Por Ainara Lertxundi. Resumen Latinoamericano, 22 de noviembre de 2020.
Jaione Jauregi lleva más de cuarenta años en exilio, 17 años viviendo en Bélgica, y este sábado han comunicado a su abogado su entrega inmediata a España. En entrevista hoy a NAIZ desde la prisión de Gante, se pregunta si esos dos tercios de su vida no son suficiente castigo y reivindica que «yo busco la paz, no quiero más conflicto».
«Si no son suficientes 42 años de exilio, ¿todavía prisión? No me siento feliz, pero me voy con dignidad y dentro de mi emoción y tristeza, con ganas de salir adelante. No quiero que haya más extradiciones, que nadie más pase por esto. Voy a pelear por esto lo más que pueda». Quien así habla es la exiliada Jaione Jauregi en entrevista a NAIZ esta tarde, desde la prisión de Gante en la que está desde el miércoles.
Mientras se desarrolla la conversación –en la que también han participado ‘Berria’ y el medio flamenco ‘De Standaard’ – , una manifestación a las puertas de la cárcel exige su puesta en libertad. La rapidez con que se ha precipitado su captura se ha llevado por delante todas las prácticas habituales en aquel país, pisoteando plazos legales y garantías. Se prevé que la envíen a Madrid este mismo domingo para juzgarle por un atentado de 1981.
Jauregi lleva más de cuatro décadas en el exilio. El acoso del Gobierno francés y las acciones del GAL la llevaron a huir de México. Estando allí tuvo que buscar refugio de nuevo, esa vez en Bélgica. «Y no han parado desde que estoy aquí –recuerda – . Me he convertido en una auténtica moneda de cambio. Me han puesto la etiqueta de ‘terrorista’ y eso les facilita todo. Y yo no tengo nada que decir ni que hacer al respecto. Espero que tenga un juicio justo, aunque lo dudo», subraya.
Se pregunta cómo es posible que «sin antes ser juzgada, me vayan a enviar derecha a la cárcel», que es lo que prevé. Subraya que ya «no tengo ganas de correr más. No tengo ganas de que cada dos por tres me notifiquen un proceso, una petición… no me da la gana. Además no tengo nada que esconder, absolutamente nada, yo busco la paz, yo soy pacifista, no quiero más conflicto. ETA no existe desde hace años. Deberían ponerse a encontrar una solución, en vez de estar persiguiendo a la gente».
-Lleva tres días en prisión. Le han notificado su extradición en horas a Madrid. ¿Cómo se siente?
-Mentalizada e incluso un poco liberada porque ya estaba cansada de tanta persecución, de tanto tener que correr de aquí para allá. Primero tuve que marcharme de Iparralde, Francia nos denegó los papeles y el GAL también nos hizo correr mucho. Después fui a México, país que nos abrió las puertas, pero empezó a negociar con España nuestra entrega a cambio de beneficios económicos. Vine a Bélgica, me detuvieron, me quisieron entregar. Me sentí protegida, tengo muchos amigos. No han parado desde que estoy aquí. Me he convertido en una auténtica moneda de cambio para los negocios que tienen España y Bélgica en materia policial.
¿Qué puedo hacer yo ante eso? Me han puesto la etiqueta de ‘terrorista’ y eso les facilita todo. Y yo no tengo nada que decir ni que hacer al respecto. Espero que tenga un juicio justo, aunque lo dudo. Tengo muchas dudas, pero vamos a ver. Llevo 42 años en el exilio y eso es un castigo, aunque también ha aumentado mi percepción de las situaciones complicadas y he aprendido a buscar una solución a cada problema porque vivir en el exilio supone tener que encontrar una solución en cada momento. He conocido personas maravillosas en mayúscula y juntos hemos aprendido a sobrellevar el exilio. Estoy muy decepcionada y desilusionada con el Gobierno belga.
-Es cocinera de profesión, ¿cómo ha sido su vida durante estos 17 años en Bélgica?
-He trabajado a tope siempre. He hecho muchos amigos pero España nunca ha dejado de enviar eurórdenes en mi contra. Si no era una orden de arresto, era una comisión rogatoria. Así que he tenido que trabajar mucho para sobrevivir. El trabajo también me ha servido a modo de terapia ocupacional, porque si no hubiera sido como para volverte loca. He sentido mucho acoso. La prensa española también me ha acosado bastante, tengo que decirlo.
-¿Cómo se vive bajo ese «acoso permanente»?
-Intentas vivir cada día lo más intensamente posible. Yo lo enfocaba mucho hacia la cocina, para no pensar todo el rato en eso, pero lo cierto es que te atemorizan. Recibí amenazas vía Facebook. Me di de baja en esta red social. Copié el email y lo presenté aquí, en el Palacio de Justicia, pero parece que todo eso no les importa nada.
-En todo este tiempo, autoridades y medios españoles la han seguido presentando como una «terrorista», usan su apodo policial… ¿tiene algo que decirles?
-De ese apodo me enteré en el año 2013, cuando me detuvieron, no sabía que me llamaban así. A España le vino fenomenal el pacto que hizo Europa, en el sentido de que toda persona que lucha contra un gobierno o un sistema es tratado como terrorista. Eso fue a raíz de los atentados contra las Torres Gemelas. A todos los que hacía años que estábamos por el mundo y ya no practicábamos ningún tipo de lucha, nos metieron en el mismo saco. Para España, en cuanto a los ciudadanos vascos no existe prescripción ni nada. Para ellos lo del GAL ya ha prescrito a pesar que eso fue en 1985. Todos los que en Euskadi han practicado la lucha contra España, eso no se archiva nunca.
-Esto ocurre diez años después del fin de la lucha armada de ETA y cuando ya ni existe, ¿piensa que esto se tendrá en cuenta en la Audiencia Nacional?
-En la Audiencia Nacional las causas siguen abiertas. Y Covite se encarga muy bien de revisar qué causa está a punto de ser archivada para reabrirla. Dos veces le han denegado Bélgica mi extradición a España. Es el cuento de no acabar.
-Cuatro décadas en el exilio, con ETA ya disuelta y, sin embargo, en pocas horas va a ser extraditada a Madrid. ¿Qué mensaje le gustaría trasladar?
-Me parece una injusticia muy grande. Aún no me juzgan y ya me meten en la cárcel. En la petición de extradición pone que tienen reservada una celda para mí en Madrid. ¿Por qué me meten en la cárcel si ni siquiera me han juzgado todavía? No tienen pruebas, no me han juzgado y derecha a la cárcel, no entiendo. No sé qué va a pasar.
El martes vinieron a casa, me dijeron que me iban a poner una pulsera electrónica y que ya decidirían cuándo se iba a consumar la extradición. Ese día fue la vista en el Tribunal de Casación. Pero el miércoles entraron un montón de policías de nuevo en mi casa, en una actitud muy agresiva. Me hicieron recordar los tiempos de Franco, cuando entraba la Guardia Civil a tu casa.
Me dijeron que les acompañara, que me iban poner una pulsera electrónica, no me dejaron llamar a mi abogado. Mentira. Me trajeron a prisión, me metieron en una celda pequeña con un colchón en el suelo. Al día siguiente, el director de la cárcel me dijo que estaba ahí para ser extraditada a España, yo le contesté que no quería y que quería agotar los plazos. Me dijo que como mucho me darían 10 días y que las cárceles en España son mejores que en Bélgica.
-¿Cómo valora la actitud del Gobierno belga?
-Todos los refugiados nos hemos convertido en una moneda de cambio. Hay un intercambio de intereses en materia policial. Cuando me detuvieron en 2013 un policía me dijo que a Bélgica le interesaba que España le entregara a delincuentes –pederastas, narcotraficantes etc– pero que, a cambio, Madrid le les había pedido mi entrega. Dos veces se lo ha denegado Bélgica, esta es la tercera vez.
-Afirma que ha decidido entregarse y no huir más. ¿Por qué?
-No tengo ganas de correr más. No tengo ganas de cada dos veces me notifiquen un proceso, una petición… no me da la gana, además no tengo nada que esconder, absolutamente nada, yo busco la paz, yo soy pacifista, no quiero más conflicto. ETA no existe desde hace años. Deberían de aprender un poco los españoles y ponerse a encontrar una solución, en vez de estar persiguiendo a la gente.
-El sueño de todo exiliado es volver a su tierra. Sin embargo, después de más de cuatro décadas, va a ser extraditada a Madrid. ¿Cómo lo está afrontando?
-Me parece un abuso total, si no son suficientes 42 años de exilio, ¿todavía prisión? Parece que, en nuestro caso, no se archivan las causas. El bombardeo de Gernika, el GAL… todo eso está archivado, ya se acabó. No me siento feliz, pero me voy con dignidad y dentro de mi emoción y tristeza, con ganas de salir adelante. No quiero que haya más extradiciones, que nadie más pase por esto. Eso es lo que quiero y voy a pelear por esto lo más que se pueda.
Fuente: Naiz
Un comentario
Jodete, perra.