Por Jackson Jean y Koenigstein Camila, Resumen Latinoamericano, 19 de noviembre de 2020.
A lo largo de la historia, la producción intelectual negra latinoamericana sufrió todo tipo de rechazo, una especie de epistemicidio que cerró las puertas de la academia para la población negra. Una academia que todavía privilegia los méritos personales; y que, aunque mire, produzca, y desarrolle estudios sobre las estructuras desiguales que construyeron el dominio epistémico, lo hace siempre bajo la mirada eurocéntrica. Sin embargo, analizar, y producir estudios de nuestro continente a través de los escritos sociológicos e históricos de los autores negros, es un problema que todavía no han arreglado, dejando esa producción olvidada, o cuando mucho, como tema de investigación o citas textuales, pero raramente como sujetos del saber en sí. Así, el blanco ocupó mayoritariamente el espacio académico, lo que pasa hasta el día de hoy. Este hecho es sentido tanto en los pocos profesores negros, como en las bibliografías que privilegian autores europeos y olvidan toda una producción caribeña y latinoamericana negra que claramente es dejada como secundaria, lo que hace del negro un objeto de estudio y no un productor de conocimiento.
“Não é só estar dentro da universidade, a gente quer que o conhecimento mude, que a gente conheça autores negros, que leia sobre autores negros e não só negros pesquisando o que a universidade sempre pesquisou», diz. «Acho que a
universidade reflete uma das facetas mais tenebrosas do racismo. Apaga nossas trajetórias e nosso conhecimento”. (Queiroz. 2015).
En ese sentido, hacer un estudio académico bajo los escritos de estos autores es fundamental para pensar en un rompimiento de los saberes hegemónicos establecidos, es escuchar y vislumbrar una mirada hacia América hecha por aquellos que sufrieron el impacto de la colonización europea.
“Quem quer que seja que possua a autoridade de definir, tem o poder de conferir relevância, identidade, classificação e significado ao objeto definido”. (Ramose. 2011. p. 4)
Las palabras de Ramose, precisamente, definen el poder con el que la academia (blanca) con sus saberes determinados por reglas y normas todavía pautadas en el modelo europeo, establece lo que tiene, o no, que ser estudiado y cómo hacerlo.
En las cátedras de las ciencias sociales y de humanidades en las universidades latinoamericanas, básicamente se enseñan dos revoluciones, la norte americana y francesa, dejando en el olvido todos los movimientos insurgentes y revolucionarios hechos por los negros en América.
La Revolución “americana” de julio de 1776 es descrita como un movimiento contra la «tiranía» a favor de los «derechos civiles y políticos», sin embargo, rara vez mencionan que una de las causas es la Proclamación Real de 1763, que obligó a los colonos a negociar con los pueblos originarios de América del Norte sobre la “compra legal” de las pocas tierras que les quedaban, tampoco descarten el morticidio de los originarios. El mismo primer “americano” y padre fundador de los estadunidenses, Benjamín Franklin dijo en su autobiografía: “si era el designio de la Providencia extirpar a aquellos salvajes y dejar sitio para los cultivadores de la tierra, no parece improbable que el ron haya sido el medio indicado. Ya ha aniquilado a todas las tribus que antiguamente habitaban el litoral”.
No se caricaturizaba cuando se decía que los colonos se presentaban a los indios llevando en una mano un contrato de compra de sus terrenos, en la otra una botella de ron, una Biblia bajo el brazo y un fusil a la espalda. La evangelización de hombres y mujeres secuestrados de sus países de origen en África para atender las demandas del sistema esclavista, sin posibilidad de mantener cualquier vínculo con su ancestralidad, tampoco es aclarada en toda su dimensión de violencia. El poder del protestantismo frente a la violencia del catolicismo ibérico quedó bastante reducido, pero, aunque ha pasado lo más grotesco e inhumano, como la imposibilidad de cualquier permanencia con la cultura religiosa africana.
Es también necesario acordar que los afroamericanos obtuvieron el derecho como ser humano después de un (1) siglo en 1863 y el derecho al voto después de dos (2) siglos de esa «revolución política» en 1965, además de toda la violencia sufrida con las leyes Jim Crow establecidas entre 1877 – 1964 y la barbarie otrora cometida por la Ku klux Klan y ahora por grupos supremacistas blancos, como los Proud Boy. Es decir, ni con todos los hechos descriptos hay un debate profundizado sobre lo que es de hecho una revolución y como plantear la enseñanza en las escuelas y universidades del continente.
Ya la Revolución Francesa del 26 de agosto de 1789, también se describe como una revolución ejemplar en términos de «Derechos humanos», «Revuelta popular» y «Libertad e igualdad», sin embargo, en general, nunca especifican que una de las leyes surgidas después de la Revolución Francesa, el Código Civil francés (1804), que negaba a las mujeres los mismos derechos que a los hombres y las famosas leyes del Código negro (Code noir) seguían vigentes en todas sus colonias, incluido Santo Domingo, que consideraba a los africanos y sus descendientes como bienes muebles sin derechos legales, etc. La grande pregunta es: ¿Hubo realmente una revolución o batalla en el mundo por los derechos humanos, una batalla contra la discriminación, contra la segregación, contra el racismo? ¿Qué tal la batalla de «vertieres» que la mayoría de la gente desconoce?
La batalla de Vertières
Recién en febrero de 2019 pudo entrar la palabra vertières al diccionario de la Academia Francesa, gracias a la lucha intelectual del académico haitiano-canadiense Dany Laferrière. La demora pasó justamente porque esa palabra se refería al espacio geoestratégico donde el ejército llamado “indígena” – según algunos historiadores- que llevava ese nombre en honor a los pueblos originarios y sus rebeliones – derrotaron al ejército napoleónico y proclamaron la liberación de los esclavizados y dieron protección a todos los extranjeros que pisaron el suelo de la isla de Santo Domingo (actual Haití) huyendo de la esclavitud, maltrato o persecución política por parte de los colonizadores.
La Batalla de Vertières, poco nombrada y reconocida, fue la última gran batalla de la Revolución Haitiana, que produjo un cambio de estructuras sociales, rompiendo los paradigmas impuestos por el hombre europeo. La insurrección, distintamente de la Revolución Francesa, buscó la igualdad, libertad y fraternidad independientemente del color de piel, sexo, clase social y educación.
Por eso hoy, en el suelo haitiano, aunque sea una población genéticamente diversa (especialmente africanos, nativos, polacos, ingleses, alemanes, judíos, libaneses, árabes …) están unidos bajo un solo idioma, el creole haitiano. Una cosmovisión y una cultura única, la cultura haitiana.
Pero, ¿cuáles son los hechos importantes de derechos humanos que deben destacarse sobre ese ejército y esta batalla?
LA INCLUSION SEXUAL, ETNICO-RACIAL Y EL PRINCIPIO DE
HUMANIDAD.
En el ejército indígena, las mujeres eran más que los hombres, Jacques Houdaille dijo que había 3 mujeres negras sobre cada hombre en ese momento. Durante la batalla de Vertieres todos participaron en la guerra, y muchos tenían un alto rango en el ejército, cabe señalar que Cecile Fatiman fue la iniciadora de la batalla de la revolución haitiana, Romaine Rivière (la Profeta) fue uno de los líderes insurgentes, pero él se autopercibo más con el género femenino, vestía solo con ropa de mujer en el campo de batalla, Catherine Flon era quien cosía la bandera del ejército, Marie-Jeanne Lamartiniére, era
soldada, pero vestía en el ejército con ropa de hombre, Sanite Belair era teniente. La esposa de J.J. Dessalines, General de la Armada, Marie-Claire Heureuse Félicité Bonheur, era enfermera en el ejército, durante la batalla de Vertières, atendió a soldados del ejército “indígena” y francés heridos en el campo de batalla. No obstante que muchos suelen decir que fue una “masacre” de blancos. Hay que descartar también que, el ejército indígena no era solo de negros, también había blancos. En junio de1802, unos 2.270 soldados polacos llegaron a Cap-Français (ahora Cap Haitien), lacapital colonial de Santo Domingo, mientras que en septiembre llegaron 2.500 más aPort-Républicain (ahora Port-au-Prince). Los polacos, así como algunos alemanes y suizos, terminaron constituyendo una fracción despreciable de la fuerza expedicionaria francesa enviados para reprimir la rebelión. Engañados y abandonado por Napoleón, el 18 de noviembre de 1803, decidieron luchar al lado del ejército “indígena”. Después de la guerra, algunos polacos pidieron regresar a Europa para encontrar a sus familias, el propio Dessalines organizó la operación, que fue totalmente financiada por el estado haitiano.
El general polaco Ludwik Mateusz Dembowski escribió al general de los
ejércitos franceses, Rochambo: «Tuve la oportunidad de conocer al líder de los insurgentes [Dessalines], (…) A pesar del gran salvajismo que generalmente muestran, me recibieron, y a pesar de la falta de conocimiento que su suponen en ellos, razonan a su manera y con justicia”.
Aunque, durante la guerra, el slogan del general Dessalines era ‘’cortar las cabezas de soldados blancos y quemar todas las casas’’, no obstante, ordenó todos a no lastimar los enfermeros, médicos y los curos. igualmente, la colonia era una especie de empresa, las familias de los colonizadores estuvieron en sus países de origen. El 19 de noviembre 1803, los oficiales del ejército francés se auto declararon vencidos, J.J. Dessalines les dieron tres (3) días para volver a Francia.
James M’Kewan, el traficante de africanos, fui a preguntarle a
Alejandro Pétion por ellos, este respondió: “Colonizador, los hombres
que busca ahora son libres y son ciudadanos de la República de Haití. Ya
no son de tu propiedad. En cuanto a ti, te doy 24 horas para salir de suelo
haitiano”.
Después de la batalla de Vertieres, Jean Jacques Dessalines, organizó en mayo de 1806 planes para liberar Martinica, Guadalupe. Ayudó a Miranda a liberar a Bolivia. Años después, el presidente Alejandro Petion, ex general del ejército indígena, también recibió en dos ocasiones a Simón Bolívar (1815 y 1816), le proporcionó municiones y más de 300 oficiales del ejército Indígena para liberar la Gran Colombia (Colombia, Ecuador, Panamá, Venezuela incluida Guayana Esequiba, y algunas pequeñas porciones de Brasil, Perú y Nicaragua), así como recibió y ofreció a Francisco de Miranda la Espada Libertadora de Haití para seguir luchando. Alexandre Petión dio asilo político al argentino Manuel Dorrego en 1814. El 12 de octubre de 1816, llegó a Haití Francisco Xavier Mina para pedir ayuda y el general Petión, le ofreció su apoyo y le permitió utilizar un barco haitiano que lo llevó a México para luchar por su independencia. En abril de 1817, Alejandro Petión recibió una carta del político argentino Juan Martín de Pueyrredón sobre la consolidación de la independencia de Argentina, es decir, varios movimientos por la liberación del yugo colonialista surgieron de la Revolución Haitiana, la negación de su importancia y las consecuencias es solo una confirmación del racismo que no está presente solo en el continente americano, pero en el mundo.
El gran desconocimiento de esa verdadera batalla que buscaba la efectivización de los ideales planteados por la Revolución Francesa en América Latina, que incluyeran la igualdad de todos/as así como el nivel de inclusión sexual, de género y étnico-racial y de los principios de humanidad que estuvo presente dentro de ese ejército – los cuales años más tardes ellos mismos van a llamar “leyes de la guerra” – se debe principalmente a la campaña de histórica de los violadores de derechos y de los intelectuales mercenarios, como Dubocra (Jean Louis) (1805) que fue contratado por Napoleón Bonaparte para borrar los hechos de Jean Jacques Dessalines y Haití después de la independencia de esa nación.
En definitiva, los descendientes de los esclavistas siguen ocultando a la Revolución Haitiana por vergüenzas o venguancia, a través de los periodistas, políticos e intelectuales mercenarios. Por eso, ellos ‘’colonizan’’ a las investigaciones científicas mientras que los ‘’esclavos” de la visión eurocéntrica del mundo, están ocupando los puestos en los espacios de función político, mediático, así como académico, entonces, siguen perpetuando imaginarios sobre Haití y su cultura. De todo modo, es indiscutible para saber si una revolución está a favor de la humanidad, se determina por las acciones de los líderes de esa revolución después de haber ganado la batalla. La Revolución Francesa y la Revolución Americana son claros ejemplos que no fueron revoluciones, y si un movimiento para defender una pequeña élite y la burguesía. Por lo tanto, los empobrecidos, las mujeres, los afrodescendientes, el pueblo quedó con el olvido, buscando sobrevivir dentro de un sistema “nuevo” pero igualmente opresor.
Haití después Vertières
En las palabras del grande intelectual Aimé Césaire: “Haití fue la nación en que la negritud se irguió por la primera vez” pero la mayoría no sabe que tal hecho tuvo su precio, para reconocer a Haití como nación libre, Francia estableció una multa, generando una deuda que se pagó hasta 1947.
La suma, de 150 millones de francos (equivalente hoy a 22 mil millones de dólares) , sirvió para que el país fuera aceptado diplomáticamente y devolviendo a los amos el dinero por la pérdida de tierras y esclavos. Cabe destacar que no fue um acuerdo sino “un orden del rey de Charles X” bajo la amenaza de re invadir la nueva nación.
Francia hasta el día de hoy se niega a devolver el dinero a Haití, lo que ayuda a mantener la pobreza que comenzó después de la liberación del país. A pesar del contexto desolador, Haití ha demostrado que hay un camino generado a través de la resistencia, aunque no es fácil, ya que el colonialismo esta modernizado y la esclavitud está interiorizado en los gobiernos y ciudadanos racistas de todo el mundo. La pregunta que queda es: ¿terminará el racismo sin reconocer la importancia de Haití y su lucha por un modelo de sociedad igualitario? ¿Cuándo tendrá la Revolución Haitiana más relevancia en las escuelas, enseñando los verdaderos principios humanistas? ¿Cuándo se entenderá que Haití es la representación de los negros masacrados a diario por reclamar su derecho a existir? ¿Cuándo el mundo exigirá la devolución del dinero robado por los europeos?
Haití es la resistencia, la persistencia de los negros en América, es una lucha constante contra las violencias de raíces coloniales, es el país marcado por todos los tipos de violencia, sin embargo, jamás su Historia podrá ser borrada, aunque intenten.