por acciones que se realizarían con cocteles Molotov.
Mientras se tejía el guion del montaje de la solidaridad con Denis Solís, a sus «hermanos» de causa se les pudo ver fiestando en un video que circularon por las redes, actitud que contrasta con el martirologio que, con horas de diferencia, montaron.
El segundo pretexto que inventaron, para ganar popularidad con su provocación, es la eliminación de las tiendas en MLC, medida necesaria para enfrentar el recrudecimiento del cerco económico implantado por la administración de Donald Trump, agravado por la crisis generada por la COVID-19.
Llama la atención que a los mismos individuos que hacen esta exigencia les compran alimentos desde el extranjero en estas tiendas a través de una plataforma online, en medio de la huelga de hambre y sed que dicen sostener.
¿Quién mueve los hilos?
El nuevo show, instrumentado desde Washington y Miami, forma parte de los planes de subversión contra Cuba, y tiene antecedentes en otras acciones similares organizadas, ejecutadas y financiadas por ese gobierno en el afán de destruir la Revolución.
Si analizamos el modus operandi del llamado Movimiento San Isidro, encontraremos muchas regularidades presentes en la estrategia de Golpe Suave del manual del politólogo norteamericano Gene Sharp, al advertir varias similitudes entre los planes ejecutados en el Maidán ucraniano, las guarimbas venezolanas y las acciones de grupos de delincuentes durante el golpe de estado contra Evo Morales en Bolivia…
Se observa, como tendencia, que recurren a bandidos y a personas de baja catadura moral que se prestan para servir como agentes de un gobierno extranjero, con el fin de promover el caos y alimentar la narrativa de la violencia y la represión, propalada por una financiada y articulada red de medios digitales y tradicionales.
Funcionarios del gobierno de Estados Unidos no han escondido su complicidad con lo acaecido en La Habana, hecho que contrasta con la actitud de nuestro gobierno de no interferir en los asuntos internos de otros países.
Michael Kozak, subsecretario interino de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de Estados Unidos, ferviente promotor del bloqueo y del cierre de remesas, ha realizado varias declaraciones de apoyo al Movimiento San Isidro, al igual que el senador republicano por la Florida, Marco Rubio, cuyo prontuario anticubano es bien sabido por nuestro pueblo.
Tampoco podía faltar, si de injerencia se trata, Luis Almagro, secretario general de la desprestigiada OEA, quien no tardó en mostrar su apoyo a esta nueva acción anticubana.
A los funcionarios yanquis, congresistas anticubanos y al secretario general de la OEA no les interesa la afectación a la salud que una actitud irresponsable pudiera tener para algunos de los involucrados. Lo que buscan a toda costa es desacreditar la trayectoria limpia y ejemplar de la Revolución, reconocida recientemente con la elección de Cuba como miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, y apoyar las justificaciones del gobierno de EE. UU. para el mantenimiento del bloqueo genocida que afecta a todo nuestro pueblo.
Esta acción provocadora, cuyos hilos se mueven desde Washington y Miami, pretende desconocer la rica historia de la Revolución, que no admite ceder a las presiones del imperio, ni de un puñado de marionetas. El pueblo cubano conoció en enero de 1959 el valor de la independencia, de la soberanía y del culto a la dignidad plena del hombre: a esas conquistas que tanta sangre gloriosa han costado no está dispuesto a renunciar.
Fuente: GranMa