Carlos de Urabá /Resumen Latinoamericano, 29 de noviembre de 2020
Con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer se llevaron a cabo en distintas ciudades de México multitudinarias manifestaciones bajo el lema de: ¡Ni una más! ¡basta ya de feminicidios! ¡por la justicia y el fin de la impunidad! “Una somos todas, contra la violencia y las desigualdades” Asistimos a una exitosa jornada que marcará un antes y un después en la lucha por la liberación de la mujer.
Hay que reconocer con profunda tristeza que en las morgues, funerarias y camposantos es donde hoy se escribe la historia del México contemporáneo. Cada mañana los titulares de prensa, los noticieros de televisión, la radio o las redes sociales nos dejan atónitos y sin aliento. Nos abruma el amarillismo o sensacionalismo que se explotan a destajo para captar el mayor número de clientes (lectores, oyentes o televidentes) aprovechando las tragedias y los dramas ajenos de los que difícilmente podemos evadirnos.
Como fue el caso de la publicación en primera página de los periódicos amarillista capitalinos La Prensa y Pásala, del cuerpo desollado de la señorita Ingrid Escamilla asesinada brutalmente por su pareja el ingeniero Erick Francisco. En los últimos años el aumento de la violencia de género ha cobrado visos de un verdadero genocidio.
La sociedad de consumo capitalista le ha reservado a la mujer el papel de objeto del deseo utilizándola de gancho para vender productos y mercancías. Se explota el atractivo sexual para atraer la mayor cantidad de clientes. América Latina es la región del mundo donde las mujeres se hacen el mayor número de cirugías plásticas, América Latina es la región del mundo donde se venden más productos de cosmética femenina. A la mujer se le educa desde niñas para agradar al hombre y cautivarlo con sus atributos físicos.
La industria de la muerte no deja de producir cadáveres y son tantos que nos hacemos insensibles y preferimos pasar página y mirar para otro lado. En Jalisco de los casi 500 casos de desapariciones forzadas no existe ni una sola condena en los tribunales. «Al fin y al cabo solo son ajustes de cuentas entre bandas criminales» ‑aducen las autoridades. Por eso en muchos pueblos del México profundo si el violador es capturado infraganti, se le quema vivo.
En los tribunales los jueces son muy quisquillosos y les gusta ejercer de abogados del diablo ¿qué hacía la señorita a tan altas horas de la madrugada en esos antros de perdición? ¿Por qué visten de esa forma tan provocativa? Parece ser que si una mujer es bella o atractiva es un atenuante. Y en el colmo la señora Ana Ferraez diputada del partido Morena por Veracruz planteó la posibilidad de decretar un toque de queda a partir de las 10 de la noche para proteger a las mujeres ante la ola de inseguridad que dejó 26 feminicidios en 52 días. ¿Cómo prevenir estas agresiones, violaciones o asesinatos? La repuesta queda en el aire pues todas son bonitas palabras y vanas promesas, pero lo cierto es que cuando cae la noche en cualquier esquina les esperan los lobos en celo prestos a tenderles una celada. En los dos primeros meses del año 2020 en México se consumaron 147 feminicidios. El mismo 8 de marzo asesinaron a 21 mujeres.
Podríamos estar narrando historias de amor al estilo de Romeo y Julieta o don Juan Tenorio, pero la cruel realidad nos encauza por otros derroteros.
Algunos responsables políticos consideran que los feminicidios son daños colaterales de la guerra contra el narcotráfico. Los jueces y fiscales muchas veces criminalizan a las víctimas e insinúan que tal vez tenían nexos con el crimen organizado o eran novias de la mafia («desechables») «las han matado por venganzas o retaliaciones, o porque se dedicaban a la prostitución» ¿alguien le cree a una prostituta cuando denuncia una violación? ¿estarían traficando droga? ¿Pertenecían a una banda rival y por eso las balacearon? Caso cerrado.
Por Internet-páginas webs- o las redes sociales se exhiben harenes de chicas dispuestas a venderse o alquilarse al mejor postor (se cotizan dependiendo de su belleza o la perfección de su cuerpo) Son las conocidas «prepago» que voluntariamente se lanzan al estrellato ilusionadas con triunfar como modelos, escorts o masajistas. En incontables ocasiones caen en manos de los carteles o las mafias que las utilizan de concubinas, las secuestran, las esclavizan y las obligan a prostituirse.
López Obrador le concedió a la iglesia católica y a las sectas evangélicas espacios en canales de radio y TV con el fin de «moralizar» el país. A pesar de que México es un estado laico es necesario predicar la palabra de Dios para que el pueblo no se desvíe del «camino recto». Ha llegado la hora del arrepentimiento y el perdón pues ya se ha derramado demasiada sangre. Si se quiere lograr una «Cuarta Transformación» hay que formar ciudadanos de bien como lo predica la Cartilla Moral que ha redactado Morena (muy parecida a la escrita por el filósofo Alfonso Reyes hace 75 años) Haciendo énfasis en materias claves como la educación cívica y urbanidad, la solidaridad, el patriotismo y el cuidado de la naturaleza. Hay un pequeño problema y es que le pueblo ya no lee pues su “educación” es puramente audiovisual.
El primer mandatario ha proclamado solemnemente el advenimiento de una nueva era de «paz y amor». –«Ya no habrá más violaciones de derechos humanos, ni represión» ‑Repite una y otra vez en voz alta. No sabemos si este será el mejor método para desmantelar las organizaciones delictivas que ejercen el domino en sus territorios a base de la extorsiones, sobornos y chantajes (cobro de “uso de piso”) ¿es posible combatir a esas células criminales con salmos responsoriales y bienaventuranzas? Que un país con más de 50 millones de pobres tenga que invertir más dinero en seguridad que en educación o salud es algo que nos deja atónitos.
«Porque la educación es la única que nos puede redimir» «El libro es la punta de lanza en la transformación del país» – expresó en un foro en ciudad de México Paco Ignacio Taibo II, director del FCE ¿será que los mafiosos y hampones de la noche a la mañana se dedicarán a leer las obras completas de García Márquez o de Carlos Fuentes?
México sufre desde hace décadas la ofensiva de los carteles de la droga y la delincuencia organizada que el nuevo gobierno de AMLO piensa enfrentar con la consabida Guardia Nacional. Aunque los Estados Unidos ha presionado a México para que parte de los 80.000 efectivos cumplan funciones de patrullaje en la frontera sur y norte persiguiendo a los migrantes ilegales centroamericanos. Parece que estamos abocados a aplicar políticas «disuasorias, punitivas o represoras» con tal de garantizar la paz y la tranquilidad de los ciudadanos.
La fórmula preferida por las autoridades para atacar el creciente clima de violencia es aumentar el pie de fuerza, es decir, más policías y más militares. Habitamos en un mundo rodeado de gente armada capaz de apretar el gatillo ante el más mínimo movimiento sospechoso. De ahí que las balaceras hagan parte ya de las tradiciones populares.
Las sociedades modernas urbanas hasta hace muy pocas generaciones eran rurales. Especialmente en México a partir de los años cuarenta del pasado siglo XX la explosión demográfica empujó a millones de campesinos empobrecidos a buscar un mejor futuro en las ciudades. De este modo se configuró la geografía humana de la exclusión y la marginalidad tan típica en el Tercer Mundo. El desplazamiento de los pueblos indígenas trajo como consecuencia la pérdida de los valores y su identidad ya que tuvieron que asimilarse a la fuerza en una sociedad mexicana racista y clasista que les inoculó el virus de la venganza social. Inmersos en un mundo artificial donde el ser humano pierde todas las conexiones con las fuerzas telúricas de la naturaleza el desarraigo les corrompió el alma.
Desde los años treinta del siglo XX se va forjando en el imaginario colectivo la figura del macho mexicano. Un macho que está obligado a demostrar su virilidad al mejor “estilo Jalisco”. Impulsada por la industria cinematográfica y en especial películas como «Allá en el rancho grande» «la mujer del puerto» «el prisionero 13» Se fue construyendo el arquetipo del charro bien bragado, sombrerete y pistolones que al son de los mariachis correteaba pretencioso a la grupa de su caballo. Un machote que bebe tequila y enamora a las mujeres con su mirada de matador (las mujeres en plural porque es polígamo) Un prototipo al que supieron dar vida Antonio Aguilar, Pedro Infante, Javier Solís, José Alfredo Jiménez o Vicente Fernández. Fue tal su éxito a nivel mundial que la palabra “macho”, que la Real Academia Española de la Lengua utilizaba para referirse a los animales, tuvo que cambiarla para definir a ese varón dominante y mujeriego.
El libro escrito por John K Turner «México Bárbaro», publicado en el año 1910, ya nos advertía la manera en que se trataba a las mujeres en México: «las mujeres son obligadas a casarse con hombres de la misma finca, y algunas veces, con ciertos individuos que no son de su agrado. No hay escuelas para los niños. En realidad, toda la vida de esta gente está sujeta al capricho de un amo, y si este quiere matarlos, puede hacerlo impunemente…» Por eso el derecho a pernada era y es muy común en los ejidos siguiendo las prácticas feudales heredadas de la época colonial.
Si Marx creó la famosa consigna: “Proletarios del mundo uníos”, el movimiento feminista la transforma en: “Mujeres del mundo uníos” Es increíble, pero en los albores del nuevo milenio ha nacido un nuevo movimiento revolucionario liderado por mujeres y no por hombres como ha sido lo habitual en América Latina. Estábamos acostumbrados a los liderazgos masculinos que protagonizaron la independencia, la revolución mexicana, la revolución cubana, la revolución sandinista, la insurgencia guerrillera e infinidad de revueltas sociales (copados casi al ciento por ciento por hombres)
Quizás una de las manifestaciones más impactantes pero que apenas ha tenido repercusión en los mass media la protagonizaron miles de mujeres del EZLN que sorpresivamente en la madrugada del 9 de marzo salieron desde los caracoles de resistencia en San Cristóbal de las Casas, Ocosingo, Chilón, las Margaritas, Palenque y San Andrés de Larráinzar para sumarse al paro contra el “patriarcado, la violencia y el capitalismo” Participaron miles de milicianas o insurgentes de las comunidades zapatistas decididas a visibilizar la condición de opresión y explotación de la mujer indígena en México.
El dominio del varón sobre la mujer que hace parte de las tradiciones y costumbres más vernáculas heredadas de la conquista y la colonia española. El abuso y las violaciones fueron una práctica común entre los militares, encomenderos, frailes o aristócratas. Ellos eran los vencedores y con toda la prepotencia se cobraban el botín de guerra. A la fuerza sacaban a las indígenas de las comunidades para que les sirvieran en sus casas donde por lo general las amancebaban.
A partir de la conquista española los nuevos amos impusieron el patriarcado misógino bendecido por los dogmas de la santa madre iglesia católica. La mujer quedaba relegada a un segundo y tercer plano pues se le consideraba un ser inferior sujeto a la tutela masculina. Por algo Dios creó a Eva de la costilla de Adán. Su misión se limitaba a la crianza de los niños, las labores domésticas y a complacer sexualmente a su marido (sin experimentar placer, claro). La mujer debía hacer gala de un comportamiento sumiso y manso soportando con resignación cristiana todos los atropellos cometidos contra su integridad. ¡Desde la Santa Sede se han legislado los derechos de la mujer!El cardenal emérito mexicano Sandoval Iñiguez llegó a afirmar que: «las mujeres en muchas ocasiones provocaban a los hombres» «Hay mujeres muy arriesgadas que se van con cualquiera que las invite a subir en un auto lujoso o a bailar en una sala de fiestas» «No importa la edad ya sean niñas y hasta mujeres maduras se dejan engatusar o seducir por el primer galán que se encuentren en la calle» Según su eminencia «ellas son muy coquetas y no miden las consecuencias y por eso también tienen una parte de culpa en los feminicidios» «Las mujeres deben ser más castas y vestir de forma apropiada» Las feministas responden: ¡la calle y la noche son nuestras! ¡el violador eres tú!“El movimiento feminista busca enfrentar a hombres y mujeres y su objetivo es sembrar el caos y desorden” “eso va en contra de la naturaleza misma del plan de Dios” “Las mujeres feministas están a favor de la despenalización del aborto y en consecuencia son iguales a los violadores pues matan a una criatura inocente”
En México el movimiento MeeToo han denunciado, como en otras partes del mundo, a personajes de reconocido prestigio del ámbito cultural, artístico, académico, empresarial, etc. Las víctimas, que resignadas em su día tuvieron que callar por vergüenza o presionadas por sus propios verdugos, ahora han perdido el miedo y a través de las redes sociales señalan a los violadores, abusadores o acosadores que se creían intocables. Hay múltiples casos de violencia de género que no se denuncian porque la víctima y sus familiares han perdido la confianza en la justicia. Prefieren el anonimato a que se les estigmatice socialmente.
México es un país necrófilo, o sea, que lleva hasta extremos neuróticos su exacerbada pasión por la muerte. Como se demuestra en el día de muertos, baile de muertos, pan de muertos, catrinas, calaveras, esqueletos, funerales y entierros. Estamos ante una sociedad más preocupada por los muertos que por los vivos, más preocupada por el pasado que por el presente o el futuro.
Se mata a las mujeres por el simple hecho de ser mujeres, por pura misoginia, el odio al género femenino. Muchos los feminicidios están relacionados con una reacción machista que relega a la mujer a ser una abnegada ama de casa (marianismo) y esclavas sexuales. En muchísimos casos, a pesar de que estamos en el siglo XXI, están sujetas a la dependencia económica del varón. Pero por otro lado las mujeres modernas se han emancipado, son autónomas y desafían el poder masculino ‑que es el género dominante o supremacista (padre, esposo o novio) – Ellas exigen paridad de género; estudiar, ingresar en el mercado laboral, y ser independientes. Pero esas ansias de superarse pueden convertirse también en su sentencia a muerte.
En Ciudad Juárez del año 1993 hasta el 2018 se contabilizaron 1.775 feminicidios. Por lo general las víctimas son mujeres jóvenes de estratos bajos que suelen ser violadas, torturadas y asesinadas a golpes, a balazos o a puñaladas. Se acusa al estado mexicano de no haber asumido su responsabilidad en las investigaciones de esta masacre. El grado de impunidad se ha fijado en el 98% de los casos. Al fin y al cabo, los muertos no declaran. Hace unos meses el gobierno federal aprobó una reforma para que el feminicidio sea considerado delito grave y amerite prisión preventiva. Del 2015 al 2019 en México fueron asesinadas por violencia de género 264 niñas y lesionados por violencia intrafamiliar 60.463 menores de 18 años.
Lo peor de todo es que los abusos y violaciones en buena parte de los casos se produce en su entorno familiar. Las menores son abusadas o violadas por sus padrastros, padres, tíos, primos o abuelos.
Muchas víctimas jamás podrán recuperarse del shock que supuso los abusos o violaciones. Las supervivientes tendrán que arrastrar el resto de sus vidas el trauma psíquico insoportable que solo podrán sobrellevarlo a base de pastillas, barbitúricos y el auxilio espiritual en las parroquias. Los tratamientos psiquiátricos pueden alargarse años o quizás décadas porque curar las heridas del alma es un asunto bastante complejo.
El Estado mexicano se ve incapaz de garantizar la seguridad de las mujeres que se han convertido en las más vulnerables de la sociedad. Por eso las asociaciones feministas se han organizado grupos de autodefensa lanzando una alerta de género a nivel nacional. Su intención es la de prevenirlas de los innumerables peligros que corren si traspasan determinadas líneas rojas. Los ayuntamientos han instalado botones de pánico (alarmas) en las zonas más calientes conectadas con las comisarías de policía para brindarles una mayor protección. Muchas familias han decidido encerrar a sus hijas en las casas ante el temor de que, si se van a pasear con sus amigos o están jugando en las calles, las secuestren.
Ya no hay ni ética, ni moral que valga, se ha perdido el temor a Dios y sus diez mandamientos que al menos en el pasado frenaba el accionar de los malhechores. Las autoridades federales junto con la sociedad civil (IMU, Conavim, Fundación Origen, México Unido contra la Delincuencia) se empeñan en lanzar campañas públicas para concientizar a la población acerca de la creciente ola de feminicidios. Para lograr tan loable objetivo una serie de artistas, cantantes, actrices o estrellas televisivas ‑la mayoría burguesas de rasgos occidentales blancos- bajo el lema «Vámonos Respetando» han prestado su imagen para hacer un llamado de atención a la sociedad sobre el flagelo de la violencia de género. Las «hadas madrinas» les advierten a los victimarios (machos) que se abstengan de atentar contra la dignidad de las féminas. Son dos realidades muy diferentes; aquellas mujeres famosas de un alto poder adquisitivo que viven en condominios protegidas por guardias de seguridad, y las mujeres del pueblo que el 80% son mestizas o indígenas que residen en las colonias marginales y se movilizan en metro, buses o a pie y que, por ende, están expuestas a incontables peligros. Hemos pasado del paternalismo jesuítico al maternalismo humanitario ejercido por unos oligarcas que se erigen en las salvadoras de su estirpe.
Que se puede esperar de una sociedad de idolatras alcohólicos donde el número de cantinas, bares, antros y discotecas superan 1000 por 1 al de bibliotecas o centros culturales. ¡Viva el vicio! El alcohol es la estrella de todas las actividades sociales. En los ambientes sórdidos de esas colonias o guetos de las clases bajas es muy fácil que estalle la violencia intrafamiliar, las rencillas entre las parejas, ataques de celos, gritos y reproches y como no, las agresiones contra los hijos. A todo volumen se escucha música norteña o los famosos narcocorridos mientras la televisión transmite la sobredosis diaria de telenovelas, reality shows, fútbol y películas de acción o morbosidades. Las series de mayor audiencia son las que santifican a esos mafiosos que de la noche a la mañana se vuelven multimillonarios. Sin duda alguna los jóvenes los toma como el mejor ejemplo a imitar. Y como el fin justifica los medios pues a traficar, robar, torturar, matar, desaparecer o violar. La banalidad del mal se ha magnificado hasta límites inconcebibles. Se aprende primero a disparar una pistola que a leer o escribir.
Si no hay alcohol o drogas, no hay felicidad, si no hay borrachera o alucinaciones, no hay fiesta. Estos son los rasgos más característicos de la idiosincrasia del pueblo. Alienados por los videojuegos de guerra, la sobreestimulación de la libido con el bombardeo pornográfico-que es la mejor escuela para los violadores- el resultado es más que perverso. Por el contrario, jamás se fomentará el estudio, la lectura, el deporte, o el disfrute de la naturaleza.
La juventud hedonista está obsesionada con ganar dinero fácil y para conseguirlo necesariamente tienen que ingresar en los grupos delincuenciales. En estos pueden enrolarse como halcones, mensajeros o sicarios donde van a recibir una suculenta paga. La creciente demanda de droga en la frontera norte y el microtráfico o el narcomenudeo interno dispara la bonanza de dólares y la lucha por controlar las rutas de distribución. Un negocio floreciente al que hay que añadirle la trata de blancas, robos de vehículos, secuestros, extorsiones, estafas, guachicoleo, asaltos a bancos etc. La santa alianza entre poder y narcotráfico es prácticamente indestructible. A lo largo de la frontera de México con EEUU existen más de 1200 armerías legales que abastecen los arsenales de los contrabandistas que las venden o cambian a los carteles por drogas o estupefacientes. Hasta aquí nos ha traído el neoliberalismo globalizador y genocida que promueve los EEUU.
La masa está ávida por evadirse de un entorno opresivo y estresante. La ecuación es muy fácil: entre mayor sea la crisis social, más vicios, alcoholismo, borracheras. El alcohol junto a las drogas es el principal inductor de los actos criminales. Lo más común es excitarse a base de canastadas de cerveza, botellas de tequila, ron, vodka, whisky, más un variado cóctel de drogas blandas y las duras. (Marihuana cocaína y heroína, anfetaminas, inhalantes, éxtasis, LSD, el fentanilo una droga 50 veces más poderosa que la heroína y hasta 100 veces más fuerte que la morfina) Dicha mezcla explosiva carcome el cerebro y los «machos lumpen» de cuerpos tatuados con diseños diabólicos en el momento menos pensado poseídos por los espíritus malignos se transforman en depredadores sexuales o sadomasoquistas que buscan víctimas propiciatorias para ofrendarlas en el altar de los sacrificios. Aquí no hay clemencia, ni compasión pues las fieras ansiosas por saciar sus más bajos instintos lanzan su dentellada siniestra en cualquier oscuro callejón.
Estamos rodeados de enfermos mentales, de asesinos de la peor calaña, individuos psicóticos y paranoicos capaces de realizar macabros rituales en honor a la santa muerte y orgiásticas misas negras de canibalismo extremo ‑tal y como lo reveló el caso del Monstruo de Ecatepec (Ecatepeces el municipio mexicano más violento para las mujeres) Cuando uno camina por las calles no sabe si en las bolsas negras tiradas en el suelo hay basuras o restos humanos (los embolsados) El 70% de los cadáveres de las víctimas son tirados en terrenos baldíos, basureros o canales de aguas negras. La mayoría tienen una edad promedio entre los 20 a 35 años y en un alto porcentaje sufrió abusos sexuales.
Nuestros países son drogodependientes y etílicos dependientes ¿Es posible que algún gobierno en América Latina imponga por decreto la ley seca en los fines de semana? ¿Lo permitiría la industria cervecera o la licorera que detenta un gran poder político y económico? Seria visto como un ataque al libre mercado y la libertad individual a pesar de la devastadora crisis de salud pública que esto supone. A sabiendas que el tiempo de ocio está relacionado directamente con el trago, las drogas, las discotecas, prostíbulos o casinos. Prohibir el alcohol desencadenaría gravísimas revueltas y motines por culpa del síndrome de abstinencia.
México posee una de las tasas más altas de violencia de género, feminicidios, abusos sexuales, violaciones o pedofilia del mundo (América Latina es la región más letal para las mujeres) Estamos ante un problema estructural de múltiples ramificaciones imposible de combatir a corto plazo. Un asunto que los gobiernos intentan esquivar y hasta minimizar maquillando las estadísticas para desembarazarse de sus responsabilidades.
Del 2005 al 2018 la cifra de mujeres desaparecidas en EDOMEX se elevó a más de 5.500 ‑de las cuales 150 son niñas- las comisiones de búsqueda contabilizan aproximadamente 40.000 desaparecidos en todo el país. Los organismos gubernamentales se han mostrado completamente ineficaces para localizarlos.
Los informes policiales nos revelan que en México 9 mujeres son asesinadas diariamente. Esta espeluznante cifra ha sido corroborada por informes de los organismos de derechos humanos SEGOB y la ONU en el que también se añade que el 41,3% de las mujeres ha sufrido algún caso de abuso sexual durante el curso de su vida. Y eso que paradójicamente México es un país que venera a la Virgen de Guadalupe, la madre tierra o Tonantzin, y que el día de la madre es más importante que el grito de independencia.
Los feminicidios en la égida de la cuarta transformación de AMLO no disminuyen, sino que por el contrario aumentan escandalosamente. Este es uno de los principales flagelos sociales que golpea no solo en México sino a toda América Latina ‑que según la ONU es la región más desigual del mundo- Entre las 50 ciudades más violentas de los cinco continentes hay 15 mexicanas: Tijuana, Acapulco, Ciudad Victoria, Ciudad Juárez, Irapuato. Tijuana en el 2018 alcanzó la tasa de homicidios más alta del mundo ‑según un estudio del Consejo Ciudadano de Seguridad Publica. El presidente López Obrador ha tenido que reconocer que se ve impotente para contener esta ola de homicidios que afecta todo el país. Al pueblo acuciado por tanta fatalidad no le queda más remedio que pedir de rodillas la pronta instauración del reino de Dios en la tierra. Las mujeres víctimas de esta guerra que se libra en el conjunto de todo el país seguirán aumentando exponencialmente en los próximos años.
Ya no hay poetas, sino sicarios, ya no hay románticos soñadores sino violadores y estupradores. La utopía de una ciudad segura se desvanece por completo. El feminismo en México no es una moda, ni una pataleta anti machista, sino una respuesta lógica al tremendo desafío que supone enfrentar los más siniestros atentados contra la dignidad humana. Por eso han tenido que invocar la solidaridad género tanto de mujeres, hombres y la comunidad LGTBI. La mujer ha sido educada para ser complaciente con el hombre, agradarlo y obedecerlo.
No es lo mismo las mujeres de la burguesía o de la alta sociedad, de la clase media, que las de clases bajas, indígenas y campesinas. Entre más pobre sea la mujer, más analfabeta, más oprimida y violentada. Millones de mujeres no son dueñas de su cuerpo, ni tienen derecho a decidir (sus embarazos no deseados) Entonces, deben callar y aceptar lo que decida su hombre-patriarca-macho a quien le deben eterna obediencia.