Resumen Latinoamericano, 30 de noviembre de 2020.
A finales de mayo empezamos a acompañar a muchas y muchos migrantes paraguayas/os en su reclamo por ser repatriadas/os, a causa de las difíciles condiciones de vida durante la emergencia global generada por el Covid-19.
Casi llegamos a diciembre, han pasado cinco meses, y aún hay personas con muchos problemas, incluso varadas, que han quedado desprotegidas y en situaciones sociales y económicas más difíciles: la perdida de trabajo, las dificultades con los alquileres, la escasez de víveres y medicamentos, han llevado varias personas a vivir en la calle y a sufrir una condición de abandono por las instituciones en el extranjero del estado paraguayo. En definitiva: los problemas persisten, pero las condiciones de muchas personas se han deteriorado. La no apertura de fronteras y principalmente la no reanudación del sistema de transporte terrestre genera conflictos serios principalmente para las personas de bajo recursos. En cambio, quienes tienen dinero para comprar un pasaje aéreo y pagar un hisopado antes de subir al avión tienen su situación resuelta.
En el último informe que dimos a conocer, en el mes de agosto, las personas repatriadas (con las cuales tuvimos comunicación) alcanzaban una cifra de 127 personas. El 21 de octubre la Embajada y el Consulado de Paraguay dieron a conocer las nuevas disposiciones del Gobierno de la República del Paraguay “para el ingreso de nacionales y extranjeros al territorio paraguayo desde el Aeropuerto internacional Silvio Pettirossi o a través de los 13 pasos fronterizos habilitados”. En ese documento nunca se mencionaron las políticas de repatriaciones, dejando entender que, a partir del 21 de octubre, regresar a Paraguay es y será asunto personal. El Estado Paraguayo, a través de sus instituciones en el exterior, se desentiende de la situación de sus ciudadanos/as varados/as en el exterior. Sin embargo, se activa un procedimiento burocrático para regresar a Paraguay que, si bien elimina la autorización previa del CODENA, para la salida del territorio argentino de los ciudadanos que tienen solo cédula (es decir la mayoría, como veremos más adelante en el informe) deben solicitar el traslado por vía terrestre a través de los consulados del Paraguay o la Embajada al menos 48hs previas. Sin embargo, también en esta ocasión, fue absolutamente complejo comunicarse con el consulado, ya que obtener un turno para la atención al consulado es prácticamente imposible. La no reanudación del transporte por vía terrestre (a diferencia del aéreo) sigue dificultando el regreso de los/as paraguayos/as. Si bien comienzan aparecer empresas que ofrecen los servicios de viaje nos encontramos con: imposibilidades de acceder a la información completa ya que las terminales continúan cerradas, numerosos requisitos difíciles de acceder para migrantes y varados (examen de COVID negativo y/o PCR), altos costos en pasaje, aplicaciones en el celular como si todos/as tuvieran acceso a la tecnología y por si fuera poco un engorroso formulario exigido por la cancillería argentina.
Quienes pueden costear un pasaje de avión no sufren tanto la ausencia de los Estados como sí lo padecen las personas que se quedaron sin recursos, sin ingresos, con hijos pequeños, que no tienen acceso a la tecnología, que no comprenden el lenguaje burocrático. Los Estados no pueden desentenderse de las personas que por esta situación quedaron desprotegidas y deben favorecer a que ellas puedan regresar a casa. Reclamamos atención urgente para las mismas y exigimos políticas humanizadas por parte de nuestros gobiernos.
Movimiento 138. Buenos Aires, 29 de noviembre de 2020.